OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 29 de agosto de 2018

UN SALTADOR DE LONGITUD CON UNA PIERNA ARTIFICIAL SUPERA A LOS OLÍMPICOS. PERO HAY TRUCO Los aficionados al deporte en general y al atletismo en particular se habrán llevado una gran sorpresa al conocer que un atleta paralímpico de salto de longitud lograba una marca con la que hubiera sido campeón olímpico absoluto. Pero la cosa tiene truco

Si se permiten las prótesis en el deporte de élite pronto se verán cosas así.


En el reciente Campeonato de Europa de Atletismo Paralímpico, el alemán Markus Rehm logró una marca de 8,48 metros en salto de longitud para atletas clasificados en la categoría T64, que está reservada a los que compiten con una pierna ortopédica. Con ese registro, Rehm hubiera sido campeón olímpico y hubiera conseguido medallas en campeonatos europeos y mundiales de categoría absoluta; tal vez por eso él tiene como máxima ilusión participar en esas tres competiciones. Sin embargo, y sin dejar de elogiar el mérito del deportista, ese tremendo salto se ha conseguido con ventajas, con trampas…, o sea, la comparación es ventajista e inadecuada.

Cuando se observa ese concurso de salto de longitud para atletas con una pierna de carbono (las cuales se llaman cuchillas) se comprueba que todos baten (dan el salto) precisamente con la prótesis, ninguno con su pierna natural, lo que quiere decir que se logran mejores resultados batiendo con la extremidad artificial; o sea, supone una ventaja respecto a las de carne y hueso. Por otro lado, al ver caminar a Markus Rehm se nota como cierta cojera, pues al apoyar la cuchilla se eleva ligeramente, lo que significa que es más larga de lo que sería su pierna natural; es decir, el brazo de palanca es mayor, con lo que consigue más potencia.

Al revisar el salto de 8,48 quedan patentes varias deficiencias importantes que, en caso de tenerlas los atletas que compiten sólo con huesos y músculos, jamás serían competitivos. En primer lugar se ve que Rehm llega a tabla notablemente más lento que los especialistas olímpicos; además sus movimientos en el vuelo son mucho menos ágiles y, en general, su técnica es bastante deficiente. Así, a pesar de esos defectos, ¿por qué habrá alcanzado esos casi ocho metros y medio?, ¿cuál es el elemento con el que compensa y supera esas evidentes limitaciones técnicas? La respuesta es evidente.      

Puede añadirse que ese postizo jamás sufrirá lesiones, con lo que el atleta nunca deberá recuperarse de una fascitis plantar, tendinitis, rotura de fibras, fractura de ligamentos…, el artefacto jamás le dará ningún problema, y si pierde eficacia se cambia, todo lo cual supone una ventaja cierta e importante. También hay que reseñar que su corazón no se verá obligado a llevar la sangre hasta los dedos del pie y luego subirla de vuelta.

Es oportuno preguntarse qué ocurriría sin un saltador sin discapacidad y que rondara los ocho metros y medio sufriera una desgracia, perdiera una pierna, se colocara la correspondiente cuchilla y volviera a la competición. Seguro que sus marcas mejorarían notablemente y repentinamente. De todas maneras hay que desear que nunca se pueda comprobar tal cosa.

Las propias firmas que comercializan estos aparatos dan algunos datos. Una pierna humana viene a pesar alrededor de 5,5 kilos, mientras que cada cuchilla sólo pesa 2,4 kilos (como las que llevó el asesino Pistorius en Londres 2012). Asimismo informan que “las prótesis no sufren fatiga muscular, un factor diferencial en pruebas más largas como los 400 metros”; quien haya corrido esta carrera (o conozca el atletismo) sabe que en los últimos 60 ó 70 metros los muslos arden, la zancada se acorta, aparece el temido ácido láctico.., pero con piernas de carbono todo eso desaparece. Asimismo se vanaglorian los fabricantes de que las cuchillas son cada vez mejores, con ángulos que permiten aumentar la potencia, diseños más avanzados que evitan la pérdida de energía en curva, materiales y aleaciones más y más sofisticados que devuelven más impulso… Y mientras tanto, los atletas enteros siempre arrastrando molestias y dolores en sus dos piernas, inflamaciones, sobrecargas musculares…

Digno de todo elogio es el atleta paralímpico que supera sus limitaciones físicas con ilusión, esfuerzo y constancia para tomar parte en competiciones deportivas. Pero para este tipo de deportistas se han ideado unos Juegos Paralímpicos y todo tipo de campeonatos nacionales internacionales. Por eso, porque ya tienen citas deportivas específicas para ellos, no deben pretender participar también en las reservadas a los que corren, saltan y lanzan con sus extremidades naturales.

Parece evidente, en fin, que el saltador de longitud en cuestión logró esos 8,48 metros gracias a la tecnología de su pierna ortopédica, o dicho de otro modo, es casi seguro que con sus dos extremidades naturales jamás habría alcanzado tal registro.  Por tanto, en términos absolutos, la marca tiene truco.

CARLOS DEL RIEGO

No hay comentarios:

Publicar un comentario