OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 1 de noviembre de 2015

EL ROCK TAMBIÉN SE DISFRAZA DE BRUJA Y SE VA DE HALOWEEN Los ambientes tenebrosos de la tradición de Halloween también han seducido a los grupos de rock, de modo que muchos no se han resistido ante la fascinación de la chica que embruja

El rostro de la auténtica Reina Bruja de Nueva Orleáns.
Vale, la de Halloween no es una tradición española, aunque tampoco estadounidense. Procede la cultura irlandesa de origen celta, sin embargo, de algún modo está conectada con la tan cristiana e hispánica celebración del Día de Difuntos, de Todos los Santos; además, lo de las calabazas e incluso lo de pedir por las casas tampoco es totalmente ajeno a las costumbres ancestrales de algunas zonas de España. Sea cual sea su origen e intención, lo que está claro es que el tema seduce a los autores, ya sean escritores o músicos. Y en cuanto al rock se refiere, la realidad señala que hay mucha música rock que transita por los oscuros, tortuosos y pasionales ambientes de la magia y brujería, de los hechizos y nigromantes; sin embargo, ciñéndose a aquella festividad (que los niños españoles han adoptado con gusto tanto por lo de disfrazarse como por lo de recolectar dulces) no son pocos los grupos que no han resistido los sortilegios brujeriles. No hay que olvidar que lo de Halloween es, ante todo, cosa de brujas. 


Pactos con los demonios, historias de magia y brujería, cuentos de terror, monstruos, leyendas y sustos, todo ello ha tenido su presencia en la temática de los grupos de rock casi desde el primer minuto. Sí, lo misterioso, el más allá, el espíritu entre la niebla…, todo ello tiene su encanto; y si quien protagoniza el maléfico conjuro es una mujer, o sea, una bruja, el autor de canciones tiene medio trabajo hecho, puesto que lo de la ‘chica-hechicera’ es algo que siempre funciona.

Al hablar de mujeres con poderes mágicos se impone el clásico de Santana ‘Black magic woman’. Con su inquietante introducción y su inconfundible guitarra, sus pasajes instrumentales y su excitante y tribal percusión, este ‘Mujer de magia negra’ posee el potente atractivo de todo que lo desconocido, e incluso lo amenazador. En su letra se especifica “Ella es una mujer de magia negra y está tratando de convertirme en diablo (…) Me echaste un hechizo (…) Te necesito así de mala”.

Mujer seducida por el oscurantismo es Stevie Nicks, una de las integrantes de Fleetwood Mac; ella es la autora de ‘Rhiannon’ y, como ella se encarga de recordar en cuanto tiene ocasión “Esta es una canción sobre una vieja bruja galesa”, y suele añadir que trata de una mujer mística con dos personalidades. La pieza es un medio tiempo con mucha clase pero con menos nervio que otros clásicos de la banda. Al respecto de la festividad de los disfraces terroríficos y su gusto por los atuendos largos, severos y oscuros, Stevie se despacha, coqueta y con soltura: “Simplemente me gusta Halloween, y pienso que las rubias se ven más delgada en negro”.

Más que bruja, lo que reflejan los Eagles en su ‘Witchy woman’ es algo así como la mujer inalcanzable que suelen describir los escritores románticos clásicos, es decir, esa semidiosa de “cabello negro y los labios de rubí” ese “espíritu inquieto en un vuelo sin fin”. Sí, versos como esos hubieran hecho furor en tiempos de Poe o Bécquer.Y como estos, no pierde su embrujo.

Imposible olvidarse de la ‘Reina bruja de Nueva Orleáns’ que popularizaron los nativos estadunidenses Redbone. Se trata de algo así como un homenaje a una especie de sacerdotisa vudú del siglo XIX en esta ciudad, una mulata llamada Marie Laveau. Entre la vibrante ambientación y ‘efectos especiales’ de la canción, las voces de ultratumba y unos inevitables matices étnicos, ‘The witch Queen of New Orleans’ explica quién es y qué hace “Marie, Marie, La(vudú)veau”, que “te va a echar un hechizo (…) y vivía en una choza cerca de los pantanos (…) donde agita sus brebajes de bruja”, y termina con “una reina bruja nunca muere”. Pero el caso es que Marie Laveau sí murió, en 1881, siendo noticia de portada y motivo de controversia, pues para algunos era una bruja arpía y sibilina, mientras que otros decían que se trataba poco menos que de una santa. Sea como fuese, este personaje de la historia de Nueva Orleáns ha tenido gran influencia en las artes y cultura popular, pues desde músicos hasta escritores se han ocupado de recordar su figura.

La lista puede alargarse mucho más. The Sonics ya hicieron en los sesenta su contundente ‘The witch’, con sonido fácilmente identificable con su época y un texto que advierte de la presencia en la ciudad de una mujer sexy de cabellos negros, que va en un gran coche negro y que seduce con artes mágicas, y “si escuchas que llama tu puerta, más vale que te largues”; en los ochenta The Fuzztones hicieron una versión más pantanosa y lisérgica, como de cine de terror de serie B.

Los poderosos Uriah Heep hicieron varias piezas de tono ocultista, e incluso uno de sus grandes discos se titula ‘Demons & wizards’, demonios y magos, pero suele tratarse de brujos buenos, como en ‘The wizard’, que pretende “ayudar a la gente a ser feliz”. Incluso los históricos Cream también se apuntaron a unos traguitos de poción mágica, ‘Strange brew’, una canción que, con aires sicodélicos, trata de una “bruja de problemas en azul eléctrico…, una especie de demonio mensajero en la chimenea”.

Sí, la figura de la bruja y su facilidad para seducir ha fascinado a quienes escriben canciones desde hace décadas. Y Halloween es noche de brujas.


CARLOS DEL RIEGO      

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