OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 29 de octubre de 2014

CHINA, DICTADURA CONSENTIDA El inmenso país asiático está casi siempre en las primeras páginas, ahora por las protestas de los estudiantes de Hong Kong. Pero lo más llamativo de China es que sigue siendo una dictadura comunista con economía capitalsta (¿).

Cualquier tipo de manifestación en China es reprimida del mismo modo
 que en cualquier otra dictadura
Los más de 1.300 millones de chinos están gobernados desde hace décadas por el Partido Comunista Chino, que se apropió del poder en los cuarenta del siglo pasado ocupando el sitio de otra dictadura, y como toda dictadura, no se plantea la posibilidad de convocar elecciones. Y si el pueblo no puede participar en la elección de los que mandan no existe otro nombre para designar cualquier modelo político. Es ocioso volver a hablar la catástrofe provocada por atrocidades como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural cuando el comunismo era todo. Sin embargo, actualmente (y desde hace años), en China existe una contradicción sorprendente: desde el punto de vista político el país sigue estando bajo el yugo de partido único marxista, pero desde el punto de vista económico el gigante asiático está abierto al capitalismo sin prácticamente ninguna restricción.

Puede afirmarse, por tanto, que el comunismo que hay allí está sólo en el ámbito del partido y del poder, pero no en la calle, donde la economía de mercado reina abiertamente. De este modo, lo que sucede en China tiende a confundirse con cualquier tipo de absolutismo, sin que sea preciso ya determinar el modelo económico (planificado o liberal). Por ello, no puede extrañar que las protestas en Hong Kong sean reprimidas como es preceptivo en toda dictadura; esta ciudad pasó de ser protectorado británico a integrarse en el país en 1997, de modo que sus habitantes tienen un pensamiento político más cercano al occidental que el resto de sus paisanos (incluso pueden votar libremente). En el resto del interminable territorio no existe esa cultura, por lo que la represión nunca ha tenido obstáculos; no hará falta recordar lo de la plaza Tianannmeng de 1989 y cómo desaparecieron muchos de los que allí estaban. En fin, que China sigue rigiéndose según los parámetros más clásicos de la dictadura: no hay libertad política y sí un férreo control de la prensa (con infinitas direcciones de Internet vedadas), no se permiten críticas al partido y se encarcela a cualquiera que eleve la voz contra el mismo, no existe separación de poderes (ni siquiera en teoría) y los juicios y sentencias se adecúan siempre a la exigencia política, abundan los centros de ‘reeducación’ para disidentes y, en fin, el partido que maneja los hilos hace y deshace a su antojo. Por no mencionar las penas de muerte que se ejecutan (se dan cifras de cientos al año, pero el convencimiento general es que son miles), en algunos casos por delitos como el que llevó al patíbulo recientemente a un funcionario al que ‘no le salían las cuentas’; también está la práctica de robar órganos a los cadáveres…, y muchas otras barbaridades que, debido al control de la prensa, es casi imposible conocer. En cuatro palabras: ausencia de Derechos Humanos. En una palabra, fascismo.

Pero lo más curioso del asunto es que China está muy bien vista desde los dos extremos ideológicos. Por un lado, los políticos, economistas y gentes en general que en todo el mundo simpatizan con ideas de izquierda, la defienden ardorosamente por ser una sociedad dominada por un partido comunista (aunque el patrón económico ya no lo sea); y por otro, los países capitalistas están con el gigante por ser eso, por ser un monstruo que compra y vende en cantidades colosales, por ser un cliente que afecta a las macroeconomías de espacios internacionales.

En fin, que dado que en China no hay libertades políticas ni de opinión, poco importa hacia dónde se incline la teoría del gobierno, pues el resultado sólo puede ser denominado como dictadura. Eso sí, consentida e incluso agasajada por gobernantes que usan palabras gruesas para con otras dictaduras; por ejemplo, de Corea del Norte no tiene buena opinión casi nadie con responsabilidad política; el caso de Cuba (el otro reducto de teoría marxista) es distinto, pues su régimen es bien visto por los que, desde la comodidad de la democracia capitalista, se posicionan del lado de la tiranía marxista-leninista-estalinista-maoísta, a diferencia de quienes aborrecen cualquier totalitarismo, que están deseando el cambio en la isla; por cierto, cuando muera Fidel Castro seguro que las cosas cambian drásticamente y en poco tiempo…

Sí, el caso de China se puede estudiar como perfecto modelo de esquizofrenia, pues en ella conviven un gobierno comunista e inamovible con una sociedad capitalista y dinámica; además, esa paradoja se produce también entre los gobiernos que tratan con el gobierno de Pekín.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 26 de octubre de 2014

ALVIS STARDUST Y OTROS PERDEDORES: CAPRICHOS DEL ÉXITO Hace unos días murió Alvin Stardust, pionero del glam-rock que, a pesar de haber hecho buenos discos, apenas rozó el triunfo. Es otra muestra del misterio del éxito, impredecible, caprichoso, que agasaja a unos y a otros con similares virtudes se niega

El éxito, como el público, es caprichoso, voluble y muchas veces injusto
El éxito es generoso con algunos y cruel con muchos más. Todos los músicos de rock lo persiguen aunque digan o aparenten otra cosa, todos desean el aplauso, que les regalen los oídos, acaricien su ego... y les llenen las cuentas. Pero el triunfo es caprichoso. Muchos son los que han pasado por las diversas épocas del rock sin alcanzar el éxito que, aunque sólo fuera de pasada, algunos merecían. Asimismo, también están los que sin lograr grandes cifras de venta al menos sí que accedieron a status más que respetables, como el de ‘artista de culto’ (por ejemplo The Band), o ‘grupo maldito’ (puede valer New York Dolls), o ‘adelantado a su tiempo’ (por ejemplo Screaming Lord Sutch) o como ‘genio nunca valorado’(tal vez Nick Lowe), y así aparecen en las discotecas particulares de los especialistas y los aficionados más iniciados; y también están los que tocaron la gloria una vez, una sola, con un único destello (‘one hit wonder’). Pero algunos artistas de mérito hubieron de conformarse con unas míseras migajas y, para mayor escarnio, ni siquiera accedieron a la pedrea del reconocimiento por parte de los más interesados. Son los desheredados de rock, auténticos perdedores.



Sí, el éxito es misterioso y caprichoso. Es imposible explicar por qué un músico que está en el momento justo en el lugar apropiado y que tiene ideas imaginativas y estribillos pegadizos decorados a la última, no cala entre el gran público; y a la vez, no hay forma de entender por qué otro de similar valor y en las mismas circunstancias, sin embargo, conecta con el personal y llega a la cima.

Alvin Stardust estaba en lugar privilegiado cuando el glam-rock se imponía (en realidad ya llevaba más de diez años en este negocio) y tenía buenas canciones, de hecho, fue fugazmente objetivo de los focos con su primer álbum (‘The untouchable’), aunque sólo en Inglaterra. Pero inexplicablemente y en muy poco tiempo el público le dio la espalda y fue olvidado, y sus discos desaparecieron de escena a pesar de no ser peores ni menos contagiosos que otros que fueron generosamente bendecidos por la fortuna.

La lista de grupos y solistas valiosos maltratados por el destino es larga e injusta, pues en ella hay no pocos talentos desperdiciados. ¿Alguien conoce o recuerda a Joe Ely?; cantante, compositor y guitarrista tejano, dotado de una gran facilidad para escribir piezas brillantes en clave country y tex-mex, rock o rythm, siempre con gran clase y personalidad; su segundo disco, ‘Honky tonk masquerade’ (1978), es sencillamente excelente y absolutamente recomendable. Joe Ely ha editado docena y media de discos más que notables (y sigue activo) pero, incomprensiblemente, ni siquiera en los ambientes country llamaron la atención sus brillantes melodías. Eso sí, hay críticos y músicos que se deshacen en elogios cuando hablan de él. Pero eso es todo: Ely nunca pudo, ni de lejos, saborear un éxito. 



¿Cuántos saben del veterano canadiense Gordon Lightfoot? Enorme cantante folk y espléndido guitarrista, es autor de muchos temas luego interpretados por clásicos como Bob Dylan, Johnny Cash o Jerry Lee Lewis. Y aunque al menos ha sido reconocido infinidad de veces y en algún momento llegó a la cima de las listas country en sus más de 40 años de carrera (por cierto, uno de sus más celebradas canciones se titula ‘Don Quixote’), a pesar de todo, fuera del planeta country-folk es un perfecto desconocido. ¿Y quien recuerda a Jazz Butcher? Quince álbumes y un montón de singles con chispeante pop y ambientes muy especiales sólo les llevaron a visitar muy ocasionalmente las listas (del 20 al 50, no más alto). 

¿Y cómo es que The House of Love no salió nunca de un discretísimo segundo plano?, ¿cómo es que los artífices de piezas tan apasionantes como ‘Shine on’, ‘I don´t know why I love you’, ‘Christine’, o ‘Beatles & The Stones’ sólo tuvieran repercusión en la escena mod estadounidense?, ¿cómo es que su propuesta elegante y melancólica y sus doradas melodías no penetraran entre los amantes del mejor pop? En fin, ¿por qué Fortuna ha dado tanto a Oasis o Blur y negado tanto a The House of Love a pesar de que sus canciones tienen más que las de aquellos?

Claro que el caso más extremo es el de un olvidadísimo grupo escocés radicado en Hamburgo y llamado Light of Darkness; editó un único álbum en 1971, un disco de hard-blues de muy alta categoría, sin embargo, el público no le hizo el menor caso y, tras un par de conciertos, desapareció para siempre, e incluso sus integrantes jamás volvieron a subirse a un escenario. Escuchado aquel álbum hoy, se impone la pregunta: ¿Por qué nadie se dio cuenta de su valor?

El esplendor del éxito no siempre se corresponde con el talento, es más, muchos sin mérito nadaron en él y otros cargados de valía sólo recogieron los restos. Sí, el rock ha ido dejando muchos perdedores en su camino.     


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 22 de octubre de 2014

PALIZA A LA LENGUA ESPAÑOLA… INCLUSO DE LA RAE La lengua española es verdaderamente prodigiosa, un tesoro propiedad de cientos de millones de personas. Sin embargo, continuamente es asaltada, ensuciada, retorcida y violentada incluso por los encargados de cuidarla.

El idioma español está recibiendo más palos que don Quijote
Por todas partes se agrede al idioma español, que continuamente es asaltado por barbarismos y acepciones innecesarias, voces mostrencas, términos oportunistas, giros y locuciones disparatadas… Pero lo peor no es el continuo pateo que sufre por parte de los medios de comunicación o en internet, sino que la encargada de defenderlo, la Real Academia Española (‘Limpia, fija y da esplendor’), se suma a los vándalos lingüísticos para rebozarla en la chabacanería más garrula, bajando su calidad y privándola de su identidad.

Los continuos ataques que recibe el español proceden muchas veces de quienes deberían ser especialmente respetuosos, como los medios de comunicación, o de quienes están dispuestos a amoldar la lengua a sus intereses ideológicos. Por ejemplo, hay sectores de la prensa muy descuidados a la hora de expresarse, de modo que adquieren y utilizan rápidamente modismos del momento: una frase muy de actualidad se refiere al supuesto derecho de la persona a que le ayuden a suicidarse, y lo llaman ‘derecho a una muerte digna’…, como si el que no renuncia a seguir viviendo por muy grave que sea su enfermedad, como si el que decide luchar y someterse a los tratamientos que la ciencia médica recomienda tuviera, finalmente, una muerte indigna. ¿Por qué es más digna la muerte del que pide ayuda para quitarse la vida, convirtiendo de paso a los médicos y sanitarios en colaboradores necesarios de homicidio?, ¿por qué es más digna la muerte del que renuncia a luchar y se resigna, que la de quien no se rinde? ¿Acaso sólo el que decide poner fin a su existencia tiene una muerte digna?

Por otro lado, es muy habitual que se distorsione el idioma con fines ideológicos. Un ejemplo: en los últimos años ha aumentado el número e intensidad con que muchas personas ejercen y manifiestan su amor a los animales; y para convencer a los demás de que las bestezuelas han de ser bien tratadas, suelen acudir a una frase de Ghandi: “La cultura de un pueblo se mide por el trato que da a sus animales”. Bonita y bienintencionada sentencia pero totalmente falsa. Hay que recordar que en la Alemania nazi se promulgaron leyes que incluían durísimas penas para quien hiciera daño a los animales…, aunque se animaba a masacrar judíos, gitanos, disidentes… ¿Eran los nazis más cultos (o sea, respetables, civilizados, avanzados) que otros pueblos por proteger a los perros de cualquier maltrato? Además, lo habitual es que en todo pueblo haya quien maltrate y quien defienda a los bichos.

El español recibe muchos, muchísimos ‘ganchos’ y ‘directos’ diariamente. Lo malo es que se han puesto en primera fila para golpear (con guantes de peso pesado) los académicos de la Rae. Así, ésta acaba de admitir en el diccionario mamarrachadas tan indignas como ‘precuela’, serendipia (término que no parece de uso extendido y habitual y que equivale a casual, accidental) o ‘feminicidio’ (sin admitir masculinicidio u homosexualicidio); esperpentos tan innecesarias como ‘gorrilla’ para un controlador no autorizado de aparcamiento, ‘bíper’ para contestador automático, ‘citadino’ para ciudadano, ‘identikit’ para retrato robot (dentro de poco admitirá ‘jitazo’, un engendro que mezcla la voz inglesa ‘hit’, éxito, con el sufijo español azo, añadiendo la conversión en j de la h), o ‘impasse’ (¿se debe pronunciar la e final o dejarla muda como en francés?) por callejón o esperando. Respecto a otras como ‘coach’ en lugar de entrenador, o ‘chaise longue’ para un tipo de sofá, no se especifica si han de pronunciarse en inglés o como se escriben. Palabras mostrencas en todo caso, por mucho que otra cosa digan unos cuantos lechuguinos engreídos…; y es que, como dice el refrán, cuando el diablo no tiene que hacer, con el rabo mata moscas.

Algunas dejarán de usarse en poco tiempo, con lo que los académicos que han aceptado estas majaderías sonoras quedarán como marionetas al albur de la moda, como verdaderos mequetrefes; en fin, como alguien dijo, todas esas nuevas entradas se habrán convertido en arcaísmos en pocos años, es decir, habrán pasado de moda. 
La Rae está infestada de papanatas, de patanes que admiten las más ridículas atrocidades lingüísticas, lo que quiere decir que la academia en cuestión está llena de personajillos dudosos, empezando por Cebrián, un verdadero palurdo (tal cosa hay que ser para calificar hechos, pensamientos o personas de hace mil años con palabras, mentalidad y conceptos actuales), un chaquetero (porque fue destacado y entusiasta periodista del Movimiento para, llegado el momento, convertirse en socialista de toda la vida) y un codicioso inmoral (porque a la vez que la empresa por él dirigida mandaba al paro a 800 personas él se otorgaba una prima de varios millones). Si ahí se ha admitido a individuos tan sospechosos… Lo que sorprende es que Pérez Reverte, en otros casos tan combativo y de palabra gruesa, se achante y trague; seguro que, de no ocupar su bonita T mayúscula, se dirigiría a sus ahora compañeros (cómplices) a voz en grito y con calificativos y terminología del tipo acostumbraba Quevedo.    

El lema de la Rae es ‘Limpia, fija y da esplendor’. Sin embargo, de limpia nada, sino sucia e infestada de palabras ilegítimas, falsas, bastardas; de fija mucho menos, pues es voluble y está pendiente de las modas para cambiar tan rápido como ellas; y por tanto, no da esplendor, sino lástima (por el idioma español) e indignación.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 19 de octubre de 2014

LA INDUSTRIA MUSICAL EN LA ENCRUCIJADA El gesto de U2 con su nuevo disco, que ha sido regalado a los usuarios de iTunes, ha levantado no poca polvareda en el ámbito de la industria musical, la cual se encuentra en un momento de incertidumbre al no saber qué camino tomar

El gesto de U2 de regalar su nuevo disco ha descolocado aún más
a la ya despistada industria musical
U2 ha regalado su nuevo disco (íntegro) a varios millones de usuarios de iTunes. Esta idea, además de provocar fuerte polémica, presenta un nuevo escenario para el negocio musical. Por un lado, algunos de los colegas de los irlandeses (desde Black Keys a Iggy Pop) los han puesto a caldo por ‘abaratar’ tanto los precios: “han devaluado la música”. Otros afirman que no es más que una estrategia publicitaria para meter mucho ruido y que se hable de ellos, lo que redundará en apetitosas ventas posteriores. Incluso da la impresión de que el propio Bono, que parece perder la cordura por momentos, no se entiende ni a sí mismo, pues ha reconocido que regalar todo un disco (que requiere miles de horas de composición, arreglos, ensayos, producción, grabación, edición…) fue un acto que estuvo entre la megalomanía y la generosidad, entre el marketing y el temor a que su trabajo no se convirtiera en éxito…; sí, el cerebro del veterano cantante ha debido sufrir lo suyo tras tantos años de decibelios. Además, los clientes de iTunes comprobaron cómo el álbum se les metió automáticamente en sus teléfonos sin pedir permiso, cosa que mosqueó a muchos (millones), que han protestado airadamente. Por cierto, el álbum en cuestión, ‘Songs of inocence’ (cuya portada es inexplicable), será recordado por eso, por el lío, no por sus canciones, que están a años luz de merecer entrar en su lista de grandes éxitos. 

Por otro lado, varios importantes managers de algunos de los grupos y solistas más vendedores se han reunido ante la singular iniciativa de U2, lo que significa que la acción de regalar no ha dejado a nadie indiferente; algunos de aquellos representantes han afirmado que hay gente asustada ante tal ‘innovación’ (seguro que los ejecutivos de las grandes firmas también están cavilando sobre el asunto). Sea como sea, tanto los músicos como las discográficas y todos los que viven en este universo están confusos, inseguros, sin tener la más mínima idea de por dónde irá el negocio, y nada hay más preocupante que tener que caminar sin ver por dónde.

Es interesante recordar cómo la industria del disco empieza a tener verdadera relevancia a partir de la irrupción del rock & roll. El vinilo reinó de modo absoluto durante décadas y se reprodujo hábilmente (single, epé, elepé, maxi-single, edición limitada, fotodisco…), de modo que o se compraba o se escuchaba la radio; luego la casete pareció hacerle algo de sombra, pero lo cierto es que nunca fue lo mismo comprar un Lp que una cinta, e igualmente colocar una aguja sobre el surco era un rito de mayor empaque que pulsar el ‘play’, puesto que las C-60 venían a ser soportes de segunda división; y aunque la gente grabó mucho, los perjuicios causados no fueron realmente excesivos. Otros inventos como el cartucho o la bobina abierta para magnetofón apenas se usaron fuera del ámbito profesional. El cedé estaba destinado a destronar al disco tradicional, y así pareció durante un tiempo, sin embargo, hay indicios claros de su decadencia. Hoy, internet proporciona infinitas modalidades para escuchar, comprar, poseer o bajar música, y con ellas tienen que competir los soportes físicos. Por eso, el gesto del cuarteto irlandés viene a ser, entre otras cosas, un nuevo competidor, una nueva opción: además de vender, también se puede regalar. La maquinaria que lleva la canción desde el autor hasta el oyente-consumidor varía, evoluciona, y siempre lo ha hecho; el problema es que el nuevo medio ofrece tantas posibilidades que nadie se atreve a apostar decididamente. Será muy interesante comprobar por dónde irán los tiros: ¿quién se atreve a vaticinar qué pasará?, ¿quién puede prever cómo llegará la pieza a los altavoces de casa y cómo el dinero al músico?, ¿gestionará éste todo el proceso o recurrirá a intermediarios? Es posible que en los próximos años se puedan distinguir perfectamente dos tipos de consumidores de música: por un lado los que además de las canciones quieren tener algo en las manos, y por otro los que sólo quieren escuchar música sin más consideraciones; aunque en realidad ya existen estas dos vertientes, pueden llegar a separarse tanto que la industria opte por crear dos tipos de productos. De todos modos, las infinitas puertas que se abren con cada innovación tecnológica permiten pensar en la aparición de soluciones inimaginables a día de hoy que pueden cambiar todo el entramado.         

Llama la atención leer que en Inglaterra se venden tantos discos de vinilo como hace casi veinte años: en lo que va del presente se han despachado 800.000 elepés…, y quedan las Navidades. Pero esto apenas es el uno por cien de las ventas totales, de las que aproximadamente dos tercios siguen siendo cedés y un tercio digitales; lo interesante del asunto es que las cosas parecen estar cambiando. ¿Volverán a venderse elepés hasta alcanzar cifras significativas? ¿Terminará por imponerse el modelo que acaban de ‘inventar’ U2?


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 15 de octubre de 2014

EL PODER CORROMPE… Y VUELVE ESTÚPIDO Los estafadores, defraudadores y corruptos en general que al lado del poder y de la política trincan durante años están convencidos de que nadie se enterará y jamás les pillarán. Pero a veces la propia naturaleza se ríe de ellos…


Tras un tiempo en el poder, el sinvergüenza se vuelven tan tonto que cree que 
jamás lo pillarán, así que sigue y sigue
Los Pujoles, el Urdangarín, los de los Ere y los cursos de formación de Andalucía, el Bárcenas y los de la trama Gürtel, los de las tarjetas con barra libre, los Matas y Fabras que habrá por ahí… (y si se echa la vista atrás la cosa se puede ampliar hasta el infinito), han estado años malversando y llevándoselo en crudo sin sopesar posibles consecuencias. De ello se pueden extraer muchas conclusiones, pero hay dos que son más que evidentes: primero que la situación de poder y privilegio debe matar muchas neuronas, pues sólo un tonto cree que puede estar toda la vida distrayendo dinero sin que nadie se entere; y segundo, que los mangantes pertenecen a todos los partidos e ideologías.

Así es, todos los mencionados (que no serán los únicos) no se conformaron con dar el palo una vez para luego retirarse de la circulación discretamente y tratando de no llamar la atención; nada de eso, pues creyéndose a salvo de todo, continuaron sisando y trasegando pasta hacia sus cuentas diez, cien, mil veces, durante años y años. Es esta una prueba concluyente de que estar en el centro de poder demasiado tiempo (dos lustros ya es demasiado) acerca al sujeto a la estupidez y lo aleja de la honradez. En unos casos esa pérdida de honestidad se refleja en actuaciones política, social o económicamente disparatadas, y en otros se evidencia en actuaciones como las protagonizadas por los arriba mencionados. Éstos, ganando en cretinismo a cada nuevo desfalco, fraude o ratería, llegan a creerse tan por encima de leyes y moralidades que se convencen de que pueden seguir trincando el resto de su vida sin que nadie sospeche, sin que nadie se entere, sin que nadie investigue; es decir, llegan a la conclusión de que todos los demás se chupan el dedo, de modo que, piensan, jamás habrá quien se dé cuenta de que las cuentas no cuadran ni nadie echará en falta los miles o millones. Esto es, en fin, una muestra papable de que el exceso de tiempo empuñando bastón de mando (sea en el ámbito que sea) conlleva una grave pérdida de materia gris. Otra cuestión es que el bandolero ya tuviera esa inclinación antes de acceder al poder o que ese impulso le sobreviniera una vez acomodado en la poltrona; de todos modos, lo que queda demostrado es que, irremediablemente, pasados los años suficientes el poder corrompe y vuelve estúpido, ya sea en sentido político o social, ya sea en un sentido estrictamente dineril. Ya lo decía Galdós, que se preguntaba hace más de un siglo: “¿Qué tendrá esta ocupación que vuelve tonto al inteligente, ladrón al honrado, mentiroso al veraz?”. ¿Y qué diría el gran autor canario si viera la bajeza moral protagonizada por Gallardón, que saltó de un cargo a otro como quien alarga el paso para no tocar el suelo húmedo y frío?

Por otro lado, tras desvelarse dichos escándalos ha quedado probado, más allá de cualquier duda razonable, que abunda la figura del saqueador en todos los partidos políticos, y que hay chorizos, estafadores y descuideros adscritos a todas las ideologías. Es evidencia que demuestra (por enésima vez) que las creencias políticas no tienen nada que ver con la integridad y la decencia; o sea, la vileza moral o la rectitud dependen exclusivamente de la persona y no de su pensamiento. Por ello, ser buena o mala persona, caradura o íntegro, cínico o sincero, pringado o limpio, es algo que depende del individuo, no del grupo o colectivo en el que se integra; es decir, existen los dos tipos de personas en todas partes. En todas.   
CARLOS DEL RIEGO


PD: Por cierto, hace un par de años, en Santa Catalina, Brasil, una enorme anaconda se zampó a un político que iba a esconder dinero. Un pescador contó: “Bebía y contaba billetes en su lancha. Yo vi cuando la víbora llegó, se enrolló y se lo comió”; luego, corrió a pedir ayuda, pero la gente se rió de él. Más tarde, la viuda explicó que el hombre “había viajado al Amazonas para esconder una fuerte suma de dinero en la selva”… Al final la noticia resultó ser falsa, pues un lugareño asegura: “somos una comunidad pequeña y los pocos diputados que tenemos siguen a robarnos”; pero eso sí, la engañifa produjo millones de comentarios jocosos (fácilmente imaginables) en Iberoamérica y el resto del mundo. 

El supuesto traga políticos

domingo, 12 de octubre de 2014

VERSIONES CON ENCANTO Y PERSONALIDAD Es una excelente manera de aprovechar una idea brillante a fin de darle un matiz con el que revitalizar su brillo, e incluso con ellas se puede rematar una melodía que, aunque con buenos modos, no termina de funcionar.

Joe Cocker, que no compone, siempre ha realizado espléndidas versiones




Son las versiones, las variaciones sobre un tema, ese recurso que se viene repitiendo desde que existe la música; no en vano las variaciones, adaptaciones, revisiones de partituras de otros han sido cosa común siempre que un músico quiere reconocer o rendir tributo a otro, o simplemente cuando se desea dar un toque renovador a una melodía que se agarró a la mente. Eso sí, si no se consigue aportar algo al original, la cosa se queda en pretensión fallida, hasta el punto de que algunas reinterpretaciones que muchos se han atrevido a hacer resultan de todo punto sonrojantes, de auténtica vergüenza ajena (y mejor no mencionar nombres).






Prácticamente no hay grupo o solista que no haya tirado de obra ajena antes o después y con mayor o menor acierto. Incluso se ha podido dar el caso de que alguna pieza que apenas llamó la atención en su original aparece deslumbrante cuando se la trabaja nuevamente. Además, siempre funcionan fantásticamente bien en vivo.

Algunas versiones han conseguido un estatus especial, como si se hubieran convertido en auténtica novedad. Un buen ejemplo es la excitante y pasional visión que aportó Joe Cocker del clásico de Beatles ‘With a Little help from my friends’, mucho más desgarrada, más desordenada y visceral que la que cantó Ringo; de hecho, se emite más veces en la radio la de aquel que la de éste…, aunque claro, la original es la original y siempre posee algo que nunca tendrá la reproducción. Otra muestra de cómo se puede reinventar una partitura y darle algo que en principio no tenía es lo que Jimi Hendrix hizo con el ‘All along the watchtower’ de Bob Dylan; el emblemático guitarrista añadió muchísimos matices, encontrando cosas en la canción que ni el propio Dylan había atisbado; es más, el autor de la pieza confiesa que, cuando la toca, suele hacerlo a la manera de Hendrix.  


Esas son dos auténticas clásicas en el universo de las versiones. Pero hay otras con menos caché que también resultan enriquecedoras, encantadoras y con poderosa personalidad. Lou Redd escribió la melodramática ‘Femme fatale’ para la Velvet Underground en los sesenta, cuando Nico la cantó de un modo un tanto desmayado, lineal; luego, en los ochenta, los alemanes Propaganda la retomaron y le proporcionaron mayor musicalidad, mucha más armonía y, sin duda, superior voz e interpretación; así, el tema se volvió más dinámico y adquirió mayor carga melódica, hasta el punto de que parece otra canción…, aunque sin el tono despectivo e incluso patético con el que Reed la concibió.

Otra canción que se reconvirtió con enorme acierto fue ‘The passenger’, originalmente aparecida en el ‘Lust for life’ de Iggy Pop en 1977 (con producción, coros y teclado de David Bowie), y que Siouxie & The Banshees rehicieron diez años más tarde. La de Iggy era esquemática, desnuda de arreglos y ornamento, sin embargo, la de los ‘góticos’ presenta una riqueza sonora asombrosa, con metal, con solos, con cortes y múltiples variaciones. Curiosamente, en ambos casos la voz solista parte de registros bajos, tratando de mantener profundidad, gravedad, huyendo de tonalidades alegres al hablar del cielo vacío de la noche, de los suburbios, del pasajero que lo ve todo a través de la ventanilla (hay quien afirma que está basada en un poema de Jim Morrison). El propio Iggy Pop afirmó que le encantaba la versión de Sioxie, pero la magia que tenía la original...


Ramones publicó un disco de versiones titulado ‘Acid eaters’ en 1994 (su penúltima entrega), en el cual se dieron el gustazo de recrear algunas de sus canciones favoritas (en realidad habían hecho tal cosa a lo largo de casi toda su carrera), y entre ellas estaba la maravillosa ‘Have you ever seen the rain’, original de otra leyenda americana: los Creedence Clearwater Revival del siempre brillante John Fogerty, que la editaron en 1970. Ni que decir tiene que los de Nueva York cambiaron la dulce y evocadora acústica que transmitía calma y armonía por una salvaje y distorsionada guitarra que parece desenvolverse en plena tormenta. Son poco más de dos minutos de punk-rock maduro pero encendido, resultando una pieza que se adapta como un guante a esos Ramones cercanos a su final. Tiene ritmo mucho más vivo y mucha mayor sonoridad que la de los Creedence, sin embargo, ésta posee un sabor añejo, el regusto del clásico.

¿Y quién no hace sus propias versiones al cantar en casa, en el coche, en la ducha?

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 9 de octubre de 2014

LAS TRAMPAS DEL NACIONALISMO CATALÁN A pesar de lo que muchos puedan decir (incluyendo algunos bienintencionados), el referéndum que se pide en Cataluña es cualquier cosa menos democrático: está lleno de trampas, cuando no de auténticas mentiras

El adoctrinamiento empieza en el cole.
La mayoría de los españoles (catalanes o no) que se muestran favorables a la celebración de un referéndum con intención secesionista, argumentan que tal cosa es una muestra de democracia, un derecho que asiste al pueblo catalán. Sin embargo, la cosa no es así, de hecho, sólo haciendo trampas (maliciosa o inconscientemente) se puede sostener esta afirmación. Y la primera gran trampa se sustancia en el hecho de que los políticos catalanistas han convencido a muchos catalanes de que Cataluña es sólo de los catalanes…, una enorme falsedad, puesto que Cataluña es también de los murcianos y de los asturianos, de los canarios y de los gallegos, de igual manera que Murcia, Asturias, Canarias o Galicia también son de los catalanes. Por ello, lo que sucede en Cataluña no afecta sólo a los nacidos allí o que allí residen, sino que directa o indirectamente tiene que ver con toda España; por consiguiente, una posibilidad de tal envergadura debe incorporar a todos los españoles, ya que fueron estos (todos) los que decidieron la situación actual y, por tanto, todos los españoles han de decidir los posibles cambios. 

Pero son muchas más las trampas con que quieren jugar esta partida los políticos catalanistas. Una de ellas se refiere a la propia consulta. Una votación justa sería aquella en la que los contendientes (sobre todo cuando se trata de dos opciones antagónicas) contaran con las mismas oportunidades, y es evidente que la opción separatista y la constitucional no tienen ni han tenido recursos similares. No se puede negar que todo el respaldo institucional va hacia un único lado desde hace muchos años; de este modo, hay subvenciones a los medios de comunicación que apoyen la idea, y hay dinero abundante para organizaciones que divulguen (sea como sea) la doctrina secesionista; asimismo, la educación está fuertemente dirigida en ese sentido, con intención indisimulada de arrinconar el español y todo lo que a español suene, con libros de Historia o Geografía que falsean la realidad y que están presentados y orientados para que puedan servir convenientemente a la causa; se ofrecen apetitosos beneficios y prebendas para todos los artistas e intelectuales, para escritores e incluso historiadores que comulguen con la idea separatista y actúen en consecuencia. Y así sucede en todos los ámbitos de la sociedad. Por otro lado, nadie quiere renunciar a esos ingresos…

Hay muchas otras trampas, como la obligación de expresarse exclusivamente en catalán que tienen todos los que tengan relación con la administración catalana, como las multas por rotular en castellano (si es en inglés, francés o serbocroata no hay problema), como la obsesión por que los niños no escuchen el español en el cole… ¡Y qué decir sobre la gracia que hizo a los catalanistas el tiroteo simulado (fusilamiento dijeron algunos) contra la casa de unos opositores! No hay que olvidar que cuando un catalán afirma que también se siente español (y son muchos), dejará de tener oportunidades en la administración pública, será mirado con desprecio, tachado de traidor y de facha, se le hará el vacío e incluso se le amenazará… Evidentemente, cuando esto sucede, cuando una de las opciones está perseguida por las instituciones y sus dirigentes, no puede hablarse de un referéndum justo, no hay lugar para afirmar que es una acción democrática. Cuando el estamento convocante está descaradamente inclinado, cuando los más vocingleros (que no son los más numerosos) no soportan opiniones contrarias e incluso amedrentan a quienes piensan distinto, no es posible una votación justa, no es posible la democracia. En este sentido, también es tramposo, también es un engaño difundir la idea de que todos los males tienen su origen fuera, que todas las calamidades que afectan a Cataluña (paro, déficit tremendo, multimillonaria deuda pública…) son culpa del resto de las regiones españolas…; es uno de los grandes recursos del nacionalismo: “todos los demás son malos, todo lo de fuera nos hace daño, todos nuestros sufrimientos son responsabilidad de los otros…”; es relativamente fácil convencer a la población de que no tiene culpa de sus desgracias y que éstas se deben a los demás, es un argumento que penetra y se queda, pues la autocrítica y el reconocimiento de los propios errores duele: es más sencillo y fácil de asimilar la culpa de los demás y la inocencia de uno mismo. 

Por otro lado, también está la certeza de que el segregacionista no cejará en su empeño: si la hipotética consulta le resultara desfavorable no dejaría pasar mucho tiempo antes de volver a la carga.

Con todo, lo peor es la estrategia de algunos políticos que se basa en incitar al odio, en provocar la inquina hacia otros (españoles en este caso, moros, negros o judíos en otros); los muy estúpidos no se dan cuenta de que acusar a los demás de todo, señalar a los otros como culpables tarde o temprano se vuelve contra ellos mismos. Hay numerosos ejemplos sin salir de Europa ni ir más allá del siglo XX.     


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 5 de octubre de 2014

TRES OLVIDADOS FRANCOTIRADORES DEL ROCK Algunos artistas que hicieron grandes aportaciones al devenir del rock han sido relegados, olvidados, por ejemplo Desmond Dekker, uno de los inventores del ska-reggae, el resuelto activista gay Tom Robinson, y el cantautor Steve Forbert

Desmond Dekker, uno de los inventores del ska y el reggae.
El paso del tiempo suele ir dejando en el olvido a no pocos artistas que, a pesar de dejar excelentes ideas y contribuciones, quedan finalmente sólo para los especialistas. Sí, algunos pueden tener la suerte de que sus canciones suenen en alguna película, en la sintonía de este spot publicitario o en aquella serie de televisión, con lo que tal vez tengan una segunda oportunidad. Sin embargo, la mayoría de los nombres que los años y las décadas han dejado en la sombra jamás volverán a asomarse a algo parecido a la popularidad…, aunque ésta apenas dure unos instantes. Aquí van tres casos de grandes artistas que, dotados de potentísima personalidad y talento, apenas son, en el mejor de los casos, un pálido recuerdo en un rincón de la memoria de los más iniciados: Desmond Dekker, Tom Robinson (Band) y Steve Forbert.


En Jamaica, a finales de los cincuenta y primeros sesenta del siglo pasado, la música servía para que la terrible pobreza de la población fuera un poco más llevadera. Las emisoras de radio programaban soul, blues y otros estilos negros procedentes de USA; por su parte, los jóvenes jamaicanos tomaban esos ritmos y los combinaban con el folclore local, es decir, con géneros como el calypso, el mento o incluso el merengue, dando lugar así a lo que se llamará ska. Luego, cuando los grupos tocaban en vivo, solían desacelerar el ritmo a causa del asfixiante calor, con lo que se dio origen al reggae (previo paso por lo que se conoce como rocksteady, que es lo mismo pero sin trompetas). Desmond Dekker estaba allí en aquel momento, dando forma al nuevo estilo al lado de otros nombres de leyenda, como el impagable e insuperable Laurel Aitken (‘El padrino del ska’, que era cubano y se llamaba Lorenzo) o el prolífico e inspirado Prince Buster (en realidad su apellido era Bustamante). Así, ya en 1963, Desmond Dekker publicó el seminal e irresistible ska ‘Honor your mother & father’, al que siguieron muchos otros clásicos como ‘King of ska’ (títulos imprescindibles para quien quiera descubrir cómo nacieron el ska y el reggae) o su emblemático ‘Israelites’, todo un éxito internacional que, a finales de los sesenta, se convirtió en el primer reggae que alcanzaba lo alto de las listas británicas, estadounidenses y de muchos otros países; la voz sincopada y casi entrecortada, el reconocible toque reggae de la guitarra, los coros, la repetición obsesiva de la melodía…, todo ello resulta irresistible, contagioso y muy pegadizo…, características que mantiene a pesar del medio siglo transcurrido.


A diferencia de Desmond, que estuvo en escena hasta su muerte en 2006, Tom Robinson Band tuvo mucho  menos recorrido, pues sólo se mantuvo activo tres años, del 77 al 79, días de efervescencia punk en Inglaterra, aunque lo suyo ya apuntaba a la ‘nueva ola’. Pero además de músico, Tom Robinson era un activista por los derechos de los homosexuales, todo un líder en la comunidad homo londinense, una postura verdaderamente valiente, ya que había que ser muy fuerte, estar muy convencido y tener una poderosa personalidad para proclamarse abiertamente marica, echarse a la calle y exigir la igualdad en los años setenta en la pacata y puritana Inglaterra, donde tal cosa era considerada crimen y estaba penada con la cárcel (sí, Tom los debía tener muy bien puestos). Sea como fuera, hizo mucho ruido y sin duda aceleró el cambio de pensamiento de la sociedad a la vez que facilitó el avance de los derechos de los que optaban por una sexualidad distinta. Entre las (pocas) canciones que la TRB regaló destacan la evidente ‘Glad to be gay’ o la excelente ‘2-4-6-8 Motorway’, todo un clásico de la primerísima ‘new wave’ que engancha por su melodía apasionada y su estribillo cantarín; al parecer, la cosa va de un camionero ‘gay’ e incluye otros guiños reivindicativos. Trabajó con Elton Jhon, vivió en Berlín e incluso se casó y tuvo hijos…     

      
Steve Forbert es un brillante compositor, cantante y guitarrista estadounidense al que alguna vez compararon con Dylan. Criado entre campos de maíz, tocó con grupos escolares y luego se lo montó en solitario, siempre con el country, el rock, el rythm & blues como principales directrices; se cuenta que tocaba por las noches en los garitos de su pueblo y de día conducía un camión. En su dilatada carrera (iniciada en 1978 y en la que siempre se negó a plegarse a la exigencia de la industria) ha vivido muy arriba y muy abajo, pero para la posteridad dejó un álbum de gran categoría (‘Jackrabbit Slim’, 1979) y la preciosa, la brillante melodía ‘Romeo´s tune’, una canción por la que muchos darían un brazo. Forbert explicó que ésta estaba dedicada a la desdichada Florence Ballard (de The Supremes, muerta en 1976 con 32 años), pero también a una chica de su pueblo… Lo mejor es escucharla y quedarse para siempre con una de las combinaciones de notas más inspiradas de toda la historia del rock. ¡Ay, ese piano! 

Canciones olvidadas pero inolvidables.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 1 de octubre de 2014

ALIEN, 35 AÑOS TEMIENDO AL MONSTRUO “Un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos ni las fantasías de moralidad”, así definía el agonizante científico de la nave Nostromo a uno de los más aterradores bichos jamás imaginado por mente humana. Décadas después los sentimientos que provoca no han variado

El terror se dibujaría en el rostro de cualquiera ante esta visión

Es difícil imaginar criatura más repulsiva
Su estreno fue una auténtica convulsión para los aficionados al cine, sobre todo para los amantes de las películas de serie B y de ciencia ficción, de las de terror y suspense. A finales de 1979 un auténtico monstruo, un ser horripilante y repelente recorrió el mundo, ‘Alien’, el pasajero invasor que parece un ser y también una máquina, que tiene exoesqueleto como un insecto y una boca extensible dentro de su boca, que puede recordar a un dragón y que es cien por cien hostil…, nada imaginado o soñado en la más alucinante pesadilla puede infundir el paralizante miedo que provoca semejante atrocidad. Sin embargo, aun puede haber algo peor que quedar al alcance de sus babeantes mandíbulas y sentir cómo te arranca la cara: puede que no te mate, sino que te capture para colocarte, inmovilizado, ante un asqueroso huevo del que saldrá la cosa que te introducirá por la boca el embrión del monstruo, el cual te romperá el pecho desde dentro para nacer (los actores no estaban avisados de lo que iba a pasar en ese momento, de ahí sus caras de verdadera sorpresa, es más, uno incluso se desmayó del susto). Aterrador.
  
Además del escalofriante diseño del bicho (del suizo Giger, fallecido hace unos pocos meses) y de la atmósfera angustiosa y claustrofóbica que impera de principio a fin, además del modo en que es ‘concebida’ la bestia y otras muchas sorprendentes y novedosas ideas que aporta la película (héroe chica, Ripley, chicos víctimas, hombre que ‘da a luz’ tras introducirse en su boca el germen…), tal vez sea la incertidumbre que preside todo el metraje lo que multiplica el efecto aterrador. Hay incertidumbre cuando la nave cambia su rumbo sin saber por qué, ¿la señal es de auxilio o de advertencia? Las dudas siguen cuando un ente asqueroso se pega al rostro de un tripulante y no se sabe qué hacer, ¿permitir que entre ‘eso’ en la nave o cumplir con el protocolo de cuarentena? Incluso cuando hay que abandonar y destruir la astronave y recurrir a la auxiliar, la protagonista cambia de idea e intenta volver… La inquietud por lo desconocido impregna de miedo a todos los desafortunados viajeros. Pero la mayor incertidumbre, lo que aterra tanto a los personajes como al espectador es el hecho de que ni un segundo aparece la criatura claramente y en su totalidad, no se sabe exactamente qué es, cómo es, cómo mata, qué pretende, qué les hace a sus víctimas…, sólo se atisba que es un ser feroz, repugnante y muy violento. Es este uno de los grandes aciertos del emblemático título, ya que el desconocimiento conlleva miedo; lo desconocido es en este caso intuido en varios entrecortados y escasos instantes, lo justo para provocar el estremecimiento, la angustia, el espanto de todo el que mira. Y mucho más en aquel 1979, pues hay que recordar que hasta entonces los seres procedentes del espacio casi siempre eran inteligencias superiores que procedían con un propósito (aunque fuera perverso), mientras que el octavo pasajero no piensa, sólo actúa como un verdadero monstruo.  
  
Miedo extremo, pavor profundo, pánico absoluto es el sentimiento que el filme transmitió a toda la sala cuando en aquellos últimos setenta se estrenó en todo el mundo. Cómo esa especie de crustáceo repelente se pega a la cara e introduce por la boca de la víctima el embrión del monstruo, cómo emerge éste, en qué se convierte y cómo mata la alimaña adulta… Todo ese caudal de terror lo personifica el personaje de Lambert, la chica que desde el primer momento teme: “¿lo habrá querido coger vivo?” comenta ante la espantosa posibilidad de que la primera víctima esté aun con vida en poder del monstruo; pero como no podía ser de otro modo, la desdichada comprueba finalmente cómo sus temores se hace realidad y, en una de las mejores y más expresivas escena de toda la película, la criatura se planta ante la infortunada, que se resigna paralizada por el horror y sólo puede gritar…

Sin embargo, puede que lo peor no sea la criatura sino la revelación del traidor cuando, destrozado, confiesa las órdenes de la compañía: “Regresar con ese organismo. Las demás consideraciones anuladas. Tripulación sacrificable”. Después de todo, los directivos de la empresa exhiben mayor maldad que la mismísima bestia (algo que se confirma en las secuelas).

Sea como sea, pocas películas transmiten tanto terror y producen tanto escalofrío como aquella primera entrega de ‘Alien’. Han pasado tres décadas y media, pero la visión de tan significada película continúa estremeciendo.

Y una última incertidumbre, ¿tiene ojos el monstruo?


CARLOS DEL RIEGO