OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 29 de junio de 2022

LA HIPOCRESÍA IDEOLÓGICA

 

Sorprende que apenas haya habido declaraciones de asociaciones feministas contra el trato dado a la jugadora Brittney Griner en Rusia

No hay día en que los medios de comunicación no informen de algún suceso relacionado con asuntos feministas, racistas o sobre homosexualidad. Uno de los últimos ha sido el supuesto insulto racista del antiguo piloto de Fórmula 1 Nelson Piquet, quien se refirió a Lewis Hamilton como ‘neguinho’, negrito. Los adictos a la corriente dominante han puesto el grito en el cielo por tan criminal calificativo, pero se callan ante hechos y situaciones infinitamente más violentas y sangrantes

Un rasgo típicamente humano es la contradicción, la incoherencia, puesto que la persona casi nunca es monolítica; al contrario, es muy habitual en la persona mostrar caras opuestas. Lo reprochable es la hipocresía de acusar en unos casos y en otros idénticos hacer la vista gorda, es decir, valorar el mismo hecho en función de raza, sexo, orientación sexual o ideología política. En el mundo occidental abundan las criaturas que no ven problema en decir una cosa y hacer la opuesta, por ejemplo cuando uno habla continuamente de la lucha contra el cambio climático mientras viaja por todo el mundo en aviones muy contaminantes.

Gran revuelo ha causado, sobre todo en los ambientes deportivos, la calificación de ‘neguinho’, negrito, con que el ex campeón Nelson Piquet se ha referido al piloto de F1 Lewis Hamilton. Los inquisidores más extremos se han rasgado las vestiduras y llenado las redes sociales de insultos y amenazas. Sin embargo, ante hechos del mismo jaez pero muchísimo más preocupantes mantienen un sorprendente silencio.

Así, los que se indignan con palabras y expresiones ‘micro-racistas’ y ‘micro-machistas’ parecen no enterarse del ‘macro-racismo’ y ‘macro-machismo’ legal de los países musulmanes, como Qatar, donde han muerto miles de indios, malayos o indonesios por las pésimas condiciones laborales que han tenido que soportar al construir los estadios para el mundial de fútbol. En este país, como en todos los islámicos, la mujer es poco más que un animal, sin derechos ni libertades. Igualmente, en el mundo musulmán se prohíbe la exhibición de la bandera arco iris, y cualquier expresión o muestra de homosexualidad puede ser castigada incluso con la muerte. Sin embargo, por sorprendente que parezca, los colectivos y asociaciones que tanto gritan aquí contra el racismo, el machismo y la persecución de la homosexualidad, se mantienen en silencio, en cómplice silencio ante actos extremadamente machistas, racistas y homófobos. Es difícil entender tal contradicción.

Similar es lo que ocurre con las dos deportistas desaparecidas-secuestradas por los gobiernos de China y Rusia. La tenista Peng Shuai denunció abusos de un ex alto cargo político chino, lo que le acarreó la desaparición de escena y unas reapariciones dudosísimas en las que se retracta; es evidente que la ex jugadora ha sido represaliada y, seguro, privada de libertad y de cualquier tipo de derecho. Algo parecido sucede con la jugadora estadounidense de baloncesto Brittney Griner, a la que ‘encontraron’ (¿) un par de frasquitos con hachís cuando volvía a Rusia para reincorporarse a su equipo (la detuvieron una semana antes de la invasión de Ucrania pero no lo comunicaron hasta un mes después…); lleva meses en prisión preventiva y la amenazan con diez años de cárcel. Se trata de dos casos de machismo extremo (además, Griner es homosexual) a los que los siempre exaltados movimientos feministas no les han prestado el mínimo caso porque los actos machistas vienen de un país comunista y de otro que lo fue. Es surrealista mostrar un gran enfado por una palabra machista y quedarse indiferente ante situaciones tan sangrantes como la de la tenista y la baloncestista.

Lo peor es la postura cómplice que sobre el ‘caso Oltra’ han adoptado los partidos políticos que llevan la lucha contra el machismo en su bandera. Esta alto cargo del gobierno valenciano ocultó y silenció el abuso cometido por su marido (luego ex) sobre una menor tutelada. Pero por increíble que parezca, no sólo no fue afeada su conducta, sino que la señora en cuestión fue apoyada y homenajeada por sus compañeros de partido e ideología. Esto significa que el partido y la ideología no son verdaderamente feministas y anti machistas, sino que sólo lo son cuando el acusado o acusada no son de los suyos. Esto es, más que incoherencia, pura hipocresía ideológica.

Y hay situaciones y casos parecidos cada día en todas partes. Hace unas semanas se supo de un musulmán que tiroteó al azar a los clientes de un bar gay en Suecia, pero apenas ha tenido atención por parte de colectivos LGTBIQ+ (sería más fácil TMH, todo menos hetero), puesto que el criminal no es un blanco cristiano. Más recientemente, un jugador senegalés de fútbol del PSG se negó a jugar con una camiseta que exhibía los colores arco iris alegando ‘motivo personal’, y no jugó; sin embargo, no ha sido vapuleado en las redes sociales, porque es africano subsahariano (en fin, negro) y si alguien se mete con él corre el riesgo de ser tachado de racista.    

Sólo los tontos ignorantes no están en contra del machismo, del racismo y de la persecución de la homosexualidad, pero si eso se lleva como bandera, lo lógico y coherente es reaccionar más duramente, más enérgicamente cuanto más evidentes y crueles sean los casos, no al revés.

CARLOS DEL RIEGO

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