OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 23 de septiembre de 2015

TRUEBA: UN TÍPICO ESPAÑOL Por más que le pese, este tipo que reniega de su tierra y sus paisanos es, en realidad, más español que el bacalao al ajo arriero, puesto que ese modo de ser y de pensar abunda por las Españas.

Parece decir 'no quiero nada con vosotros pero me llevo vuestra pasta, primos' 
Como viene siendo habitual desde hace ya unos cuantos años, los cineastas españoles (directores y actores sobre todo) no pierden ocasión para ‘hacer amigos’; así, de vez en cuando uno u otro se suelta la lengua y grita groserías contra sus posibles clientes, o se muestran desdeñosos con el sitio donde viven y trabajan. El último desatino dialéctico ha llevado al director Fernando Trueba a las portadas; tal vez buscando ese protagonismo (¿tiene película que vender actualmente?), el individuo este ha dejado claro que, en caso de guerra, él se pondría de parte del enemigo de su país, o sea, que de haber estado allí, se hubiera enfundado el traje de traidor para servir a Napoleón; y que prefiere que gane cualquiera antes que España en los terrenos deportivos; y que nunca se ha sentido español… Curiosamente, a la vez que dejaba patente su ingratitud y su desnaturalizado sentir, trincaba el dinero de esos españoles a los que tanto desprecia y de los que no quiere saber nada (cosa que lleva haciendo desde hace años).

Pero la frase que más indignación ha provocado es esa en la que afirma no haberse sentido nunca español. Y sin embargo, con sus palabras está mostrándose como un tipo de español absolutamente paradigmático, un típico español. Sí, aunque cueste creerlo, es abundante la especie de español para el que todo lo de su país es lo peor: su Historia y sus costumbres, su cultura y sus tradiciones, sus héroes y grandes personajes, sus victorias y derrotas en el campo de batalla, sus políticos, sus manufacturas, sus deportistas…; lo que venga del extranjero es, según esa especie, mejor que cualquier cosa o persona de aquí. Seguro que es difícil encontrar en todo el mundo tanta gente que deteste a España como la que hay en la susodicha. En este país muchos de sus naturales minimizan o niegan cualquier acción meritoria que, a lo largo de la Historia, hayan protagonizado asturianos, extremeños o andaluces; gran parte de la población de la vieja Hispania se sonríe con satisfacción cuando se airean derrotas y vergüenzas patrias (idénticas, por otro, lado a las de países con tanta Historia); sobran los ejemplos de españolitos dispuestos a glosar las bondades de lo foráneo y a despreciar por sistema cualquier ‘made in Spain’; es más, si un extranjero (político, deportista, empresario) lleva a cabo una marrullería se le tilda de listo y astuto, mientras que si la misma la ejecuta un español se le llama miserable y sucio tramposo.
Como quiera que el tal Trueba arremetió en público y a voz en grito contra España (entrando también en el apartado histórico), como quiera que no pierde ocasión de regodearse en su sentimiento antiespañol…, y como quiera que esa postura y ese modo de pensar se da en España desde hace siglos, es fácil concluir que el dudoso personaje (que insulta a quienes le dan trabajo y efectivo) no es sino un perfecto representante de un sector de españoles. Resumiendo, el maleducado director es, muy a su pesar y a despecho de sus verdes verborreas, un típico español; al menos uno de los más  ilustrativos ejemplos de una forma de ser genuinamente española. Afortunadamente, la mayoría no adoptan esa postura ante su país.    

Además, al darse cuenta de que quien escupe hacia arriba suele recibir en su cara lo que salió de su boca, el personajillo en cuestión ha tratado de desviar el objetivo de sus invectivas: que si era en plan de cachondeo, que no quería el escándalo, que buscaba ser ingenioso… Sin embargo, este modo de escurrir el bulto es también cien por cien español; como lo es el lloriqueo constante para conseguir más y más subvenciones, o esa queja que pretende que los gobiernos le suelten la pasta porque su actividad es superior a la de los demás; e igualmente es habitual aquí sentirse ofendido si los insultados reaccionan contra un producto ofertado por quien insulta, puesto que es muy español identificar ofensa con libertad de expresión, de modo que, en su caso, los españoles no tienen derecho a dejar de ir a ver sus pelis a pesar del desprecio que él manifiesta por ellos. Esa conducta es pura idiosincrasia española. Y todo eso es Fernando Trueba.

Este asunto parece emular una escena de los Simpsons: “No quiero tu sucio dinero”, decía Homer en tono despectivo mientras se metía los billetes en el bolsillo... Pensándolo bien, se puede llegar a la conclusión de que este sujeto no puede tener más luces que Homer Simpson. 

Trueba es, recordando aquella canción de 1989 de Los Coyotes , ‘típico español’.


CARLOS DEL RIEGO

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