OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 20 de enero de 2019

VIEJOS ROCKEROS CONTRA VIEJOS ROCKEROS Es bastante corriente que la gente vaya volviéndose un tanto cascarrabias a medida que van cayendo años y décadas. En la sociedad del rock las cosas funcionan igual, e incluso podría afirmarse que el porcentaje de viejos cascarrabias es mayor que entre la población de a pie, ya que los egos de los que llevan toda la vida en este negocio suelen tener tamaños descomunales. Toda la prensa ha mencionado las peleas entre Jimmy Page y Robbie Williams, pero ha habido otros casos de inquinas entre rockeros de amplio currículo En medios de todo tipo y de todas partes se ha hablado de las últimas ‘batallas’ entre el guitarrista del Led Zeppelin y el cantante de canción melódica Robbie Williams. Pero no es el único caso de cruce de palabras gruesas, desprecios y enfrentamientos abiertos entre grandes veteranos de esto del rock que, evidentemente, se han vuelto gruñones y malhumorados.

El cantante melódico le pone al heavy, a todo volumen, canciones de grupos 'rivales' como los Purple o Pink Floyd. Dos malos vecinos.


Williams (que, realmente, nunca ha hecho rock) es vecino de Page y lleva años pidiendo licencia para hacerse una piscina, pero éste vive en un edificio singular y dice que las obras pueden dañarlo, con lo que la piscina tiene que esperar. Por ello, el cantante meloso echa chispas contra el guitarrista heavy, y ha ideado maneras muy curiosas de molestarlo: cuando ve que Page está en casa pone los altavoces mirando hacia ella y a todo volumen (que seguro que es mucho), con canciones de los grupos que fueron ‘rivales’ de Led Zeppelin, como Deep Purple, Black Sabbath o Pink Floyd, cosa que al parecer no sienta nada bien a Jimmy y, seguro, tampoco los vecinos ‘disfrutarán’ demasiado de los alaridos de Ian Gillan. La última de Williams es pasearse ante la puerta de la casa de su ‘rival’ disfrazado de Robert Plant, cantante de Led Zep y que desde hace tiempo mantiene litigios con Page. Pequeñas faenas entre millonarios que, realmente, no tienen verdaderos problemas.

Roger Waters y David Gilmour mantienen desde hace años fuertes desacuerdos a causa de lanzamientos y relanzamientos de discos de Pink Floyd; a veces se han regalado fuertes insultos y otras se tiran puyas de modo más discreto y sibilino. El batería del grupo, Nick Mason, explicaba recientemente que hay una tensión entre ellos que, a su parecer, siempre está a punto de estallar; es más, anticipó que cuando vaya a producirse otra reedición “habrá diferencias de opinión que terminarán en conflicto”. Mason añadía que le parece “una gran tontería seguir peleándose en estas etapas de la vida, y resulta decepcionante ver cómo dos tipos bastante mayores (75 Waters, 72 Gilmour)  sigan y sigan enfrentados”. Tal vez no sea tan extraño, pues es más que sabido que el bajista tiene un ego del tamaño del Everest, y siempre miró con recelo y resentimiento al guitarrista, ya que éste sabía dar una chispa especial, un fuego único a las canciones, algo que siempre estuvo lejos de las capacidades de Waters.

También son conocidas las discordias entre Crosby, Stills, Nash & Young, que como mucho se intercambian ‘saludos’ fríos como témpanos; muchas veces se ha hablado de su posible regreso, pero cada uno de ellos, unos más que otros, ha ido desarrollando un carácter avinagrado que ha impedido poner de acuerdo a estos cuatro. El más pendenciero es David Crosby, quien asumen que “todos ellos están enfadados conmigo”, sin embargo “a todos nos disgusta Trump, es como nuestro enemigo común y, por tanto, ese tendría que ser nuestra causa común”, y remata: “no nos gustamos entre nosotros, pero los cuatro detestamos a ese niño mimado que es Trump, por tanto, es posible la reunión”. Un tanto bocazas, David Crosby se ha buscado enemigos por todas partes. Por ejemplo cuando hace unos meses se metió con el rocoso Ted Nugent: “no es suficientemente bueno para entrar en el ‘Rock & roll Hall of Fame’, y nunca lo será, es bastante malo, no tiene ni idea de cantar y no escribiría una canción buena aunque su vida dependiera de ello”. Lógicamente, el agresivo guitarrista de Michigan no iba a callarse: “Debe tener razón, ya que todo el mundo sabe que los rockeros de Michigan no tienen ni idea de lo que es rock & roll, ya que votaron a Ted Nugent como el mejor guitarrista del estado. Pobre David, es la prueba viviente de que el abuso de drogas deja secuelas”. Tal para cual.

Por su parte, también despotrica lo suyo Johnny ‘Sex Pistols’ Rotten contra los grupos punk de la actualidad, a los que acusa de copiarle y apropiarse de sus modos. “Hay demasiados imitadores de Johnny Rotten”, vociferó. Y al referirse a Green Day dijo: “Es vergonzoso. Los miro y me río. Son sólo una nueva versión de un estilo que no les pertenece”. No parece ejemplo de lucidez, no.

Y tampoco pueden olvidarse los sapos y culebras que el veterano compositor y productor Quincy Jones escupió contra Michael Jackson o los Beatles; “son los peores músicos del mundo, eran puta mierda, Paul era el peor bajista del mundo, y de Ringo mejor ni hablar”. Luego, cuando se le pasó la borrachera de ego y envidia, se dio cuenta del grosor de sus palabras y se disculpó: “Ha sido inexcusable”, dijo compungido, y añadió que ya había hablado con Paul, el cual confirmó la llamada y contó que Quincy le había dicho que no sabía qué había pasado, que nunca había dicho eso, que lo amaba a él y al resto de los chicos”. El caso es que Macca tampoco quiso alimentar el fuego y desveló que, al final, terminaron riéndose, ya que le dijo: “Vaya, si realmente hubieras dicho eso de nosotros yo te hubiera contestado con un ¡vete a la mierda, maldito majara!”. Y terminaron tan amigos. Pero no es descartable que Quincy Jones (86) tenga otros ataques de demencia.

CARLOS DEL RIEGO

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