OPINIÓN

HISTORIA

sábado, 18 de diciembre de 2021

EL SUPUESTO PODER DE FRANCO EN EL FÚTBOL ESPAÑOL Y EUROPEO


Es un absoluto delirio creerse que en aquellos años Franco tenía influencia en Europa

Un periodista de la cadena deportiva ESPN, haciendo gala de una infinita ignorancia, ha soltado la sandez de que “En época de Franco el Madrid ganaba por efecto directo de la dictadura”. Tremenda estupidez surgida de un tópico que, sin la menor duda, nace de la envidia de hinchas de otros equipos de fútbol, dispuestos a tragarse cualquier paparrucha que desprestigie y minusvalore los éxitos de otros. La historia y los datos contradicen la sandez

El periodista de la ESPN hizo tal afirmación al poco de la inmensa chapuza de la UEFA (la enésima) en EL sorteo de enfrentamientos de la Liga de Campeones 2021-22. Curiosamente el tópico de que el Real Madrid ganó todo lo que ganó gracias al poder del dictador Francisco Franco es uno de los principales agarraderos de los que no admiten la realidad (deportiva en este caso) y se inventan una que les guste.

El tópico de que el Madrid ganó por la intervención del general abarca incluso a las Copas de Europa, lo que significa que los que eso creen están convencidos de que Europa estaba poco menos que rendida a sus pies. Sin embargo la historia dice otra cosa, pues Franco era poco menos que un proscrito: se organizaron infinidad de manifestaciones antifranquistas en las grandes capitales y ciudades europeas, se retiraron los embajadores en España, los principales periódicos franceses, ingleses u holandeses no perdían ocasión de denunciar los abusos del régimen y calificarlo como criminal y, en fin, Franco no podía salir de España porque seguramente hubiera sido detenido. Resulta difícil que un dirigente perseguido, señalado y totalmente desprestigiado pueda influir en cualquier asunto europeo, aunque fuera el futbolístico. Y menos durante años y años.   

 En cuanto a las competiciones domésticas, repasando el palmarés de campeones de liga salta a la vista que en los años más duros de la dictadura,  desde 1940 hasta 1953, el Real Madrid no ganó ni una sola liga, pero desde el 54 hasta el 75 (cuando muere Franco) ganó 14. ¿Quiere esto decir que el dictador se hizo madridista de repente? En esos 14 años del primer franquismo el Barça logró cinco ligas, y hasta el 75 ganó otras tres. El Atlético Aviación, el equipo relacionado con el ejército y que luego pasó a llamarse Atlético de Madrid, se hizo con cuatro ligas entre el 40 y el 53, y logró otras tres antes de la muerte de Franco. Tres ganó el Valencia (más otra antes del 75), dos el Atlhetic y una el Sevilla.     

La ‘Copa del Generalísimo’ vio cómo el Athletic Club ganaba, desde 1940 a 1975, nueve ediciones y el Barça otras tantas, mientras que el Madrid venció en seis, el Atlético en cinco, el Valencia en cuatro... Tampoco estos números apoyan el mito del favoritismo de la dictadura hacia el Real Madrid.

Por otro lado, siempre fue de dominio público que, en realidad, a Franco no le gustaba ni el fútbol ni los toros, y lo que realmente le gustaba era cazar, pescar y el cine (tenía sala de proyección en el Pardo). Si tenía que ir al estadio o a la plaza iba y aplaudía, pero ni una cosa ni otra le atrajeron jamás; además, en cierta ocasión dijo que su equipo favorito era el Atlético de Bilbao (así se llamaba) “porque todos sus jugadores son españoles”.

En todo caso, si el Real hubiera ganado ligas y copas europeas gracias al soborno y la manipulación franquista, ¿cuántos árbitros y directivos habría tenido que untar?, y así un partido y otro, un año y otro… Los implicados serían cientos, de modo que alguien, alguna vez, lo hubiera contado y denunciado, hubiera presentado testimonios, declaraciones, documentos, extractos bancarios, nombres de otros implicados… Pero nadie dijo nada nunca y, lógicamente, nadie aportó jamás ni el más leve atisbo de prueba. 

Pero dan igual los datos, evidencias, argumentos y números, quien desea profundamente que la falsedad y el tópico sean ciertos se los creerá, incluso cuando en el fondo sepa que se está engañando a sí mismo. 

CARLOS DEL RIEGO.

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