El bombardeo de Durango provocó casi el triple de víctimas que el de Guernica, y se produjo casi un mes antes |
Es una idea que va a ser difícil de cambiar: existe la
creencia general de que la ciudad de Guernica sufrió el primer bombardeo aéreo
sobre población civil de la historia, a consecuencia del cual, aquel 26 de
abril de 1937 se produjeron un total de 126 muertos según los últimos estudios
de la Asociación Gernikazarra (lejos de los 1.000 ó 3.000 que publicaron los
periódicos extranjeros). Sin embargo, la realidad es distinta, puesto que el 31
del mes anterior la aviación italiana había arrojado sobre otra villa vizcaína,
Durango, varias toneladas de bombas con un saldo de muertos que casi triplica
el de Guernica.
Este tipo de errores no es tan inusual como se piensa. Por
ejemplo, al igual que esta ciudad no tiene el triste honor de haber sido la
primera en ser rociada con bombas, tampoco casi nadie se acuerda de que el
primer presidente de Estados Unidos fue John Hanson, no George Washington.
El caso es que la ciudad de Durango sufrió el 31 de marzo
dos pasadas de bombarderos italianos, una a primera hora y otra a media tarde.
En total fueron 336 los muertos, muchos de los cuales estaban refugiados en
sótanos y otros lugares de dudosa protección que terminaron derrumbándose,
otros perecieron en iglesias (mientras se celebraba el oficio) y conventos, e
incluso los aviones también hicieron prácticas de tiro contra los vecinos del
pueblo cuando huían de aquel infierno. No contentos con la masacre, los
bombarderos y los cazas volvieron el día 2 de abril, pero en esta ocasión las
víctimas no fueron durangueses, sino los que cayeron muchos de los que estaban
en tareas de desescombro y búsqueda de heridos y supervivientes, o sea,
bomberos, personal de la Cruz Roja y voluntarios.
El bombardeo de Guernica, por su parte, fue menos sangriento
porque la población estaba avisada del ataque (como demuestra la supresión del
mercado aquel día y los continuos repiques de campanas). Curiosamente, en esta
población de unos 7.000 habitantes no resultaron afectados los objetivos
militares evidentes: el puente sobre el Oca, las fábricas de armas y
explosivos, los cuarteles…, incluso no recibieron ningún impacto elementos tan
simbólicos como la Casa de Juntas o el Árbol de Guernica.
La obra de Picasso se convirtió inmediatamente en un
símbolo, de modo que su fuerza visual y su hipnótico poder de atracción y
repulsión consiguieron que la creencia general se mantuviera en el error y
permanezca.
La ducha de explosivos la sufrieron, desgraciadamente,
muchas otras ciudades españolas en 1936-39. De uno y otro bando. Así, España
fue el escenario de las primeras pruebas y ensayos de bombardeo aéreo sobre
población civil de la historia.
CARLOS DEL RIEGO
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