OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 19 de febrero de 2017

ROCK & ROLL Y RADIO, SIMBIOSIS PERFECTA. Hace unos días se celebraba el día internacional de la radio. Buen pretexto para recordar algunos de los grandes títulos del rock que han rendido su particular homenaje al más musical y, sin duda, el mejor de los medios de comunicación.


Radio y rock & roll, una combinación incendiaria.
Pocas cosas en esta vida dan tanto como la radio. Sí, a diferencia de la tele, el invento de Marconi (aunque la emisión y recepción a través de las ondas tiene muchos padres)  obliga a imaginar continuamente; algo parecido pasa con la lectura, pero en ésta se tiene la impresión de que uno se está contando algo a sí mismo, cosa que no ocurre cuando es el receptor quien narra, quien dice, quien canta, con lo que vuelven a excitarse las neuronas. En cuanto al rock, bien puede asegurarse que debe gran parte de lo que es a las ondas hertzianas desde sus inicios; de hecho, muchas canciones se idearon para que se adaptaran a las exigencias de la radio; y por si fuera poco, el tipo que inventó el término rock & roll fue un locutor de radio, Alan Freed. Además, cuando se escucha en la radio una canción que gusta, gusta más que si es el propio oyente quien la pone en disco (o cualquier medio); tal vez sea porque lo que suena en la radio lo escucha mucha gente, de modo que de algún modo el oyente se sintoniza con otras personas, algo que no se produce cuando uno pone esa canción sólo para sí o para los presentes; y esta sensación, curiosamente, se acentúa cuando se produce en el coche.

Sí, el rock y la radio han vivido siempre en simbiosis: se necesitan, se complementan. Por eso, los que escriben canciones han dedicado muchas a lo que mana de ese aparato, a esa magia que sale de él. La lista es kilométrica. Al pensar en ello llegan al coco, raudos, títulos como el perenne ‘Video killed the radio star’ de Bruce Wooley y Buggles (mucho mejor la versión del primero), que vaticinaba la muerte de la radio a manos del vídeo…, equivocadamente, como el tiempo ha demostrado; sin embargo, en el fondo, la canción trata del cambio, de la evolución de la tecnología desde los años cincuenta, y todo ello con un cierto aire nostálgico. También se antoja el ‘Radio Gaga’ de Queen, que tenía una intención similar a la anterior y dice cosas como “mi única amiga (…), hiciste reír, llorar, sentir, volar”. En su ‘We want the airways’, Ramones pedían más presencia en las ondas para ellos y para el r & r en general.

El ‘This is Radio Clash’ (en sus dos versiones) de The Clash tiene ese tono combativo tan típico de las letras de Joe Strummer, de modo que habla, claro, de una radio pirata que llama a la lucha. Asimismo Elvis Costello recordó la magia de las ondas con su ‘Radio, radio’, que es un continuo tributo agradecido, con versos como “La radio es la salvación del sonido (…) radio maravillosa”. El cantante de REM, Michael Stype, dijo que su ‘Radio song’ era un chiste, una broma que gastaba a todo el mundo, incluido él mismo; sus dos versos finales auguran: “ahora nuestros niños crecerán prisioneros, toda su vida serán radioescuchas”. Los canadienses Martha & The Muffins en su ‘Black stations, white stations’ denunciaban la discriminación en las radios y en la MTV. Los veteranísimos Beach Boys quisieron, ya en el presente siglo, con ‘This is why the God made radio’, elogiar el medio y todo lo que significó, significa y significará para millones de personas.  

¿Quién podría hacer una canción depresiva en torno a la radio?: Joy Division, ‘Transmission’. La canción (han explicado ellos) no tiene argumento, sino que viene a ser la expresión de cómo el hecho de escuchar la radio puede ser un gesto suicida, algo que puede matarte, algo que puede robar tu alma. Sea como sea, como casi todo en el grupo de Manchester, es una canción arrebatadora, densa, con ese atractivo inquietante, enigmático que tienen todas las suyas.

Springsteen abordó el asunto en su ‘Radio nowhere’. Se trata de una crítica a las grandes cadenas de radio que hacen y deshacen a su antojo, que imponen sus listas en todas partes, anulando así a las emisoras locales y, por tanto, a los grupos, locutores y oyentes locales.

No puede faltar el ‘Heard it on the X’ de ZZ Top. Los barbudos tejanos contaban que desde niños escuchaban emisoras mexicanas (cuyos nombres empezaban por X), en las que ponían las versiones originales de blues y rock que luego, edulcoradas por cantantes melódicos, eran las que finalmente sonaban en las emisoras estadounidenses. Esas estaciones que emitían desde el sur de la frontera les metieron en vena ese blues-rock con el que hicieron carrera. Esta canción es un homenaje, un modo de agradecer aquello a las radios mexicas.

Sobre el mismo asunto trata el ‘The Wasp (Texas radio & the Big Beat)’ de The Doors, puesto que tanto Jim Morrison como Ray Manzarek escuchaban en las emisoras mexicanas rock sin las restricciones que en los cincuenta tenían las estadounidenses; y uno de los locutores más célebres a uno y otro lado de la frontera era ‘Wolfman Jack’ (Hombre-lobo Jack), que radiaba el mejor rock, blues y rythm & blues (en la peli ‘American Graffiti’ se hace un homenaje a aquel locutor). Esta canción, de texto alucinado y sicodélico, también habla de los clubes donde ellos veían las actuaciones de los ‘bluesman’ negros los fines de semana.

Es innegable, el rock & roll es deudor de la radio, y viceversa. Viene como un guante el ‘Do you remember r & r radio?’ de Ramones, otro tributo a ese maravilloso invento: a lo largo de su texto va recordando iconos de la radio y del rock, incluyendo a John Lennon y Alan Freed. Comienza con el locutor anunciando la canción y termina aconsejando: “Quédate aquí para más rock & roll”.

Sí, para escuchar esto, nada mejor que el entrañable, amigable y cálido aparato.     


CARLOS DEL RIEGO

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