FASCISMO O DEMOCRACIA. COMUNISMO O CAPITALISMO

STALIN

Mucha gente está convencida de que fascismo es lo contrario de comunismo, pero lo que ocurre en realidad es que uno y otro son contrarios a democracia, de forma que ésta no puede compartir existencia con cualquiera de aquellos dos. Hay que entender que comunismo, en puridad, es una teoría económica más que política, ya que se basa en la economía planificada, en la posesión estatal de los medios de producción (fábricas y oficinas, máquinas y herramientas, capital, transportes...) y de los bienes producidos, excluyendo por tanto lo privado: iniciativa, posesiones..., incluso viajes. De este modo, es evidente que es el capitalismo y no el fascismo el que se opone al comunismo.

POT-POT

De hecho, echando un vistazo a los países comunistas que existen y han existido, queda patente que su organización política es idéntica a la de los países con dictadura fascista. ¿Cómo definir un régimen con estas características?: país con un líder dotado de poder absoluto, donde no hay separación de poderes ni partidos políticos, con censura férrea y total control sobre los medios de comunicación, con adoctrinamiento continuo desde edad escolar, con persecución, encarcelamiento o ejecución de toda persona u organización contraria al pensamiento oficial... Verdaderamente tal descripción encaja perfectamente tanto con dictaduras fascistas como con regímenes (dictaduras) comunistas; tal vez la principal diferencia sea que uno permite la salida y entrada de ciudadanos con total libertad y el otro sella sus fronteras a cal y canto.

¿Existen verdaderas diferencias entre las actuaciones de Hitler y Stalin, Castro y Videla, Mussolini y Ceaucescu? (no encuentro equivalencias para Lenin, Mao, Pol Pot o Kim Il Sung y su descendencia, pues Pinochet o Franco se quedaron a años luz). ¿Y qué tienen en común todos ellos, además de su condición de líderes absolutos?, que gobernaron basándose en la persecución hasta la muerte de toda disidencia o sospecha de disidencia. Es por esto que, sin duda, todos los mencionados (que sólo son los más renombrados) han ejercido el fascismo de modo idéntico, utilizando los mismos recursos represivos y las mismas disculpas para encarcelar por motivos políticos, compartiendo una intolerancia visceral a la opinión contraria y una permanente paranoia. Asimismo, otro rasgo muy común entre los dictadores de toda índole es identificar los símbolos del país (bandera, himno) e incluso al propio país consigo mismo, de forma que cuando se le ataca a él como dictador aduce que el ataque es contra toda la nación (en España muchos cayeron en esta trampa y ahora identifican la bandera y el himno con Franco y con el fascismo).

MUSSOLINI

Por ello, para distinguir, habría que hablar de dictadura fascista de economía capitalista o de dictadura fascista con economía comunista (planificada). Y así, hay que deducir que lo contrario de fascismo y comunismo es democracia, pues todos los dictadores (todos) llegan al poder sin pasar por las urnas y por medio de la violencia; la excepción es Hitler, que ganó unas elecciones legítimas, pero inmediatamente lo aprovechó para convertirse en paradigma del dictador.

En resumen, Mao y Stalin eran auténticos fascistas, tanto como Hitler y Mussolini, y no sólo abanderados del totalitarismo. Más aún, quienes se creen comunistas, socialistas o rojos, tienden a sentirse superiores a los que apoyan políticas de derechas o van a la iglesia (pero no si a donde van es a la mezquita), y en casos extremos llegan a incluso insultar, amedrentar o menospreciar a quien no opina como ellos. Un buen ejemplo es el que dan jóvenes adscritos a partidos u organizaciones presuntamente de izquierdas que, ante un mitin, conferencia o reunión de conservadores, harán lo posible por reventarlo, por impedir a toda costa (con voces, intentos de agresión, insultos) que hablen quienes piensan distinto a ellos; en realidad, están actuando como las organizaciones de extrema derecha durante la transición española (Falange, Fuerza Nueva), que se presentaban en mítines y asambleas de partidos y sindicatos nominalmente de izquierdas para chillar, provocar e insultar lo suficiente como para que el acto hubiera de suspenderse (y si había pelea, mejor)..., tal y como hacen hoy muchos (sobre todo jóvenes) que se creen socialistas o comunistas. Es decir, que si uno se conduce como fascista, será fascista aunque se crea y proclame otra cosa, pues o se es fascista (ya se prefiera economía capitalista o planificada) o se es demócrata. Se puede ser demócrata pensando en clave conservadora (o de derechas) y prefiriendo economía capitalista (otro tema sería la exigencia de estricta regulación y vigilancia del mercado), a pesar de que muchos de los que se creen de izquierdas identifican erróneamente derechas con fascismo.

HITLER

¡Y qué decir de los terroristas que matan en nombre de la libertad! ¿Quién es el fascista, el etarra que dispara o el concejal  de un partido de derechas que recibe el tiro en la cabeza igual que los judíos en la Alemania nazi?

Antes de decir que uno es de izquierdas debe analizar si actúa como tal (por ejemplo repartiendo su riqueza, algo que exigen  a los ricos y a los gobiernos) o si está perfectamente engranado en la maquinaria del capitalismo. Y del mismo modo si permite otras formas de pensamiento o si se cree en posesión de la única verdad, de la verdad absoluta, en cuyo caso tenderá al fanatismo y al fascismo.  

carlosdelriego