Peter Higgs ante la demostracción teórica de la existencia del bosón de Higgs. |
Estas cuestiones de Física teórica
y experimental son verdaderamente complicadas. Este año se ha demostrado
(aunque parece que no de modo absolutamente irrefutable) la existencia del
bosón de Higgs, que es algo así como “el
intermediario presente en todas partes del universo que hace que las partículas
tengan masa, el cemento que permite a otras partículas elementales, como los
quarks, organizarse y formar cuerpos como los electrones, neutrones y protones,
que componen el átomo y, por tanto la materia’. Pero más allá del
descubrimiento, interesa también la controversia que ha suscitado el mismo,
puesto que muchos le han llamado ‘la partícula de Dios’, cosa que al científico
Peter Higgs no le ha hecho ninguna gracia, puesto que tal cosa puede llegar
confundir ciencia con religión.
Por un lado están
algunos grupos de evangélicos que están utilizando el bosón para, erróneamente,
demostrar la existencia de Dios. Sin embargo, si tal cosa se pudiera demostrar
sería el fin de la fe, ya que si hay evidencia no hace falta creer, sólo
comprobar, y si fuera posible verificar que Dios está ahí, el hombre dejaría de
ser tal, ya que al sentir la certeza matemática de la permanente vigilancia
divina, actuaría siempre en el mismo sentido, perdiendo la capacidad de
elección, la libertad de decidir entre hacer bien o hacer mal.
Y por otro lado,
muchos científicos han usado el descubrimiento como base para negar la
existencia de Dios. Pero como el propio físico británico ha dicho, un
científico puede ser creyente, “sólo hace falta no ser dogmático”, o sea,
fanático. En este sentido está su análisis crítico de la obra del biólogo
Richard Dawkins (‘El espejismo de Dios’), un comentario en el que reprocha a
los furibundos antirreligión ser tan fanáticos como los fanáticos religiosos; o
sea, Dawkins, que ataca a los fundamentalismos, no es consciente de que él
mismo se ha convertido en fundamentalista del ateísmo (¡cómo si no gastaría
tanto dinero en una campaña publicitaria contra la fe!), y eso es lo que Higgs censura
al biólogo. Asimismo, en este saco de los empeñados en demostrar lo
indemostrable está el prestigioso Stephen Hawkins, que este mismo año (2012) publicó
una obra en la que pretendía probar científicamente que Dios no existe. Su
argumento se basa en la teoría del Big Bang y aduciendo que como antes de este
gran estallido no había materia, tampoco había tiempo, y por tanto sólo había
nada, y si no hay tiempo ni materia no es posible la existencia, y por tanto Dios
no existe; el razonamiento falla desde el principio, pues el Big Bang es una
teoría indemostrada e indemostrable (por no añadir que tal vez este Big Bang
nuestro no fuera el primero, o que se estén produciendo ahora mismo más
estallidos de estos lejos del alcance de los más potentes radiotelescopios). Además,
parece un ejercicio de soberbia querer meter en una mente finita, como la
humana, conceptos y dimensiones que tienden al infinito.
En fin, que sólo
los fanáticos y los ignorantes (aunque sean eminencias científicas) pueden
buscar pruebas a favor o en contra de la existencia de Dios; he hecho, la
postura más correcta desde un punto de vista científico es el agnosticismo, o
sea, admitir que no se puede constatar nada al carecer de la más mínima prueba
en un sentido o en otro y, en consecuencia, el científico riguroso que habla
desde la ciencia no se puede pronunciar.
Sea como sea las
declaraciones del científico del año ponen los puntos sobre las íes y una dosis
de cordura en una controversia irresoluble como es el pretendido enfrentamiento
entre ciencia y religión, que es como querer enfrentar a un equipo de
baloncesto contra uno de rugby, cada uno con sus reglas y su balón: un
imposible, un absurdo.
CARLOS DEL RIEGO
No hay comentarios:
Publicar un comentario