También estos árbitros de la ley se creen acreedores a derechos señoriales por ser quienes son. |
El presidente del Poder Judicial, Gonzalo Moliner, se ha quejado
porque le parece que da “mala imagen” que alguien tan importante como él viaje
en clase turista, cuando en el sentir general de la ciudadanía lo que produce
malestar es todo lo contrario: que viaje a todo lujo a costa del contribuyente.
Esta postura del jefe de los magistrados es otra muestra más de lo lejos de la
realidad, de lo elevados por encima del suelo que viven los que se creen tan
importantes, pues están convencidos de que al que escota para pagar sus
emolumentos le parecerá mal que se ahorren gastos innecesarios y se enfadará si
no se tira de tarjeta oficial con generosidad o no se viaja con gran fasto y
ostentación. ¡Hay que ser engreído y estar en la más insolidaria inopia!, o lo
que es peor, hay que ser un verdadero figurón, algo cercano al señor feudal, para
creerse con derecho a gastar todo lo que desee porque es quien es, y punto. El
caso es que el tal Moliner (que debería pagarse sus viajes profesionales y
reclamar kilometraje, como hacen casi todos los funcionarios) se queja de que
tras el ‘caso Dívar’ (su predecesor, que se iba a Marbella y otros lugares turísticos
de vez en cuando a costa de todos) se han restringido los gastos de los jueces
y otros altos funcionarios. Incluso se ha atrevido este gerifalte de los
árbitros de la ley a lamentarse de que se han eliminado los viajes de fin de
semana y de que “ya no hay semana caribeña”. ¡Cómo se puede tener la cara tan
dura!
En este mismo saco de los convencidos de sus privilegios
están también los diputados y senadores, que exigen móviles, ordenadores y
otros dispositivos electrónicos con cargo al erario, que se gastan dinero
público a millones para crear una página web, que piden austeridad al ciudadano
mientras cubren casi todos sus gastos (incluyendo viajes) a costa de éste, que
exigen más prestaciones para el contribuyente pero no renuncian a ningún
privilegio; y también caben en el mismo contenedor los líderes sindicales,
sobre todo los que integran consejos de administración de entidades
financieras. Tampoco es despreciable el hecho de que los grandes sindicatos se
nieguen a hacer públicas sus cuentas, sus ingresos y sus gastos, sus nóminas,
complementos, privilegios; por cierto, para justificar esta negativa (la Casa
Real, la Iglesia e incluso los políticos ponen a disposición del ciudadano sus
balances y sus nóminas) los sindicalistas explican que las suyas son
organizaciones privadas, y por tanto ajenas a la obligación de desvelar sus
movimientos de caja, y ello a pesar de que reciben millonarias subvenciones
públicas…, es decir, también los que se dicen defensores del trabajador se
sienten acreedores al privilegio. O sea, a pesar del concepto que tienen de sí
mismos, también estos personajes residen unos veinte metros por encima del
pavimento.
Sería muy interesante e instructivo investigar y comprobar
cómo van evolucionando los modos de pensar de las personas que llegan a esas
esferas de poder que, seguro, deben multiplicar sus egos por mil cada día, pues
de otro modo es incomprensible que deduzcan que el puesto al que han llegado es
prueba de su valía y que, por tanto, se merecen todo tipo de regalías, privilegios
y ventajas y, en todo caso, es justo que tengan más que los que no han llegado
tan alto en la escala social. Y si alguien les afea esa conducta se defienden
minimizando lo que cuesta al pagano esos, según ellos, despreciables
desembolsos (si fueran tan triviales cantidades ¿por qué no las pagan de su
bolsillo?), o amparándose en el improperio característico que siempre tienen a
mano: “eso es demagogia”. El gran problema que hay en España es que hay que
pagar todos los costes a 18 gobiernos.
Deben mirarse al espejo cada día repitiéndose una y otra vez
“tu si que vales, tu te lo mereces todo”.
CARLOS DEL RIEGO
Si lo tiene facilísimo... que pague la diferencia para viajar en business de su bolsillo y ya está. Y si en tan alta estima tiene su imagen, que venda sus derechos de la misma como los futbolistas y que con ello le paguen el viaje en busines. Como bien dices, y me alegro de coincidir contigo, parecen vivir en otro planeta o en otra época... Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Juan Diego: Es tan evidente, que resulta difícil de creer que defiendan sin rubor esos privilegios, por eso parecen vivir levitando sobre el suelo..., o en otro planeta. Un abrazo y feliz Navidad y año nuevo.
Eliminar