Tres científicos de la Universidad de Oxford concluyen un estudio indicando que existe una probabilidad sustancial, una probabilidad, de que no haya más vida avanzada en el universo observable. |
No es lo habitual, pero hay veces en que
alguna notica de carácter científico resulta ser la más leída y comentada en
los medios de comunicación. Tal ha sucedido (VI-2018) con las conclusiones a
que tres sesudos científicos han llegado tras laborioso y profundo trabajo. En
pocas palabras, vienen a decir que existe una probabilidad sustancial de que la
Tierra sea el único lugar habitado, o sea, de que los terráqueos estemos solitos
en el universo… observable.
Pues sí, en contra de las opiniones de
muchos otros astrofísicos y estudiosos del cosmos, en contra de filósofos e
intelectuales, en contra de la creencia de gran parte de la población, estos
tres investigadores de la Universidad de Oxford presentan una serie de
argumentos que cuestionan teorías basadas en la estadística, en conjeturas
metafísicas o en certidumbres cimentadas más en pensamientos e ideologías que
en ciencia.
Se esté a favor de uno u otro criterio,
lo que es innegable es que los científicos y la ciencia en general, en el
estado actual de conocimientos sobre asuntos tan trascendentes, no hacen más
que dar palos de ciego. A causa de ello se han visto en los últimos años
afirmaciones sensacionalistas que unos meses después han sido desmentidas.
Puede parecer que los especialistas saben mucho sobre el universo, pero no es
así. Por ejemplo, hay algunos que están convencidos de que el espacio es
finito, es decir, que tiene límites, y así lo aseguran a pesar de no presentar
ninguna huella de indicio de prueba; y por supuesto, no pueden contestar a cómo
es el confín del universo o qué hay más allá. Algo parecido sucede con el Big
Bang, que es una teoría aceptada (y más que probable), pero no pasa de teoría;
así, en este sentido, cabría preguntarse ¿ese Big Bang es el primero y único
que ha habido?, ¿es posible que haya habido otros antes y después e incluso
haya otros big bang ahora mismo a cien mil millones de años luz? ¿qué había
antes del Big Bang?, ¿nada?, entonces ¿de dónde salió toda la materia y la
energía? No hay forma de contestar a estas preguntas, pues todas giran en torno
a una teoría no demostrada de modo concluyente. Además, tampoco se tiene claro
que basten las condiciones para que se desarrolle la vida y, mucho más difícil,
la inteligencia, o sea, si se dan las condiciones idóneas ¿por fuerza surge la
vida o no es suficiente y se necesita algo más?
Los estudiosos de Oxford basan sus
afirmaciones, sobre todo, en la variabilidad de los parámetros utilizados en propuestas
como la conocida como Ecuación de Drake, la cual viene a tratar de adivinar
cuántas tierras puede haber en el universo visible según las cantidades de
galaxias, estrellas y sistemas planetarios que hay; estos expertos explican que
todos los datos que concurren en la susodicha fórmula no son ciertos sino
estimativos y, por tanto, sujetos a enormes incertidumbres y variaciones. A su
vez, el astrónomo Frank Drake se inspiró para proponer su ecuación en la
llamada Paradoja de Fermi, que contrasta las inabarcables cifras de posibles
tierras en nuestra galaxia con el hecho de que no se haya tenido nunca la menor
señal procedente de ellas: esa es la paradoja.
También cuestionan los tres heterodoxos
investigadores la prueba estadística, ya que la estadística no es prueba; por
ejemplo, en la Tierra ha habido cientos de miles de millones de especies vivas,
pero sólo una desarrolló inteligencia; otro, si se comete un crimen y se tienen
diez sospechosos, el hecho de que uno de ellos proceda de un barrio conflictivo
no es prueba de que sea el culpable. Es decir, los cálculos y estimaciones
estadísticas no constituyen pruebas científicas irrefutables.
Finalmente concluyen los doctores que,
en el estado actual de los conocimientos, no hay ninguna razón para afirmar que
en la Vía Láctea o en el universo observable hay otras vidas inteligentes, al
contrario, existe una “probabilidad sustancial” de que los terrícolas estén
solos en la galaxia y en el universo visible. Y también señalan esos tres
científicos que es posible que lo que se busca (vida avanzada e incluso
inteligente) estén más allá de esos confines, pero claro, en este caso, el
hombre jamás tendrá noticia de ellas.
Dicho de modo simple: en caso de que
hubiera otros seres de inteligencia avanzada, las distancias espaciales y
temporales son de tales dimensiones que lo más probable es que jamás se tenga
contacto con ellos. Es lo más probable, lo que no quiere decir ni lo seguro ni
lo imposible, o sea, no afirman categóricamente nada.
Lo dicho, palos de ciego. De momento.
CARLOS DEL RIEGO