OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 25 de febrero de 2024

¿CÓMO UNOS CIENTOS DE SOLDADOS VENCIERON A EJÉRCITOS DE DECENAS DE MILES?

 


Desde el primer momento los pueblos oprimidos por incas y aztecas se aliaron con entusiasmo a los españoles

 

Casi constantemente los medios y redes divulgan declaraciones y acusaciones contra los españoles que llegaron a América antes que ningún otro del viejo mundo; artistas, activistas y políticos anteponen la ideología a la realidad basándose en la ignorancia, el tópico o la mentira. ¿Cómo unos pocos cientos de españoles consiguieron imponerse a ejércitos expertos, bien pertrechados y conocedores del terreno?

 

La  realidad histórica indiscutible dice que con Hernán Cortés iban unos 500 españoles y con Francisco Pizarro 190; sin embargo, consiguieron derrotar a ejércitos de decenas de miles de guerreros con gran experiencia en batalla, bien armados y conocedores del entorno. ¿Cómo fue posible tal proeza bélica?

 

Hay quien dice que Cortés y Pizarro vencieron respectivamente a aztecas e incas gracias a las armas de fuego. Quienes afirman tal cosa deben creer que en 1521 y en 1532 los españoles estaban armados con ametralladoras, fusiles, pistolas… Pero la realidad es que lo que llevaban eran arcabuces que se cargaban por la boca (avancarga), unos 16 Cortés y menos Pizarro. Las escopetas (como llamaban a estos trastos) no eran muy eficaces una vez comenzada la batalla. En primer lugar había que encender la mecha, para lo que se usaba el ancestral método de frotar dos piedras hasta conseguir la chispa, y no se podía llevar siempre encendida porque se gastaba y no había dónde comprar más. Luego había que cargar; se empezaba por meter la pólvora, luego el proyectil (pelota) y finalmente un trocito de esparto, y en cada paso había que ir apretando con la baqueta (una vara de metal) para eliminar el aire y que la explosión no disipara su efecto; finalmente se echaba un poquito de pólvora en la cazoleta donde golpeaba el gatillo con la mecha. Se apoyaba (con cuidado de no poner el arma boca abajo) y ya se podía disparar. Un buen artillero en un día con las mejores condiciones podía disparar una vez por minuto; pero si llovía o el ambiente era húmedo (cosa habitual) la pólvora se humedecía y no servía. Además, no se podía ir a comprar pólvora o proyectiles, sino que cuando se acababan había que fabricar más… si se disponía de los componentes. Su alcance era de unos 50 metros pero no eran eficaces a más de 25. Y en cuanto al impacto sicológico, los indios entenderían cuáles eran sus verdaderas posibilidades a la segunda o tercera vez que las viesen funcionar (igual que perdieron rápidamente el miedo a los caballos). No puede afirmarse, en fin, que esas escopetas fuesen determinantes.

 

Por otro lado, las armaduras que llevaban los españoles servían en batalla, pero restaban movimientos y agilidad en comparación con las defensas de algodón que llevaban los indios, que también cumplían muy  bien su función. Las espadas eran mejores que las macanas aunque estas provocaban graves heridas, y las lanzas y flechas estaban a disposición de ambos.

 

Lo que inclinó la balanza fueron los muchísimos pueblos que, sometidos por las tiranías azteca e inca, vieron a los españoles como liberadores. A Cortés se le unieron incondicionalmente tlascaltecas, toltecas, tarascos, zapotecas y otros pueblos sometidos crudelísimamente al terror azteca, el cual exigía todo el año víctimas para sus pirámides de sacrificio, donde les sacaban el corazón en vivo y luego se comían sus cuerpos; con total seguridad, miles de familiares de los sacrificados se aliarían a Cortés con gran entusiasmo para acabar con la dictadura antropófaga.

 

Y algo muy parecido ocurrió en el imperio incaico. A medida que Pizarro avanzaba encontraba pueblos muy dispuestos a convertirse en sus aliados (chachapoyas, huancas, cañaris, chancas, huaylas…), puesto que los incas también sacrificaban para aplacar a sus dioses; estos siempre preferían niños y niñas de cuatro a ocho años (les aplastaban el cráneo, los estrangulaban o los enterraban vivos), aunque había fuego, maza o cuchillo de piedra para hombres y mujeres de cualquier edad, eso sí, siempre de otros pueblos y culturas previamente aplastadas por la tiranía quechua. Y se fabricaban tambores e incluso vestidos con la piel de sus desdichadas víctimas.

 

Resulta curioso cómo los ignorantes o los embusteros condenan la violencia ejercida por los conquistadores (en contra de la ley) contra los violentísimos aztecas e incas a la vez que no tienen ningún reproche contra las infinitas degollinas que allí se producían diariamente desde mucho antes de la llegada de los españoles. Se abomina de Pizarro por ordenar la muerte de Atahualpa pero no se dice nada de que éste ordenó matar a su hermano Huáscar, el legítimo heredero, para quedarse con el imperio.   

 

La más terrorífica violencia se ejercía diariamente en toda la América precolombina. Y por eso los pueblos oprimidos no vieron a los españoles como asesinos sino como libertadores, por eso se les unieron incondicionalmente. De hecho, sin los miles de indios aliados los españoles jamás hubieran conquistado nada. En resumen, fueron muchos indios dirigidos por pocos españoles (siempre menos del uno por cien del contingente) los que acabaron con la sangrienta opresión de otros indios. Unos amerindios vencieron a otros amerindios. Los españoles fueron el aglutinante, la figura que esperaban los destinados al sacrificio para marchar contra los que los sacrificaban y se los zampaban.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

lunes, 19 de febrero de 2024

HALLADO EL BAJO-VIOLÍN ‘HÖFNER’ DE PAUL McCARTNEY PERDIDO EN 1972

 


 Paul con el emblemático bajo violín a principios de los sesenta, el cual fue recuperado después de más de 51 años

Una de las piezas más valiosas del rock (histórica y económicamente) es el bajo Höfner 500/1 de Paul McCartney, que desapareció hace 52 años y que ha sido hallado hace unas semanas. El señalado como “el bajo más importante de la historia” (de la del rock seguro) es el que Paul usó en algunos de los álbumes de los Beatles y también en vivo

 

McCartney compró el Höfner (con la icónica forma de violín) en Hamburgo en 1961, cuando el cuarteto ‘hacía la mili’ en Alemania. El propio Paul contaba no hace mucho: “Compré el bajo-violín por unas treinta libras. Me gustó porque como yo soy zurdo y era simétrico daba igual por dónde lo tocabas. Pero al poco de comprarlo, al poco de empezar a tocarlo me enamoré perdidamente”. Desde los primeros álbumes de los Beatles hasta las sesiones de ‘Let it be’ el bajo aparece en infinidad de fotos.

 

Pero a finales de 1972 alguien aprovechó la noche londinense para reventar una furgoneta con equipo y se llevó el inconfundible instrumento. El encargado del equipo de sonido de Wings, Ian Home, explicó: “Habíamos puesto un gran candado en las puertas de atrás de la furgoneta…, pero a la mañana siguiente vi el candado roto y tirado, miré en el furgón y rápidamente eché en falta el bajo…, además de una guitarra y dos amplificadores”.

 

Hace unos años se formó la asociación ‘Lost bass projet’ para rastrear las huellas del instrumentos perdido tanto tiempo. Tras mucho indagar, preguntar, investigar y contrastar respuestas durante años, llegaron a la conclusión de que el Höfner había sido vendido al propietario de un bar cercano al lugar del robo; siguieron esa pista y tras un artículo en el diario ‘Sunday Telegraph’ (en el que aportaban todo lo que sabían), alguien respondió. Un estudiante que vivía en el sur de Inglaterra contestó que tenía un bajo parecido, que había recibido en herencia, en el desván de su casa.  

 

En el momento en que los buscadores lo vieron supieron que la búsqueda había terminado. La pieza fue autentificada por el fabricante y por el propio Paul, quien dio las gracias a todos los que contribuyeron al hallazgo. Y una vez analizado, los expertos concluyeron que estaba en buenas condiciones y con su estuche original, de modo que apenas requiere una par de retoques para volver a conectarlo al ampli.

 

Según uno de los ejecutivos de la casa Höfner, “se trata de una pieza tan valiosa como un Van Gogh o un Picasso, es más que un simple instrumento, puesto que, dejando aparte el piano de Beethoven, no hay ningún instrumento tan valioso como el bajo violín Höfner 500/1 de 1961 de Paul McCartney. E históricamente es aun más valioso, ya que es el que tocó en Hamburgo, en el Cavern Club, en varios de los discos más importantes del siglo XX. Por todo ello era imprescindible recuperarlo”.

 

En cuanto a su valor económico, aseguran los expertos en ‘memorabilia’ del rock que, tirando por lo bajo, si saliera a subasta tendría un precio mínimo de diez millones de libras (más de doce millones de euros), aunque es más que probable que alcanzara un valor muy superior.

 

Más de medio siglo después de su desaparición se ha recuperado uno de los grandes iconos de la historia del rock. Sólo falta que vuelva a sonar en las manos de Paul McCartney en un escenario. Será un momento único.  

 

CARLOS DEL RIEGO

 

jueves, 15 de febrero de 2024

UN SIGLO DEL NACIMIENTO DE LA URSS Y 35 AÑOS DE SU FIN

 


Hace 35 años cayó el muro de Berlín, símbolo el desplome de la URSS

 

Hace un siglo nació la Unión Soviética, pues aunque se declaró en 1922, no se promulgó su constitución hasta que la URSS fue reconocida por Inglaterra en 1924. Así, el mismo año que moría su ideólogo principal (Lenin), irrumpía el primer estado comunista de la Historia, el cual se vino abajo con la caída del Muro de Berlín, hace justo 35 años. Fueron seis décadas y media de totalitarismo, terror y miseria que finalizaron un buen día de 1989

 

Aquel día de noviembre de 1989 no sólo cayó una vergonzosa pared, sino que con ella cayó uno de los regímenes políticos más criminales de la Historia. Curiosamente, algo de tamaña trascendencia se inició de forma un poco casual tras las confusas y ambiguas declaraciones del funcionario de la RDA Günter Schabowski, pero lo cierto es que después de la llegada de Gorbachov, de la perestroika y el glasnost, el muro estaba condenado…, y con él el máximo representante del comunismo, la Unión Soviética. Así, puede afirmarse que, tanto o más importante que lo que supuso para Alemania, aquel emblemático derribo señaló un punto de inflexión en el devenir de la Historia.

 

El derribo del Muro de Berlín supuso la escenificación del estrepitoso desplome del comunismo soviético, colapsado por sí mismo, por su propia naturaleza, por sus propios principios, por su totalitarismo, por su locura. No puede olvidarse que la idea principal del creador de la URSS, Lenin, era acabar con todo y con todos los que se opusieran a su idea, de hecho, dejó escrito que “hay que matar a todos los contrarios a la revolución, a los sospechosos de serlo y a muchos inocentes”. Puede afirmarse que esa idea es puro fascismo, esencia fascista que llegaba al mundo más o menos a la vez que su espejo italiano.

 

Técnicamente fueron seis décadas y media (en realidad fueron más de siete) lo que duró ese estado dictatorial, extremadamente violento, y paranoico hasta el delirio (la barbarie nazi, la más atroz de la que se tiene noticia, no exculpa otras salvajadas tal vez menos reprobadas).

 

Se sienten escalofríos con sólo pronunciar términos el Terror Rojo, algo que definió el fundador de la policía secreta, la Cheka, Felix Dzierzynski: “el trabajo de esta policía debe abarcar todos los ámbitos de la vida pública, ese es el sentido del terror”, quien también escribió: “mi pensamiento me ordena ser terrible y yo seré fiel a mi pensamiento hasta el final”. Igualmente aterroriza hablar del Gulag de Siberia; en poco más de un año Nicolai Yezov, comisario general del NKVD, borracho y violador, ordenó tres cuartos de millón de ejecuciones y millón y medio de deportaciones a Siberia. Se ponen los pelos de punta al mencionar Katyn, donde Lavrenty Beria (sucesor del anterior) ordenó fusilar en masa a unos veintidós mil polacos, entre militares, policías y civiles durante la Segunda Guerra Mundial, aunque de su NKVD, luego KGB, no se libraron judíos, húngaros, bálticos… Típicamente soviéticos fueron la  colectivización agraria, que supuso la muerte de unos diez millones de campesinos, el ‘Holomodor’ ucraniano que causó unos seis millones de muertos por hambre, las purgas, los juicios en masa o los juicios-farsa de quince minutos, los fusilamientos, las deportaciones a Siberia… Toda esta terminología está inevitablemente asociada a la locura soviética.

 

Esa es la locura que describió Stalin cuando dijo: “Exterminaremos a todos y cada uno de nuestros enemigos, sean antiguos bolcheviques o no; exterminaremos a todos sus parientes y a toda su familia; exterminaremos sin misericordia a todo aquel que, con ideas o con hechos, amenace la unidad del estado socialista”. Más claro no puede expresarse. Y no fueron sólo palabras, pues aquella demencia fanática se llevó por delante a enemigos reales o imaginarios, a camaradas del partido y comunistas convencidos (incluyendo líderes tan sanguinarios como algunos de los mencionados), militares de todas las graduaciones, escritores, intelectuales, pueblo llano sospechoso o no (aunque todo el mundo era sospechoso)…, nadie estaba a salvo.

 

Esa locura ciega y estúpida llegó a enviar a Siberia (y a la cárcel a sus familiares) a los prisioneros soviéticos que el ejército rojo liberó de los campos de concentración nazis al final de la guerra, pues se les acusaba de haberse rendido (casi siempre por falta de munición, comida, combustible…), y de no haberse suicidado antes que caer preso. Es más, si un carro de combate T-34 era alcanzado y estaba en llamas, se exigía que los que iban dentro se quedaran dentro y se quemaran con su carro, de modo que quien conseguía salir del tanque incendiado era degradado, insultado y duramente castigado; incluso se escribieron cancioncillas que aludían a este hecho: “¿Por qué no te has quemado junto con tu tanque, hijo de perra?, me preguntó el Departamento Especial, y yo respondí que en el próximo ataque no dudaré en quemarme”. Curiosamente todo esto se sabe gracias a la obsesión de todos los órganos comunistas (el partido, el Kremlin, el KGB, el departamento de contraespionaje Smersh y otros organismos) por redactar y archivar informes de absolutamente todo.   

 

El Muro de Berlín fue erigido “para proteger al pueblo de la amenaza capitalista-fascista”, según dijeron las autoridades de la Alemania Oriental (aunque los fusiles apuntaban a los ciudadanos de la RDA dando la espalda al muro). Pero ‘die Mauer’ cayó porque no es posible el comunismo, porque es contrario a la libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de movimiento… Cierto que el capitalismo está a años luz de ser perfecto y que los sistemas democráticos son sumamente imperfectos, pero siempre serán mejores que un régimen en el que no hay libertad ni derechos.

 

Surgió hace 100 años y se escenificó su fracaso hace 35. Fueron 65 años en los que la locura comunista ejecutó a otros tantos millones de personas.  

 

CARLOS DEL RIEGO

 

miércoles, 7 de febrero de 2024

ES SÓLO ROCK & ROLL, PERO ME GUSTA: CINCO DÉCADAS DE LA SIMBÓLICA FRASE

 


Medio siglo ha pasado desde que acuñaron la icónica proclama

 

Una de las frases más afortunadas, repetidas y utilizadas, una de las expresiones que el tiempo ha convertido en icono del planeta del rock es esa que dice “It´s only rock & roll, but I like it”. Rolling Stones la idearon y difundieron en 1974. Medio siglo después la consigna es aun válida

 

La eterna banda de Jagger y Richards han dejado un montón de canciones, discos, imágenes e ideas que ya forman parte de la historia popular del siglo XX (es difícil que su estrujada fuente creativa vuelva a producir frutos para el recuerdo); la imagen de la lengua que se asoma descarada o la exclamación ‘It´s only rock & roll (but I like it)’ son cien por cien Stones, pero su potencia comunicativa ha conseguido que ambas hayan traspasado las fronteras de lo estrictamente musical y ‘stoniano’.

 

El álbum anterior había tenido menos de rock que de otra cosa, así que en esta ocasión quisieron volver a la senda del rock& rythm, especialidad que ellos dominaban como nadie, de modo que la idea del título fue acertada, igual que la producción, que corrió a cargo de la eterna pareja artística que forman Mick y Keith (que recurrieron al pseudónimo de los ‘Gemelos Glimmer’). En aquel 1974 español la publicación de un nuevo disco de los Rolling Stones era todo un acontecimiento en el entonces subterráneo mundo del rock, todo aficionado lo sabía y estaba ansioso por escuchar y comentar, y la única manera era hacerse con el elepé (las casetes aun no eran populares y casi nadie tenía equipo en casa para pasar del vinilo a la cinta). La portada, sí, emite un perfume de narcisismo evidente, con ellos aclamados por enfervorecida multitud mientras presentan una pose vanidosa.

 

En 1974 el grupo lanzaba su álbum número doce con este icónico lema. Lo curioso es que, al parecer, quien más tuvo que ver en la idea ‘Es sólo r&r’ fue Ron Wood, que aun no era guitarrista de la banda aunque estaba a punto de serlo. La hicieron y la comenzaron a grabar Jagger y él en su casa y con la presencia de David Bowie echando una mano a los coros; luego Keith añadió las guitarras y el resto del grupo lo suyo y, en poco, la pieza estaba terminada. Mick dijo una vez que es una canción “muy de Chuck Berry…, siempre se empieza algo a partir de lo que hizo otro”. La letra, según él, tiene que ver con el ‘Rock & roll suicide’ de Bowie. Richards dijo que en el disco el tema se grabó en un tono incorrecto, pero que hasta que no la tocaron en vivo no se dieron cuenta.

 

El título de la canción es más famoso y está más en la mente de los amigos del rock que la propia melodía. El tema es un aire muy rollingstone, con la reconocible secuencia de guitarra y ese ritmo cadencioso pero alegre, con Jagger más ‘morritos’ que nunca y esos coros que todo fan de la banda ha hecho mil veces… Resulta llamativo el hecho de que el disco nunca tuviera consideración de ‘excelente’ y de que en su momento su éxito fuera limitado.

 

El resto del álbum es muy notable, a pesar de que las canciones no están entre las más aclamadas de la banda; contiene muchos de los tics del grupo: riffs y contrariffs, mucho blues y rythm más bien primarios, tiempos medios, baladas sugerentes, encendido rock & roll… El Lp, en fin, posee más méritos que los que se le han asignado tradicionalmente.

 

Salvo el icónico ‘Es sólo r & r pero me gusta’, la mayoría de los títulos de este Lp rara vez han formado parte de los repertorios en vivo, y algunas de ellas no han sonado jamás en directo, ¿quién sabe por qué?, tal vez a los propios Jagger y Richards no terminaron de convencerles o simplemente prefirieron repertorios más sonoros. De todas formas, cualquier amante del sonido ‘stone’ puede regresar cuantas veces quiera a esta obra de hace cincuenta años y siempre encontrará excitante rock & roll y ardiente rythm & blues. Eso seguro.

 

Diez años antes, hace sesenta, The Rolling Stones publicaban su primer disco con una única composición propia, y un segundo con tres; entonces la prensa inglesa preguntaba “¿Permitiría que su hija se casara con un Rolling Stone?”. Para cuando salió el ‘It´s only rock & roll’ las cosas habían cambiado, ya eran estrellas y casi nadie se escandalizaba con ellos, la pregunta ya no tenía lugar. 

 

Sea como sea, la frase no pierde sentido: es solo r&r pero nos encanta.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

viernes, 2 de febrero de 2024

HACE 500 AÑOS, CORTÉS FUNDÓ EL PRIMER HOSPITAL DE AMÉRICA Y OFICIÓ LA PRIMERA BODA MESTIZA

 


El hospital y la iglesia Jesús Nazareno de México, fundado y financiado por Hernán Cortés y que sigue en funcionamiento medio milenio después

 

Los ‘atrasados, fanáticos y sangrientos’ españoles que habían llegado a América antes que nadie (salvo los ancestros de los nativos, veinte o treinta mil años antes), se ocuparon de que en los nuevos territorios hubiera los mismos servicios públicos que había en España. Universidades, catedrales, colegios, infraestructuras y hospitales, muchísimos hospitales fueron construidos para beneficio de todos, españoles, indios y mestizos. El primer hospital lo fundó Hernán Cortés hace nada menos que cinco siglos

 

En el año 1524, siete años después de que los primeros españoles pusieran sus pies en lo que hoy es México (Hernández de Córdoba, 1517), y solo tres desde que Hernán Cortés y sus aliados indígenas acabaran con el cruel y antropófago Imperio Azteca, se erigió el primer hospital de la Historia de América en lo que pronto sería el virreinato de la Nueva España.

 

Hace medio milenio los conquistadores y exploradores españoles seguían asombrándose, casi a cada momento, con las infinitas maravillas que iban descubriendo en el continente recién hallado. Pero también observaron la falta de servicios imprescindibles (sobre todo en sanidad y educación), por lo que apenas pacificado el territorio empezaron a construir colegios, universidades (en las que existía desde el principio la Cátedra de Lenguas Indígenas) y hospitales. Así, en 1524, Hernán Cortés ordena y patrocina la construcción del primer hospital de la Historia de América del Norte (en Colombia y en República Dominicana se fundaron otros antes, aunque el de México fue el primero en acoger pacientes), que es el Hospital de Jesús Nazareno, aun hoy en funcionamiento.

 

Cortés ordenó que allí se atendiera a todo enfermo o herido que se presentara, fuera indio, mestizo o español, noble o pueblo llano. Además, dotó a la institución con grandes campos de cultivo a su alrededor, por lo que la alimentación estaba asegurada para todos los ingresados. Y en su testamento Cortés especificó: “Para los gastos de la obra del dicho hospital señalo especialmente la renta de las tiendas y casas que yo tengo en la dicha Ciudad de México”. Eran tiempos de grandes epidemias, de peste, sarampión, viruela, por lo que allí se atendió a miles de personas sin distinción de raza o clase social gracias a Hernán Cortés, un ‘desalmado genocida’.

 

Desde entonces fueron muchos cientos los hospitales fundados por España en las provincias americanas desde Río Grande hasta Tierra de Fuego (sólo en el siglo XVI, 210, más otros 130 en Cuba), y no son pocos los que siguen funcionando. Ninguna otra potencia colonizadora dejó tanto allí donde estuvo.

 

También en 1524 se ofició la primera boda mestiza (y primera boda cristiana) de la historia del nuevo continente. El propio Hernán Cortés fue el oficiante, y los cónyuges fueron Juan Jaramillo (uno de los capitanes del conquistador) y la india Malinche, bautizada doña Marina; ésta nunca dejó de agradecer a Cortés todo lo que hizo por ella: “Agradezco que soy cristiana, tengo un hijo con el señor Cortés y estoy casada con un caballero, el señor Juan Jaramillo”. En este sentido se puede mencionar el episodio en el que, al poco de la conquista de México, varios indios fueron a protestar porque sus mujeres se habían ido con españoles; Cortés exigió que se localizara a las mujeres y las llevaran ante él, llegado el momento les preguntó si querían volver con sus maridos o preferían quedarse con sus parejas españolas. De las aproximadamente treinta mujeres, sólo una pidió volver con su marido indio, las demás se quedaron con los españoles. ¿Por qué motivo elegirían a aquellos terribles barbudos?

 

Esto indica la total ausencia de racismo entre los conquistadores. Algo que se confirma al comprobar que en Hispanoamérica, actualmente, entre el 75 y el 95 por cien de la población es india o mestiza. Para valorar la forma de pensar y sentir de los conquistadores es oportuno preguntarse ¿cuántos mestizos dejaron los ingleses en la India o en la actual EE UU, cuántos Francia en el norte de África, cuántos Holanda en Indonesia o Sudáfrica, cuántos Bélgica en el Congo?

 

Es evidente que las actitudes y acciones de la gran mayoría de quienes se embarcaron en la aventura americana (siempre hubo, hay y habrá sinvergüenzas) no son las de quienes sólo quieren matar y saquear.

 

CARLOS DEL RIEGO