OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 1 de febrero de 2017

IDEAS ABSURDAS Y DISPARATES DE MANDAMASES. Ocurre a veces que quien alcanza el poder con más ideología que formación pierde el miedo a difundir sus ideas aunque sean auténticos disparates. Tal cosa se está viendo en algunos ayuntamientos españoles, aunque la Historia ofrece abundantes ejemplos.

Mao Tse Tung culpó a los gorriones de la mala cosecha y ordenó matarlos, con lo que se disparó la población de insectos, que arruinaron cosechas y
 causaron millones de muertos.

Todas las personas tienen sus ocurrencias, sus pensamientos disparatados que, afortunadamente, casi nunca pasan del plano mental o del círculo más próximo. Sin embargo, si a quien se le ocurre ‘la gran idea’ está en puesto de poder, es fácil que se convenza de que ha descubierto la cuadratura del círculo, que la ponga sobre la mesa y que incluso pretenda llevarla a cabo. Si se elaborara una lista con todos los dislates, desvaríos y absurdos planteados e incluso materializados por quienes han tenido el mando en sus manos, no habría discos duros suficientes en todo el mundo para almacenar tal cantidad de información.

La Historia del siglo XX está atestada de ocurrencias delirantes surgidas en las mentes de mandatarios, generalmente llegados al mando de modo ilegítimo…, aunque también hay poderosos capaces de desbarrar desde la más estricta legalidad. Hace unos días (enero 2017) un concejal del Ayuntamiento de Madrid desveló un dato que se había  escapado a miles de historiadores, investigadores y especialistas de todo el mundo: la Revolución Rusa sólo costó cinco muertos…, y lo dijo convencido, sin que se le subieran los colores, de modo que sería inútil presentarle las infinitas evidencias concluyentes que existen en contra de tan mentirosa afirmación. El hombre en cuestión no hace sino tratar de emular a su jefa, la alcaldesa, la cual no se ha cortado a la hora de soltar auténticas astracanadas, ‘gilichorradas’ dignas de figurar en cualquier antología del disparate; así la señora (que presume de tener grandes ideas) se ha dejado decir que estaría bien que las madres fregaran el colegio donde estudian sus niños, que dichos niños fueran recogiendo colillas por las aceras, que los estudiantes deberían encargarse de barrer las calles… Nadie a quien no le falte un hervor se atrevería a aconsejar tales despropósitos, y menos si está sentado en la poltrona. Bien podría señalarse que el origen de que hoy ocupen puestos de responsabilidad pública en España gentes tendentes a la ocurrencia es Rodríguez Zapatero, quien mostró qué es lo que ocurre cuando se toma el cetro con el único sustento de la ideología y sin la verdadera formación que sólo proporciona el trabajo cotidiano, el mercado laboral; recuérdese como ejemplo cuando esta criatura prometió regalar 400 euros a cada español; es la típica ‘genialidad’ de quien cree que fabricando más dinero y repartiéndolo equitativamente se solucionarán todos los problemas y carencias de las personas; la realidad es que ese dinero poco solucionó a cada uno (luego se redujo a 200 y sólo a quien hiciera la declaración, con lo que los más necesitados ni siquiera vieron esos euros) pero sí fue un gasto que pudo destinarse a algún servicio público de verdadera utilidad.

De todos modos, todo ello se queda en peccata minuta cuando se compara con los grotescos desatinos que han dejado en los libros de Historia algunos de los más relevantes sátrapas del siglo XX. De todos es conocida la querencia de Hitler por el ocultismo, el esoterismo, las mitologías y los símbolos religiosos; sólo así se explican las expediciones y proyectos que los nazis llevaron a cabo para encontrar mitos como el Santo Grial o la lanza con la que el centurión romano Longinos atravesó el pecho de Cristo en la cruz…; el abyecto déspota estaba convencido de que con esos objetos en su poder la supremacía aria no tendría final. ¡Hay que ser un auténtico necio!

Necedad infinita (casi siempre cargada de pura maldad) mostró Mao Tse Tung durante  décadas. Además de las infinitas atrocidades que ordenó, también protagonizó simplezas de iluminado que acabaron, claro, en desastre; durante El Gran Salto Adelante (1958-61) hubo malas cosechas, achacándolo Mao a que los gorriones se comían el grano y, por tanto, “son enemigos de la revolución”, por lo que ordenó que se les persiguiera y matara por todos los medios; así acabaron con millones y millones de pájaros…, disparándose las poblaciones de insectos que, como es lógico, acabaron con las cosechas, produciéndose a continuación las hambrunas que causaron la muerte a no menos de 20 millones de chinos.

Hilarante fue el emperador de Abisinia (Etiopía) Menelik II, que en 1887, cuando acababa de probarse ‘con éxito’ la silla eléctrica en USA, encargó varios ejemplares para ‘modernizar la patria’; cuando llegó el pedido se dio cuenta de que en su país no había electricidad… Eso sí, sacó partido a las sillas reutilizándolas como tronos.

Rafael Trujillo, sanguinario dictador de la República Dominicana de 1930 a 1961, además de muchos otros despropósitos y monstruosidades, tuvo la genial idea de elevar al rango de coronel a su hijo Rafael (conocido como Ramfis) cuando contaba ¡cinco años!, y a general de brigada con nueve…, incluyendo salarios y demás beneficios.

De frenopático es lo de Nyyazow, el tirano de Turkmenistán (estado de Asia central ex-URSS) desde 1985 a 2006; cuando tuvo que dejar de fumar prohibió fumar e incluso mascar tabaco; ordenó que cada ciudad tuviera varias calles con su nombre; prohibió el ballet, la ópera, el maquillaje, los dientes de oro(¿), y desterró a los perros; cambió el nombre del pan, que pasó a llamarse Gurbansoltán, como su madre, de modo que los turcomanos iban a la panadería y pedían una barra de gurbansoltán; también cambió los nombres de algunos meses por los de sus familiares o por palabras referidas a él, por ejemplo, septiembre se convirtió en ‘Ruhnama’, título de su libro; quiso construir un palacio de hielo en el desierto… Delirante.

Además de su proverbial crueldad (atestiguada por sí mismo en cartas, discursos, escritos e incluso de viva voz en la ONU), Ernesto ‘Che’ Guevara no dejó de caer en el más vergonzoso de los ridículos cuando, siendo Ministro de Industria de Cuba, compró ¡máquinas quitanieves! a pesar de que la última nevada que tuvo lugar en la isla data del año 1900.

Lo malo es que se podrían seguir enumerando mamarrachadas de parecido calibre durante horas…


CARLOS DEL RIEGO

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