OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 6 de diciembre de 2017

‘MEMORIA HISTÓRICA’: PURA DISCRIMINACIÓN. ¡Y siguen insistiendo en utilizar los sucesos de hace décadas como arma política! Ahora el Psoe propone una ley que reforme la actual de la Memoria Histórica con ideas y propuestas sectarias y muy alejadas de los verdaderos problemas que tiene España.

Muñoz Seca fue tan asesinado como Lorca, por los mismos motivos y por el mismo tipo de gente, pero la 'memoria' sólo se acuerda del granadino

Antes de nada hay que señalar que esas dos palabras, memoria e historia, son incompatibles, pues la memoria es de cada uno, es subjetiva, interpretativa, parcial y sujeta a equivocación, mientras que la Historia tiene que ser imparcial y ceñirse a hechos comprobados o basarse en lo que se conoce; además, con esos términos se alude sólo a la época del franquismo, dando a entender que la Historia, toda la Historia, contiene solamente esa etapa; por último, esa ‘memoria’ no recuerda más que a los represaliados de un bando y se olvida a los del otro, es decir, es una memoria frágil y poco fiable.  

El Psoe (al menos una gran parte de sus estructuras) ha demostrado que la elección de un hombre tan simple y escaso de luces como Zapatero como secretario general no fue un accidente. Ahora, sus sucesores, dando a entender que tienen poco o nada que aportar para mejorar la situación de los ciudadanos y resolver los numerosos problemas del país, han llegado a la conclusión de que todo se solucionará anulando los juicios de los años del franquismo (¿todos?, ¿incluso los de robo y asesinato?; y ya puestos ¿por qué no los de la época de Fernando VII?); que se acabará con el paro sacando los huesos de Franco y José Antonio Primo de Rivera del Valle de los Caídos (el primero dejó escrito que no quería ser enterrado allí, con lo que esta ley cumplirá su voluntad; y el segundo fue fusilado mucho antes de planearse el monumento); e igualmente, las cuestiones territoriales, hospitalarias, de pobreza, de violencia sexista…, todo acabará cuando se ponga en marcha la idea de formar una ‘comisión de la verdad’, que seguramente estaría integrada por auténticos catedráticos en ‘verdadofilia’ y acreditados especialistas en ‘verdadología’, los cuales serán los encargados de determinar quién fue vilmente asesinado y quién fue sólo una baja o un daño colateral…, además de asumir el reparto de los carnets de buenos y malos. En fin, lo único razonable, justo y deseable que se dice en ese proyecto es que el Estado se ocupe de desenterrar a todos los que yacen en cunetas y fosas comunes…, pero a todos de verdad.

Algo que ya no sorprende es que en esas propuestas no se diga ni una sola palabra de las víctimas del otro bando, la mayoría de las cuales fueron tan asesinadas como ‘las suyas’ (las únicas que les merecen atención), y por idénticos motivos. Un buen ejemplo es el del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, que fue tan asesinado como Federico García Lorca pero al que, a diferencia de éste, jamás se refieren los que sólo lamentan la sangre vertida hacia un lado y se quedan fríos ante la que cae hacia el otro. Sin embargo, tanto uno como otro fueron fusilados por el mismo tipo de gente y por idéntico motivo: por ser quienes eran, acusados de crímenes tan terribles como tener ideas monárquicas y católicas o por ser homosexual y funcionario de la república. Es inconcebible que la ‘memoria’ de don Pedro no tenga cabida en la ‘memoria histórica’, algo que contrasta con el hecho de que los que claman por la ‘memoria’ siempre tienen palabras elogiosas para un tipo tan abyecto como Rafael Alberti (pudo salvar a su colega Muñoz Seca, pero “ni quiero ni puedo”, dijo), el cual loó a Stalin con verdadera devoción y animaba a liquidar gente…, a pesar de lo cual es continuamente recordado, aplaudido, santificado. Igual que Marcos Ana, que se presentaba y era recibido por la ‘memoria’ como gran símbolo de la resistencia cuando, en realidad, había sido condenado a muerte por asesinato probado (él ni siquiera lo negó, sino que se justificó con que entonces tenía 17 años), pena que fue conmutada por la de cárcel al tenerse en cuenta que era menor cuando perpetró sus crímenes; el caso es que, por difícil de creer que sea, los de la ‘memoria’ olvidaron aquellos fusilamientos ‘de nada’ para presentarlo como un intachable ‘preso político’. Y lo mismo se puede decir de las calles dedicadas a gente dada a la violencia como Durruti mientras se expulsa del callejero a diputados electos y asesinados como Calvo Sotelo, al que se tilda de franquista a pesar de haber sido tiroteado antes de que existiera el franquismo.

Es incomprensible e indignante que la ‘memoria’ sólo recuerde y muestre solidaridad y empatía con unas víctimas y no con otras, y ello a pesar de haber sido todas asesinadas del mismo modo y por elementos con idéntico pensamiento: el totalitario. Nada justifica un asesinato, de modo que matar opositores por el simple hecho de serlo es igual de vil se haga en nombre de esta idea o de su contraria. Pero si la ‘memoria histórica’ solamente se siente cercana y recuerda a los muertos de aquí a la vez que ignora los muertos de allí, está cayendo exactamente en aquello que pretende denunciar.  

No es cuestión de lanzarse mutuamente los muertos del pasado como si fueran bombas, ni tampoco justificar los unos con los otros. Para acercarse a la Historia, para entenderla de verdad es preciso llegar a ella desapasionadamente, rigurosamente, y para ello hay que procurar mirarla del modo más desideologizado posible. En caso contrario todo se verá del color del prejuicio político que se tenga, con lo que la sangre de unos exigirá  justicia a voces mientras que la de otros se verá con indiferencia.

En fin, con proyectos como el que presenta el mencionado partido puede decirse que, seguro, pronto se acabarán los problemas de España… En todo caso, recurrir continuamente, una y otra vez  a Franco se ve ya como una burda y descarada maniobra política más.

CARLOS DEL RIEGO


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