Hace poco (comienzos de 2012) unos
investigadores publicaron un artículo en una revista científica en el que
decían que matar al recién nacido es, en realidad, un aborto post-parto, y que el
recién nacido carece, como el no nacido, de todos los derechos que asisten al
ser humano. El término aborto post-parto, para empezar, es incorrecto, pues abortar
significa interrumpir, suspender, y evidentemente no se puede interrumpir algo
que ya se ha consumado, que ya ha llegado a término (no se puede interrumpir un
partido de fútbol una hora después de terminado).
Los investigadores australianos dicen que ni el no nacido ni el recién
nacido tienen valor moral, pues son sólo personas en potencia; incluso algún
eminente profesor de universidad había afirmado (Peter Singer en 1979) que “la
vida de un recién nacido tiene menos valor que la de un cerdo, perro o
chimpancé”, y años más tarde el mismo dijo que “un recién nacido no debería ser
considerado persona hasta 30 días después”, y más aún, “un niño discapacitado
debe ser eliminado al nacer, pues el derecho a la vida solo corresponde a quien
tenga capacidades relevantes”.
¿ES ESTO UN NIÑO? |
Es decir, aquellos australianos y este profesor (también
australiano) se arrogan la potestad para decidir quién es persona y quien no,
quien puede vivir y quien no..., es decir, están llegando a la esencia del más puro
nazismo, pues los nazis decidían a su antojo sobre la vida de las personas, y
también tenían un programa para eliminar a todo el que tuviera una tara.
Utilizando los mismos argumentos que unos y otro, cualquiera puede determinar
qué es persona y qué no; si uno sostiene que un recién nacido no es persona
hasta un mes después (porqué no un año o diez), otro podrá afirmar que tampoco
se es si se tienen más de 80 años, y tan autorizado estaría éste como aquel; y
lo mismo si se dice que solo puede vivir quien tenga capacidades, pues otro
vendría diciendo que sólo los más dotados física o intelectualmente pueden ser
considerados personas o, más concretamente, sólo serán considerados personas
los de la raza tal; y por supuesto, como hay muchos ancianos sin capacidades, aquellos
nazis tampoco los considerarían personas.
En definitiva, quien se atribuya poder para señalar quién es
humano y quien no según su edad o sus capacidades físicas o mentales es
esencialmente un nazi. Además, los nazis también recurrían frecuentemente a la
distorsión del idioma, a la utilización de la terminología según conveniencia
(como inventarse términos imposibles: aborto post-parto).
Respecto al aborto auténtico, o sea, la interrupción del embarazo,
también es un tema que genera fuertes encontronazos. Las mujeres abortistas
suelen utilizar frases como
¿ES ESTO UNA PERSONA? |
“nosotras parimos, nostras decidimos”, o
“es nuestro cuerpo y por tanto tenemos derecho a hacer lo que queremos”. Sin
embargo, la gestante ni es la propietaria ni es la misma entidad que lo que
tiene dentro, del mismo modo que el propietario de la casa no es dueño de sus
hijos que viven en ella ni estos forman parte de aquel. Es decir, el no nacido
es otro ser, algo distinto a la madre, y por tanto con sus propios derechos.
Curiosamente, hay muchas madres abortistas que, cuando han deseado el niño, lo
han tenido, o sea, decidieron que ese no nacido sí era un hombre, mientras que
cuando abortaron decidieron que ese no nacido no era hombre; en resumen,
también se atribuyen potestad para decidir quién es persona y quién no. Asimismo
es terriblemente chocante y evidentemente contradictorio que haya proabrotistas
que también sean antitaurinos; están en contra de que se mate al toro en la
plaza pero a favor de la muerte del niño en el vientre materno..., al menos el
toro puede defenderse. Y aún otra contraposición de ideas: increíblemente el
progresista es proabortista mientras el conservador es antiabortista, es de
izquierdas matar, es de derechas o incluso facha cuidar la vida. Aterrador.
Imaginemos que una pareja va al médico a
abortar. Allí, el galeno les dice que él sólo extraerá lo que ella lleva
dentro, pero que ellos, la pareja, tendrán que matarlo, les entregará un
estilete y pintará un punto en la cabeza del indefenso para que ella o él
acaben con su vida... ¿Lo harían? Tal vez haya quien alegue que, una vez fuera
del vientre materno ya es persona y por tanto con derechos, lo que nos lleva a
que el hecho de ser o no persona dependería de una mera cuestión geográfica:
aquí fuera sí, ahí dentro no.
El problema surge a la hora de determinar
cuándo una agrupación de células pasa a ser una persona, y aunque es imposible
determinar ese momento, bien podría decirse que es persona cuando su corazón
comienza a latir, cosa que suele ocurrir hacia la quinta o sexta semana de
embarazo. En ese momento, la madre lleva dentro otra persona distinta a ella
misma.
Por cierto, la literatura médica recoge
como récord el de un recién nacido que sobrevivió tras sólo 18 semanas de
embarazo, o sea, a mitad de la gestación. Esto nos indica que ya era hombre
antes de ver la luz.
Carlosdelriego.
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