OPINIÓN

HISTORIA

martes, 19 de febrero de 2013

TODOS LOS PARTIDOS UTILIZAN LOS MISMOS RECURSOS Al igual que los futbolistas, abogados o empresarios, los partidos políticos y quienes los manejan recurren a idénticos subterfugios aunque eso signifique sortear o saltarse la ley

Todos los partidos políticos tienen idénticas estructuras y modos de funcionamiento, como las sectas

Uno de los dos partidos políticos mayoritarios en España está siendo acusado de financiación ilegal, como en otro momento lo fue el otro; además pesan sobre estas y otras formaciones sospechas de movimientos ilegales de dinero así como de nepotismo y de reparto de destinos, cargos, prebendas y favores, estando todo ello en relación directa con la cantidad de poder que el partido sea capaz de acumular.
Todos los partidos y quienes los dirigen funcionan del mismo modo, igual que todos los futbolistas recurren a la marrullería cuando el árbitro no mira, igual que todas las empresas usan de la contabilidad creativa o paralela para ingresar más y cotizar menos, igual que los abogados mienten y niegan la evidencia en beneficio de su cliente, igual que el conductor se pasa el semáforo ahora que no le ve nadie; es decir, todos funcionan de igual modo, todos usan las mismas artimañas, todos responden igual ante situaciones iguales…, no hay nada más parecido a un partido político que otro partido político independientemente de ideologías y convicciones.
Puede que haya muchos políticos honrados, al menos cuando llegan, al menos al principio. Pero pasado un tiempo se engranan en la maquinaria poco a poco, día a día, intriga a intriga, con lo que sin darse cuenta entran en ese funcionamiento viciado, tramposo, llegando a creerse que se actúa al margen de la ley ‘un poquito’, pero como el beneficio es para el partido (que es el verdadero), y por tanto para toda la sociedad, está justificado el chanchullito; y si hay quien muestra escrúpulo ante la maquinación, basta con un poco de adoctrinamiento, unas conversaciones y una sutil presión de los de arriba para acabar con cualquier vestigio de honradez. Los partidos funcionan así, un poco como las sectas: hay que hacer lo que dicen los líderes sin rechistar, sin valoraciones morales y apoyando incondicional y ciegamente las estrategias diseñadas por los expertos manipuladores. Y no hay manera de escapar a eso, puesto que si a pesar de todo alguien se resiste a plegarse a los ardides dudosos de la dirección, de un modo u otro se le coloca donde sus ojos no vean para que su corazón no sienta. Y si alguien no está en el ajo, si alguien no ha visto nada es porque deliberadamente ha mirado para otro lado. Así se mueven los engranajes de estas cofradías de pensamiento oficialista y sectario, estas agencias de colocación de afiliados que han sido superadas por la evolución de la sociedad, que han quedado más desfasadas que el sistema VHS de vídeo o la máquina de escribir, pero que se resistirán al cambio y lucharán para no perder sus cuotas de poder y mangoneo, pues aun no se han enterado de que las cosas han cambiado.
Si se demostró en el pasado que un gran partido pasó por encima de la ley en el terreno económico (y otros), y ahora los indicios apuntan a que el otro ha hecho lo mismo, es fácil deducir que todos se conducirán de idéntica manera, sobre todo si están en disposición de tomar el poder (aunque esto no es imprescindible). En fin, que si este bando recurre a esto hay que tener por seguro que aquel recurrirá a lo mismo, no porque todos sus integrantes sean iguales, sino porque la mecánica de las estructuras del partido, idéntica en unos y en otros, obliga a que todos terminen funcionando 


inevitablemente del mismo modo.
CARLOS DEL RIEGO

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