OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 3 de julio de 2022

‘FANTASY MUSIC FESTIVAL’, 1967, CURIOSIDADES DEL PRIMER FESTIVAL DE ROCK DE LA HISTORIA


En el Fantasy de 1967, el primer festival de rock, se puso en práctica todo el catecismo hippie



Jim Morrison fue la estrella del festival

Con el verano llegan los festivales de rock, que en España son incontables y, seguro, en otras partes también. Hoy se ve el festival como algo corriente, pero en 1967 la música rock nunca se había atrevido a celebrar esa especie de congregación de fieles atraídos por los nuevos modos culturales que ofrecían los grupos de rock, convertidos casi en oficiantes. En junio de 1967 se celebró el primer festival, el que demostró que ese formato podía tener gran potencial aplicado a la nueva música

Fue en un paraje natural al norte de California y se llamó el Fantasy Fair and Magic Mountain Music Festival. Realmente la ocasión era muy oportuna, puesto que el llamado ‘verano del amor’ brotaba imparable en el movimiento hippie. El caso es que los medios airearon lo del festival de rock, que así se sumaba a la música folk o jazz, estilos que ya conocían el concepto de festival musical. Lógicamente, al ser el primero, al no tener ninguna experiencia ni previsión de lo que pudiera pasar, se sucedieron situaciones curiosas, disparatadas, sorprendentes.

El primer problema fue lo de la afluencia inesperada, puesto que aunque se dice que se vendieron unas 20.000 entradas (costaban dos dólares), se estima en más del doble los que, de un modo u otro, entraron y disfrutaron de los conciertos. Lógicamente los accesos quedaron rápidamente colapsados, quedando muchos coches donde se atascaron; la organización fletó buses escolares para llevar a músicos y público. Por allí pululaba la facción local de los Ángeles del Infierno, que se arrogaron la autoridad, como si fueran los encargados de la seguridad, aunque nadie los contrató. T. Rounds, uno de los organizadores, explicó: “Simplemente ese era su territorio y lo habíamos invadido. Nunca tuvimos intención de encargarles la seguridad, pero vimos que era mejor tenerlos de nuestro lado; se limitaron a mantener el orden”.

Además de música hubo infinidad de actividades y atracciones para los asistentes: ferias, concursos, puestos, disfraces, budas hinchables, recitadores de poesía antigua…, y drogas. Una fotógrafa que estuvo allí recordaba: “Vi a unos cuantos niños deslizándose colina abajo montados en trozos de cartón y, casi al lado, en un bosquecillo, una gran humareda, puesto que todo el mundo estaba fumando marihuana. Pero lo increíble es que había muchos policías que, incomprensiblemente, no prestaban la mínima atención, les daba igual. Esto no había ocurrido antes”.

El cartel del ‘Fantasy F estival’ era variopinto y de lo más atractivo: The Doors, Jefferson Airplane, The Byrds, Canned Heat, Stevie Miller Band, Dionne Warwick, The Chocolate Watch Band, Captain Beefheart, Country Joe & The Fish y muchos otros grupos y solistas con menos renombre, 34 en total.

The Doors fue, desde su nacimiento, una convulsión. El bajista y guitarrista de The Byrds John York quedó pasmado ante Jim Morrison: “Pensé que era casi más teatro que música; Jim era como Macbeth, o como Hamlet…, había creado su propio personaje y su atractivo era tal que todo el mundo estaba pendiente de lo que iba a pasar, de lo que iba a hacer a continuación”. Pero el caso es que Jim Morrison estaba como casi siempre, muy borracho, según cuenta un crítico (J. Selvin): “Estaba que no se tenía en pie (todos estábamos colocados). En un lado del escenario había un poste de luces, Jim se agarró, se balanceó y desapareció…, se había caído del escenario. La música seguía y él debió despejarse con la caída, puesto que volvió y terminó la canción como si no hubiera pasado nada”.

The Byrds también tienen anécdota que contar de aquel primer festival de rock. Llegaron sin su batería, Michael Clark (despedido meses después), así que necesitaban uno urgentemente. Entonces se presentó un pipa, un tramoyista que decía saber tocar. El mencionado John York contó: “Apareció un operario que no tenía la menor idea de quiénes éramos ni conocía las canciones, pero dijo que sabía tocar. Le preguntamos si tenía baquetas y contestó que no, así que fue corriendo a los camerinos (un camión) a ver si encontraba alguien que se las dejara; al no encontrar a nadie, rompió las patas de una mesita de café y con esos dos palos tocó la batería. No sabía qué tocaba, el tipo simplemente llevaba el ritmo según le parecía… ¡Y nadie dijo nada, nadie notó nada!”.

La actuación de Captain Beefheart fue… alucinante. Sólo estaban en la segunda canción cuando Don, nombre del Captain, se quedó ‘colgado’ a causa del mucho LSD ingerido (llevaba meses metiéndose). El batería, John French, recuerda aquel momento: “Vi su rostro de terror, se dio la vuelta y caminó al final del escenario hasta caer. Debía estar en pleno (mal) viaje. Luego me dijo que se había quedado mirando fijamente a una chica que, de repente, se convirtió en un pez de cuya boca salían burbujas…, entonces Don se asustó y corrió sin saber a dónde”.

La marihuana y el LSD habían conquistado a los hippies, tanto a los músicos como a la creciente legión de afiliados al nuevo movimiento. Todos los recuerdos, noticias e informes apuntan a que las drogas se consumían y circulaban continuamente por todo el festival, incluyendo el escenario. “Todo el mundo, todos se metían…, al menos ácido (afirmó un integrante de Salvation, uno de los grupos menos famosos que tocaron allí); era el Verano del Amor…, yo ni siquiera me acuerdo de cuando tocamos”.

A pesar de que fue el primer festival de la historia del rock, el Fantasy Music Festival ha sido casi olvidado, tal vez porque apenas una semana después se celebró el Monterrey Pop, que tantas imágenes legendarias dejó. Y en 1969 llegó Woodstock. Pero el primero, el que antes se aventuró por algo tan desconocido como un festival multitudinario al aire libre, fue el Fantasy. “Cuando llegó Monterrey Pop ya sabíamos qué era un festival de rock y lo importantes que éramos por estar allí”, dijo la cantautora Penny Nichols. Un rasgo exclusivo del primer festival es que los músicos se sentaban en la hierba a compartir porros con el público sin agobios: no había ‘back stage’; “cuando no estabas actuando pasabas a ser parte de la audiencia” (J. Kaukonen). Pero a la siguiente ocasión (Monterrey Pop) eso se corrigió para siempre.

CARLOS DEL RIEGO


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