OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 14 de octubre de 2018

FREDDIE MERCURY, EL CALVARIO DE SUS ÚLTIMOS AÑOS Se estrena este mes (X-18) una película sobre el malogrado cantante Freddie Mercury, un personaje cuya leyenda no deja de crecer. Sus canciones, su voz suenan a diario en cualquier parte, su imagen es de lo más reconocible del mundo del espectáculo, su nombre se lee o escucha frecuentemente en cualquier parte… El éxito lo acompañó hasta el fin, pero no todo fue glamour, fiesta y rock & roll, especialmente en sus últimos años

Aunque sus últimos años fueron un calvario, Freddie mantuvo
su fuerza hasta el final.


Una de las peculiaridades de Freddie es el hecho de que muchos de sus seguidores más entusiastas no habían nacido cuando el artista murió, lo que quiere decir que continuamente se añaden soldados a la legión de incondicionales del cantante. Además, si ya el sonido de Queen es inconfundible con esas guitarras, armonías o coros tan singulares, la voz con que él remataba las canciones hacía de cada una de ellas algo especial, único, algo con clase y elegancia sin perder la esencia rock & roll. Sin embargo, sobre todo al final, su vida lejos de los focos y la fama no fue tan idílica como su trayectoria artística. En cualquier caso, siempre es momento oportuno para hablar de Freddie Mercury.       
No hay adepto a la causa del rock que no sepa su verdadero nombre, donde nació, cuál era su exótica ascendencia o cómo desde muy pronto surgieron sus facultades artísticas. También se sabe de su timidez y de lo ‘acomplejado’ que  estaba de chaval a causa de esos dientes disparados que, con el tiempo, serían parte de su imagen. El caso es que sus compañeros de clase, al comprobar que esos piños desbocados le acomplejaban, no dejaban de burlarse de él y ponerle los motes más ofensivos; debido a ello, durante mucho tiempo procuraba taparse la boca al reír, incluso siendo ya una estrella..

Varias de sus biografías coinciden en que se infectó de sida en 1982 en Nueva York, e incluso que a finales de ese año empezó a mostrar síntomas. Él, a pesar de que intuyera que algo no iba bien, no quiso que nadie se enterara de su enfermedad, del mismo modo que tampoco deseaba declarar su orientación sexual, pues seguía siendo un hombre tímido y, seguro, recordaría las burlas de que había sido objeto en su niñez. Por eso se limitó a dejar de aparecer en público. Le aterraba que todos se enteraran de su enfermedad, le avergonzaba decir qué es lo que tenía; incluso trató de ocultársela a sus más allegados, a quienes decía que estaba gravemente enfermo, que su estado era terminal y que, sin duda, iba a morir pronto…, pero nunca admitió tener sida, no quería que nadie se compadeciera de él. De hecho, siempre guardó celosamente todo lo relacionado con su vida privada. Esto de tener que estar siempre escondiendo (los dientes, su sexualidad, su enfermedad) tuvo que ser una carga muy pesada.

Y a ello se añaden las elucubraciones, tergiversaciones y falsedades de la prensa sensacionalista británica, que cada poco tiempo publicaba disparatadas teorías sobre su enfermedad, supuestos y terribles diagnósticos o ‘informaciones de buena tinta’. Ante eso, él callaba. Y sus compañeros y amigos aceptaban la situación, no preguntaban, nunca hablaban de ‘eso’, era cosa de Freddie y si él no quería hablar no había razón para preguntar; al parecer se estableció una especie de pacto de silencio implícito en torno al tema: nadie acordó nada con nadie, pero todos sabían que lo principal era respetar su deseo. Pero llegó un momento en que la enfermedad se hizo tan evidente que ya no fue posible hacer como que nada ocurría. A finales de 1990, cuando el grupo estaba grabando su Lp ‘Innuendo’, Freddie estaba debilísimo, delgadísimo, demacrado, con sus extremidades y cara cubiertas de manchas (cáncer de piel llamado sarcoma de Kaposi); incluso llegó a perder parte de un pie, pero él prefería llevar en silencio su dolor y su angustia, ya que no quería ser objeto de lástima; sólo una vez les enseñó a Brian, John y Roger cómo estaban sus pies, y ellos, espantados, sólo pudieron comprobar el terrible  dolor y sufrimiento de su amigo.

Aquella última grabación debió resultar dura y difícil para todos, para sus amigos y colegas al contemplar el estado del desdichado cantante, y para él al saberse en sus últimos días y, seguro, porque no le gustaría nada ver a sus queridos compañeros tan tristes y preocupados por su causa. En su última aparición en público para recibir un premio apenas pudo decir “Gracias, buenas noches” antes de irse. Contaba Brian May que para grabar ‘The show must go on’ hubo que llevarlo en brazos y sentarlo ante el micro; sin embargo, Freddie dejó a todos pasmados porque, sin que nadie supiera de dónde, sacó fuerzas de sobra para cantar esa última canción con toda la energía que tuvo siempre; debió ser un momento tremendamente emocionante. ´

Pero ni en aquellos momentos pudo escapar de los periódicos sensacionalistas, pues los fotógrafos hacían guardia ante su casa para intentar sacar la última foto (cuanto más patética mejor) con la que vender muchos ejemplares. Y si no, simplemente esperaban el momento en que alguien comunicara la muerte del artista. Y del mismo modo que los buitres esperan que el animal muera para lanzarse sobre su cadáver, esos diarios amarillistas, cotillas y charlatanes publicaron las más burdas calumnias e insultos tras su muerte.

Debieron ser unos años de gran sufrimiento físico y sicológico. Él lo llevó con gran dignidad y, llegado el momento, se fue sin protestas ni quejas. Elegante hasta el fin. Un gran tipo.

CARLOS DEL RIEGO

                                                            


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