OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 9 de octubre de 2016

LA FIGURA DEL TONTO EN EL CANCIONERO DEL ROCK. La gran abundancia de tontos no podía pasar desapercibida para los que escriben las letras para el rock & roll. Y aunque la mayor parte de sus textos hablan del ‘tonto de amor’, también hay espacio para otras de las muchas modalidades de la sandez.

The Who, en medio de contundentes guitarrazos, avisaba de lo tonto que es cambiar una tiranía por otra..
Aunque resulte difícil de creer, los tontos están tomando enormes cuotas de poder. Y es que en los últimos tiempos se han visto muchos bobos ocupando altos cargos políticos; y como quiera que los que se dedican a la labor política son un reflejo de la sociedad, puede deducirse que hay muchos, muchos lerdos…, o al menos se hacen notar más que antes, debido a que la tecnología les ha facilitado su presencia en los foros. En muchos casos ni siquiera puede decirse que sean malas personas, sino sólo tipos simplones y cortos de entendederas que no tienen mala intención, como ha podido comprobarse en España durante el presente siglo; sin embargo hay otras ocasiones en que el memo es, además, lo que se dice mala gente, y un ejemplo evidente de esta modalidad de estupidez lo encarna el candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, el rufián del moda en 2016, un auténtico tontorrón con ideas disparatadamente perversas. Sí, tiene que haber de todo, lo malo es que esta especie parece cada vez más abundante, de manera que se hace buena la frase latina ‘stultorum infinitus est numerus’, o sea, el número de tontos es infinito.

Por su parte, la figura del zopenco no ha dejado de ser glosada en casi ninguna de las habitaciones de la casa del rock. Así, hay infinidad de canciones que tienen al modorro como protagonista, siendo la mayor parte de las veces un tonto por amor, aunque también se ha hablado de las numerosas modalidades en que se especializa cada tontaina. Entre los primeros títulos en que se piensa cuando se trata de tontos (‘fools’) está esa maravilla melódica de The Beatles, ‘The fool on the hill’; escrita por Paul, está inspirada en el desengaño que les supuso (excepto a George) la experiencia con aquel yogui indio; sin embargo, presenta a un supuesto tonto que ve más que los demás aunque tenga una “sonrisa ridícula”, de modo que “él sabe que los tontos son ellos”. De todos modos, la partitura tiene tan poderoso atractivo que deja a los versos en casi (casi) una excusa.

El ‘Ship of fools’ de The Doors es mucho más enigmático, ya que ese barco (‘ship’) puede referirse a las drogas, y los tontos son los que suben a bordo (no era la primera vez que usaban la metáfora del barco para hablar de drogas); pero también puede ser la nave Tierra que, cargada de gente, se dirige inexorablemente hacia el olvido. En cualquier caso, todo parece indicar que Jim Morrison estaba en plena subida o en plena resaca cuando la escribió. La canción es hija de su tiempo, con sutiles tintes sicodélicos en los cambios, cortes y arreglos, y con una voz solista profunda y sugerente. 

Más explícita es ‘Won´t get fooled again’, de los británicos The Who. Con un evidente trasfondo político, Pete Towsend se inspiró en la novela ‘Rebelión en la granja’ de Georges Orwell para explicar que hay que ser un tonto para derrocar una tiranía y aceptar otra por el simple hecho de que prometió cambio…, así que proclaman ‘No nos dejemos engañar vez’. En medio de esos impactantes guitarrazos que tan bien dibujan la silueta y el estilo de Pete Townshend, Daltrey canta con desbordante energía “nos liberaron de un redil, y el mundo se ve igual, la historia no ha cambiado”, luego continúa con expresiones tajantes: “nada en la calle me parece diferente (…) los partidarios de la izquierda ahora son partidarios de la derecha”, y termina con un esclarecedor “Conoce al nuevo jefe, es igual que el viejo”. Está clara la intención.
El indestructible Alice Cooper publicó a principios de los noventa del XX otra de sus potentes canciones con mensajes no menos contundentes, ‘Hey stoopid’ (sic). En ella avisa sobre los peligros de la droga: “El rock & roll no es esto, acaba con este viaje de ida (…) Te pinchas la aguja en el brazo, muerdes el polvo”, e inmediatamente grita: “Hey estúpido, qué estás haciendo”. Pero no se conforma con advertir acerca de ese peligro, sino que también previene contra el suicidio, que “nunca es una buena opción”.

El atípico ‘Fool in the rain’ de Led Zeppelin habla de un tontito despistado, obnubilado por sus sentimientos amorosos (cosa que, por otra parte, es muy habitual). Resulta que el enamorado piensa en ella mientras espera y espera, en la esquina, bajo la lluvia, mirando continuamente el reloj, pensando, dudando, desesperándose…, hasta que cae en la cuenta de que se ha equivocado de calle. ¡Menudo lechuguino! La pieza contiene sorprendentes arreglos de percusión.

Sí, existen múltiples variedades de bobos, y cada uno de ellos se ha especializado en una o varias modalidades. Y claro, el rock & roll también se ha detenido a describir al tonto y dibujar su estulticia.     


CARLOS DEL RIEGO

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