OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 10 de octubre de 2012

IKER CASILLAS, EL AMIGO QUE TODOS QUISIERAN TENER Su comportamiento en general y su actitud en momentos señalados lo convierten en mejor persona que deportista

'Me siento privilegiado por poder llevarle un momento de alegría', dijo Casillas tras visitar al niño polaco enfermo que, unos meses después de la foto, murió

El futbolista del Real Madrid Iker Casillas viene estando en primera línea de actualidad desde hace muchos años, por lo que su trayectoria permite ver una serie de detalles y comportamientos que lo definen como persona. No son pocas las que afirman que es el hijo que toda madre quisiera tener: apuesto y bien plantado, buena persona, sincero y sencillo, solidario y sensible, gran compañero y excelente profesional… Lógicamente tendrá sus defectos, pero lo que deja ver a través de los medios es una gran persona, un buen tipo; diez años apareciendo casi a diario en prensa, radio y televisión (y luego en redes sociales), en ruedas de prensa y entrevistas, en encuentros deportivos, actos de todo tipo, asistencia a eventos solidarios… permiten hacerse una idea de cómo es más allá de su indudable mérito y valor como deportista (por más que existan memos obtusos que, adoptando actitudes bochornosas, se atrevan a dudar de su honestidad).

Hay varios detalles que definen a la perfección la personalidad de Casillas, actitudes ante diferentes situaciones que hacen que este tipo sea, también, algo así como el amigo que todos quisieran tener. Son tres momentos que resultan sumamente elocuentes y perfectamente ilustrativos.

Durante el Europeo de fútbol de Polonia y Ucrania 2012, al poco de llegar el equipo español, alguien le dijo a Casillas que había un niño polaco enfermo que lo tenía como gran ídolo, que se lo había dicho la madre del muchacho y que su máxima ilusión era conocer a Iker Casillas. El deportista madrileño encontró un ratito para ir a ver al chico (llevando con él a unos cuantos compañeros de selección), el cual, al encontrarse frente a su favorito, debió experimentar una sorpresa y emoción indescriptibles; pero no se conformó con eso, sino que encontró tiempo para una segunda visita. “Cuando nos vio mostró una alegría inmensa…, eso supuso mucho para nosotros”, dijo el futbolista, que añadió “si puedes ayudar a que un chaval pueda cumplir un sueño y tenga un momento de alegría…, yo me siento un privilegiado”. Esto es solidaridad y sensibilidad. Finalmente, el chico, Dawid, murió.

El Real Madrid se enfrentaba a un equipo inferior, de modo que el compromiso estaba resultando bastante fácil. En un lance del encuentro, el colega de Casillas, el portero contrario, cometió un fallo garrafal, infantil, calamitoso, tragándose un gol que llegó a causar risa a casi todo el estadio…, menos al madrileño, que volvió la cara y torció el gesto con disgusto, como poniéndose en el lugar del rival que ha errado de modo tan lamentable, solidarizándose con él hasta el punto de sentir el gol que ha marcado su equipo por el modo en que su camarada lo ha recibido (era el cuarto o el quinto), de forma que más que rival, en ese momento el torpe guardameta fue un compañero. Esto es compañerismo y humildad.

Y en la final del mencionado Europeo 2012, ante Italia, una cámara captó otro detalle de grandeza y elegancia de Iker Casillas. Con el tiempo cumplido y con un claro 4-0 a favor de España, el deportista se dirige al cuarto árbitro y le grita: “Eh, referee, un respeto a Italia, 4-0 es demasiado”, dando a entender que alargar el partido sería un castigo innecesario para el equipo italiano. Esto es deportividad y elegancia.

Hay que ser muy grande, hay que tener un corazón enorme, hay que ser buena persona para adoptar esas actitudes que, sin la menor duda, le salieron de  modo totalmente espontáneo, natural. Por eso Iker es alguien a quien todos quisiéramos como amigo, por eso son muchos los que se enorgullecen de ser españoles como él. 

Pues a pesar de todo, de su extraordinario rendimiento deportivo (lleva muchos años realizando actuaciones inverosímiles) y de su intachable proceder lejos del estadio, Iker Casillas es menospreciado y vilipendiado por algunos mezquinos y envidiosos. ¡Qué oportuna y acertada vuelve a resultar la frase con que comienza la novela ‘La conjura de los necios’!: “Sabréis que se trata de un genio cuando todos los necios se conjuren contra él”.

CARLOS DEL RIEGO

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