OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 1 de julio de 2018

DISPARATES Y EXCESOS VERBALES DE LAS ESTRELLAS DE ROCK Todo individuo dice tarde o temprano verdaderas estupideces, nadie está exento de quedar en ridículo o parecer un borrico rebuznando. Y en la lista de grandes desatinos verbales abundan, claro, los pronunciados por figuras y figurones del rock

Este tipo se cree un ser superior gracias a su dieta.


Por la boca muere el pez, en boca cerrada no entran moscas, quien tiene boca se equivoca…, tres refranes que indican la tendencia de la persona a dejarse decir  memeces, disparates y barbaridades. Siempre dadas al exceso, muchas figuras del rock podrían aparecer en la antología de la sandez y la incontinencia verbal. La mayor parte de las veces son bobadas sin mayor recorrido, tonterías de juventud o palabras gruesas soltadas para llamar la atención; no hace mucho el productor Quincy Jones se despachó a gusto contra grandes nombres de la historia del rock, aunque finalmente rectificó. Pero también hay auténticos bocazas que no solamente expelen groserías por la boca, sino que directamente ofenden, insultan o amenazan.

Entre estos últimos, entre los que demuestran con sus palabras que tienen un cerebro obtuso y escaso, están dos figurones vociferantes y desaforados, dos tipos a los que don Quijote hubiera descrito como “gente descomunal y soberbia”. Uno es Liam Gallagher y el otro Morrisey, quienes en los últimos días (VI-2018) han presumido en voz alta de su estulticia. El que tocaba en Oasis ha mostrado cómo le corroe la envidia y el resentimiento hacia Queen, especialmente hacia Freddy Mercury, a quien ha descrito como “un tonto del coño”. Pero el muy mostrenco no se quedó ahí, sino que especificó que “realmente Queen no me gustan, no, y aunque tengan buenas canciones siempre he pensado que suenan muy afeminadas”; y para terminar también tuvo algo para Brian May: “su guitarra parece como si estuviera atascada en el culo”. ¿Se puede ser más boceras?  En fin, el tiempo coloca a cada uno en su sitio, o sea, Queen seguirá vivo mientras Oasis (un grupo esencialmente copista) pase al olvido.

Pero el bocas máximo de la escena actual del rock, el verdadero campeón del dislate más ofensivo, hipócrita y prepotente es el que fuera cantante de The Smiths, Morrisey, que lleva años dejando claro su deterioro mental; la última de tan faltoso y perjudicado personaje ha sido hacer suyos los ‘pensamientos’ más odiosos. El sectario y fanatizante músico croó: “los veganos somos seres superiores”, una reflexión que surge del mismo proceso mental que aquella que se gritaba en la Alemania de 1940: “los arios somos seres superiores”, y también coincide con el modo de pensar que llevó al Ku Klux Klan a la idea de que “los blancos somos seres superiores”. No es que una cosa sea igual a las otras dos, pero sí es cierto que a tales conclusiones se llega a través del mismo camino, que es el que lleva a convencerse de tener la exclusiva de la razón, la única razón posible y aceptable, y por tanto, a sentirse por encima de quienes se atreven a adoptar posturas contrarias. Sin embargo, realmente no son seres superiores, sino que padecen complejo de superioridad, que no es lo mismo. En todo caso, el cretino cantante ha manifestado muchas veces los síntomas de ese complejo, como cuando describió a los chinos como “una subespecie”, como cuando insultó a Angela Merkel por acoger refugiados, como cuando apoya a gritos a políticos de ultraderecha que expresan abiertamente su odio al extranjero (curiosamente tanto esos políticos como el tal Morrisey tienen su residencia fiscal en el extranjero).

Estos son los casos más recientes y también los más ruines y rastreros. Pero en este negocio del rock & roll, en el que la pose es tan importante (en realidad como en cualquier otro entorno), no son escasos los ejemplos de idioteces vocales vertidas por unos y otros, aunque suelen ser producto de una cierta arrogancia del triunfador y/o algo de ingenuidad juvenil. Por ejemplo, el propio Freddie Mercury dijo en 1979: “Es aburrido tener 70 años, no quiero estar allí, habré muerto y desaparecido, no tengo ningún interés en tener 70”; sin embargo, seguro que unos pocos años después el inolvidable y malogrado artista ya no pensaba así, y mucho menos en 1991.

Algo muy parecido rajó Mick Jagger en 1975: “Preferiría estar muerto que cantando ‘Satisfaction’ a los 45”. Es fácil deducir que ahora, con 75, ya no piensa lo mismo, es decir, estará más que contento por poder seguir cantando lo que sea, incluso esa. Robert Plant también hizo su reflexión en torno al paso del tiempo, aunque con un tono de fatuidad: “Seis meses pasan muy deprisa si eres un genio”, dio en 1974 refiriéndose a sí mismo, claro.

Catedrático del esperpento es Marilyn Manson, que hace unos veinte años se sintió eminente filósofo y estudioso del sentir humano y proclamó: “Quien piense que es feliz debería ir al médico, pues no hay ninguna razón para ser feliz”. El muy zoquete se cree que el resto de los mortales son como él, piensan como él, tienen los mismos gustos, motivaciones, inquietudes, creencias, intereses, objetivos…; es lo que suele pasar con esas criaturas que no poseen capacidad cerebral suficiente para entender que hay otros modos de ser, de pensar, de vivir e incluso de tocar felicidad.

Esto es apenas un extracto, de hecho todo aficionado podría recordar otros excesos verbales, y de los otros, de muchos de los que se dedican a esto del rock. Curiosamente, el casi siempre desmesurado Axl Rose se mostró irónico e incluso moderado cuando, en 1998, filosofó: “La vida apesta, pero de un modo maravilloso”.

CARLOS DEL RIEGO


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