OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 14 de julio de 2021

CUBA, UNA DICTADURA DE LIBRO

 


Como todo régimen totalitario y dictatorial, el cubano acongoja y reprime a los desafectos con todas sus armas

Resulta desconcertante que haya políticos y ciudadanos en democracias consolidadas que consideren que la de Cuba no es una dictadura; asumen que no es una democracia, pero se niegan a reconocer que allí está establecido el absolutismo. Es una disyuntiva excluyente: o el país se rige por democracia o por dictadura, no hay alternativa. Y en Cuba, igual que en otros países de corte político similar, nadie elige a sus dirigentes, por lo que la dictadura es evidente

Hay quien está convencido de que las dictaduras sólo pueden darse en un entorno capitalista, de libre mercado, sin embargo, hay infinitos ejemplos de dictaduras con economía planificada, sin mercado libre y prohibición de la propiedad privada. En ambos casos es dictadura, fascista una y comunista la otra. Hay quien piensa que el fascismo es lo contrario del comunismo, sin embargo no es así, fascismo y comunismo son contrarios a democracia, y si no es el pueblo el que elige periódicamente a sus líderes políticos se desemboca inevitablemente en el totalitarismo, la dictadura de uno u otro signo.

En Cuba la revolución expulsó a un dictador capitalista, fascista, y en su lugar se colocó un dictador comunista. Han pasado más de seis décadas y una gran parte del pueblo cubano vive bajo las cadenas de la dictadura (otra parte apoya al dictador, pues toda dictadura tiene sus afectos). Desde entonces en Cuba, al igual que en otros países como China o Corea del Norte, las dictaduras marxistas (leninistas, estalinistas, maoístas).calcan al pie de la letra todos los parámetros de las dictaduras fascistas. El dictador siempre usa las mismas herramientas: prohibición de libertad de pensamiento, de asociación, de expresión, partido único y prohibición de los demás, cuerpos armados al servicio del gobierno, persecución del disidente, censura férrea de todos los medios de comunicación e ilegalización de los desafectos, control total de los poderes políticos con promulgación de leyes a voluntad, ausencia de separación de poderes con el judicial sujeto al dictador, nepotismo y corrupción de los afectos… Todo ello se cumple punto por punto en Cuba, cuyo gobierno actúa como el de cualquier régimen fascista. Y es que los ciudadanos cubanos que se echan a la calle no piden alimentos o vacunas, piden libertad.

¿Y por qué algunos que se las dan de demócratas se oponen a calificar a dictadores comunistas como lo que son? La respuesta es fácil, porque están esclavizados por su ideología, que les dicta lo que tienen que pensar, hacer y decir sobre cualquier caso o situación. Y no se percatan de que caen en una ideología totalitaria y liberticida. Caen en el relativismo moral: si lo hacen los míos está justificado, si lo hacen ellos es intolerable.     

En fin, ya que las dictaduras son idénticas, sean capitalistas o comunistas, bien podría afirmarse que toda dictadura es fascista. Igual que todo aquel que las defienda o justifique, sean gobiernos, políticos o ciudadanos de a pie. Y el régimen cubano lo es, como prueban todas las evidencias y a pesar de que haya quien no quiera verlo.

CARLOS DEL RIEGO

 

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