OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 22 de octubre de 2025

40 AÑOS DEL ESTRENO DE ‘REGRESO AL FUTURO’: EL ‘INICIO’ DEL ROCK & ROLL Y OTROS GUIÑOS AL GÉNERO

 


No podía faltar el imitado 'paso del pato' en el homenaje a Chuck Berry

 


Está claro a quién imitaba Marty al tocar detrás de su cabeza. Es una de las muchísimas referencias de la película al rock & roll y a algunos de sus grandes guitarristas

A quienes vieron la película ‘Regreso al futuro’ cuando se estrenó en España, a finales de 1985, les parecerá casi imposible que hayan pasado ya cuarenta años. Todas las escenas resultan tan familiares y parecen tan presentes… Los amantes del rock & roll jamás olvidarán la interpretación que Marty McFly hizo del ‘Johnny B. Goode’ de Chuck Berry y las locuras que ejecutó en el escenario, e incluso puede que identifiquen algunas de aquellas locuras  

 

Aquella escena, aquellas palabras (“Supongo que no están preparados para esto, pero les encantará a sus hijos”), aquella demoledora interpretación… no sorprendió al público de 1985, de hecho, director, productor y guionista sabían que contarían con la complicidad de cualquier espectador en cualquier parte del mundo. Han pasado nada menos que cuarenta años y, seguro, no habrá ningún interesado en el negocio del rock & roll que no recuerde la escena palabra por palabra, gesto por gesto, locuras, saltos, solos…

 

El rock está presente desde el principio de la peli; Marty se presenta con su grupo a un concurso del colegio. En éste empiezan a tocar el comienzo del tema ‘The power of love’, de Huey Lewis & The News, pero el presidente del jurado apenas les permite tocar unos segundos, los interrumpe y les dice que es suficiente, que son demasiado ruidosos. Lo mejor de la escena es que ese tipo de gafotas que, megáfono en mano, les dice que quedan eliminados es… ¡el propio Huey Lewis! (Al parecer, algo así le pasó a Huey Lewis cuando, de joven, se presentó a un concurso).

 

Es sólo una de las múltiples referencias, alusiones e insinuaciones que la inolvidable película dedica al rock & roll. La banda sonora está llena de canciones: El ‘Time bomb town’ de Lindsey Buckingham (Fleetwood Mac) que suena en la radio de Marty antes de que lo llame Doc. ‘Heaven is one step away’ de Eric Clapton que se escucha cuando se topa con el vagabundo ebrio que dice ‘otro conductor borracho’. El ‘Mister Sandman’ de The Four Aces que se oye cuando Marty llega a su ciudad, Hill Valley, en 1955. La ‘Balada de Davy Crockett’ de Fess Parker, cuando entra por primera vez  en el Café de Lou. ‘Wallflower’, de Etta James, se escucha en el jukebox del Café de Lou mientras se ve a unos chicos bailando… Además del ‘Earth angel’ que toca ‘Marvin Berry & the Starlighters’ durante el ‘Baile del encantamiento bajo el mar’ que es, en realidad, un tema de The Penguins de 1954…    

 

Pero el cenit del rock & roll es el ‘Johnny B. Goode’ que se marca Marty añadiendo unas cuantas referencias a grandes guitarristas que, seguro, muchos identificaron en su momento o en alguna de las infinitas reposiciones que han puesto por televisión. El más honrado es, claro, Chuck Berry, a quien su primo Marvin, por teléfono, le hace escuchar “ese nuevo sonido que has estado buscando”; y no puede olvidarse su imitadísimo ‘paso del pato’. A nadie se le escapa que eso de tocar la guitarra detrás de la cabeza es exclusivo de Jimi Hendrix. Como tampoco que lo de arrodillarse mientras se hace el solo fue típico del más joven Jimmy Page. Lo de saltar desde un altavoz, tocar moviendo la mano derecha como un molino y tirar equipo fueron características del más salvaje Pete Townshend. El solo paseando los dedos sobre el mástil sin que la púa entre en acción recuerda mucho a Van Halen. Y lo de extasiarse con un agudo estratosférico poniendo cara de majareta con los ojos cerrados es…, ¡de tantos guitarristas heavy!

 

Irónicamente, esa icónica escena que tanto se recuerda es absolutamente intrascendente para la trama de la película, es decir, si fuera suprimida, el argumento no se vería afectado ni mínimamente.

 

Cuatro décadas han pasado desde que todo el mundo ‘vio’ por sí mismo cómo ‘nació’ el rock & roll. ¡Quién pudiera volver a 1985 y revivir aquel maravilloso estreno, aquel momento inolvidable!

 

CARLOS DEL RIEGO

 

 

miércoles, 15 de octubre de 2025

¿POR QUÉ EL GOBIERNO FRANCÉS CENSURÓ UNA NOVELA DE JULIO VERNE?

 


Piel curtida de una víctima de La Vendée, a tanto llegaron los ejércitos de la Revolución Francesa. Museo de Nantes 

 


Grabado de P R Ranssonnette titulado Masacres de la Vendée

Hace 150 años, en 1875, se publicó en España la única novela censurada de Julio Verne. Se trata de ‘El conde de Chanteleine’, que había sido editada por entregas en Francia en 1864 y que el autor de ‘La vuelta al mundo en 80 días’ quiso lanzar como novela en un volumen único en 1879. Sin embargo, su editor, apoyado por el gobierno francés, la censuró, la enterró hasta que en 1971 fue finalmente publicada en Francia. ¿Verne censurado?, ¿por qué?

 

La respuesta es sencilla: el gobierno de la ‘tolerante’ Francia, la de la libertad, igualdad y fraternidad, no soportaba que el famoso escritor denunciara y sacara a la luz en esa novela las atrocidades cometidas menos de cien años antes por el ejército surgido de la  Revolución Francesa de 1789 contra los habitantes de la región de la Vendée, quienes no se plegaron a la tiranía de los gobernantes, generales y soldados de la recién impuesta República. En esa narración, la única de carácter histórico que escribió el que ya había asombrado al mundo con títulos inmortales como ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’ o ‘La isla misteriosa’, deja bien a las claras que el lema es cien por cien falso: no hubo libertad, hubo tiranía, no hubo igualdad, hubo discriminación, no hubo fraternidad, hubo odio.

 

Las barbaridades, degollinas, masacres y matanzas ordenadas por los políticos y generales y ejecutadas por los soldados del ejército republicano contra los habitantes de La Vendée impulsaron al genial escritor. Pero, ¿qué ocurrió en ese territorio de Francia entre 1793 y 1795? Los sanguinarios líderes de la Revolución no pudieron soportar que aquel territorio francés deseara seguir siendo creyentes y se obstinara en no aceptar las imposiciones anticatólicas republicanas. No hay que olvidar que los católicos fueron perseguidos con saña (torturas y asesinatos) en toda la Francia de la ‘libertad’: se persiguieron a los curas que no se plegaron a los deseos de la ‘igualitaria’ república, se suprimieron las órdenes religiosas, se confiscaron todas las propiedades de la Iglesia, se profanaron iglesias y robaron todo lo que de valor se encontró, se prohibieron las cruces en las tumbas… en todo el territorio de la ‘fraternal’ República Francesa.  

 

Los propios autores galos lo cuentan. Se formaron las ‘Doce columnas infernales’ para acabar con cualquier habitante de La Vendée que no se plegara a los deseos de la ‘libertad’ recién impuesta. “Entramos en territorio insurrecto. Os ordeno entregar a las llamas todo lo que pueda ser quemado y pasar por la bayoneta todo habitante que encontréis a vuestro paso”, dijo el general Louis Grigñon según los historiadores Nicolas Delahaye y Pierre Marie Gaborit. Grignon (jefe de la ‘Segunda columna infernal’) siguió al pie de la letra la orden del general en jefe Louis Marie Turreau: “Masacrar, fusilar e incendiar a todas las personas y pueblos que la columna encuentre a su paso”, afirma Reynald Secher en libros como ‘Del genocidio al memoricidio’.

 

El Ministro de Guerra, Lazare Carnot ordenó, y así consta escrito: “Es necesario masacrar a las mujeres para que no produzcan niños y a los niños porque serían los futuros rebeldes”. En 1794-95 miles y miles de franceses fueron masacrados en La Vendée en aras de la ‘libertad republicana’.

 

El general François Rouyer aseguró: “Fusilamos a todo el que cae en nuestras manos, prisioneros, enfermos y heridos en los hospitales”. Según Antoine Boulant, que cita a un oficial de la policía aterrorizado por la barbarie del general Françoise P.J. Amey: “Cuando los hornos están calientes Amey mete en ellos a mujeres y niños, y cuando les hemos afeado sus odiosas acciones nos han dicho que así es como la República cuece su pan. Los gritos de las mujeres divertían tanto a los soldados que, cuando todas estaban muertas, fueron a por las esposas de los republicanos, a por las mujeres de los patriotas, y las sometieron a tan terrible suplicio… sólo para divertirse. Cuando hemos querido imponer nuestra autoridad nos han amenazado con la misma suerte”.

 

Un cirujano llamado Thomas escribió: “He visto quemar vivos a hombres y mujeres. He visto cómo 150 soldados apaleaban y violaban mujeres, incluyendo niñas de 14 y 15 años, matarlas a continuación y después lanzarse de bayoneta en bayoneta a los niños de meses o pocos años que quedaban al lado de su madres” (cuenta Auguste Billaud). Según este autor, en enero de 1794 el general Josef Crouzart (jefe de otra de las ‘columnas infernales’) ordenó enterrar vivos a 30 niños y dos mujeres, y acto seguido fusiló a 200 hombres. Uno de los soldados al mando de esta bestia francesa cuenta, con todo lujo de detalles cómo el 5 de abril de 1794 quemaron a 150 mujeres para fabricar jabón (explica el historiador Félix Deniau)…

  

La enumeración de las atrocidades ordenadas por los políticos revolucionarios y cometidas por los generales, oficiales y soldados del ejército revolucionario francés (lo mencionado es sólo una muestra) se equipara fácilmente a las de los mismísimos nazis, aunque con un siglo y medio de adelanto. Y todo en nombre de una República que pregonaba a grandes voces que “todos los hombres son libres, iguales y hermanos”. En total se estima que fueron asesinadas en torno a 120.000 personas en aquel territorio francés (aunque hay autores que sitúan la cifra en más del doble). Comparado con esas cantidades, los entre 15.000 y 30.000 guillotinados en París parecen cosa de poco para una República Francesa recién instituida en torno al lema ‘libertad, igualdad, fraternidad’, que en realidad fue tiránica, discriminatoria, abominable.

 

La novela ‘El conde de Chanteleine’ de Julio Verne trata de todo esto, de esta interminable y vomitiva serie de barbaridades y monstruosidades (curtieron piel humana y la exhibieron sin pudor). Por ello el editor de Verne (chauvinista hasta la médula), apoyado, impulsado y casi amenazado por el Gobierno Francés enterró esa novela, que en Francia no vio la luz hasta 1971, más de cien años después de escrita. Libertad, igualdad y fraternidad en estado puro.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

(Con información de las obras de Marcelo Gullo)

 

martes, 7 de octubre de 2025

CANCIONES DE THE BEATLES QUE SON, SIN DUDA, PURO ROCK

 


The Beatles también hicieron rock potente, duro, heavy

 

Siempre se los ha tenido por un grupo pop con excelentes melodías, con finísimos arreglos, con ingeniosos cambios de estilo, con talentosas incursiones en campos tan opuestos como la psicodelia o la clásica, con continuas innovaciones (temáticas, portadas, inclusión de las letras)…, todo ello es cierto, pero también es de justicia añadir que The Beatles son también una potente banda de rock. No hay más que revisar algunos de sus títulos más duros

 

¿Quién se atreve a decir que The Beatles no fueron, también, un grupo de rock sólido, potente, cañero y guitarrero? En su larga discografía hay docenas de piezas de lo más rockero. Quien conozca a la banda de Liverpool coincidirá con David Gilmour cuando dijo: “The Beatles no fueron un grupo, sino un milagro”.

 

La primera muestra de la capacidad de la banda para fabricar rock & roll en estado puro puede situarse en 1963, cuando publicaron la irresistible ‘I saw her standing there’; cierto que tiene mucho de sus referentes, sobre todo de Chuck Berry, pero con personalidad cien por cien Beatle, de hecho, es una de la primeras que hizo el insuperable dúo compositivo Lennon-McCartney (aunque fue éste quien escribió casi todo). La estrenaron en el ‘Cavern club’ en 1961 y en 1964 enloqueció a todo EEUU en el show de tv de Ed Sullivan.

 

Cansado de tirar de temas de otros (‘Long tall sally’, ‘Twist and shout’) como cierre o inicio en vivo, Paul McCartney decidió escribir algo donde pudiera desatar su furia y rivalizar con John Lennon como el Beatle más rockero. “Podía imitar la voz de Little Richard, podía conseguir una voz salvaje, ronca”. Y así se le ocurrió ‘I´m down’ (cara b de ‘Help’, de 1965), una muestra de que también era capaz de lograr sonidos estridentes, gritos a lo Little Richard y ritmo apabullante.

 

Del álbum 'Revolver' (1966), 'Taxman' fue la primera (y única) vez que una canción de George Harrison abre un álbum de los Beatles, pero ¡menuda canción y qué álbum! Mordaz en la letra y potente en la música, cuenta con una gran aportación de Lennon. Arremete contra la hacienda inglesa y, aseguran, marcó el despertar de la generación del baby boom tras la austeridad de la posguerra. El apasionado solo de guitarra es de Paul (lo pidió George Martin) y su poderoso ambiente sigue sonando arrollador aun a día de hoy.

 

Paul intentó con ‘Back in the URSS’ (el tema que abre el ‘Álbum blanco’, en realidad titulado ‘The Beatles’, 1968) que su voz fuera la “voz de Jerry Lee Lewis”. Aseguró que quiso combinar  ‘Back In the USA’ de Berry con ‘California girls’ de los Beach Boys. La canción es rápida, trepidante, mientras irónicamente McCartney idealiza la vida detrás del Telón de Acero en el clima de Guerra Fría. De todos modos, el tema sentó bastante mal en ciertos sectores estadounidenses…, al menos en principio.

 

Otra canción del 'Álbum blanco' que influyó en el hard rock y el heavy metal que vendrían después fue 'Helter skelter'. Escrita tras leer que ‘I can see for miles’ de The Who era la canción más ruidosa y sucia que jamás se había grabado, McCartney decidió asumir el reto y hacer algo tanto o más ruidoso. Cuentan que en el estudio las voces se quebraron y la interpretación se volvió más ‘hard’, sobre todo cuando subieron el volumen a tope. Dicen que el grupo llegó al delirio: una toma llegó a durar 12 minutos y Ringo gritó “Tengo ampollas en los dedos”, lo que indica lo brutal del intento y del tema.

 

Después de todas las protestas contra la guerra de Vietnam en EEUU e Inglaterra, a Lennon le picó el gusanillo de hacer algo verdaderamente revolucionario, y así surgió 'Revolution’. Grabaron dos versiones, una tranquila para el ‘Álbum blanco’ y una mucho más rockera y contundente, muy blues-rock; John la propuso como single para demostrar su compromiso político. A Paul no le gustó una imagen tan polémica, y para la cara b hizo ‘Hey Jude’ , con abundantes gritos distorsionados y un toque de blues sucio.

 

El llamado ‘Álbum blanco’ estaba realmente cargado de rock, como demuestran otros títulos tan densos, tan sólidos como ‘Birthday’ o ‘Everybody´s got something to hide except me an my monkey’.

 

En 1969 salió uno de los mejores discos del cuarteto (¿cuál no lo es?), ‘Abbey road’, en el que aparece la obsesiva y pétrea ‘I want you (she’s so heavy)’, idea de John y tan heavy que dura ocho minutazos a pesar de que sólo repite el título una y otra vez hasta resultar siniestra (y salió meses antes del primero de Black Sabbath). Al final hay una imponente acumulación de guitarras, tan abrupta y discordante que resulta inquietante, claustrofóbica.

 

‘Get back’ surgió de un riff de Paul y aseguran que cuando el teclista Billy Preston apareció en el estudio durante una sesión particularmente estresante, George Harrison aprovechó la oportunidad para sacarlo y así romper el denso e irrespirable ambiente que se había formado. 27 tomas después apareció un magnífico y potentísimo combinado de soul-rock que, en poco tiempo, se convirtió en tema emblemático del grupo y de su último Lp publicado, ‘Let it be’. La presentación definitiva fue durante el último espectáculo en vivo del grupo: el inolvidable concierto en la azotea del 30 de enero de 1969.

 

¿Quién se atreve a decir que The Beatles no hicieron rock de alto voltaje? 

 

CARLOS DEL RIEGO

 

martes, 30 de septiembre de 2025

SEIS DÉCADAS DE LA SAGUINARIA, DESASTROSA Y FASCISTOIDE REVOLUCIÓN CULTURAL CHINA


Ejecuciones, linchamientos, degradación pública fueron corrientes en la Revolución Cultural China

 

En mayo del próximo año se cumplen sesenta años de la puesta en práctica del segundo de los proyectos personales de Mao Zedong, la Revolución Cultural, cuyos resultados fueron tan desastrosos, catastróficos, mortales para la población china como su anterior plan, el Gran Santo Adelante. La cifra de muertos de los siniestros y totalitarios proyectos maoístas supera los 50 millones de personas. A la altura de Hitler o Stalin

 

Hace casi seis décadas, en mayo de 1966, daba inicio una iniciativa personal de la mente desquiciada y dictatorial de Mao Zedong para China, la Gran Revolución Cultural Proletaria, que resultó un completo fracaso y un baño de sangre. No era la primera vez que Mao imponía a sangre y fuego sus disparatadas y criminales ideas.

 

La terrorífica ocurrencia de Mao, el sangriento disparate se dio en llamar  Revolución Cultural y se prolongó durante diez años, de 1966 a 1976, cuando por fin muere el tirano; en realidad la cosa vino a ser una purga de intelectuales, profesionales, cargos del partido, militares, civiles de ciudades y del campo y, en fin, de todo el que fuera sospechoso de no ser lo suficientemente entusiasta con el amado líder y su pensamiento. Pero lo que verdaderamente pretendió Mao fue liquidar a todo aquel le pudiera hacer algo de sombra, a todo el que sospechara que pudiera disputarle el poder y a todos los que lo criticaron por el terrible desastre que fue el llamado Gran Santo Adelante (1958-1962). Además, la intención era borrar todo lo que pudiera ser calificado como burguesía reaccionaria o capitalismo (como si para entonces quedara huella de capitalismo en aquella China), y también había que eliminar toda huella de la cultura tradicional china y, por supuesto, de cualquier cosa que oliera a religión. Para poner en práctica esta campaña, el dueño de China se apoyó en la Guardia Roja, ejército de jóvenes extremadamente fanáticos encargados de ir buscando y eliminando a todo el que les pareciera reaccionario o contrarrevolucionario, ya que los guardias rojos tenían competencia para elegir a quién ejecutar. Lógicamente, la herramienta utilizada fue la violencia más brutal. Torturas, palizas, saqueos, desplazamientos forzosos (millones de jóvenes urbanos fueron ‘destinados’ a trabajo en el campo), encarcelamientos sin mediar palabra, trabajo hasta la muerte, humillaciones públicas, fusilamientos…, la lista de las barbaridades llevadas a cabo en la cacería va mucho más allá de lo que pueda imaginarse.

 

Así, entre otras acciones perpetradas por la Guardia Roja, fueron exhumados, juzgados, condenados y quemados los huesos de algunos emperadores chinos de muchos siglos atrás; se destruyó patrimonio histórico, artístico y cultural de valor incalculable, se prohibieron las bodas al estilo tradicional chino y muchas otras costumbres arraigadas en el pueblo; se saquearon y arrasaron templos (Buda y Confucio se convirtieron en demonios antirrevolucionarios), bibliotecas y otros edificios, se quemaron libros por miles, cementerios, objetos de arte… y, especialmente, todo lo que oliera ligeramente a la tradición, a creencias, a cultura o a extranjero.

 

Y se ordenó a las policías locales que jamás interviniesen en las acciones de la Guardia Roja, que actuaron de modo idéntico a las SS nazis. Los especialistas no se ponen de acuerdo para la cifra de muertos que causó la Revolución Cultural, aunque sí se barajan algunos datos: en Pekín, en sólo dos meses de 1966 fueron ejecutadas casi dos mil personas y se produjeron cerca de mil suicidios entre los que iban a ser detenidos. Las estimaciones más bajas hablan de unos tres millones de muertos, otros elevan la cifra hasta los diez millones, a los que hay que añadir cantidades parecidas de heridos, mutilados y desaparecidos (muchas veces llegaba la Guardia Roja, se llevaba a uno o a la familia entera, y de ellos nunca jamás se volvía a saber). Evidentemente, los sucesivos gobiernos chinos siempre se han opuesto a llevar a cabo una investigación sobre el asunto. Igualmente es relevante el hecho de que la educación se convirtió en el medio ideal de adoctrinamiento, sustituyéndose materias típicas de la enseñanza por dogmas ideológicos. Puede afirmarse que la cultura y la educación en aquella China fueron enjauladas en el férreo corsé maoísta.

 

Pero por muy aterrador que parezca, las brutalidades cometidas durante la Revolución Cultural (que se concentró en intelectuales, militares, políticos, clases medias urbanas) se quedan en poco si se comparan con las ocurridas años antes en el Gran Salto Adelante (1958-61 ó 62, también idea de Mao y que se cebó en los más pobres, en los campesinos y poblaciones rurales).  Baste recordar que la cifra de muertos que causó ese ‘salto’ varía, según investigadores, entre los 25 y 50 millones, siendo imposible precisar, ya que la mitad de las víctimas ‘desaparecieron’, simplemente se las llevaron de casa y nunca más se volvió a tener noticia de ellos. Y es que, además, de la más salvaje violencia, el Gran Salto Adelante exigía entregar toda la cosecha al estado, de modo que millones de personas murieron de hambre por las calles, a veces a las puertas de almacenes repletos de grano para exportar (sobre todo a la URSS a cambio de maquinaria pesada, y para pagar deuda).

 

Lo incomprensible es que, a pesar de aquellas aterradoras atrocidades, en China y otras partes del mundo hay quien sigue rindiendo culto y admiración  a Mao (que fue definido por una de sus colaboradoras-amantes como “un sicópata ebrio de violencia”), y a nadie se le ocurre preguntar por aquellos ‘desaparecidos’, ni en China ni fuera. Aunque sean millones. Es acongojante. 

 

CARLOS DEL RIEGO

 

domingo, 21 de septiembre de 2025

FALLECEN RICK DAVIS (SUPERTRAMP) Y MARK VOLMAN (THE TURTLES), REPRESENTANTES DE LOS 70 Y DE LOS 60

 


Rick Davis, inolvidable teclista de Supertramp

 


Mark Volman, siempre será 'Happy together'

Fueron dos músicos que tuvieron la suerte de alcanzar el gran éxito mundial, ese que todos persiguen desesperadamente, lo admitan o no. Mark Volman siempre será la voz de la inolvidable y siempre presente ‘Happy together’ The Turtles. Rick Davis fue el co-artífice del éxito de Supertramp. Ambos ya forman parte de la historia del rock, de la historia de la música del siglo XX.

 

Supertramp fueron durante un sexenio mágico (de 1974 a 1980) la banda más famosa del planeta, y sus discos se vendieron como rosquillas. Su sonido fue obra de Rick Davis (1944-2025), de su maravilloso y dulcísimo piano eléctrico Wurlitzer y de esa voz nasal, melosa, inconfundible. Cierto que sin Roger Hodgon nada hubiera sido igual, pero es que de la combinación de ambos es de donde surgió la magia (y eso que en no pocas veces se llevaron… bastante mal, algo muy común en las parejas de compositores). En todo caso, la inconfundible sonoridad de Supertramp estaba muy cuidada, pues sus principales autores (los susodichos Davis y Hodgson) eran músicos fantásticos, con gran sentido de la armonía y partidarios de la visión más artística de la música. En sus canciones no cabía improvisación (ni siquiera en algunos pasajes que se acercan al jazz), sino una meticulosidad casi obsesiva, con un sonido muy equilibrado, composición inspirada, finísimos arreglos y pinceladas de exquisita musicalidad con solos deliciosos…, bien puede afirmarse que algunas de sus piezas semejan cuadros de gran maestro de la pintura.

 

Toda la cara A de ‘Crisis? What crisis?’ es un prodigio de creatividad en la que hay casi de todo; y qué decir de la preciosista ‘Fool´s overture’ o las pegadizas ‘Give a little bit’ o ‘Babaji’ de su otra obra cumbre, ‘Even in te quietest moments’; no se pueden olvidar éxitos mundiales como ‘Dreamer’, ‘School’ y ‘Bloody well right’ (dentro del insuperable ‘Crime of the Century’), o ‘Logical song’, perteneciente a su multimillonario ‘Breakfast in America’. Sí, el público estuvo con ellos durante lustros, pero la crítica los destrozó acusándolos de un gravísimo pecado en aquella época: ser comerciales, vender muchos discos; y basándose en esto los pusieron verdes en casi toda publicación que se creía legitimada para entregar carnets de autenticidad. Lo malo es que aquello caló, al menos en su momento, y muchos fanáticos del rock colocaron (injustísimamente) a Supertramp en su lista negra. Tantos años después, fallecido Rick Davis, por fin el grupo ya tiene la consideración que merece.

 

El tema ‘Happy together’ de The Turtles aparece en más de treinta películas, en más de dos docenas de series de televisión (incluyendo seis o siete capítulos de Los Simpsons), en anuncios de coches, de alimentación, video juegos, bebidas, líneas aéreas, deportes… Sin duda, es una canción no sólo tremendamente pegadiza, sino que no ha perdido vigencia ni presencia desde que se publicó allá por 1967. Mark Volman (1947-2025) fue mucho más que el teclista, guitarrista, coros y armonías vocales de ‘Happy together’, pues volvió a ser protagonista como parte de Flo & Eddy e incluso como integrante de The Mothers of the Invention del heterodoxo Frank Zappa, pero siempre será recordado por aquella canción. Él mismo dijo que había cantado mucho más que esa melodía, pero que a esa pieza le debía casi todo lo que fue, de hecho, afirmó que “estoy seguro que todos los grupos de la historia hubieran sido felices aunque sólo hubieran tenido una única canción de tanto y tan perdurable éxito”. Los autores de tan enorme ‘hit’, Alan Gordon y Garry Bonner, se la ofrecieron a varios grupos estadounidenses de la época, pero increíblemente todos la rechazaron, e incluso alguno la calificó como ‘terrible’; seguro que todos ellos llevan casi seis décadas tirándose de los pelos por haber sido tan cortos… Mark Volman forman parte del parnaso del pop gracias a dicha melodía.

 

Han pasado muchas décadas de ‘el momento’ de Mark y Rick, pero lo bueno del artista que alcanza el éxito es que su obra siempre, siempre, está presente. Y ellos ya están ahí, en ese ‘siempre’.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

 

jueves, 11 de septiembre de 2025

LOS POLÍTICOS SE HAN CONVERTIDO EN UNA PLAGA, UNA MALDICIÓN, UN AZOTE PARA LA POBLACIÓN

 


No se precisa más explicación

 

Al igual que muchas otras cosas han realizado una evolución lógica, una actualización (la televisión, la publicidad, los coches…), la política precisa cambios urgentes, puesto que se ha quedado absolutamente obsoleta; es más, ha degenerado. Y todo a causa de la existencia del político vitalicio, ese que entra en política con veintitantos años y ahí se queda hasta la jubilación y más

 

Es, sin duda, el gran problema de la democracia a día de hoy. El político llega a la política con intención de no dejar esa situación privilegiada jamás. De ese modo, al poco de conseguir su acta y su primer sueldo salido de las arcas públicas, el político hace de la política su único objetivo, su única meta, su única preocupación. El bien común deja de tener ninguna importancia a los pocos años de conseguir un puesto, un cargo de poder.

 

Cinco, seis o siete años en política (si no antes) son suficientes para que el político sólo piense en la política, es decir, en el poder: conservarlo o conquistarlo. Y para ello estará dispuesto a lo que sea: mentirá, sobornará, traicionará, manipulará, difamará… Es como en la película ‘Alien’: cuando la protagonista (la teniente Ripley) accede al ordenador central de la nave y pregunta cuál es el objetivo de la misión se encuentra con que la orden es: “Llevar organismo vivo a la tierra. Las demás consideraciones anuladas. Tripulación sacrificable”. Tal cual es la cosa para el político, para todos los políticos de todos los partidos de todos los países: lo único que importa es conseguir el poder a costa de lo que sea, a costa de quien sea, sin consideraciones de moralidad, integridad, conciencia, lealtad, justicia…, nada de eso cuenta, todo eso deja de tener valor o significado y, por supuesto, toda persona que se interponga es sacrificable.

 

Por otro lado, no hará falta recordar que las mayores masacres, las más pavorosas degollinas, las más atroces matanzas han sido perpetradas invariablemente por políticos. No hay banda terrorista o mafiosa, narcos o pandilla asesina que pueda alcanzar ni una millonésima parte de las hecatombes llevadas a cabo por los políticos. Y no sólo hay que hablar de dictadores aterradores como Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot… ‘Demócratas’ como Winston Churchill llevaron a la muerte por hambre, conscientemente, a millones de personas, concretamente en la India, cuando para dar de comer a su ejército el ‘premier’ inglés arrebató cosechas enteras a la población de ese país (que entonces era propiedad de la corona británica) condenando así a tres millones de personas a morir de inanición (las fotos son inequívocas). También se pueden recordar las guerras del opio por las que Inglaterra condenó a la drogadicción a millones de chinos y al hambre a otros tantos indios: a estos los obligó a plantar adormidera en lugar de grano y a los chinos a aceptar cobrar en opio todo lo que los británicos compraban en China. Los ‘demócratas’ padres de la patria de EE UU llevaron casi a la extinción a los indios de este país pagando en efectivo por sus cabelleras, eliminando su principal fuente de subsistencia (los bisontes) o confinándolos en campos de concentración llamados reservas (hoy menos del 1% de la población estadounidense son amerindios). Como es sabido, hasta la segunda mitad del siglo XX los indios y los negros (que fueron linchados ‘legalmente’ durante…) no fueron ciudadanos de pleno derecho. Podría hablarse de las matanzas que ingleses y holandeses perpetraron en Sudáfrica con su régimen racista…Y así podría continuarse enumerando atrocidades cometidas por políticos elegidos democráticamente (sin tener en cuenta, lógicamente, los de épocas preindustriales).

 

En pocas palabras, los políticos vitalicios, eternos, para siempre, son una plaga, una desgracia para la población, pues los ciudadanos les importan tres pares de coj… Lo único que tienen en mente en tener y mantener un sillón, concretamente el que más poder conlleve.

 

¿Y cómo se convierte uno en político? Fácil: se entra en un partido y se empieza a hacer la pelota y a lamer el culo del candidato que más poder tenga o parezca tenerlo. Y cuando éste pierda las elecciones o el favor del mandamás, no hay problema, se cambia de culo y se convierte uno en pelota y correveidile de quien parezca que va a ser jefe. O sea, para ser político con proyección o posibilidades sólo hay que saber ser veleta, traicionar, cambiar de camisa y halagar a quien antes acusabas y denostar a quien antes halagabas. Así se tendrá la seguridad de subir en el partido, lo que significa que se tendrán muchas más posibilidades de acceder a la poltrona, al poder. En pocas palabras, para subir en el partido hay que olvidarse de lealtad o moralidad.

 

La única solución es proscribir la figura del político profesional, prohibir el cargo de político vitalicio, impedir la permanencia en política más allá de seis o siete años. Y sustituir a esa especie de parásito egoísta por el ciudadano metido temporalmente a labores políticas, es decir, cuando uno alcanza un cargo pagado con dinero público, al lado de la fecha de entrada en vigor de ese cargo ha de estar la fecha de extinción de su estancia en política. En resumen, seis, siete u ocho años ( nunca más de ocho, que es un diez por ciento de la esperanza de vida de una persona) con cargo pagado con el dinero de todos y ‘pa casa’, a trabajar y no a vivir a costa de los demás. Hay dos problemas: el primero es que quienes tienen que decidir esto son precisamente… ¡horror!, políticos; y el segundo es que gran parte de la población defiende a los políticos a los que votan, los buenos, e insulta a los otros, los malos; pero no hay nada que se parezca más a un político que otro, sean del partido que sean.

 

Todos los profesionales de la política, todos, son vagos, parásitos, mediocres, cobardes, veletas, traidores, sembradores de cizaña. ¡Gentuza indeseable!  

 

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 4 de septiembre de 2025

CHUCK BERRY EN 1955, Y DYLAN, BEATLES Y STONES EN 1965 ABRIERON LOS HORIZONTES DEL ROCK

 


En 1955 Chuck Berry mostró de qué iba y cómo había que hacer esto del rock & roll

 

Hace setenta años el gran Chuck Berry abrió la puerta, y hace sesenta Dylan, Beatles y Rolling Stones ampliaron los horizontes y posibilidades del estilo que miles de grupos y solistas en todo el mundo no han dejado de recorrer desde entonces

 

Las novedades, o sea, todo aquello que modifica o evoluciona lo establecido, causa atracción, pero también una sacudida y, no pocas veces rechazo. Tales sentimientos tuvo que experimentar la sociedad estadounidense y mundial cuando a mitad del siglo pasado aparecía algo que los jóvenes llamaban música y los no tanto definían como ruido insoportable. El rock había comenzado a girar alrededor del reloj algo antes, pero justo en 1955 un tipo del sur publicó su primer disco con una canción que señalaba el nuevo camino.

 

Una melodía tradicional inspiró al gran pionero Chuck Berry para escribir y grabar el tema ‘Maybellene’, su primer single, en 1955. Esta canción aportó bases y modos, fondos y recursos, herramientas y formas en las que se basó todo el rock posterior, o sea, todo el rock. Un tipo que escribe sus propias canciones (por cierto, la mencionada venía originalmente firmada por otros dos, el periodista Alan Freed y otro, pues era esta una forma de pago por su difusión radiofónica), y capaz de crear estribillos pegadizos cantados a gran velocidad era aun algo nuevo; tan novedoso como lo que mostraba el hoy ya setentón ‘Maybellene’: melodía y estribillo simples y pegadizos, riff de entrada de guitarra inconfundible y muy dinámico que se convirtió en paradigma, una gran personalidad en lo sonoro y lo rítmico, un solo instrumental perfecto para retorcerse y dejarse llevar…, y para redondear la original oferta, la letra iba de coches, chicas, velocidad, todo irresistible para aquellos adolescentes (por cierto, al parecer ‘Maybellene’ era una vaca que protagonizaba canciones de cuna que de pequeño le cantaban al inolvidable Chuck). Todo era fresco, diferente, atrevido, tanto que la idea resultó irresistible para las siguientes generaciones en todo el planeta. Con ese iniciático tema, Berry no hizo sino mostrar nuevos modelos. Fue un momento clave, pues desde entonces no ha habido nadie que se dedicara a este negocio que no copiara algo suyo. Claro que él también se inspiró (más o menos) en lo que antes habían hecho otros.

 

Una década después, en 1965, se produce en el nuevo estilo no una sino tres sacudidas con tres protagonistas, Bob Dylan, The Beatles y The Rolling Stones, cada uno de los cuales presentó a la cultura del siglo XX brillantes y apasionantes posibilidades con otras tantas canciones.

 

Un joven Bob Dylan (24 años) lanzó en junio de ese año ‘Like a rolling stone’, un tema excelso en el que el autor perfiló la silueta de la figura del cantautor (aunque nombres como Woodie Guthrie o Joe Hill ya habían dado los primeros apuntes). La letra de aquel tema ya no se queda en disfrutar, en beber y divertirse, en chicas y coches, nada de eso, sino que se vuelve profunda e incluso filosófica, pues el texto se burla cruel y cínicamente de aquella que era la reina de la fiesta y ahora no tiene ni casa: “¿Qué se siente al estar solo, sin domicilio, como un completo desconocido, como un vagabundo?”, dice su letra. La melodía y una atmósfera limpia desembocan en algo sorprendentemente fácil de asimilar. Y además se atreve con una duración inusitada, más de seis minutos. La irrupción de esa pieza marcó un antes y después.

 

Sólo había pasado un mes cuando The Beatles (tan jóvenes como Dylan) lanzaban otra canción esencial, ‘Help’. Es una tonada que engancha y no suelta: hay personas en todo el mundo que la han escuchado muchos miles de veces y, sin embargo, agradecen y sienten algo especial cuando suenan sus primeros compases. La obra la integran una brillante melodía y una letra que tampoco se conforma con explicar lo bonito que es todo, sino que representa una llamada de auxilio de alguien que se siente agobiado, sobrepasado por todo lo que le está pasando. Lennon escribió el texto y siempre tuvo un gran cariño por ese tema. Volvía a ser evidente que una buena partitura entra más profundamente cuando sustenta unos versos cargados de sentimiento sincero, y todo ello presentado con naturalidad y sin artificios. La cosa parece fácil, pero en la práctica es extremadamente difícil…, hace falta tener un talento desbordante y, además, ilusión, ganas, trabajo..., no, no está al alcance de cualquiera. El pop y el rock giraron desde ese momento, modificándose el rumbo a la hora de componer y escribir.

 

En mayo de aquel señalado 1965 The Rolling Stones proponían otra posibilidad: letra descarada, casi explícita y muy provocativa, un riff de guitarra agresivo, desafiante, un sonido general más bien sucio, ruidoso, y una letra rotunda. Así es ‘Satisfaction’, cuya letra dice: “lo intento, lo intento, lo intento…, pero no puedo conseguir satisfacción”. Es una forma con la que los más gamberros y protestones, los insatisfechos y los que nos se conforman, pueden expresarse mediante el rock & roll, casi escupiendo, casi insultando. La potencia del ritmo, lo pegajoso del riff, la personalidad de la voz hicieron de este título otro emblema que fue como una señal que miles de jóvenes en todo el mundo comprendieron y siguieron.

 

Está claro que todos los mencionados son y serán considerados los verdaderos creadores de esa música surgida en el siglo XX que se convirtió en algo más, en algo  que modificó y dio pie a nuevos hábitos y culturas, negocios, inquietudes y artes. Ellos hicieron el trabajo más difícil en esos dos momentos clave: el 55 y el 65 concibieron nuevos caminos artísticos hoy tan transitados.   

 

CARLOS DEL RIEGO

martes, 26 de agosto de 2025

EL INCREÍBLE RÉCORD MUNDIAL QUE OSTENTA PERÚ: CUATRO EXPRESIDENTES ENCARCELADOS A LA VEZ

 


Los ex presidentes de Perú Vizcarra,Toledo, Humala y Castillo ya están tras las rejas, y pronto tendrán otro colega en las mismas


No es extraño que presidentes y ex-presidentes de Hispanoamérica pasen una temporadita en la cárcel, puesto que suelen caer en tentaciones como la corrupción, la evasión de divisas, el nepotismo, lavado de dinero, soborno, narcotráfico, secuestro y/o eliminación de opositores, amaño de elecciones…,

 

La lista de ‘deslices’ en los que cayeron los altos dignatarios peruanos puede ser muy larga (de hecho, con los presidentes y ex de no pocos países de Sudamérica podría llenarse un penal). Pero que cuatro máximos mandatarios del mismo país estén entre rejas a la vez parece de auténtico récord mundial. Y aun puede haber más…

 

Se trata de los ex-presidentes Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Pedro Castillo y Martín Vizcarra; los tres primeros ya cumplen condena, mientras que el cuarto (de momento en arresto domiciliario) está a punto de ingresar, pues sólo falta determinar el centro donde pasará una temporada, aunque parece que será la cárcel de Barbadillo. La causa principal es la corrupción…, al menos eso es lo que los jueces han podido probar de momento.

 

Y el récord podría aumentar, puesto que el ex-presi Pedro Pablo Kuczynski continúa siendo investigado, tiene prohibido salir del país y, de hecho, ya lleva tres años en arresto domiciliario.

 

Y no se puede olvidar que el fallecido Alberto Fujimori (que ostentó la presidencia de Perú de 1990 a 2000) también conoció los ‘placeres’ de la trena; y su hija Keiko, que no consiguió ser elegida, estuvo en prisión preventiva por financiación irregular (fraudulenta, vamos) de su partido y sus campañas políticas. También es preciso recordar que Alan García (presidente dos veces en dos períodos distintos) no llegó a ingresar en la cárcel porque se suicidó hace unos seis años cuando iba a ser detenido por soborno.   

 

Además, jefes del estado de otros países como Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela, Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá o El Salvador también conocen o conocieron la experiencia de tener el váter al lado de la cama. No es que sea algo exclusivo de Iberoamérica, sino que este fenómeno es muy abundante en África y Asia, aunque también se ha producido en EE UU (Trump) y Europa: Rumanía, Hungría, Yugoslavia, Serbia, Ucrania, Francia (hasta tres presidentes galos vivieron entre rejas), Portugal, Macedonia… Y lo mismo en Oceanía. La corrupción y los crímenes de lesa Humanidad suelen ser las violaciones de la legalidad en las que suelen incurrir los políticos de todo el mundo. De todo el mundo, lo que viene a significar que los políticos en general (puesto que si otros jefes de ejecutivo no han entrado en el maco no ha sido por falta de merecimientos) tienden siempre a creerse superiores y legitimados para hacer lo que sea. Sí, la política corrompe invariablemente, sobre todo si el que tiene el poder se aferra al mismo a costa de cualquier iniquidad; es esta una ‘enfermedad’ que ataca de modo infalible a esta especie de caraduras que no tienen en mente otra cosa que vivir a costa de los demás, sin dar palo al agua pie a tierra, toda su vida. Lo malo es que (salvo escasísimas excepciones) quien lo prueba pasará por encima de cualquier tipo de concepto de moralidad, decencia, ética, integridad…, para no bajarse del sillón. Es una epidemia que infecta a casi todos los que llegan a los máximos de poder. Por eso hay que limitar la permanencia en política.

 

Volviendo a Perú y Sudamérica en general, puede recordarse que han pasado unos doscientos años desde que aquellos países ‘se libraron’ de los virreinatos y el poder de la metrópoli. Pero desde entonces su historia ha sido un calvario de corrupción, guerras, golpes de estado, terrorismo de estado y dictaduras de todo tipo. Hasta llegar a la actualidad, en que hay más presidentes y ex-presidentes en el talego, a punto de entrar o acusados de gravísimos delitos que los que se han retirado libres de cargos o con sospechas fundadas.

 

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 18 de agosto de 2025

¡TODOS (LOS MÚSICOS DE ROCK) A LA CÁRCEL!

 


Richards y Jagger no dejaron de alojarse en la trena

 

Dentro del pensamiento y la filosofía del rock & roll no es necesariamente un desprestigio haber pasado una temporada entre rejas, incluso hay veces que aporta currículo (hay que insistir en que no pocos nombres señalados del rock sí que se merecían no volver a salir del trullo). De hecho, hay grandes estrellas conocen bien la trena, y tampoco faltan grandes canciones que hablen de ello

 

Aunque muchos peces gordos de diversos sectores tienen que hacer el hatillo para disfrutar una temporada de una habitación con la taza del wáter al lado de la cama, la realidad es que suponen un porcentaje mínimo de los que deberían instalarse unos cuantos años en la trena; es un porcentaje que, en el caso de los políticos (de cualquier ideología o partido), debería superar el 90% si se atiende a sus ‘méritos’. En realidad esto le puede pasar a cualquiera (nunca se sabe qué vendrá mañana), y así ha pasado con algunas de las grandes figuras del rock que, siempre dispuestas a desafiar a la autoridad, también pueden contar historias carcelarias de primera mano. Y como es lógico, el tema ha seducido a no pocos de los que escriben rock & roll con excelentes resultados (de hecho, la privación de libertad es tema recurrente en gran parte de autores que, a lo largo de la historia, escribieron bajo cualquier modalidad literaria).

 

Ex-presidiarios que triunfaron en los templos del rock es larga, y los motivos por los que ingresaron también son variados. Aunque estrictamente no se le puede encuadrar en el género, sí puede decirse que el bluesman Leadbelly pertenece a la estirpe del rock. Muy dotado para la música, el hombre tuvo varios y graves tropiezos que lo condujeron al trullo no menos de tres veces, la primera en 1915; en total, por asalto, homicidio e intento de homicidio penó 2, 7 y 4 años. A la sombra dio forma a un tradicional de penitenciario que, al parecer, ya cantaban otros presos, el magnífico ‘Midnight Special’, al que Leadbelly añadió versos. Versioneada hasta el infinito (inolvidable la de los Creedence), el tema es evidente: cada día te levantas sabiendo que todo será igual que ayer y que habrá poca comida, pero más vale no quejarse porque el que manda puede buscarte más ruina; también aconseja no armar bronca, pues el sheriff te pillará, sus ayudantes te zurrarán y, antes de que te des cuenta, estarás en la celda de castigo; a pesar de todo siempre podrás soñar con el ‘Especial de Medianoche’, un tren imaginario que te lanza luz y que viene a ser la esperanza de recobrar un día la libertad.

 

Luego, algunos de los que triunfaron en ese derivado del blues que es el rock & roll supieron por experiencia propia de qué iba aquella canción. Así Chuck Berry, quien por llevar en su coche a una menor de un estado a otro con fines dudosos se comió unos 20 meses, aunque ya conocía el trullo por robo desde su juventud. La gran blueswoman Billie Holliday pencó, al menos, 10 meses por drogas, aunque de haber vivido hubieran sido más, ya que fue arrestada en su lecho de muerte… Por lo mismo residió en el maco Ike Turner 19 meses, aunque deberían haberle caído 30 años por el infierno al que sometió a su esposa Tina. El gran productor Phil Spector, colérico y de gatillo fácil, pasó sus últimos 12 años de vida entre rejas (y le quedaban otros 7) por asesinar a una actriz. El asqueroso pervertido Gary Glitter (que no debería salir jamás), lleva décadas de juicios: 9 meses, luego 3 años… y actualmente cumple 16 (desde 2015), siempre por lo mismo, pederastia. Conocido es el caso de Sid Vicious, quien, en libertad provisional bajo fianza por la muerte de su novia, agredió brutalmente a una persona, lo que le llevó a la cárcel durante un par de meses, pero apenas unas horas después de salir palmó por sobredosis. David Crosby cumplió nueve meses por posesión de armas y drogas; Keith Richards estuvo dos meses, y su cómplice Mick Jagger apenas un par de días, ambos por asuntos de drogas. Paul McCartney conoció los calabozos japoneses a causa de la marihuana (seguramente tras chivatazo de Yoko). Hasta el siempre elegante David Bowie supo qué era eso durante unas horas, por lo mismo, por posesión de sustancias prohibidas.

 

En la cárcel grabó Johnny Cash un Lp, y aunque nunca estuvo ‘interno’ tocó varias veces para los internos, algo que, según él, fue una experiencia determinante en su vida; asimismo, ‘El hombre de negro’ quedó tan impresionado que firmó emotivas canciones sobre la prisión, entre ellas la excelente ‘Folsom prison blues’ que, con delicioso sabor country, habla de lo que añora el que está encerrado: oye el tren y se imagina a la gente que puede ir y venir con libertad…, y todo por no hacer caso a su madre cuando le aconsejaba que se alejara de las armas…

 

Imposible no mencionar el ‘Jailhouse rock’ de Elvis, que muestra una prisión donde todo el mundo canta y baila el rock, hasta el punto de que uno quiere escapar aprovechando la distracción, pero el compañero le dice que ni hablar, que prefiere quedarse y disfrutar. También de los 50 es el poderoso rythm & blues ‘Riot in cell block number 9’, o sea, motín en el bloque 9, compuesto por Leiber y Stoler y con múltiples versiones (destaca la de Blues Brothers y sobre todo la de Commander Cody); habla de eso, de una revuelta en la trena, la cual no cesa aunque los guardias amenazan con la ‘silla’…, hasta que al final, los gases lacrimógenos hacen que todo el mundo vuelva a su celda. 

 

Sam Cooke escribió en 1960 ‘Chain gang’ después de ver una cadena de presos forzados a tirar de pico y pala en las cunetas de la carretera; envuelto en un elegante tono soul y con elocuentes ruidos metálicos, expresa la desesperación de los condenados, que lamentan la dureza del trabajo, las carencias, la sed…, pero sobre todo, la ausencia de la mujer. En clave sicodélica y con un ambiente luminoso, The Zombies se pusieron en la piel del preso que escribe a su amada ante su inminente liberación con ‘Care of cell 44’. Y los irlandeses Thin Lizzy hablaron de la obsesión del prisionero, fugarse, en su ‘Jailbreak’, un clásico del hard de los setenta; se oyen rumores de fuga, de jaleo, así que mejor alejarse de guardias, sirenas, perros..., dice.

 

Sorprende que, en general, apenas hay letras en las que el reo proclame su inocencia y lo injusto de su reclusión (una es el Hurricane’ de Dylan), al revés, casi todas hablan de opresión, ausencias y monotonía, pero asumiendo la culpa y el castigo. El talego, en fin, es fuente de emociones y por tanto de rock & roll, que a veces habla de ello en primera persona.

 

CARLOS DEL RIEGO

sábado, 9 de agosto de 2025

WASHINGTON, JEFFERSON, FRANKLIN…, LOS GENOCIDAS PADRES FUNDADORES DE EE UU

 

 Una de las estrategias del gobierno de EEUU para eliminar a los indios fue el exterminio de unos 50 millones de bisontes. En la foto de 1890, cientos de miles de toneladas de huesos de bisonte

Uno de los primeros predicadores estadounidenses (nacido allí en 1663) fue Cotton Mather, quien dejó escrito el pensar de los puritanos protestantes que, animados por la certeza de su superioridad moral, construyeron el nuevo país. Mather, esclavista convencido y seguro de la culpabilidad de los acusados en el caso de ‘Las brujas de Salem’, escribió: “No sabemos cuándo ni cómo estos indios empezaron a poblar el gran continente, pero podemos conjeturar que probablemente el Demonio atrajo aquí a estos miserables salvajes con la esperanza de que el Evangelio de Nuestro Señor no vendría nunca a destruir o perturbar su imperio”. Queda claro así que, desde el primer inglés que puso sus pies en América, la intención era acabar con aquellos salvajes.

 

En realidad, desde su llegada, el puritano protestante británico estaba convencido de que ‘el único indio bueno es el indio muerto’. El propio Karl Marx  también escribió sobre el asunto: “En su ‘assembly’ determinaron un premio de 40 libras por cuero cabelludo de piel roja; en 1720 el premio se elevó a 100 libras (…) y en 1744 se fijó una suma de 100 libras de nuevo curso por varón de más de 12 años y por indio prisionero 105 libras; por mujeres y niños presos, 55 libras, y por cueros cabelludos de niños o mujeres, 50 libras” (‘El capital’, libro 1, pág. 942).

 

Evidentemente nunca hubo mezcla racial en lo que luego sería EE UU, puesto que los puritanos protestantes veían en el indio un hombre de condición inferior. Por ello no puede extrañar que George Washington calificara a los indios como “bestias salvajes del bosque”, mientras Thomas Jefferson (tercer presidente) afirmó: “debemos perseguirlos y exterminarlos, o desplazarlos hasta que estén fuera de nuestro alcance”. En 1830, Andrew Jackson (séptimo presidente) aprobó la ‘Ley de traslado forzoso de indios’, que provocó la guerra de algunas naciones indias; en este contexto, el general Zachary Taylor (luego sería el duodécimo presidente de EE UU) derrotó a los indios en la batalla (más preciso es el término masacre) de ‘Bad Axe’ (1832) en la que fueron asesinados y despedazados más de 400 mujeres, niños y ancianos (es decir, no combatientes), mientras el ejército de Taylor sólo sufrió cinco bajas. En esta matanza tomó parte Abraham Lincoln, que tenía entonces 23 años.

 

En 1835 Jackson ordenó a varias naciones indias (las llamadas ‘civilizadas’, ya convertidas al cristianismo: chickasaw, choctaw, creek, semínolas y cheroquis) que se fueran más allá de la ribera oeste del río Misisipi mediante la ‘Ley de traslado forzoso’; los indios escribieron al Congreso pidiendo que se reconsiderara esta orden basándose en los sentimientos cristianos y civilizados de los nuevos americanos. El Congreso rechazó la petición por unanimidad. Sólo de la nación cheroqui fueron 17.000 los obligados a dejar sus tierras y marchar a pie en lo que ha pasado a la Historia como ‘El sendero de las lágrimas’, 1.600 kilómetros en los que murieron alrededor de un tercio de los caminantes. En 1864, el gobierno de EE UU, presidido por Abraham Lincoln, usó esta ley para que el Congreso aprobara el traslado forzoso del pueblo navajo hasta unos yermos de Nuevo Méjico. El ejército se encargó de que se cumpliera la ley y ni siquiera permitió que los indios se avituallaran, por lo que fueron nuevamente miles de navajos los muertos en el camino.

 

Para conseguir la solución final del exterminio y/o confinamiento de los indios en los campos de concentración llamados reservas, los puritanos estadounidenses recurrieron a todo tipo de recursos y herramientas. Una de ellas fue el alcohol, pues pronto comprobaron que “el aguardiente causa más bajas entre los indios salvajes que la viruela” (dijo William Penn, fundador de Pennsilvania), pues además los incapacita y hace “desaparecer su instinto de resistencia”. De esta táctica fue muy partidario el científico y padre fundador Benjamin Fanklin (1706-1790), quien escribió convencido: “Forma parte de la Providencia destruir a estos salvajes con el fin de dar espacio a los cultivadores de la tierra. Me parece que el ron es el instrumento adecuado. Éste ya ha exterminado a todas las tribus que habitaban con anterioridad la costa”. Esta receta se aplicó cuando España transfirió Luisiana al nuevo estado en 1803; hasta ese momento las leyes protegían al indio del alcohol, pero con los nuevos dueños la cosa cambió, de modo que con estos llegaron miles de barriles de whisky (seguro que malísimo) destinados a los indios.

 

Otra de las estrategias para acabar con los indios fue el exterminio subvencionado y sistemático de los bisontes, una de las principales fuentes de alimentación y subsistencia de los nativos. Así, con la participación de los granjeros, mercenarios, ejército y profesionales de esta actividad “fueron exterminados más de 50 millones de bisontes a finales del siglo XIX” (afirma Bruce Johansen, historiador estadounidense que ha escrito numerosas obras sobre el tema indio, en su obra “El genocidio de los nativos norteamericanos”).

 

En resumen, tras considerar a los indios como infrahumanos (término que equivale al ‘untermensch’ nazi) y utilizando todos los métodos y estrategias a su alcance, los estadounidenses consiguieron reducir la población de indígenas de aproximadamente 1,2 millones a unos 225.000 en cuarenta años, desde 1850 a 1890; y los que quedaron fueron confinados en los campos de concentración llamados reservas. Pero la discriminación continuó, pues no fueron reconocidos ciudadanos (de segunda) hasta 1924, el voto se les concedió en 1948 y lograron la libertad de culto en 1993.

 

Para esconder todo esto se buscaron un malo, un cabeza de turco: España y los conquistadores españoles; y no importa que los hechos históricos, los documentos, la arqueología y las cifras contradigan esta opinión.

 

Para otra ocasión queda el asunto de la esclavitud y la discriminación racial contra los negros, algo tan propio de EE UU que aún hoy sigue presente.     

 

CARLOS DEL RIEGO

(Con información de las obras de Marcelo Gullo)