OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 5 de septiembre de 2012

CÓMO NOS TIMA EL GOBIERNO: EL FRAUDE DE LOS CONTADORES Los gobiernos, es decir, las personas que están al frente de los países, o sea, los políticos, timan al ciudadano, lo engañan y manipulan, roban, embaucan, traicionan, burlan…, como demuestran las pruebas, en prácticamente todos los ámbitos

El ingeniero industrial del Colegio de Andalucía Occidental Antonio Moreno Alfaro, lleva desde 1984 denunciando la monumental estafa de los contadores de la luz.

El que está en el poder tiene siempre tendencia a aprovecharse, y no debe extrañar, pues es algo común a la práctica totalidad de los humanos, y por eso sólo los muy muy excepcionales rehúyen la tentación de servirse de su posición con uno u otro fin. Los gobiernos están integrados por políticos, por personas, y son estas personas (no el gobierno como ente abstracto e inmaterial) las que se adjudican sueldos envidiables  y complementos de todo tipo, se regalan privilegiadas ventajas fiscales, se otorgan jugosas pensiones y jubilaciones  y, en general, viven a costa del contribuyente timándolo a diario, puesto que ningún político ha hecho nunca nada que valga el sueldo y demás prebendas que se llevan. Pero esto ya está asumido (de momento) como inevitable por la ciudadanía. Lo que ya no debería permitirse son otros timos con los que nos estafan los que viajan montados en el carrito del privilegio.
Nos embaucan en todos los ámbitos; por ejemplo, en las bases del sistema democrático, puesto que son los políticos los que nombran a los jueces que integran las instituciones más importantes y de mayor influencia, o sea, no hay verdadera separación entre el poder judicial y el poder legislativo, con lo que se queda coja una de las patas de la democracia. Es sólo una muestra, pues quienes están en el gobierno (y en el congreso) nos manipulan y defraudan en terrenos tan dispares como las itv (con coste disparatado para el servicio que dan) o la ley de los autónomos (uno que gane 1000 euros se queda sin el 15% de entrada y luego ha de pagar unos 240 euros, o sea, cotiza el 40%). Pero con la que más botín obtiene el gobierno (sin importar colores y siglas) es con el fraude de los contadores eléctricos que hay en todas las viviendas.
El ingeniero industrial Antonio Moreno Alfaro lleva más de una década luchando en todas las instancias contra el monumental fraude que vienen perpetrando las compañías eléctricas y el gobierno de España desde hace poco menos de treinta años. Así, en su página web (estafaluz.com) ofrece un exhaustivo y pormenorizado informe del cómo, desde cuándo, con qué cómplices, cuánto nos han estafado los dueños de las eléctricas en comandita con los dueños del poder (en realidad éstos siempre son los mismos: unos u otros, y como para cosas de ingresos siempre llegan a fácil acuerdo…); incluso aconseja lo que hay hacer para reclamar. Así, Moreno Alfaro muestra “documentos que prueban de forma fehaciente e irrebatible la implicación directa del gobierno en la planificación y perpetración de la estafa en los precios de alquiler de los contadores de la luz”, estafa que según este ingeniero colegiado en Sevilla supone alrededor de 350.000 euros diarios, con lo que la cantidad recaudada de forma ilegal desde 1984 es astronómica.
La denuncia de Moreno Alfaro implica a los tres poderes. Según él, el poder ejecutivo (el gobierno) “comete la estafa publicando en el BOE unos precios de alquiler muy superiores a los que resultarían si el criterio aplicado para calcularlos fuera el establecido legalmente”; por su parte, el poder judicial “impide que se investigue la estafa y, llegado el caso, actúa de sicario contra quien se empeña en denunciarla, imponiéndole de forma manifiestamente ilegal unas elevadísimas costas calculadas arbitrariamente”; y finalmente, el poder legislativo (el congreso) “impide que se constituya cualquier comisión parlamentaria cuya finalidad sea la investigación de la estafa”. Una abrumadora cantidad de detalles, documentos, explicaciones y todo tipo de informes (incluyendo los formularios para presentar la reclamación) están en la mencionada página web. Lo malo es que, una vez leída (aunque sea por encima), el contribuyente entrará en indignación y luego en cólera, y despotricará contra los gobiernos, pero lo más probable es que no pase de ahí. 
CARLOS DEL RIEGO
                                                                                                

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