OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 29 de abril de 2020

LA CRUEL VENGANZA GODA DE DOÑA SANCHA DE LEÓN

Los godos recurrían fácilmente a la puñalada a traición, y los reyes de León en torno al año mil eran sus  descendientes


La Edad Media es una de las etapas de la Historia menos conocida, tal vez por eso está envuelta en un halo de leyenda. También el Medievo se asocia a crueldades, masacres y violencia sin fin; aunque aquel larguísimo período (unos mil años) también tuvo sus luces, y no pocas. Pero sí, las traiciones, venganzas y puñaladas eran cosa corriente. Una leyenda, quizá con base histórica, de la Alta Edad Media narra el asesinato del Conde García de Castilla a la entrada de León. Corría el año 1029.
Todo hace indicar que lo que se cuenta en el Romance del Infante García (hay varias versiones) tiene orígenes en cantares populares, en narraciones y leyendas, aunque algunas crónicas mencionan el suceso, la primera unos cien años después; y también se encuentran inscripciones que se refieren al hecho en varios monumentos. Sin embargo, como casi todas las leyendas, es probable que tenga algo cierto, sobre todo en lo que atañe a la crueldad con que se llevaban a cabo las venganzas en el ámbito de los godos y sus sucesores astures y leoneses.
El que sería último conde de Castilla, García Sánchez, de unos 19 años, había sido prometido a la hermana del rey de León, Vermudo III. Debía ser la primavera del año 1029 cuando García y su séquito acamparon en el emplazamiento de Trobajo, muy cerca de León. La leyenda dice que el fogoso García no quiso esperar y salió del campamento (con una escolta de 40 caballeros) para ver por primera vez a su futura. Según algunos textos fue el 13 de mayo cuando García y Sancha, de unos 15 años, se vieron por primera vez. Luego, paseaban cerca de donde hoy está San Isidoro cuando, repentinamente,  fueron atacados por la hueste de Íñigo y Rodrigo Vela, familia de origen alavés enemiga acérrima de los castellanos. Se entabla la batalla, los sorprendidos castellanos caen uno tras otro, incluyendo el joven García, seguramente atravesado por un metro de acero. Su aterrada prometida presenciaría toda la escena y, seguro, tras reponerse pensaría en la venganza. Sí parece documentado el asesinato de García a manos de los Vela. Sólo eso.
La noticia debió ir de boca en boca por los reinos cristianos. El rey de Navarra, Sancho III El Mayor, se puso de parte de la desconsolada Sancha y, tal vez, le prometiera castigar a los asesinos y, quizá, la joven infanta leonesa le rogara que le trajera a alguno vivo…
El poderoso ejército del rey navarro acorraló a los Vela y sus partidarios en el castillo (quizá el de Monzón). Merece la pena imaginarse el asalto: una fortaleza defendida por soldados expertos, un ejército atacante dispuesto a todo, nubes de flechas, griterío salvaje y ruido permanente, puede que rocas y líquido hirviendo desde las almenas, escaleras de asalto, espadazos, tajos, alaridos desesperados… Sancho toma el castillo, corta la cabeza a todo el mundo menos a los odiados Vela, a quienes echó al fuego. Escapó uno de los capitanes, Fernando Laínez, que pronto fue hecho prisionero; entonces, tal vez Sancho recordara la promesa hecha a la desconsolada infanta leonesa y decidió llevarle vivo a Laínez.
Al verlo, Sancha Alfónsez, hija de Alfonso V de León, preparó una muerte larga y dolorosa para uno de los asesinos de su García. Primero le cortó manos y pies, luego le aplicó algo tan godo como sacarle los ojos, siguió la lengua…, y lo que quedaba lo ató a un caballo y lo hizo arrastrar…
Fue una venganza salvaje, brutal, horrorosa, pero doña Sancha era de origen godo y tales eran los modos de los godos; unos doscientos años antes (en 835) Ramiro II de León ya había castigado a sus enemigos con esos mismos métodos, que son los que ya usaban los reyes visigodos, aficionados a apuñalar a traición, cegar, cortar narices y orejas…
Lo más probable es que se trate de una leyenda, con la base real del asesinato de García, pero tal vez, improbablemente pero no imposiblemente, sucediera algo parecido. Lo que sí es histórico es que doña Sancha se casó con el siguiente conde de Castilla, Fernando Sánchez, que luego derrotó a su cuñado Vermudo III, rey de León, hermano de Sancha (batalla de Tamarón, 4 de septiembre de 1037), convirtiéndose en Fernando I de León. Y ella la reina Sancha.
Ha pasado un milenio desde este posible suceso. Hay que situarse en la época para entenderlo.       
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 26 de abril de 2020

MIENTRAS HAY ROCK HAY ESPERANZA: CANCIONES QUE LA TRANSMITEN

U2 anima a mirar todo con esperanza en su Día precioso'


Mucha verdad encierran los refranes españoles que hablan de la confianza en el futuro, de la esperanza, como ‘lo último que se pierde es la esperanza’, o ‘mientras hay vida hay esperanza’. Toda persona, sobre todo en situaciones como la presente en la que hay que vivir confinado en casa, cae en el desánimo y llega a mirar el porvenir con pesimismo. Como siempre, un medicamento casi infalible es el rock & roll, que ofrece fármacos variados y eficaces en forma de canciones. En fin, mientras hay rock hay esperanza
Muchas veces, cuando se está bajo de ánimo, desganado e incluso desesperanzado, tomarse un par de píldoras de rock & roll viene a ser ‘mano de santo’. De hecho, aunque existen abundantes grupos con muchos ‘productos’ específicos para cualquier tipo de decaimiento, no faltan los que han escrito canciones de gran eficacia antidepresiva y esperanzadora.
El mejor consejo es ‘no te rindas’, que es precisamente el mensaje del clásico de Peter Gabriel ‘Don´t give up’. Grabado junto a Kate Bush (Gabriel se lo ofreció a Dolly Parton, que lo rechazó) en 1986, es un tema que combate el sentimiento depresivo y transmite esperanza; su letra enumera los muchos reveses que pueden conducir a la rendición. Con ritmo lento pero intenso aconseja: “Si te rechazan, no te rindas (…) Si caes en la tentación y fumas un pitillo, no te rindas (…) No te rindas ni cuando las dificultades parezcan abrumadoras”. Incluso un verso parece escrito para el momento presente: “Las primeras semanas pueden ser difíciles y frustrantes, pero aun así, no te rindas”.
The Beatles son auténticos especialistas en transmitir ánimo y buen rollo. Una que viene a decir que todo va a ir mejor es ‘Getting better’, publicada en 1967 dentro del glorioso ‘Sargent Pepper’. Dicen que se le ocurrió a Paul cuando, paseando con el perro, empezó a salir el sol y pensó ‘está mejorando’ (o ‘va a ir mejor’). Él mismo contó que recordó entonces a Jimmy Nichol (sustituto de Ringo Starr durante unos días que estuvo enfermo), a quien solían preguntar si se iba haciendo con las canciones, a lo que él siempre contestaba ‘gettin better’, o sea, mejorando, o cada vez mejor. También se cuenta que este tema es de los que tiene más trabajo conjunto entre Maca y John, quien aportó varios versos. El caso es que, al parecer, Lennon sufrió un ‘mal viaje’ de LSD durante la grabación: "Repentinamente el micrófono me asustó. Pensé que iba a romperme y dije que me iba a tomar el aire”, explicó el beatle de gafitas. Georges Martin se lo llevó a la azotea para que respirara, pero John caminó hacia el borde y Martin se asustó, pues pensó que podía caerse o tirarse. John, al ver al productor, cayó en la cuenta de que estaba bajo los efectos del ácido y decidió dejar el trabajo e irse a casa. Lo llevó Paul y se quedó un rato con él. Algunos de sus versos: “Antes siempre estaba enfadado (…) tú me dijiste una palabra. Y todo va mejor, debo admitir que todo va cada vez mejor”, dice Paul. Las frases de John explican: “Antes era cruel con mi mujer (…) pero ahora estoy haciéndolo mejor”.
Los irlandeses U2 también han escrito canciones llenas de esperanza, como ‘Beautiful day’ (2000). Bono explica que la canción va de "Un hombre que ha perdido todo, pero encuentra alegría en lo que aun tiene. La letra viene a decir que aunque estés en una situación que te resulte incómoda y molesta, si estás vivo tienes esperanza”. Según contó el cantante, “Me inspiró un pastor australiano que me dijo que el dolor es evidencia de vida (…), y por tanto debes estar agradecido y celebrar que hay mucho por qué vivir”. A lo largo del texto destacan versos como “Se te ha terminado la suerte (…) Estás en el fango”, y sin embargo “Es un día precioso, no lo dejes escapar”.
La inolvidable Janis Joplin hizo una versión del ‘Me & Bobby McGee’ de Kris Kristorferson en 1969. Se trata de una canción de carretera, de una pareja (ella y Bobby) que viajan de una forma u otra hasta que él se marcha por su cuenta. El autor explicaba “quise decir que a menos que lo hayas perdido todo no eres verdaderamente libre, pues estás encadenado a la familia, los amigos, el hogar…, obligaciones y responsabilidades de las que, al menos yo, no quiero liberarme”. Es decir, el narrador encuentra el modo de mirar hacia delante de un modo positivo aunque las circunstancias parezcan muy negras. La frase principal es: “La libertad es sólo otra palabra para decir que no tienes nada que perder”, o sea, mientras tengas gente que te quiere y a la que quieres, tienes todo. Y Janis metía tanto sentimiento…
Algunas otras que contienen mensajes para no perder la esperanza y mirar adelante con optimismo son: el gran éxito de Electric Light Orchestra ‘Hold on tight (1981), que aconseja “Agárrate fuerte a tus sueños. Cuando sientas que tu corazón se está rompiendo (…) Cuando estés tan deprimido que no puedes levantarte,  aférrate a tus sueños”; es decir, por muy desanimado que estés, esfuérzate en hacer realidad tus sueños aunque te cueste mucho. También el ‘Don´t stop, enorme éxito de Fleetwood Mac en 1977; es un tema optimista que viene muy bien a quien está pasando un mal trago: “No te pares, piensa en el mañana (…) Será mejor que antes, el ayer se fue”; está claro, ten esperanza. Este mismo mensaje es, en el fondo, lo que aconseja Scorpions en su gran ‘Wind of change’, que celebra el fin de la dictadura comunista y los sueños de un porvenir mucho mejor: “¿Alguna vez pensaste que íbamos a estar tan cerca? Como hermanos (…) El futuro está en el aire, puedo sentirlo por todas partes “.
Todas aconsejan, simplemente, que nunca, nunca pierdas la esperanza. Y es que mientras hay rock, hay esperanza.
CARLOS DEL RIEGO

jueves, 23 de abril de 2020

LOS ‘CULPABLES’ DE LAS GRANDES EPIDEMIAS Y MORTANDADES DE LA HISTORIA


Durante la peste del año 542, los encargados de incinerar a los muertos se protegían tapándose nariz y boca con un trapo.


Desde que se tiene noticia, siempre se han buscado ‘culpables’ de las desgracias, sobre todo si estas afectan a grandes masas de población. A lo largo de la Historia se han dado infinidad de casos en los que, ante las epidemias, los más fanáticos han acusado a ‘los otros’ de ser los causantes, de ser los que han traído la enfermedad. Y las venganzas y castigos fueron terribles
En la naturaleza del hombre está la búsqueda de la causa de las cosas. En el caso de las grandes mortandades y pandemias sufridas a lo largo de la historia, nunca han faltado los que han acusado a otros de ser los causantes de las desgracias médicas. Esto se comprueba incluso en la actual pandemia vírica, pues unos han acusado a los chinos o a los estadounidenses de ‘fabricar’ el letal microbio en el laboratorio, y también se señala como culpables a médicos y sanitarios a los que se deja notas vejatorias, insultantes, y se les presiona para que se vayan a otra parte. Sí, siempre ha existido la figura del estúpido, del fanático, del ignorante.
Los primeros acusados de que dan cuenta las crónicas más antiguas se sitúan en las culturas mesopotámicas y fueron los propios médicos, o más propiamente, los que se dedicaban con más creencia que ciencia a curar (cosa que pocas veces conseguían). Considerado el primer texto legal de la historia, el Código de Hammurabi (‘publicado’ en 1726 antes de Cristo con unas tres mil disposiciones) se refiere específicamente a los médicos o sanadores, y no con palabras halagüeñas sino amenazantes. Así, dice: “Si el médico ha tratado con punzón de bronce la herida de un hombre libre y éste muere, se le cortarán las manos; si opera del ojo con punzón de bronce a un hombre libre y el hombre queda ciego, se le cortarán las manos; si se trata de un esclavo, el médico pagará en plata la mitad del precio del esclavo. Si el médico ve que el enfermo no sanará no deberá tocarlo, puesto que el hombre morirá y al médico se le cortarán las manos”. En otras palabras, el médico  era responsable directo de lo que ocurriera al paciente. También hay que señalar que el Código de Hammurabi fue un avance enorme, ya que hasta que se escribieron disposiciones legales (y ese es el primer texto) cualquiera podía liquidar a quien le robara una cabra y estaría justificado.
Durante la Edad Media se produjeron varias epidemias, incluyendo la peste, y en no pocos momentos se culpó y castigó con gran dureza a los judíos. Por ejemplo, en 1348 el burgomaestre de Chillon (cerca de Ginebra) acusó a los judíos de haber provocado intencionadamente la epidemia de peste, de modo que ordenó perseguirlos hasta la muerte; fueron alrededor de 50.000 los judíos ‘ejecutados’. En Basilea se detuvo a todos los que vivían en la ciudad, los metieron en un cobertizo y le prendieron fuego. En Estrasburgo fueron dos mil los judíos muertos en la hoguera. En otras ciudades, como Espira y Eslingen, los hebreos se suicidaron en sus casas o en las sinagogas antes de que llegara la turba.
Muertos los judíos y viendo que la peste seguía causando miles de víctimas, se buscaron otros culpables: brujos y brujas, a los que se acusaba de ‘engrasar’ las puertas de las casas con una mezcla ponzoñosa. De este modo, en el año 1515 se quemaron 500 brujas y brujos en Ginebra, 600 en Bamberg y 800 en Wurzburgo (Alemania). En esta misma ciudad entre 1626 y 1631 fueron quemados vivos 157 hombres, mujeres y niños. En 1520 fueron ejecutados 1.700 brujos y brujas en Arezzo, mientras los gobernantes de Toulouse decretaron la hoguera para 400 infelices acusados de brujería y de causar la peste. Durante el siglo XVII en Escandinavia quemaron a casi 4.000 personas por hechicería. En los condados de Suffolk y Essex (Inglaterra), el Cazador General de brujas, Matthew Hopkins, condujo a la hoguera a más de 200 mujeres entre 1644 y 1646. En 1674 en la región de Lorena fueron quemadas unas 800 magas y hechiceras. En España el proceso más célebre es el de Zugarramurdi (1610); en Logroño se llevó a cabo el correspondiente juicio por brujería; fueron sospechosas unas 5000 personas (todas las que vivían en aquellos valles), comparecieron ante el tribunal unas 1.500, se acusó en firme a unas 300, se encarceló a 53 y se condenó a la hoguera a once, de las que sólo se ejecutó a seis, ya que los otros cinco habían muerto.
Sí, en la Historia hay abundantísimos ejemplos de la búsqueda de los ‘culpables’ de las epidemias, pestes o enfermedades. Y no sólo en Europa. Hay constancia de que en la cultura azteca era costumbre que cuando un ‘magistrado’ o alto personaje moría se sacrificaban sobre la tumba del difunto a los médicos que no lo había podido curar, considerándolos culpables del deceso. Claro que allí sacrificaban gente a diario…
Cronistas y documentos han dado cuenta de muchos, muchísimos casos similares en los que, ante la epidemia o la muerte, alguien tenía que ser culpable y, por tanto, ejecutado.  
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 19 de abril de 2020

CANCIONES PARA HOMENAJEAR A TODO EL PERSONAL SANITARIO

Los Cardiacos elogiaron la labor de todos los sanitarios en su 'Pánico en el hospital'


Una costumbre ‘inventada’ al comienzo de la pandemia es la de salir a la ventana a valorar y agradecer, mediante el aplauso, el trabajo y el riesgo que corren quienes luchan desde la sanidad contra la pandemia. No pocas piezas rock se han escrito pensando en médicos, enfermeros y sanitarios en general. Sirvan a estas pocas para reconocer, a modo de aplauso escrito, el esfuerzo e incluso el sacrificio de los que se juegan la vida para salvar las de otros
No hay como necesitar de alguien para reconocer su importancia y su mérito. Aunque siempre se ha tenido como imprescindible el trabajo de quienes se dedican a cuidar la salud de los demás (desde los doctores hasta los conductores de ambulancia, hombres y mujeres), es en momentos de máxima necesidad, como el presente, cuando todos los ojos se vuelven hacia ellos y (casi) todo el personal desea que se vea y se oiga ese agradecimiento. El rock también ha mostrado su gratitud hacia este colectivo profesional dedicándole un montón de canciones.
La mayoría de los autores rock que se deciden a escribir sobre médicos y medicinas suelen hacerlo de modo metafórico; por ejemplo, se pide al médico un remedio contra el desamor o se dice medicinas queriendo decir drogas. El ‘Bush doctor’ (1978) del ‘rastafari’ Peter Tosh trata de esto último, pues viene a decir, más o menos, que los doctores aseguran que fumar es malo para la salud, pero el cantante sostiene que es preciso legalizar la marihuana, puesto que cura el asma y el glaucoma, que revitalizaría la ruinosa economía de Jamaica y que, en fin, la gente sería mucho más feliz fumando. Seguro que un auténtico médico no estaría de acuerdo, sobre todo teniendo en cuenta que Tosh fue asesinado por ladrones que fumaban lo mismo que él.
Los Beatles, cómo no, también se refirieron al doctor, concretamente al ‘Dr. Robert’. En este tema de 1966 señalaban una suerte de poderes místicos de dicho doctor; sin embargo, siempre se pensó que el tema hablaba de las drogas, de sus efectos y de cierto ‘doctor’ que las suministraba. Y aunque John Lennon (el autor) dijo que se estaba refiriendo a sí mismo, se ha especulado con otros posibles doctores, como el doctor Robert Freyman, que tenía una farmacia en Nueva York y suministraba de todo sin hacer preguntas ni pedir recetas; o tal vez fuera un tal Robert Fraser, alias ‘Groovy Bob’, quien tenía una galería de arte y muchas sustancias para distribuir entre gentes del rock de los años sesenta; incluso se ha especulado con se estuviera refiriendo a Bob Dylan (Robert Zimmerman), que fue quien les dio sus primeros ‘porros’. La letra es explícita: “Puedes llamarlo a cualquier hora, te ayudará a comprender las cosas, si estás deprimido te tomas un trago de lo que él te da y arreglado”, dice más o menos. En todo caso, este Dr. Robert no es de fiar.
Mucho más acertados estaban The Doobie Brothers cuando, en 1989, lanzaron el tema ‘The Doctor’. Este doctor tampoco es el galeno de bata blanca y estetoscopio al cuello, sino la misma música, a la cual le atribuyen poderes terapéuticos, casi mágicos: “La música es el médico, te hace sentir como quieres, deberías escuchar al médico”, dicen sus versos. Sí, este sí que es un médico del que fiarse a ciegas.
Pero también hay temas rock que se refieren estrictamente a médicos y enfermeros (hombres y mujeres). El veterano del rock sicodélico Country Joe McDonald escribió contra la guerra de Vietnam y, después, a favor y en contra de otras causas. Así, en 2002 publicó el ep ‘Thank the nurse’ (Gracias a la enfermera) con cuatro temas dedicados a las enfermeras, incluyendo a dos pioneras (Florence Nightingale y Clara Barton); en esas canciones elogia su capacidad de esfuerzo y sacrificio, sobre todo cuando habla de las enfermeras de guerra, aunque las elogia a todas, especificando que  llegan a ser más importantes que los médicos, sobre todo cuando se trata de dar apoyo emocional al paciente. En el tema que da título al disco dice: “Los médicos diagnostican y recetan (…) pero cuando llega la noche y te sube la fiebre ¿quién está a tu lado? (…) con una sonrisa y tranquilidad restaura tu orgullo (…) Gracias a la enfermera por salvar tu vida”. Sí, gracias.
Otro cantante-protesta es el británico Billy Bragg. En su Lp ‘Hablando de poesía con el recaudador’, reedición de 2006, publicó el tema ‘A nurse’s life is full of woe’, es decir, ‘La vida de la enfermera está llena de aflicción’. Algunos de sus versos: “Si tiene que trabajar un turno de treinta y seis horas (...) Cuando la mujer de blanco viene a tomar tu mano, y pones tu corazón, creo que ya sabes que la vida de una enfermera está llena de aflicción”.
No se puede olvidar la elocuente ‘Pánico en el hospital’, publicada en 1984 por el excepcional grupo leonés Los Cardiacos en su primer Lp. Fantástica canción, de esas que, escuchadas tanto tiempo después, se valoran más, mucho más. Su ritmo trepidante envuelve una letra que parece escrita (por Carlos Suárez) estos días; es la visión de quien trabaja en el hospital horas y horas y ve, y siente: “Tras los ventanales, luces en la noche a toda velocidad. Llegan ambulancias, luces del asfalto, pánico en el hospital. Suenan las sirenas que anuncian que el tiempo se está acabando. Apocalíptica cuenta hacia atrás, trompetas del juicio final. Hoy en mi alma se oculta el sol, gente que sufre a mi alrededor (...) En el hospital noche y día me rebelo todo el tiempo y grito (…) ¡Esto no puede ser verdad!”. Seguro que lo descrito en esta canción se repite mil veces hoy y cada día en el hospital.  
Un aplauso lleno de rock para todos los que cuidan y curan.
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 15 de abril de 2020

CORONAVIRUS FICCIÓN

Cuántos muertos se hubieran evitado si se hubieran prohibido las manifestaciones del 8M


Mariano Rajoy, presidente del gobierno, estaba desbordado, superado por los acontecimientos. Por todas partes le llovían las críticas e incluso los insultos. Todos le acusaban de no haber caso a los avisos de los diversos organismos internacionales sobre la inminencia de una pandemia y de haber gestionado fatal la crisis.
La mayoría de la población censuraba al gobierno, sobre todo al presidente Rajoy, haber permitido aquellas manifestaciones de primeros de marzo a pesar de que desde Italia (que llevaba semanas infectada) y otros países le insistían en la locura de las grandes concentraciones de personas. Despreciando las evidencias, el presidente insistía en que las manifestaciones de aquel día no habían provocado contagios (se estima que aquello aumentó los contagios en un 60%) y que, en todo caso, nadie pensó entonces en la magnitud de la epidemia; lógicamente, los contribuyentes ya tenían conocimiento de los avisos de la Organización Mundial de la Salud, de la ONU y de los países donde el virus venía haciendo estragos desde hacía meses, por lo que no se creyeron que el gobierno no supiera lo que pasaba y el riesgo que se corría.
No gustaba al personal que, en contra de toda lógica médica, él y parte de su gobierno se saltara la cuarentena cuando les parecía, cuarentena a la que estaban obligados los demás. Se criticaba y afeaba que millones de trabajadores se vieran inmersos en expedientes de regulación de empleo mientras ministros (y ministras), secretarios (as) y altos (as) cargos (as) cobraran hasta las dietas de viaje, incluyendo los que respetaban el confinamiento y no salían de casa (o sea, no viajaban).
Igualmente millones de ciudadanos censuraban su gestión y la de sus ministros, a los que ridiculizaban por haberse dejado dar ‘el palo’ como unos pardillos primerizos por intermediarios desconocidos (negándose además a decir quién había sido ese intermediario). Le echaban en cara, tanto a él como a su gabinete ministerial y de ‘expertos’, el incomprensible retraso a la hora de hacerse con los materiales sanitarios imprescindibles, sobre todo tras comprobarse que iniciativas privadas habían conseguido los materiales (y su transporte a España) de modo inmediato; además de su incapacidad para suministrar los medios necesarios a sanitarios, policías, funcionarios de prisiones…. También que un día explicaran sus expertos que no eran necesarias las mascarillas y al día siguiente recomendaran su uso. Por no mencionar la ruina económica de España y millones de españoles.     
Cabreaba mucho al personal que todos los integrantes del gobierno se echaran flores a sí mismos, que dijeran que estaban gestionando la pandemia del Covid 19 igual o mejor que ningún otro gobierno del mundo, y ello a pesar de que las estadísticas, los datos e incluso las valoraciones de organismos internacionales (apoyados en cifras) contradijeran los comunicados oficiales del gobierno Rajoy. Y cuando era necesario, ministros y portavoces no dudaban en culpar al gobierno anterior y a los gobiernos regionales del partido rival.
Los partidos de la oposición le recordaban las decenas de muertos (el máximo ratio de muerte por millón de personas) y de sanitarios infectados y muertos (récord mundial). Además, ni los partidos opositores ni la mayoría de la población se creían las cifras oficiales, puesto que todo el mundo estaba convencido de que el número de muertos era, al menos, el doble; sobre todo tras escuchar los testimonios de médicos y sanitarios, trabajadores de funerarias y quienes transportaban los féretros, los cuales insistían en que las cuentas no cuadraban, ya que el cómputo real no coincidía con las cifras que facilitaba el gobierno.
El presidente Rajoy cargaba duramente contra la oposición, acusándola de hacer política con los muertos y de no colaborar… Y ello a pesar de que apenas hablaba con los representantes de los partidos y de que no perdía ocasión de descalificarlos.
Lógicamente, también gran parte de la población apoyaba el fondo y la forma en que el presidente, su gobierno, su partido y los partidos aliados estaban haciendo frente a la crisis. Y así, muchos ciudadanos justificaban este retraso o aquel fallo, negaban cualquier tipo de negligencia, buscaban culpables ajenos a ellos y descalificaban con palabras gruesas a quien vertía críticas contra el presi y su equipo.
Ni una sola palabra de autocrítica, ni un solo error asumido, ni el mínimo reproche, el gobierno Rajoy y su gabinete no admitía opiniones desfavorables. Y cuando estas llegaban respondía con los típicos calificativos: ultra, extremista…
¿Ficción? Sólo hay que cambiar el nombre propio.
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 12 de abril de 2020

EL ROCK & ROLL TAMBIÉN HABLA DE CRISTO


Jesucristo ha protagonizado muchísimos temas rock, y no se tiene constancia de que dijera una palabra en contra del rock & roll

La figura de Cristo es, muy probablemente, la que más ha influido en el devenir de la Historia. No es extraño, por tanto, que llegado el momento, el rock & roll también se haya fijado en tamaña figura. 
Aunque a lo largo del año son varias las fechas y festividades que en los cinco continentes lo recuerdan, es en Semana Santa cuando Cristo vuelve a convertirse en máxima referencia para miles de millones. No es necesario recordar lo mucho que la música se ha ocupado de aquel Hombre de Nazaret en siglos pasados, por lo que parece lógico que, cuando irrumpe, el rock también se haya interesado por Él; de hecho, raro es el autor adscrito a ese género que, antes o después, no se ha fijado en su persona. Lógicamente, algunos lo han hecho con irreverencia e incluso de un modo insultante, pero la gran mayoría se atreven a hablar del asunto con respeto y, en muchas ocasiones, con verdadera veneración. Es oportuno recordar que el góspel o espiritual negro (¡cómo no acordarse de la deliciosa 'Oh happy day'!) y más recientemente las bandas que se incluyen en el 'rock cristiano' se dedican casi en exclusiva a glosar su vida, milagros y enseñanzas.
Pero ciñendo la cosa a la esfera del rock más bien clásico, podría enumerarse una lista larguísima de canciones de los grupos más dispares que le han dedicados sus versos. Lo primero que acude a la mente es el brillante elepé conceptual de 1970 'Jesucristo Superstar' (luego ópera rock, musical y película), el cual contiene algunas canciones excelentes; a destacar los pasajes interpretados por el pasional Ian Gillan, solista de Deep Purple, a cuya voz el papel le iba que ni pintado; igualmente resultan irresistiblemente atractivas piezas como el ya emblemático 'Superstar'. Andrew Lloyd Weber y Tim Rice, los autores, presentaron a Cristo exclusivamente como hombre, y contaron la historia desde la perspectiva de Judas, que es tan protagonista como Aquel. Asimismo también proponen la duda: ¿y si hubiera venido hoy?   
Los más iniciados en los entresijos del rock seguro que han rememorado el primer verso de la primera canción del primer disco de Patti Smith; 'Horses' (1975) se abría con aquel 'Gloria, in excelsis Deo' al que seguía una versión del clásico de Van Morrison; la primera frase especificaba de manera provocativa "Jesús murió por los pecados de los demás, pero no por los míos"; lo curioso es que la musa del primer punk neoyorquino no es católica, a pesar de lo cual, siempre se manifestó devota de San Francisco de Asís…, tal vez por ello fuera invitada por el Papa Francisco a cantar en el Vaticano; la cara de Patti Smith, iluminada y entusiasmada, una cara en la que no cabe más expresión cuando saluda al pontífice argentino resulta, por tanto, desconcertante. 
Los músicos estadounidenses (seguramente por su educación) hablan constantemente, sin prejuicios y con convicción sobre esta Persona. El propio Bruce Springsteen se fija en la Pasión y en el dolor de una madre al ver a su único hijo pasar por un trance tan doloroso en su emocionante 'Jesus was an only son' ('Jesús fue hijo único'). Por su parte, Violent Femmes recuerdan a 'Jesus walking on the water', o sea, 'caminando sobre las aguas'. Y tampoco faltan Ramones, que en su 'I´m not Jesus' explican que no quieren morir por el pecado de otro y que, en todo caso, al no ser ellos Jesús, no pueden curarte. Los texanos ZZ Top, en su incomparable álbum 'Tres hombres' (sí, el que contiene el icónico 'La Grange') incluyen el explícito 'Jesus left Chicago', en cuya letra van señalando las ciudades en las que Cristo pasa haciendo milagros, desde que 'deja Chicago' hasta California, a través de casi toda Usa.
Fantástico es el 'Spirit in the sky' de Norman Greenbaum, una excelente canción que ya en su momento, a finales de los setenta del pasado siglo, fue recompensada con un éxito multitudinario; se trata de una suerte de blues sólido (con esa evocadora guitarra distorsionada) y ambiente sicodélico, una canción cuyo texto recomienda hacerse amigo de Jesús, ya que así podrá recomendarte cuando, tras palmar, estés a la puerta del cielo… Y eso que este hippy salido de los sesenta siempre ha sido un judío convencido y practicante.
Y hablando de judíos, imposible es tratar de este asunto sin hacer mención del tornadizo Bob Dylan. Como es sabido, Zimmerman es judío de nacimiento, pero hacia 1978-79 se convirtió al Cristianismo; según él mismo, durante un concierto alguien le echó una cruz, la cogió y la metió en el bolsillo, al día siguiente, reflexionando, se dijo a sí mismo que necesitaba algo, algo distinto, metió la mano en el bolso y allí estaba la cruz...; también ha hablado de una visión de Cristo que experimentó en su habitación del hotel… El caso es que publicó tres álbumes bajo tan potente influencia, 'Slow train coming', 'Saved' y 'Shot of love', los dos primeros muy espirituales, muy góspel, el tercero más tendente al rock; casi toda la temática gira en torno a su nuevo credo, aunque en el último ya aparecen otros asuntos; se pueden recordar temas como el 'Man gave name to all the animals' o el 'Property of Jesus'. Al parecer, años después volvió a abrazar el judaísmo.
El ‘Personal Jesus’ de Depeche Mode es otra presencia inevitable. Con un sonido que poco tenía que ver con el techno pop que la banda había hecho siempre, el texto viene a decir que el mundo necesita la fe, y que tener un Jesús personal para cada uno sería muy conveniente.
Entre otras muchas figuras del rock, también se han referido a Jesucristo en sus versos, vistiéndolos del modo más variopinto, The Byrds y The Doobie Brothers (ambos hicieron el góspel ‘Jesus is just alright with me’, o sea, ‘Jesús está bien conmigo’) , The Queen (aunque Freddy no era católico, su ‘Jesus’ narra pasajes de la vida del Nazareno) , Velvet Underground (el ‘Jesus’ de Lou Reed desconcierta, no se sabe si es irónico o sincero), Roxy Music (‘Psalm’, que dice en uno de sus versos “Él es todo lo que necesitas, Él es tu todo’), Tom Waits (‘Chocolate Jesus’)…. Curioso es que Beatles y Rolling Stones apenas hayan tocado el tema. 
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 8 de abril de 2020

LA RADIO: TAN MÁGICA HOY COMO CUANDO EMPEZÓ A SONAR

Cambian los aparatos, las modas, las mentalidades, pero la magia de la radio permanece


A pesar de la cantidad de opciones de ocio existentes, la radio siempre tiene sus momentos, especialmente si son excepcionales como el presente. Han pasado cien años desde que comenzaron las emisiones de radio y los receptores a captarlas. A quienes escucharon aquellas primeras voces saliendo de la caja debió parecerles magia, y no andaban desencaminados, pues el encantamiento sigue funcionando hoy: todo el mundo escucha la radio
Sin duda, la actual es la era de la comunicación. Quien tiene algo que comunicar puede hacerlo por múltiples medios con la seguridad de que su mensaje tendrá receptores. Pero entre todos los medios de comunicación existentes, la radio sigue manteniendo no sólo su poder, sino que no ha perdido nada de su encanto, de su magia, a pesar de ser uno de los primeros vehículos de comunicación de masas. Y cuando se precisan noticias al instante, nada como la radio.
La radio excita la imaginación mucho más que sus compañeros de comunicación. Así, la prensa escrita ofrece fotos, textos, infografías, ilustraciones de todo tipo que restan capacidad de imaginación al interesado; e igualmente ocurre con la televisión, que se basa principalmente en la imagen, dejando prácticamente inútil la materia gris. E Internet menos aún.
Pero la radio estimula la fantasía y provoca preguntas sobre quiénes hablan, quiénes cantan, quiénes callan, quiénes están ahí al lado; y todo ello esté el oyente donde esté. Es decir, la radio es ajena a lo visual, por lo que quien capta su señal no tendrá más remedio que utilizar su imaginación. Y es que no hay que olvidar que la insinuación es mucho más eficaz que la exhibición; por ejemplo, resulta mucho más terrorífico el monstruo de cine apenas insinuado, el bicho cuyas formas te cuesta reconocer que el que se ve explícitamente; y es así porque lo que falta lo tiene que poner la imaginación de cada uno, y nadie sabe mejor que cada uno qué es lo que le causa terror. La radio obliga a pensar, obliga a imaginar, a especular, a barajar posibilidades, empuja a poner en marcha el cerebro de modo inconsciente. Por eso resulta entrañable, divertida, excitante, aterradora, desconcertante, sorprendente, inquietante, amable, sonriente..., porque todo lo construye quien escucha, todo está en su cabeza, sólo en su cabeza, y es distinto a lo que ocurre en la de al lado.
Sonido, palabra, silencio y música son las bases de ese invento verdaderamente maravilloso que tiene muchos padres. Hertz, Tessla, Marconi, Cervera..., cada uno fue aportando algo hasta conseguir la magia. Pero no fue hasta 1920 que empezaron las emisiones de modo regular y al alcance de todo el que tuviera un receptor (unos dicen que fue en Estados Unidos y otros que en Argentina), y prácticamente desde el primer momento encontró total aceptación y mostró infinidad de posibilidades.
Con la llegada de la televisión y luego Internet muchos auguraron que llevarían la radio al declive, pero nada de eso, nadie puede con el encanto que tiene ese aparato (que puede ser minúsculo) con el que se va a todas partes y se puede hacer cualquier cosa sin estar nunca en soledad. Por el contrario, sus competidores absorben el seso totalmente, exigen atención total, inmovilidad total, imposibilidad de cualquier actividad, pero no así la radio, que se convierte en el medio más amistoso, en un compañero con el que ir a cualquier sitio y que da mucho y exige poco..., como un buen amigo. Y es que la radio es un amigo, no como la televisión, que se ha convertido en vehículo de manipulación mucho más que de comunicación, no como la prensa en papel, que suele estar en poder de poderosos con intereses amordazadores, no como Internet, que es el paraíso de los anónimos, los bulos y los mentirosos. Cierto que en todas partes hay gente valiosa y gente dudosa, pero la radio permite mucho menos capacidad de maniobra al embustero, pues ha de engañar sólo con la palabra, no valen gestos, expresiones corporales ni actuaciones teatrales.
La experiencia así lo dice: en la radio sólo se queda gente con talento, mientras que en los otros medios abunda (en algunos casos hasta la náusea) la mediocridad, la perversión de la moralidad y la exaltación de la vagancia, cuando no de la pura delincuencia; ahí no hay magia sino ordinariez y analfabetismo cutre, ignorancia orgullosa. Y cuando se trata de música, la radio es la más deseada. ¡Cuánto le debe el rock & roll, y cualquier otro género, a la radio!
Hace más de un siglo que nació la radio y se socializó por todo el mundo. Pero aunque la tecnología trata de superar su hechizo, la radio resiste al tiempo, a los nuevos formatos y competidores. No disminuye su poder. Y en tiempos de emergencia, guerra, aislamiento o pandemia, su poder se hace más evidente: mientras exista una emisora, habrá magia.
CARLOS DEL RIEGO

domingo, 5 de abril de 2020

ROCK SOBRE EL AISLAMIENTO, EL DISTANCIAMIENTO Y OTRAS NORMAS CONTRA EL VIRUS


Pocos cantaron sobre aislamiento y soledad como Ian Curtis, de Joy Division
Cada uno en su casa. Es la consigna en gran parte del mundo, dominado actualmente por un microbio. De modo que el personal no tiene más remedio que permanecer aislado, confinado, y procurando no acercarse a los demás, ponerse la máscara y lavarse continuamente. Pues también se ha escrito rock & roll sobre el aislamiento, las distancias a mantener y demás recomendaciones
Ninguno de los presentes hoy en el planeta ha pasado por situación semejante, incluso  podría afirmarse que no hay precedentes históricos de que la mayor parte de la población tenga que quedarse en casa por decreto durante semanas, meses. Un buena forma de aprovechar las horas de confinamiento doméstico es, claro está, escuchar rock & roll. Lo que sorprende es que existen canciones que hablan de las actuales recomendaciones y obligaciones: aislamiento, distancia entre individuos, higiene…
Tiene que ser muy duro pasar la cuarentena en solitario. Pocas canciones transmiten ese sentimiento de soledad y aislamiento como el ‘Isolation’ (Aislamiento), que John Lennon publicó en 1970 para su primer disco tras la ruptura. El artista, a pesar de tener fama y fortuna, se siente solo, triste, desconcertado: “Tenemos miedo de estar solos” escribe, pero luego parece contradecirse: “Tenemos miedo de todos (…) aislamiento, aislamiento”.
Varios otros grupos y artistas compusieron con ese mismo título, como Joy Division, que hizo su ‘Isolation’ en el inigualable Lp ‘Closer’ (1980). El ritmo ya resulta infeccioso, la línea de bajo es inquietante, los teclados aturden y la voz sobrecoge. La letra es desconcertante, poética: “Con miedo todos los días, todas las tardes (…) Me avergüenzo de las cosas que he hecho, me avergüenzo de la persona que soy (…) Pero si pudieras ver la belleza (…) Este es mi único alivio, aislamiento, aislamiento”. Ian Curtis estaba entonces invadido por el sentimiento de culpa al haberse enamorado de otra mujer, traicionando así a su esposa e hija; en una mente atormentada como la suya aquello resultó devastador, y terminó como terminó.
Una de las obligaciones legales del viandante es mantener la distancia. Algo así dice Police en ‘Don´t stand so close to me’ (1980), o sea, ‘No te pongas tan cerca de mí’, un imperativo que hoy todo el mundo procura obedecer. Sin embargo, la canción va de un profesor que nota que una de sus alumnas se le acerca mucho, demasiado, y le pide un poco de distancia.
‘Behind the mask’ (1990) es una composición (elegante, como siempre) de Chirstine McVie para el álbum del mismo título de Fleetwood Mac. Dice: “No te acerques demasiado a mí. Eres peligroso, no puedes ver”, que parece venir muy a cuento en estos momentos (IV-2020), sin embargo, no habla de enfermedad contagiosa, sino de un viejo amante. Pero sí, hoy  la gente sale a la calle tras una máscara.
Y, por supuesto, queda prohibido tocar a otra persona. Es decir, hay que hacer caso a Hall & Oates cuando cantaban ‘Out of touch’, más o menos, ‘Sin tocar’, nada de contacto. Con un sonido muy ‘ochentero’, es de 1984, la letra habla del enamorado que a veces desea estar solo, sin contacto, nada de infecciones.
Recomiendan los expertos insistentemente lavarse las manitas, o sea, mantenerse limpio, exactamente lo que recomendaban los cafres Motörhead en su ‘Stay clean’ de 1979. Lo que proponen Lemmy y compañía es mantenerse limpio y sin contaminar por las mentiras, aunque el último verso parece escrito para el momento presente: “Mantente limpio, es tu única esperanza”. 
Cuando alguien no hace caso a las normas es fácil que haya quien le increpe: ¡No vuelvas más por aquí!, que es lo que viene a decir el gran Tom Petty en su  ‘Don’t come around here no more’ (1985). Esta pieza tiene su historia. La escribió Dave Stewart, de Eurythmics; resulta que Stevie Nicks (de Fleetwood Mac) acababa de romper con Joe Walsh (guitarrista de los Eagles), y para celebrarlo se fue a una fiesta a casa de Stewart en Los Ángeles y se quedó con él toda la noche; al día siguiente apareció por allí Walsh, y cuando lo vio Nicks gritó “no vuelvas más por aquí”. A Stewart debió impresionarle el grito y escribió esta canción, se la ofreció a Stevie Nicks pero la rechazó, así que se la regaló a Tom Petty. En fin, asuntos sentimentales, nada de patologías.
Y claro, lo principal es quedarse en casa. En la trepidante y contagiosa ‘Get off of my cloud’ (1965), Rolling Stones, o sea, Mick Jagger, dicen: ‘Vivo en un apartamento en el piso 99 de mi bloque. Y me siento en casa mirando por la ventana. Imaginando que el mundo se ha detenido”..., sentimiento que muchos pueden tener estos días al mirar a la calle El caso es que la intención del tema (“alienación postadolescente”, lo definió Richards) es el deseo del protagonista de estar solo, de no ser molestado por nadie: “Lárgate de mi nube, no te quedes aquí, que dos son multitud”. En ningún sitio como en casa, solo.  
Por su parte, Neil Young reflexiona de modo opuesto: “Es difícil vivir (...) en esas circunstancias ( ...) Ya es bastante difícil vivir con uno mismo", canta en ‘The loner’ (1968). Esta canción, ‘El solitario’, es la primera que hizo tras la separación de Buffalo Springfield y parece que no acaba de asimilar la soledad (como le pasó a Lennon). Hoy no queda más remedio que vivir con uno mismo.
Confinamiento, aislamiento, soledad, separación, recomendaciones para salvarse del contagio… Mejor con rock & roll.   
CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 1 de abril de 2020

¡DEJAD MORIR A LOS VIEJOS!, PIDEN ALGUNOS

Ser viejo, judío, enfermo, demente o discapacitado era sinónimo de muerte en la Alemania nazi. Algo así piden algunos hoy


Una de las bases del nazismo, seguramente su más pura esencia, es pensarse legitimado para decidir quién merece vivir y quién debe ser suprimido. En la Alemania nazi se decidió que judíos, homosexuales, comunistas, negros, enfermos, discapacitados físicos y mentales…, no eran necesarios o  suficientemente humanos y, por tanto, su eliminación no sólo no era moralmente cuestionable sino aconsejable, saludable y beneficiosa. Hoy hay quien piensa  algo parecido: hay seres humanos que no merecen cuidados médicos y hay que dejarlos morir
Sí, desde 1933 hasta 1945 Alemania vivió un proceso de degeneración moral aterrador, pues la sociedad llegó a convencerse de que los arios eran tan superiores que tenían la facultad de decidir quién podía vivir y quién no, quién era humano y quién poco más que bestia. Esos modos de pensar han vuelto, y muchos se han desenmascarado poniendo como excusa la pandemia.
Desde países tan progresistas como Bélgica o Países Bajos (donde gran parte de la sociedad está convencida de que lo progresista es matar, ya sea al bebé en la barriga de su madre o al débil, enfermo o anciano) se propone no tratar a los viejos y personas con salud delicada y dejar que el virus haga su trabajo con ellos. Pero como en todas partes cuecen habas, tal cosa ha propuesto un congénere de aquellos, otro espécimen de australopitecus afarensis que responde al nombre de Xavi Boada y que se presenta como escritor independentista catalán. Asombra que gentes que medran en la política, la medicina o la intelectualidad proclamen que sería muy buena solución dejar que el virus se lleve a los ancianos y a los enfermos. En pocas palabras, existen individuos y sociedades tan convencidos de su superioridad que deciden que viejos y enfermos han perdido humanidad, y por tanto se les puede negar derechos como la asistencia médica, el derecho a vivir.
Concretamente el tal Boada escribió textualmente: “Viejos y egoístas. Llenando hospitales por coronavirus, exigiendo atención de primera, ocupando camas que podrían salvar jóvenes sabiendo que ellos ya no aportarán nada a la sociedad”. Resultaría difícil vomitar más atrocidades con menos palabras, y por tanto no merece la pena refutarlas por su evidente estupidez, soberbia y maldad, si acaso recordar que los mayores no sólo aportan experiencia, saber, vida, raíces, apoyo, recurso para todo…, sino que todo lo que hoy disfrutan los que no son ancianos se lo deben a éstos. Dicho sea de paso, este sujeto es gay, algo intrascendente salvo porque en aquella Alemania los gays estaban incluidos en el apartado de sacrificables, es decir, si él se cree tan superior como para decidir quién es valioso y quién prescindible, debe tener en cuenta que, siguiendo idéntico proceso mental al suyo (el nazi), habrá quien se convenza de que el gay es tan eliminable como él piensa que lo es el anciano.
En los mencionados Países Bajos (¿bajos en el sentido de indignos, abyectos, mezquinos, viles?) y Bélgica (¿cómo impide un belga que miren por la cerradura mientras defeca?, quitando la puerta) ya habían llegado a la conclusión de que matar es progresista, y por eso hay que tener cuidado de no romperse una pierna allí, pues harán lo que hacían en el oeste con el caballo herido: ahorrarle sufrimiento. Pero la evolución lógica de ese ‘pensamiento’ no se detendrá en dejar morir a los ancianos, sino que darán el siguiente paso; en poco tiempo pensarán que para qué esperar y gastar recursos materiales y humanos en ellos, es decir, sería mejor acelerar el proceso y liquidarlos cuanto antes, total iban a palmar pronto…; después empezarán a escucharse voces belgas y neerlandesas pidiendo ahorrar recursos suprimiendo a otros improductivos como tetrapléjicos, paralíticos cerebrales, dementes, amputados, discapacitados físicos y mentales, cancerosos, incurables…; el siguiente paso será determinar cuántos años hay que tener para entrar en esa ralea de la ancianidad, 75, 70, 65, 60, 50, 40… La perversión moral en estos dos países no es cosa nueva: baste mencionar el genocidio belga en el Congo, así como la brutalidad neerlandesa en Indonesia y otras partes del sudeste asiático (sin olvidar la segregación racial en Sudáfrica que impusieron junto a los ingleses).
En algunos lugares y en no pocas mentalidades se ha llegado a la perversión moral de pensar que lo progre es matar y lo retrógrado conservar la vida, o sea, vivir. Esos matasanos verdugos, esos politicastros parásitos, esos juntaletras chupatintas son, en realidad, la personificación de la degeneración, de la pura maldad.
¿Quién se siente legitimado para decidir quién merece vivir y quién no?, o lo que es lo mismo ¿quién quiere apretar el botón de la cámara de gas?  
CARLOS DEL RIEGO