OPINIÓN

HISTORIA

lunes, 29 de agosto de 2016

EL CAPITÁN TRUENO Y DON QUIJOTE, HÉROES HISPANOS CASI OLVIDADOS POR EL ROCK. Hace unos días (VIII-16) murió Víctor Mora, el creador de El Capitán Trueno. Éste y Don Quijote son los grandes héroes populares españoles, pero la música rock hispana no les ha hecho mucho caso.

El ilustrador francés Gustavo Doré vio así la figura del héroe español, padeciendo calamidades por su ansia de hacer el bien.
El Capitán Trueno  también desea hacer el bien pero, a diferencia del Hidalgo, siempre salía victorioso ante hombres y bestias.
El primer número de El Capitán Trueno apareció en 1956, hace ya sesenta años. Siempre dispuesto a enfrentarse a los malos (ya fueran poderosos o no, moros o cristianos, pobres o ricos, blancos o no) y defender las causas de los oprimidos, Trueno es una especie de Don Quijote con buena estrella que, a diferencia del Hombre de la Mancha, conseguía que sus aventuras tuvieran final feliz y, además, su dama es real y le corresponde; pero es idéntico al de la Triste Figura en su integridad incorruptible, en su intención de desfacer entuertos y favorecer a los injustamente tratados: el propósito de ambos es hacer el bien sin esperar recompensa. Otro nexo entre ambos es que Cervantes murió justo 500 años antes que Víctor Mora. Las aventuras del Capitán fueron compartidas por millones de niños y jóvenes durante varias décadas, sin embargo, muchos de los que viajaron con él por todo el mundo ni se han enterado de la muerte del creador del héroe y sus compañeros Goliat y Crispín. Lógicamente, su  peripecia vital no es comparable a la de Alonso Quijano ni en pervivencia, ni en profundidad, ni en difusión, ni en… Contadas han sido las ocasiones en que ambos paladines del bien han protagonizado partituras rock.     

El Capitán Trueno es un perfecto ejemplo de héroe de papel que hizo volar la imaginación de tantos hispanohablantes (también tuvo mucho éxito en otros idiomas) que merecía una mayor presencia en la cultura hispánica. El rock español le rindió un evocador homenaje a través del grupo madrileño Asfalto con su ‘Capitán Trueno’. Publicada en su primer disco, no dejó satisfechos a ninguno de sus integrantes, al igual que el resto del elepé; a unos no les gustó la producción y a otros el sonido, y con razón, pues el ambiente general resulta flojo, las guitarras apenas se escuchan y los solos quedan como en segundo plano, las percusiones están atenuadas y, en fin, el resultado final se antoja desangelado; por ello se produce la desbandada. Sin embargo, el disco funciona muy bien gracias a canciones como la mencionada o la impagable ‘Días de escuela’, piezas que casi cuarenta años después mantienen muy bien la tensión y la intención. Los versos de ‘Capitán Trueno’ son elocuentes y los hubiera firmado el mismísimo Víctor Mora: “Si el C. T. pudiera venir nuestras cadenas saltarían en mil (…) el malo siempre palma, la chica se salva”, pero también contiene un mensaje contradictorio y de desconfianza “de él aprendimos que el bueno es el mejor, pero al pasar el tiempo comprendemos que no”, es decir, quien pasaba por ser el bueno no era tal, por lo que finalmente, tras suplicar “Ven Capitán Trueno, haz que gane el bueno”, advierte de que “el mundo está al revés”, o sea, quien parece el bueno, no lo es…

Curiosamente, aquel primer disco de Asfalto contenía un tema titulado ‘Rocinante’, como si de algún modo pretendieran conectar el idealismo puro que preside las acciones de uno y otro héroe.

Evidentemente, Don Quijote es el campeón mundial, el máximo símbolo de lo que se entiende por héroe. A pesar de ello, tampoco han sido abundantes los grupos de rock en español que se han detenido en la figura del pretendido caballero andante. Los madrileños Mago de Öz son la excepción, ya que su Lp ‘La leyenda de la Mancha’ (1998) está dedicado a él como “modesto homenaje” (de todos modos, seguro que al sobrio y estricto hidalgo no le hubiera gustado nada que lo representaran en medio de la parafernalia que aparece en la portada del disco). La mayoría de los temas de este álbum conceptual poseen títulos fácilmente reconocibles incluso para quienes no hayan leído las aventuras del Ingenioso Hidalgo; además, también hay referencia a textos de otros escritores españoles, e incluso toman partituras de aquí y de allá. Sin embargo, aunque aparecen reflexiones quijotescas, en muchas ocasiones resulta difícil reconocer al flaco caballero entre los frenéticos ritmos, las exaltadas voces y el hard con violines y flautas de Mago de Öz; si acaso en ‘Maritornes’, cuando dice “Viéndose sumido en tales pensamientos, Don Quijote no acertaba a ver”, versos que se sitúan en la venta, poco antes de que, en medio de la oscuridad y la confusión, señor y escudero se lleven una buena tunda. En realidad (y aunque aparezcan Rocinante, Sancho, El Caballero de la Blanca Luna), los textos del disco se dispersan entre símbolos y reflexiones que buscan conectar las idealizaciones del hidalgo manchego con los ideales más o menos ‘hippies’ de la banda madrileña, cosa más que difícil. El disco, en fin, muestra más voluntad y buenas intenciones que acierto, lo que no quiere decir que no tenga su mérito.       

En lo musical el cervantino personaje ha tenido fuera de España más presencia, y se pueden recordar piezas como el ‘Don Quixote (Spanish rain)’ de Coldplay, el ‘Don Quixote’ de Gordon Lightfoot, el de Nick Kershaw… Y lejos del universo rock, la música clásica ha recurrido a los valores eternos que representa Don Quijote en muchas ocasiones: Mozart, Ravel, Strauss…, y también Falla o Guridi.

Trueno decía cosas como ‘Santiago y cierra España’; y su ayudante Goliath solía exclamar “Por el gran batracio verde”. El de la Triste Figura podía sorprender con el amenazador “Gente descomunal y soberbia”, mientras que Sancho, como gran erudito del refrán español, se despachaba con evidencias como “Más vale un toma que dos te daré”. De todos modos, en el fondo, Don Quijote de la Mancha hubiera deseado ser El Capitán Trueno, ya que éste tiene y hace todo lo que aquel imaginaba tener y hacer.

CARLOS DEL RIEGO


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