OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 27 de marzo de 2019

LA DISPARATADA, GROSERA E IGNORANTE EXIGENCIA DEL PRESIDENTE DE MÉXICO A ESPAÑA

Algunos de los pueblos y cacicazgos sometidos y esclavizados por los aztecas
a la llegada de Cortés.


Nueva pelotera se ha montado por las exigencias del presidente de México, quien reclama a España, al Rey, que pida perdón por lo sucedido allí hace quinientos años. Es, evidentemente, un despropósito, un disparate, una muestra de ignorancia y mala fe. Hay abundantes argumentos para combatir esa idea, aunque por más razones y evidencias que se expongan, quien ve la cuestión bajo prisma ideológico no va a ser capaz de ver la realidad.  

En primer lugar llama la atención la burda, evidente y manoseada maniobra de dicho presidente para desviar la atención. México tiene un tremendo problema de violencia, con casi cien asesinatos diarios; tiene unas mafias de la droga que hacen y deshacen a su antojo, que matan y secuestran casi impunemente; un problema de corrupción institucionalizada que ensucia a gobiernos, policía, judicatura, ejército…, con ‘mordidas’ aceptadas como inevitables; la deuda del país es escalofriante, así como el río de emigrantes que quieren salir hacia el norte y de inmigrantes que quieren entrar por el sur… Ante tal avalancha de conflictos internos, el ignorante presidente ha optado por la ‘solución’ que sólo se le ocurre al político incapaz, populista y cateto: buscar un enemigo exterior aunque, como en este caso, tenga que sacarlo del pasado remoto.

Por otro lado, mostrando su cortedad mental, el tipo no cae en la cuenta de que el México actual no existía hace cinco siglos. En 1519 (cuando Cortés desembarcó en Tabasco) había un imperio dominante, el azteca, que tenía sometidos, aplastados, conquistados a todos los pueblos de alrededor, a los que ‘visitaba’ periódicamente para llevarse hombres, mujeres (mejor embarazadas, ya que así se garantizaba un sacrificio doble) y niños para arrancarles el corazón en vivo, para esclavizarlos a perpetuidad o, sencillamente, para engordarlos y comérselos. En decir, basándose en la misma forma de pensar del memo que ocupa la presidencia del país, Ciudad de México (Tenochtitlán, capital del imperio azteca), debería pedir perdón a los habitantes de las zonas donde se asentaban los pueblos y cacicazgos oprimidos por los mexicas: tlascaltecas, tarascos, otomíes, zapotecas, totonacas, olmecas, huascatecas, mixtecas…, todos los cuales padecieron las infinitas crueldades que eran corrientes en aquel momento en aquel lugar. Baste recordar lo rápido que se aliaban estos pueblos con los españoles en cuanto se enteraban de que iban hacia Tenochtitlán; una buena muestra del odio que estas comunidades tenían hacia los aztecas la ofrece Bernal Díaz del Castillo, el soldado-cronista: al transitar por cierto lugar, los indígenas les dijeron a los soldados de Cortés que ese paso se llamaba ‘Cuilonemiqui’, que significaba: “donde matamos a los putos mexicanos”.   

Y ya puestos, ¿qué pueblo histórico, territorio o comunidad de cualquier parte del mundo no sufrió en el pasado agresiones externas por las que exigir disculpas? La lista sería kilométrica, tanto que todo el mundo estaría todo el tiempo pidiendo y exigiendo disculpas por sucesos de hace siglos o milenios (¿será necesario recordar que lo que hoy es España fue invadido, agredido, ocupado por cartagineses, romanos, visigodos, alanos, vándalos, suevos, musulmanes, vikingos y franceses?, todos los cuales mataron, quemaron y saquearon, ¿hay que exigir que pidan perdón los países hoy situados en los lugares de donde todos estos procedían?).

Y la cosa no tiene nada que ver con otros casos en que las disculpas sí tenían razón de ser, como las de Alemania por el nazismo o las de Usa por las bombas atómicas, ya que estos hechos sucedieron hace tan poco que aún viven algunos de los que los padecieron y muchos de sus descendientes inmediatos. Además, si las exigencias de arrepentimiento procedieran de una comunidad indígena la cosa podría tener cierta lógica; sin embargo, el dudoso presidente tiene apellidos cien por cien españoles, lo que quiere decir que sus antepasados estaban entre los ‘agresores’, y que todos los actuales mexicanos con apellidos españoles deberían entonar el ‘mea culpa’ ante los nativos. Curiosamente, éstos arremeten contra el bocazas presidente y le exigen que pida perdón él. En todo caso, se trata de un despropósito vulgar y demagógico cuya intención verdadera es la búsqueda de rédito político. 

También podría argumentarse que desde el primer momento de la conquista, el ‘gobierno’ de España legisló a favor del indio. Así el testamento de Isabel de Castilla, donde dice que los indios deben ser considerados y tratados como los demás súbditos de la corona; así el ‘congreso’ de intelectuales, ‘La controversia de Valladolid’, donde se llegó a la conclusión de que los indígenas tenían los mismos derechos que los demás hombres; así la abolición de la esclavitud; o cómo se concluyó que sólo era legítimo hacerles la guerra en caso de que sacrificaran y se comieran a otros hombres; así las Leyes de Burgos (1512) o las Leyes Nuevas (1542)… En definitiva, todo el cuerpo legal procuró el bien del indio. Otra cosa es lo que, individualmente, hicieran allí unos u otros; hay que tener en cuenta que la metrópoli estaba a muchos meses de distancia, por lo que hubo muchos que “acataban pero no cumplían” la ley (¿acaso no hay delincuentes hoy día a pesar de la ley?). Por tanto, pasando por encima del dislate histórico y el anacronismo que ello significa, puede afirmarse que el ‘gobierno’ de la España de entonces se preocupó y legisló correctamente, es más, fue la primera potencia colonizadora (¿la única?) que reflexionó y promulgó leyes y disposiciones que otorgaban a los indios los mismos derechos que a los europeos.

Podrían enumerarse muchos más argumentos y razones, pero es evidente el ridículo de exigir culpas con carácter retroactivo, es decir, juzgar con leyes y pensamiento de hoy a gentes de hace siglos, cuando todas esas normas y pensamientos no existían. Dicho de otro modo, ninguno de los que hoy exigen esas disculpas pensaría como piensa de haber vivido hace cinco siglos; no vestiría vaqueros, no escucharía rock & roll ni iría al cine, no bebería refrescos ni, evidentemente, tendría las ideas que tiene hoy, sino que comería, vestiría, escucharía y pensaría exactamente lo mismo que quienes vivieron en 1519.

Pero por más razonamientos, evidencias históricas y argumentos científicos que se expongan, quien todo lo ve a través de sus gafas ideológicas será incapaz de ver la realidad.

CARLOS DEL RIEGO

2 comentarios:

  1. Según la fuente: Bernal Díaz del Castillo: 'Cuilonemiqui' le pusieron por nombre al lugar donde los 'putos Mexicanos' mataron a las gentes que allí vivían y que como en tantos otros ejemplos se encontraban bajo el yugo de Moctezuma. Así se lo contó el cacique Tochel de Guacacualco a Diego de Ordás.

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