OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 28 de junio de 2020

JOY DIVISION, CUATRO DÉCADAS DE ‘CLOSER’, UN DISCO ÚNICO

Nunca se ha hecho un disco como este, ni antes ni después


En julio de 1980 se lanzaba un disco absolutamente incomparable, ya que ni antes ni después se ha editado nada que pueda compararse a ‘Closer’, el segundo y último Lp de Joy Division. Su cantante, Ian Curtis, como todo interesado sabe, había muerto un par de meses antes, es decir, cuando salió el álbum el grupo ya no existía
Cuarenta años han pasado desde que el punk, el rock, el pop, la ‘new wave’ quedaron petrificados ante lo que mostraba ‘Closer’ (‘Más cerca’). Sonido y atmósferas únicas, desconcertantes, voces cargadas de profundidad y pasión, entornos románticamente inquietantes, ausencia de cualquier indicio de alegría y felicidad…, algo totalmente diferente, absolutamente singular, sin nada que se le pareciese ni antes ni después. Y nunca más habría discos de Joy División. ‘Closer se grabó’ la segunda quincena de marzo de 1980, y apenas una semana después Curtis se quitó la vida. Esas sesiones de grabación debieron ser los clavos ardiendo a los que intentó agarrarse al final.
Sin embargo, sus compañeros de banda nunca pensaron que los problemas de salud de Curtis (epilepsia, depresión…) lo conducirían a la desesperación que finalmente acabó con él. Según cuenta el guitarrista, Bernard Sumner, “No hablábamos mucho sobre las letras que Ian traía, de hecho tampoco hablábamos de la música. Llegábamos al ensayo y charlábamos un rato de nada importante, luego cogíamos los instrumentos y tocábamos, y grabábamos en un cassette”.
De todos modos, lo oscuro y tormentoso de las letras de Curtis, vistas a posteriori, parecen señalar su deteriorado estado mental. Sumner recordó una conversación con Curtis: “Trabajábamos en Closer. Ian me dijo sentirse muy extraño, me explicó que tenía la sensación de que todos los versos, todas las palabras se escribían ellas mismas, sin que él pudiera hacer nada. Y también que a veces le parecía estar en medio de un remolino, derrumbándose, ahogándose”. Pueden parecer palabras muy reveladoras, pero unos colegas de veintitantos no suelen ser expertos en psicología.
Peter Hook, batería, definió perfectamente, tajantemente, qué fue Joy Division: “Fue algo muy puro. Joy Division  mantuvo intacta su mística y su corazón. Y por eso pudimos hacer New Order, a quien no afectó el éxito. Al contrario, la música mantuvo la potencia original. La popularidad o el dinero no modificó nunca la idea originada en Joy Division”. Y es cierto, ya que éste mantiene en perfecto estado su status de ‘grupo de culto’, puesto que nunca ha sido ‘domesticado’ por la industria, nunca jamás se le escucha como música ambiental en el banco o el súper. Sigue siendo otra cosa.
Uno de los artífices de la magia de ‘Closer’ fue su productor, Martin Hannett, quien ya había logrado algo distintivo con ‘Unknow pleasures’, el primer disco del cuarteto. Cuentan que las sesiones de grabación no fueron fáciles (en alguna ocasión Hannett bajó la temperatura del estudio para que todo el mundo respirara más despacio), y que se produjeron choques (típico), pero el resultado final fue un álbum inclasificable, inconfundible hoy a pesar de ser ya cuarentón. Básicamente Joy Division tenía más de punk que de cualquier otra cosa, pero cuando Hannett reestructuró sonido, ritmo, instrumentos, ambientes, efectos, voces…, apareció una novedad absoluta e irrepetible.
Y eso que, al menos en principio, no todos quedaron contentos con lo que el productor había hecho. El bajista, Peter Hook, tocó la guitarra en el tema ‘Atrocity exhibition’, pero cuando escuchó la mezcla final se cogió un gran cabreo, pues se hizo sin que él estuviera presente y la guitarra había perdido potencia: “De repente me di cuenta de que estaba pasando lo mismo que en el disco anterior, en el que Martin había atenuado mucho el sonido. Ahora había derretido la guitarra, que sonaba como si alguien estuviera estrangulando a un gato…, en mi opinión destrozó la canción. Me reuní con él y le expliqué lo que pensaba, pero él se dio la vuelta y me mandó a la mierda”.
Siempre se ha asociado a Joy Division, y especialmente este ‘Closer’, a algo absolutamente triste, pesimista, desesperado, sin embargo, también tiene un matiz liberador, como si anunciara un renacimiento… Evidentemente lo que no contiene es alegría, no hay nada en todo el Lp que mueva a la sonrisa, desde la icónica y mortuoria portada hasta el último sonido de la apabullante ‘Decades’, que cierra el disco. ‘Closer’ es un álbum oscuro, cierto, pero no se conforma y busca la luz, la esperanza…, y es que desde su torbellino mental Ian Curtis ansiaba felicidad. 
Han pasado cuarenta años, se han sucedido muchas y muy diversas modas, tendencias, innovaciones y variaciones, pero este disco se mantiene como una pieza inimitable, como un momento majestuoso en el devenir de la música popular surgida a mediados del siglo XX. La prueba es que cada vez que se escucha sacude las entrañas, provoca sensaciones únicas, impone…, es imposible escucharlo con indiferencia. Posee una belleza desgarrada que jamás se marchita, impasible al paso del tiempo. Y la catarata de emociones que provoca va en aumento, de modo que la cara B transmite más que la A, desde la entrada de bajo con que se abre hasta el último sintetizador de la aterradora ‘Decades’; los cuatro temas de esta segunda cara son de una belleza casi dolorosa.
Nunca antes se había hecho un disco como este, nunca la música pop-rock había sonado así, y nunca nadie se ha atrevido a intentar algo mínimamente parecido a este monumento sonoro. Es ‘Closer’ una obra maestra que cuatro décadas después sigue brillando con una luz oscura pero irresistible.
Un mes antes de salir este Lp, pero un mes después de la muerte de Curtis, se editó la incontenible ‘Love will tear us apart’, que es…, indescriptible. Quienes la conocen pueden sentirla al recordarla, quienes aun no la han descubierto sentirán algo nuevo cuando la escuchen.
Es Joy División. No hay parecidos.
CARLOS DEL RIEGO

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