OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 13 de diciembre de 2015

TRES VISIONES DEL ‘MY WAY’ HECHAS, CADA UNA, A SU MANERA Un siglo tendría Frank Sinatra, cuyo argumento más recordado es (a su pesar) ‘My way’, una canción que ha sido como un imán para un sinfín de grupos y cantantes de todo tiempo y estilo. Elvis, Nina Simone y Sid Vicious la hicieron suya.


La desbordante personalidad de Nina Simone se materializa cuando canta el emblemático tema.
Elvis en aquel concierto en Hawaii en el que hizo su 'My way'.
El primer centenario del nacimiento de Frank Sinatra, La Voz, ha vuelto a traer a la actualidad a aquel crápula colérico, mafioso y hedonista, a aquel cantante de la voz inquebrantable e inconfundible que jamás dejó de hacer todo a su manera, o sea, ‘My way’. Sí, esa declaración se convirtió en uno de sus títulos emblemáticos, una canción que siempre evoca a un Frankie exultante. Esa pieza, escrita por franceses y reescrita en inglés por Paul Anka, ha resultado irresistible para una auténtica legión de cantantes en las últimas cuatro décadas, algo que no resulta extraño pues, como todo interesado sabe, la letra de la canción viene a ser como una reafirmación de todo lo hecho a lo largo de una vida, una presentación orgullosa de todas las emociones experimentadas y todas las acciones (buenas y malas) realizadas en tiempos mejores…, pero todo ello, siempre, “lo hice a mi manera”. Lo curioso es que Sinatra odiaba esta pieza porque decía que era como exhalar sus últimas palabras, como si estuviera dictando su testamento; en realidad los versos van por ahí: “ahora que el fin está cerca” o ese que habla de “el último telón”.


Cientos de versiones de la icónica partitura, con arreglos y envoltorios del más diverso pelaje, han sonado por los más pintorescos escenarios; y es que su texto encaja a la perfección en la atmósfera rock, pero también queda que ni pintado en la voz del cantautor contestatario o en la del pop más intrascendente. Entre las abundantísimas miradas que se han echado sobre esa composición pueden extraerse la que hizo Elvis a comienzo de los setenta, la de Nina Simone por la misma época y, ¡cómo no!, la que perpetró Sid Vicous a finales de la misma década.


Elvis la canta con gran fidelidad a la melodía y ciñéndose escrupulosamente a la letra. Como cabe esperar, el rey usa de su voz profunda y cálida para darle un matiz más pop, como si fuera una canción pensada para que él la convirtiera en número uno. En aquel momento (hacia 1973) ya estaba en sus últimos años, su salud empeoraba día a día e incluso mucha gente en todo el mundo lo consideraba como un cantante ‘horterilla’…; sin embargo, con él esta partitura brilla de modo deslumbrante: los graves suenan pletóricos, solemnes, y alcanza las notas más altas con una naturalidad pasmosa, y además, la hace tan fácil que llega a emocionar. Si se tiene química con Elvis, cuando él entona este texto que tan bien se ajusta a su circunstancia, se puede sentir una sensación indescriptible…, sí, no hay palabras, mejor escuchar.   


Nina Simone era luchadora incansable, contestataria, apasionada hasta el exceso, altiva y a veces insolente, comprometida con las causas de los débiles y humillados, con un temperamento poderoso e imprevisible y, casi siempre, con un poso de amargura imposible de esconder en escena, donde, en fin, era un auténtico talento. Al acercarse a esta canción no se resiste a introducir en la letra ciertas variaciones que le dan al sentido final una mayor profundidad sicológica, como si pretendiera ratificar con orgullo su postura; así, quita ‘diversión’ y pone ‘música’, cambia ‘vergüenza’ por ‘cielo’ o incluye un firme “tú no eres yo” en lugar de “a mí no”. En cuanto a la música, lo normal es que combine susurros con encendidos y pasionales gritos que casi parecen pedir explicaciones…, aunque depende de la versión, del momento y el lugar. Sea como sea, su ‘My way’ tiene una personalidad apabullante, abrumadora…, parece contar su vida con detalles. No es pop, no es jazz, no es soul…, es sólo Nina, un carácter endiablado y a la vez tierno. Si hubiera sido hombre hubiera encarnado una combinación de Martin Luther King y Muhamad Ali-Cassius Clay…, pero incluso así, hubiera sido a su manera.

Sid Vicious la envolvió en sonido punk con guitarras simples y distorsionadas y ritmo muy vivo. El ‘sex pistols’ se arranca burlón, sarcástico, paródico al comienzo, donde echa gallos y desafina, y luego se torna desafiante, agresivo, malhablado, amenazante.  El texto que canta resulta a veces irreconocible, pues mete morcillas y modifica unos cuantos versos, incluye palabras malsonantes y, según dice la leyenda, improvisó varias frases, ya que se olvidaba de la letra. Un punk de primera promoción no lo podría hacer de otro modo. No, Franki nunca se hubiera presentado tan malencarado ni habría soltado tacos en escena; y de ningún modo hubiera acabado así una actuación.

Frank cumpliría 100, Nina 82, Elvis 80 y Sid 58: además de esa canción, tienen en común que están todos muertos. El primero y el tercero entendieron ‘My way’ de un modo más complaciente, si no como disculpa sí como justificación, como explicación, como diciendo ‘a mi manera, ¡qué le vamos a hacer!’; pero la segunda y el cuarto la hicieron como desplante, como increpando y retando: ‘a mi manera, ¿pasa algo?’. 


CARLOS DEL RIEGO

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