La enésima recopilación, las mismas canciones, la misma magia. |
Es innegable que las canciones de Elvis son más que conocidas,
pues vienen sonando en público y en privado casi desde que sus caderas
empezaron a asombrar, es más, han sido tarareadas y canturreadas en todo el
mundo por años y años. De hecho, los temas que componen su amplio repertorio, que
cualquiera que no haya aterrizado en la Tierra recientemente identificaría al instante,
han sido agrupados y editados de todas las maneras posibles en infinitas
recopilaciones; tan es así que podría pensarse que ya no se puede hacer nada
más con ese material. Sin embargo, todo lo contrario: con cada nueva edición
vuelve a comprobarse el inmenso poder de atracción que tienen la voz, el estilo
y la figura inconfundible de Elvis Presley. Por eso no debería sorprender que
el chico de Tupelo, Mississippi, haya vuelto a conseguir lo que parece
imposible: vender cientos de miles de discos en apenas un par de semanas…, ¡con
sus temas de toda la vida!
La enésima vuelta de tuerca a sus más recordadas
melodías se materializaba a finales de octubre del corriente 2015, cuando se
lanzaba el ‘If I can dream’, que toma catorce de sus piezas más famosas y las
envuelve con nuevos arreglos de una gran orquesta, la Royal Philarmonic para
ser exactos (también se han hecho algunos duetos, cosa que a algunos de los fans
más puristas no les habrá hecho mucha gracia). Sí, se trata de otro
recopilatorio de Elvis…, y por eso no deja de ser verdaderamente sorprendente
que en cuatro semanas, ‘otro recopilatorio de Elvis’ haya superado los
¡200.000! ejemplares vendidos sólo en Inglaterra (la lista en España es
descorazonadora), es decir, casi cuatro décadas después de su muerte, sigue
existiendo ‘elvismanía’. Sólo The Beatles logran esa especie de milagro cada
vez que reagrupan y reeditan sus emblemáticos títulos. Algo deben tener el rey
y esos cuatro que los demás no tienen.
La ex de Presley, Priscila, ha oficiado de productor
ejecutivo, y ha declarado (a la vez que se frotaba las manos por los
beneficios) que le ha sorprendido la reacción del público inglés, y que él se
habría emocionado mucho con este disco, pues le encantaba el gran sonido aunque
nunca pudo cantar acompañado por una filarmónica; asimismo, declaró la abnegada
viuda que Elvis se hubiera conmovido al comprobar que sigue contando con tantos
fans.
En cuanto al álbum en sí, puede afirmarse que sí, que
la nueva decoración que se ha puesto a esas melodías es magnífica, excelente a
veces, pero no dejan de ser estribillos mil veces escuchados y degustados, así
que es fácil preguntarse ¿por qué canciones tan trilladas como ‘Burnign love’,
‘Love me tender’, ‘Fever’ o ‘In the Ghetto vuelven a causar sensación, a
venderse, a cantarse a voz en grito?, ¿cómo este tipo muerto hace casi 40 años
‘se pelea’ con los grupos y solistas más de moda en lo alto de las listas de
ventas? La respuesta es simple: el talento perdura, es ajeno a los vaivenes de
los gustos y preferencias de las sucesivas actualidades. Elvis cantaba (canta,
sigue cantando) con mucha clase, con elegancia, con gusto… ¡Pero qué bien canta
este tío! Su voz acaricia, derrite (el ‘Love me tender’ ha quedado arrebatador),
es a la vez profunda y sólida, y tiene una poderosísima capacidad para transmitir
emociones, para provocar estremecimientos; sus inflexiones, su característica
textura tienen un algo que atrae irremisiblemente y (¡ pasmoso!), sigue
causando poderosas sensaciones. Muchos son los héroes del rock que dejaron la
vida prematuramente, algunos de los cuales poseían un enorme carisma…, pero lo
de Elvis es otra cosa, va un poco más allá. Hay personas en todo el planeta que
ven alterado su estado de ánimo cada vez que suena esa voz; muchos, muchísimos
sienten cómo su cuerpo se sacude con profundas sensaciones cuando aquella
garganta de terciopelo entona; e incluso hay quienes, según con qué canciones,
no pueden evitar que los ojos se les humedezcan (pínchese el ‘Can´t help
falling in love’). Es como si quien escucha a este cantante pudiera sentir la
esencia de lo que canta, como si el oyente empatizara con lo que el texto dice
y con lo que la música comunica…, es como si el rey lograra penetrar almas.
Es lástima no poder comprobar si Elvis seguirá
escuchándose y sacudiendo mentes dentro de cien años, aunque muchos se
apostarían un brazo. Lo de vender discos es otra cosa, puesto que es imposible
atisbar cómo estarán las cosas en ese sector de aquí a un siglo; además, para
entonces habrán caducado los derechos de autor, los royalties y todo eso, con
lo que sus grabaciones (al igual que las de todos sus contemporáneos) serán
patrimonio de todos. De momento, al final de 2015, Elvis Presley tiene
esparcidos por todo el planeta más de ¡mil millones de discos!
Su talento interpretativo, su voz exclusiva, su
tantas veces imitada figura, sus maneras y movimientos en escena…, perduran, y
siempre serán referencia.
CARLOS DEL RIEGO