Lemmy Kilmister fue expulsado de Hawkind 'por no consumir la droga correcta', dijo, aunque luego le fue mejor con Motorhead. |
Los excesos con el alcohol y otras
drogas son cosa corriente en los grupos de rock, de manera que sería laborioso
encontrar alguno en el que uno, varios o todos sus integrantes nunca hubieran
abusado de las botellas, los polvos o las pastillas. Sin embargo, hasta en esas
situaciones hay un límite, y quien lo traspasa corre el riesgo de que sus
compañeros lo pongan de patitas en la calle. Tal ha sucedido muchas veces y ha
afectados a grandes nombres
Es curioso, pero en el planeta del rock
se permiten ciertas cosas que en otros ámbitos serían rechazadas; por ejemplo
conductas relacionadas con el abuso de sustancias por las que el ciudadano
corriente sería reprobado, acusado e incluso sancionado. A pesar de todo,
incluso en esos ambientes existen ciertos límites, que suelen coincidir con el
trabajo y la continuidad del grupo, es decir, si por causa del ‘mal estado’ de
un componente del grupo se ven afectados contratos y compromisos, es fácil que
los demás se planten y corten por lo sano. Esto se ha producido muchas veces en
la corta historia del rock.
Un caso emblemático es el de Syd Barret
y Pink Floyd. Barret ya mostraba una conducta errática en 1967, cuando el grupo
grabó su primer Lp; en escena olvidaba letras y fuera de ella resultaba
imprevisible, olvidaba presentarse a conciertos o grabaciones… La leyenda
asegura que se metía LSD a diario y que, por tanto, vivía permanentemente
alucinado; el caso es que después de no presentarse para una gira, los demás
decidieron prescindir de él, dejar de contar con él, ni se molestaron en ir a
recogerlo para la siguiente actuación. Luego se cuenta que apareció en el
estudio mientras sus ex y su sustituto grababan ‘Shine on…’ en su memoria.
Desde entonces, y a pesar de que publicó algunos discos, apenas se dejaba ver. Para
la supervivencia del grupo Syd debía ser expulsado, pero la duda se mantiene,
¿lo largaron por excederse con el ácido o porque era un esquizofrénico?
También es conocido que Brian Jones,
fundador de los Rolling Stones, fue defenestrado por sus colegas por pasarse.
Él fue quien decidió el nombre, quien orientó el sonido inicial y, en fin, el
primer líder de la banda. Pero en poco
tiempo Jagger y Richards fueron quitándole protagonismo, tanto en la parte creativa
como su presencia en el estudio. Jones, que ya era aficionado al consumo de
sustancias, pasó a convertirse en auténtico profesional al notar cómo iba
perdiendo peso en el grupo, así que saltó hacia el caballo. A partir de ahí,
además de todo lo malo que conlleva la heroína, se sucedían las acusaciones por
posesión, por lo que hubo de dar cuentas y promesas al juez muchas veces. Hasta
que a mediados de 1960, Jagger y, Richards le dijeron que prescindían de sus
servicios y que ya tenían sustituto, Mick Taylor. ¿La ‘solución’ de Brian?,
meterse más y más…, hasta que apareció ahogado en su piscina unas semanas
después: alcohol, drogas variadas y el hígado hinchado como un globo, dijo el
forense.
Lemmy Kilmister, motor de Motörhead,
tocaba en los setenta (del 72 al 75) con un potente grupo llamado Hawkwind, en
cuyos primeros años abundaron los abandonos por…, sí, droguerío. A mediados del
75 la policía de Canadá lo pilló con más de un gramo de anfeta en el bolsillo,
así que lo detuvo, pasó una noche a la sombra y finalmente…, fue liberado, ya
que la pasma se equivocó en la sustancia y anotó en el informe que era coca,
por lo que el cargo fue desestimado. Sin embargo, después del siguiente
concierto, sus camaradas lo destituyeron de su cargo de bajista y voz. El
propio Lemmy comentó irónico: “si me hubieran pillado con ácido lo único que
hubiera pasado es que me hubieran pedido un poco y hubiera seguido en el grupo;
me despidieron por no meterme la droga correcta”. Claro que, visto lo visto,
ganó al cambiar aquello por su Motörhead (título de un tema suyo para
Hawkwind). Sabido es que Ian ‘Lemmy’ Kilmister murió de cáncer, aunque también
padecía arritmia e insuficiencia cardíaca, ya que nunca dejó las anfetas.
Cuenta la mitología del rock que los
integrantes de Black Sabbath gastaron hasta quince mil dólares más en coca que
en toda la producción de su Lp ‘Vol. 4’(1972). Años después, tras una gira,
Ozzy Oborne no apareció en el estudio, de hecho estuvo literalmente
desaparecido durante más de un mes y medio… Recuerda el guitarrista Tommy Iommi
que “Ozzy no quería otra cosa que salir y emborracharse, así que decidimos
hacer algo y lo despedimos”. Contra todo pronóstico Ozzy se desintoxicó, se
recuperó, lanzó álbumes en solitario y un par de décadas después volvió al
micro de Black Sabbath.
Los miembros de Metallica trasegaban
tanto alguien les apodó ‘Alcoholica’. Dave Mustaine, guitarrista fundador,
cumplía con el ‘requisito’, pero lo malo es que se volvía violento y, además,
no se conformaba con la bebida. En 1983 despertó de una merluza descomunal,
abrió los ojos y lo primero que escuchó es que ya no contaban con él, y acto
seguido lo subieron a un bus que lo llevaría a Los Ángeles (estaban en Nueva
York). Luego formó su propio grupo, Megadeth y tuvo éxito. El caso es que
confiesa haber luchado durante décadas contra el alcohol, la heroína y los
barbitúricos (15 ingresos en rehabilitación), hasta quedar ‘limpio’ desde final
de siglo “gracias a Dios”, ya que se ha vuelto católico practicante y
fervoroso.
También Lol Tolhurst fue fundador de The
Cure junto Robert Smith en 1976, y también fue apartado de su grupo, en 1989.
¿La causa?, bebía tanto que era incapaz de tocar; fue el batería de los
primeros discos y, desde 1982, teclista, pero en el álbum ‘Desintegration’ sólo
se dice que toca “otros instrumentos”, aunque la realidad es que no tocó casi
nada, pues estaba dominado e incapacitado por el alcohol. Su ‘amigo’ Robert
Smith lo cesó. Tolhurst formó su grupo y siguió trabajando en la música. Y más
de veinte años después, en 2001, regresó a The Cure, pero sólo para unos pocos
conciertos, nada más. “Fue divertido, pero eso es todo, no he vuelto a The
Cure”, dijo mostrando que aun no había perdonado al tipo con quien formó el
grupo siendo adolescentes y luego lo dejó tirado.
El batería de Guns N’ Roses, Seven
Adler, siempre tuvo problemas de abuso, sobre todo de heroína y alcohol (sus
compañeros, al menos, estaban mínimamente sobrios cuando había que trabajar),
lo que lo hacía impredecible, así que le dieron un ultimátum, o se cortaba un
poco o a la calle, pero claro, el caballo es muy fuerte, así que en 1990, a la
calle. Luego él prometió que nunca más y sus compis le hicieron firmar un
contrato en el que se comprometía a no volver a tocar el polvo…, pero no pudo
cumplir la promesa y ese mismo año lo pusieron definitivamente en la calle.
Arrestos, clínicas de desintoxicación, violencia doméstica, enfermedad,
hospital, drogas, arrestos…
Son sólo una muestra de una lista que,
desgraciadamente, sería kilométrica.
CARLOS DEL RIEGO