domingo, 30 de agosto de 2015

RAREZAS Y EXTRAVAGANCIAS DEL DISCO DE VINILO ¿Un disco que empieza por el final, cerca del agujerito, y termina en el borde externo?, ¿y otro que tiene dos surcos paralelos, con una canción en cada uno, en la misma cara? Sí, los vinilos admiten esas y muchas más curiosidades.

Los vinilos y sus portadas permitían todo tipo de extravagancias y desvaríos artístico
Los incondicionales de los discos de vinilo no dejan de encontrar y degustar los atractivos de los añejos singles y elepés. Y es que, además de lo que se entiende como pieza de coleccionista, más allá de las ediciones limitadas e incluso de los valiosos discos históricos, esas finas rodajas que almacenan sonido ofrecen inusitadas posibilidades para materializar las ideas más locas y, aparentemente, disparatadas. Así, aunque la inmensa mayoría funcionen de modo idéntico, hay ejemplares que no se pliegan a la norma y encuentran el modo de convertirse en auténticas singularidades.

Como todo aficionado sabe, ese emblemático soporte no tiene por qué ser exclusivamente negro, sino que existen infinidad de ediciones en todos los colores; es más, no son tan inhabituales los denominados fotodiscos, que reproducen las canciones igual que los demás pero exhiben vistosas ilustraciones (fotos, logos, diseños de todo tipo) que deslumbran mientras giran sobre el plato giradiscos; de hecho, casi todos los grupos importantes (y muchos que no son tanto) han lanzado al mercado ediciones especial de algunos de sus discos en llamativos colores o con una colorida ilustración sobre esa rotonda fabricada con derivados del petróleo.

El color y la foto impresa sobre el sonoro círculo dejaron de ser rarezas hace mucho. Tampoco son tan extraños los discos flexibles (muchos se publicaron como regalo o con fin publicitario) ni los que abandonan la redondez y adoptan formas diversas…, aunque siempre conservando una parte central circular en donde imprimir el surco sonoro. Asimismo se recuerda el primer disco de una nueva compañía, el cual no tenía surco, ni por un lado ni por otro, totalmente liso, y que anunciaba que “esta es nuestra primera edición, la siguiente ya tendrá surcos”.

Las ideas extravagantes, más o menos originales, no tienen otro fin más que la propia excepción. Así, entre lo más llamativo se puede citar una curiosa edición del maxi-single ‘Pop Muzik’ que el grupo británico M lanzó en 1979; la particularidad reside en que una de sus caras no tiene un único surco que lleva la aguja desde la primera hasta la última nota de la canción, sino que ofrece dos surcos paralelos en la misma cara que contienen un tema distinto cada uno, de manera que si se coloca la aguja en un punto suena una melodía (‘Pop Muzik’), pero si se coloca medio milímetro antes o después se escucha otra totalmente distinta (‘M Factor’); como quiera que una es más larga, al terminar la corta sólo hay silencio a pesar de que la aguja apenas está a la mitad...

 Sorprendentemente, podía decirse que este ejemplar tenía caras A, B y C. No era algo necesario, ni siquiera algo que aportara utilidad o eficacia, nada de eso, fue un simple capricho sin más objetivo que provocar la curiosidad y la sorpresa del personal. Nada más.

El espectador desprevenido se llevaría un buen susto al colocar en el plato el maxi ‘Destination Zululand’ de King Kurt (uno de los grupos más divertidos, enloquecidos y disparatados), ya que comprobaría que la aguja no sólo no emprende el camino desde la parte externa a la interna del plástico, sino que parece obstinarse en abandonarlo. La clave del asunto es que la edición en cuestión fue impresa con el principio del tema al final, cerca del agujerito central, de modo que ahí es donde hay que poner la aguja lectora para escuchar la canción; sí, la aguja se dirige al borde externo. Es una muestra del gusto por la locura, la querencia por el absurdo. Sin más explicación.

Las portadas de los elepés han dado mucho de sí, y no sólo desde un punto de vista artístico (no pocas son auténticas obras de arte). Puede recordarse, por ejemplo, la del ‘Double album’ de los alemanes Ledernacken, cuya primera edición (en 1985) constaba de sólo 3.000 copias, cada una de las cuales había sido pintada a mano por un artista, con lo que cada ejemplar es absolutamente único en el mundo. Otra pieza sorprendente es el ‘Blue Monday’ de los británicos New Order; resulta que la primera edición (1983) presentaba una portada troquelada que imitaba un disquet de ordenador (formato totalmente en desuso hoy) y, además, la funda interior plateada era también muy costosa; es decir, una edición carísima, tanto que, según afirmaban los dueños de la discográfica (Factory Records), con cada venta se perdían entre 5 y 15 peniques; al comprobarlo, esos empresarios pensaron que la pérdida no sería tan importante, pues era una producción independiente y, por tanto, las ventas no serían millonarias, sin embargo, el disco se convirtió en un superventas; lógicamente, las ediciones posteriores abandonaron aquellos excesos artísticos.
   
Nada de esto, ninguna de estas extravagancias y desvaríos (tan propios de la música rock y derivados) es posible con los actuales dispositivos de reproducción de música, ya que al carecer de soporte queda eliminada toda posibilidad de intervención imaginativa.


CARLOS DEL RIEGO

jueves, 27 de agosto de 2015

DEPORTE Y MALA EDUCACIÓN En el deporte, como en todas partes, está presente la mala educción. Si se reflexiona sobre ello vienen a la memoria algunos nombres, tanto de deportistas como de equipos, que hicieron (hacen) exhibición de grosería y ordinariez.

La del Athletic Club de Bilbao es una afición 'modélica'
No es que abunde más que en otros ámbitos, pero ocurre que el deporte se transmite en directo con cientos de cámaras que muestran hasta el más mínimo detalle, de manera que los gestos de los futbolistas y demás profesionales del ejercicio físico se convierten en noticia difundida hasta la náusea. Y siendo el fútbol el juego más seguido, son los jugadores los que acaparan más minutos en pantalla, viéndose en primer plano tanto sus destrezas como los salivazos con que continuamente riegan el verde…, por no mencionar la maestría que tienen algunos para expulsar secreciones de sus narices. No sólo en el balompié se ven muestras de mala educación, pero sí es ahí donde más ‘lucen’ las maneras de los protagonistas. Sin embargo, incluso dentro de un universo en el que la corrección y la urbanidad son excepcionales, destacan algunos personajes que luchan hasta la extenuación por ser los campeones de la zafiedad y la mala baba.  
       
Un compañero tapa la boca a Balotelli cuando se dirigía, colérico, a su entrenador
Tal vez quien ha mostrado más y más sonoras muestras de ineducación en el entorno futbolístico sea el portugués José Mourinho. Desprecia a los rivales tanto si gana como si pierde, desprestigia los éxitos de los demás, menosprecia a sus colegas, falta al respecto de personas e instituciones, tiene un ego del tamaño del Himalaya y debe pensar que él, por ser él, tiene derecho a pasar por encima de las reglas; si su equipo gana él es el artífice, y si pierde es culpa de otros (sus jugadores, los árbitros, los directivos, los recogepelotas…); y hay que recordar que en el colmo de su visión gangsteril y barriobajera del deporte, llegó a agredir por la espalda a un compañero de profesión…, huyendo acto seguido del lugar de los hechos, no fuera a ocurrir que el atacado se defendiera. Sus groserías y excesos dialécticos son una constante en sus declaraciones, por lo que la imagen que se tiene de él es la de un tipo faltoso antes que la de un entrenador profesional, y se le recordará por sus infinitos altercados más que por sus éxitos.     

La práctica del fútbol al máximo nivel (que también ha mostrado personas íntegras y elegantes) lleva a la persona al límite físico y emocional, lo que en algunos se traduce en debilitamiento del autocontrol y, por tanto, los conduce a la pérdida de los papeles. Sin embargo, hay jugadores que incluso lejos del fragor de la batalla se dejan guiar más por sus instintos que por la razón, con resultados bochornosos e incluso dignos de los payasos del circo. Caso paradigmático es el del italiano de ascendencia ghanesa Mario  Balotelli. Los escándalos, excesos, violencias y locuras del delantero fuera del césped han sido aireadas por la prensa europea desde que se hizo famoso: entró con su coche de modo irregular y sin permiso en una cárcel de mujeres, quiso lanzar fuegos artificiales en el baño de su casa en Inglaterra provocando un incendio, …; pero es su comportamiento en el entorno deportivo donde demuestra sus deficiencias: zarandeó a sus entrenadores, lanzó la camiseta contra uno de ellos al ser sustituido y celebró un gol insultando a otro, se enfrentó desafiante a la grada cuando recibió silbidos, se ha peleado varias veces con compañeros de equipo, pisó la cabeza de un rival… A pesar de su innegable capacidad y potencia, apenas hay equipos dispuestos a contratarlo.

También en el fútbol español se observan actuaciones que evidencia mala educación. Ejemplo es el defensa del FC Barcelona Gerard Piqué, que a veces se deja llevar por la ira y descarga contra rivales y árbitros o suelta frasecitas hirientes que luego se empeña en negar; y lo que es peor, ha tirado a veces del “usted no sabe con quién está hablando” cuando se ha encarado con la autoridad.  

El australiano Nick Kyrgios posee un potencial tenístico extraordinario, sin embargo, su pésimo comportamiento en la pista le da mucha más presencia en los medios que sus méritos deportivos. Arroja contra el suelo y rompe raquetas casi en cada partido, golpea la pelota hasta sacarla del recinto, increpa y provoca al rival, menosprecia al público rehusando jugar los puntos que no le interesan (demostrando ser lo contrario a un profesional), grita, maldice y ‘jura en hebreo’ en la pista… Acumula sanciones y mala prensa y apenas hay tenista que le tenga confianza. Por todo ello, ganará partidos, pero sería rarísimo que, con tales carencias mentales, alzara algún título grande a pesar de que tiene tenis para lograrlo.

Pero no sólo hay ausencia o escasez de un mínimo de cortesía y urbanidad entre los protagonistas del evento deportivo, sino que al otro lado, en la grada, la grosería más agresiva se hace dueña de los tendidos, sobre todo en el estadio de fútbol. Así, aunque hay excepciones momentáneas, los hechos señalan que las hinchadas son, durante los encuentros deportivos, el paradigma de la mala educación: árbitros y rivales son su objetivo, y durante todo el tiempo que dura el partido no escatiman insultos, desprecios, abucheos y amenazas para ‘los otros’. Sin embargo, hay aficiones que van aun más allá. Una de estas es la del Athletic Club de Bilbao.

Como es sabido, en este equipo de fútbol sólo pueden jugar los vascos (eso sí, cuando conviene se hacen excepciones), dando a esta entidad deportiva una evidente característica tribal, un sentimiento un tanto xenófobo e incluso endógamo (“el que no sea de mi tribu no juega conmigo”, parece decir). Tal vez venga de ahí, de ese vestigio del paleolítico, la extrema mala educación que los fans de este equipo se obstinan en demostrar en su cancha a la mínima ocasión que tienen (no así los ‘athléticos’ de otras partes de España). No sólo deja evidencia de su altura moral cuando silba e insulta la aparición de símbolos y personas (en comandita con otra ‘torcida’ experta en mala educación), sino que trata por todos los medios de que nadie se olvide de su catadura, y para ello abronca año tras año a un jugador rival: Andrés Iniesta; aseguran que es porque una vez (hace tres o cuatro temporadas) ‘hizo teatro’ en una acción del juego…, como si el manchego hubiera sido el primero y el único que allí hubiera hecho tal cosa (si es que la hizo); es evidente, sin embargo, que ese resentimiento, ese rencor necio y cargado de prejuicios se debe a que Iniesta fue decisivo con su gol en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010 (oportuno es recordar que el entrenador holandés Guus Hiddink afirmó rotundo: “hay que ser un sinvergüenza para silbar y abuchear a Iniesta”). Pues bien, ese sentimiento cuasi xenófobo (no exento de complejo de superioridad) genera envidia, que se transforma en frustración, la cual se materializa en los graderíos en forma de bronca. Y yendo más allá de la ordinariez, la tosquedad y la incorrección, aquella emoción tribal de que tanto presume el Athletic tiene parecida raíz ideológica que la que mueve a los asesinos terroristas etarras; y esto se demuestra al comprobar las pancartas que se ven (al menos se veían el año pasado, 2014) en las gradas de su estadio, donde se dan muestras de apoyo a aquellos desalmados; es más, cuando se habló de organizar un partido a beneficio de los verdugos presos, ni jugadores, entrenadores, directivos o aficionados levantaron la voz más que para apoyar la idea, siguiendo además la instrucción de no decir una palabra de ánimo y comprensión para con las víctimas. Este silencio y aquellas voces son más que elocuentes. Hace mucho que no gana una liga de fútbol el Athletic Club, pero si existiera una liga de la mala educación para aficiones, tendría en sus vitrinas más que todos los demás juntos. Es justo subrayar que, seguro, muchos de sus ‘tifosi’ se avergüenzan ante estos comportamientos, pero la realidad es que no se dejan notar.     


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 23 de agosto de 2015

UNA BUENA SELECCIÓN DE ROCK DE VERANO Cuando se habla de canción del verano irrumpen en la memoria esas tonadas facilonas, pegajosas y a veces hasta ordinarias (y respetables). Pero hay otras (muy buenas) canciones que hablan del verano aunque muchas, seguro, aparecieran en invierno.

El provocador Alice Cooper quiso reflejar en los tres minutos de 'School´s out' lo que siente el estudiante instantes antes del final del curso
Playa, calor, amores de verano, fiestas a la luz de la luna..., el rock ha producido cientos, tal vez miles de piezas con esos temas, pues raro es el autor que no sitúa alguna de sus partituras en la calurosa estación. Eso sí, no hay que confundir letras y melodías de corte veraniego con la ‘canción del verano’; éstas suelen ser concebidas para durar poco, para lanzarse y desaparecer en apenas tres meses, aunque en tan corto espacio suenan en los chiringuitos hasta producir angustia, resuenan en todas las emisoras de radio veinte veces al día, atruenan en las verbenas y las orquestas la repiten en cuanto comprueban que el ambiente pierde calor. Pero hay otras, hay canciones de verano que no tienen por qué resultar molestas y que, pasados los años, mantienen su atractivo.

En los años del elepé y la cinta de casete era corriente pedir a quien tuviera el equipo de sonido completo (giradiscos, ampli, receptor de radio, pletina para grabar…) y discos en abundancia que escogiera unas canciones (esta, aquella, la otra) y confeccionara una casete; la selección podía ser de canciones lentas o con mucha marcha, de un grupo en concreto o variada. Todo ese proceso hoy es imposible, pues muy pocos tienen ya reproductor de las olvidadas C-60; podría hacerse con cedés, pero la realidad es que no se hace, pues hay métodos mucho más cómodos para escuchar la canción que se desea en cualquier momento. En todo caso, y dadas las fechas corrientes (verano 2015), aquí va un compendio de fantásticas canciones que tienen el verano como denominador común; unas lo presentan de modo idealizado y otras desde un punto de vista menos alegre.   


Ya en los primeros tiempos del rock & roll se cantaba a las particularidades estivales. Y para muestra ahí está el irresistible ‘Summertime blues’ de Eddy Cochran. Se trata de un r&r de la hornada original, editada aún en los cincuenta del XX y con una melodía que ha traspasado décadas y generaciones, de manera que hoy sigue despertando las ganas de bailar a pesar de su medio siglo largo. Habla de las tribulaciones del chaval que tiene que currar en verano: su jefe no quiere darle descanso y su padre no le deja el coche porque debe que currar más; ah!, y el político le dice que, como no tiene edad para votar, no puede hacer nada por él; la conclusión: “no hay solución para las penas veraniegas”. Se han hecho infinidad de versiones, aunque la de The Who (en vivo) y la de los Stray Cats (para la película ‘La bamba’) son las más llamativas.  

Tampoco resulta demasiado alegre el ‘Midnight summer dreams’ de los Stranglers. Tiene ese tono oscuro en el que derivaron no pocos grupos que surgieron en el entorno del punk inglés de los últimos setenta. Elegante y con un ambiente distante, la canción salió en 1983 dentro de su Lp ‘Feline’. Combina electrónica con guitarras acústicas, la voz parece arrastrase, recitando más que cantando, con nostalgia, con melancolía; el texto muestra un verano lluvioso, con un viejo que habla de la belleza y la fealdad en ese ambiente mágico de la noche en el que es difícil separar el sueño de la realidad. Pieza hechizante y refinada que, como todo el álbum, causó gran impacto en toda Europa y atrajo incontables seguidores hacia el lado gótico del rock.

Emblemáticamente veraniega es el ‘Schools out (for summer)’ de Alice Cooper. Editada en 1972, el propio Vince Furnier (nombre real de Cooper) explicaba que su intención era reflejar en tres minutos el sentimiento del alumno durante los últimos momentos del curso, esos instantes en los que desde los pupitres se cuentan los segundos que separan el colegio de todas las delicias, placeres y promesas del verano. En ese momento, la felicidad le llega: “chicos y chicas, haced mucho ruido…, acabó la escuela…, no más libros, no más profes, no más clases”; es el sueño del adolescente, que en algún lugar de su pensamiento entiende el final del curso como si el verano fuera a durar para siempre. El riff de guitarra del comienzo es emblemático dentro del rock duro, del heavy más clásico. En todo caso, como puede verse, el verano también atrae a los rockeros más recalcitrantes y graníticos.   

Hay quien dice que el ‘Dancing in the street’ de Martha & the Vandellas (de 1964 y escrita por un tal Marvin Gaye) es la canción que mejor refleja el ambiente festivo del verano (aunque en Inglaterra algunos la entendieron como una invitación a la revolución). La melodía, los arreglos de metal y las voces logran un resultado antológico.

El ‘Summer in the city’ de los californianos Loving Spoonful tampoco puede faltar en esta recopilación. Habla de eso, de lo duro que es el verano en la ciudad…, pero sólo de día, porque de noche “es un mundo diferente”.

‘Summer fun’ de los británicos The Barracudas es un clásico de ambientes estivales, optimismo con surf, inquietudes y ansias adolescentes, estribillo muy ‘sixtie’. Perfecta.

‘Island in the sun’, de los angelinos Weezer, viene a decir que cuando estás de vacaciones en verano no hay nada que decir ni que pensar, sólo hay que divertirse y sentirse bien. “Hip, hip”.

El clásico ‘Summertime’ de Georges Gershwin ha visto un sinfín de versiones, entre las que hay que recordar la apasionada de la inolvidable Janis Joplin.

No puede faltar la rareza, y por eso viene muy bien el increíble ‘Blister in the sun’ de los siempre heterodoxos Violent Femmes.

Y para terminar la recopilación, la energía desatada de la leyenda de Nueva York, Ramones, y su trepidante ‘Rockaway beach’.

Sí, el verano es fuente de inspiración infinita. Y con esta recopilación se puede disfrutar de las excelencias del calor y la ausencia de obligaciones laborales.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 19 de agosto de 2015

CULTURAS VIOLENTAS, TRADICIONES VIOLENTAS De los cuatro puntos cardinales llegan noticias de violencia, feo recurso que la persona lleva utilizando desde… Y es que la crueldad ha acompañado al hombre desde que se tiene conocimiento.

El héroe celta irlandés Cuchulain acabó con sus enemigos en la 'matanza multiplicada por seis' (ilustración de 'Celtas, mitos y leyendas', de Timothy R. Roberts)

Así es, no hay ni ha habido cultura, civilización u organización social que no tenga en sus anales episodios escalofriantes de brutalidad y ensañamiento. Las pinturas rupestres del levante español certifican enfrentamientos armados, y desde que hay constancia escrita se han narrado infinitas atrocidades: en Mesopotamia y Egipto, en Grecia y Roma…, hunos y godos, mongoles y sarracenos, incas y aztecas…, todas las culturas han dejado constancia de lo sanguinario de sus costumbres y tradiciones. Y como quiera que la violencia sigue estando presente hoy en cualquier parte, puede afirmarse que, al menos en ese aspecto, el homo sapiens está aún muy cerca de sus antepasados prehomínidos y australipitécidos de hace millones de años; tal vez debido al hecho de que la especie dominante lleve poco tiempo aquí, apenas unos 150.000 años.

El rey Alfonso IV de León es representado con los ojos cerrados, pues su hermano Ramiro II prefirió sacárselos antes que matarlo (ilustración sacada de 'Reyes y reinas del Reino de León', de Juan Luis Puente
No es extraño por tanto que todas las mitologías y leyendas de cada cultura tengan el denominador común de la atrocidad, y si sus ídolos, héroes y dioses se han conducido así, es lógico que los pobres mortales sigan su ejemplo. Quedándose en la vieja Europa se pueden señalar pueblos y sociedades cuyas prácticas y credos llegan a poner los pelos de punta. Por ejemplo la  idealizada cultura celta, la cual está saturada de fábulas, costumbres y narraciones en las que la crueldad es el método, y la sangre se observa casi con naturalidad, como si matar y descuartizar fuera lo más lógico. Se sabe que los celtas adoptaron la ancestral costumbre de cortar cabezas de enemigos, e incluso que los jefes de las diversas tribus conservaban en tarros de miel las de los que les habían combatido con valentía para, posteriormente, en reuniones en torno al fuego, sacar y mostrar con orgullo la testa de quien le había dejado esta o aquella cicatriz…, a la vez que explicaba cómo había sido la lucha. Asimismo, los mitos célticos chorrean sangre a mares; típico es el héroe legendario irlandés Cuchulain (hijo del dios Lugh), quien cuando montaba en cólera perdía la razón, se deformaba hasta volverse un ser horrible (uno de sus ojos desaparecía y el otro crecía desproporcionadamente) que daba muerte a todo lo que le rodeaba, amigos y enemigos; célebre es la llamada ‘matanza multiplicada por seis’, en la que Cuchulain, él  sólo, acabó con tantos enemigos que sus cadáveres cubrieron el campo de batalla nada menos que con seis capas. Su arma favorita era el ‘gae bolga’, una lanza de cinco puntas, cada una de las cuales se abría en otros siete pinchos al entrar en la carne… En otros ciclos y leyendas celtas es habitual lo de ‘sangre hasta los codos’ o ‘abrir el vientre del enemigo y dejar que, huyendo, tropezara con sus propias tripas’.                  
La península Ibérica ha sido escenario de innumerables invasiones y ocupaciones, las cuales, invariablemente, se han llevado a cabo a sangre y fuego. Y entre los pueblos que llegaron aquí para adueñarse del solar destacan por su extrema crueldad los visigodos. Originarios de Gotland (actual Suecia), la guerra era para ellos la única actividad digna, por eso despreciaban a los campesinos y nunca se mezclaron con la población hispanorromana; y también por eso tenían una gran resistencia al dolor. Los mitos nórdicos (de los que ellos bebieron) cuentan prácticas como la conocida como ‘alas de sangre’, que consiste en inmovilizar al reo y sacarle por la espalda los omóplatos, de manera que dieran impresión de ser unas alas ensangrentadas (otras versiones aseguran que lo que se extrae son los pulmones); por cierto, cuando el desdichado perdía el conocimiento se le inyectaba por la nariz agua con sal para que lo recobrara; también se cuenta que un jefe mató a un subordinado desleal, le cortó la cabeza y se la colgó del cinto, pero tras hacer un movimiento brusco, uno de los dientes de la testa se le clavó en el muslo, se infectó la herida y dicho jefe terminó tan muerto como su víctima. Los visigodos trajeron a la península esa tradición guerrera y crudelísima, dejando para la Historia episodios de asombrosa brutalidad. Puede recordarse la costumbre de sacar los ojos al traidor o a quien pretendía destronar al rey; así, el increíble Chindasvinto (que llegó al trono a los 79 años y lo ostentó hasta su muerte a los 90, acaecida en 653) tomó como primera medida ejecutar a unos 200 posibles rivales de la alta nobleza (primates) y a otros 500 de la baja (mediogres), aunque en algunos casos se sintió magnánimo y se conformó con cegarlos y quedarse con todas sus propiedades; muchas veces el pretendiente al trono asesinaba al rey tras un banquete con abundante vino; otras se inhabilitaba al aspirante amputándole ambas manos; a algunas consortes, cuando ya no eran útiles, se les cortaban las orejas e incluso la nariz (tal cosa hizo el vándalo Humerico con la hija de Teodorico I). La práctica de vaciar las cuencas pervivió tras la batalla de Guadalete:Ramiro II de León (que reinó de 931 a 951), cansado de que su hermano Alfonso IV ‘El Monje’ un día renunciara al trono para retirarse a un monasterio y al siguiente se retractara (algo que hizo más de una vez), lo derrotó, lo apresó y para que no volviera a las andadas, le arrancó los ojos; uno de los métodos utilizados era aplastar contra la cara del condenado una máscara de metal que, a la altura precisa, tenía como dos sacacorchos… Lógicamente, en todas partes cuecen habas, así que los francos, ostrogodos, vikingos, teutones, queruscos…, se encargaron de que no hubiera rincón de Europa sin narraciones (legendarias o históricas) de violencia feroz.  
          
Ciento cincuenta milenios lleva homo sapiens sobre la tierra, tiempo más bien corto en la trayectoria vital de una especie, tal vez por eso aún conserva el rasgo animal que le impulsa a utilizar la violencia para lograr sus fines. Sea como sea, es más que probable que el hombre siga siendo lobo para el hombre durante mucho tiempo: han de pasar cientos, tal vez miles de años antes de que abandone la violencia, aunque tal vez ese momento sea el principio del fin. ¿O no?


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 16 de agosto de 2015

ROCKEROS CONSERVADORES, DE DERECHAS E INCLUSO ULTRAS Todo termina por estar politizado. Y los grupos y músicos de rock no están exentos; por eso, aunque es más habitual escuchar a los de un lado, también los hay que enarbolan la bandera contraria.

Ted Nugent, ultrapatriótico, defensor de la posesión de armas y la caza mayor. Aquella portada lo decía todo
El rock se ha mostrado muchas veces como un vehículo eficaz para la difusión de ideología, a pesar de lo cual, generalmente pocas personas habrán cambiado su pensamiento tras escuchar una canción o contemplar un concierto. Sea como sea, los que se dedican a esto del rock suelen mostrar más simpatía por las causas identificadas con la izquierda; Springsteen es un abanderado de la posición demócrata en USA, que realmente tiene muy poco que ver con lo que en Europa se entiende como izquierda; y junto a él, Pete Seeger, Neil Young, Manic Street Preechers o Joe ‘The Clash’ Strummer son algunos de los músicos ‘rojos’ más emblemáticos y combativos (en el caso de Seeger y Strummer, lo eran). También existen, por otro lado, tanto los que procuran esquivar el posicionamiento político como los profesionales del rock que proclaman orgullosos sus ideas conservadoras.

La nómina de guitarristas, solistas, baterías y bajistas que confiesan ideología derechista es más larga de lo que se piensa a botepronto. Sin embargo, existe gran diferencia entre quienes se significan abierta y beligerantemente (ultras, vamos) y quienes tienen un pensamiento tradicional civilizado y razonable.    

Los iniciados en este mundillo se acordarán inmediatamente de Ted Nuggent; el potente guitarrista de Detroit apoya a voz en grito el derecho a la posesión de armas de fuego y a la caza, se manifiesta contrario a la inmigración y echa pestes de Obama a la mínima oportunidad; es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la derecha más reaccionaria. El otro abanderado del patriotismo extremo y desafiante es (era) Johnny Ramone, fundador de Ramones y uno de los revolucionarios que abrieron el camino del punk; además de elogiar a presidentes USA situados tan a la diestra como Reagan y Bush II (y justificar sus guerras), el pendenciero guitarrista declaraba sin sutilezas que “el punk es de derechas”...; lo chocante es que su compañero Joey Ramone estaba al otro lado del espectro político, pero a pesar de ello (y de aquel le quitó la novia a éste), siguieron tocando juntos durante veinte años, sin dirigirse la palabra.   

Entre los surgidos en el siglo actual se puede citar a los metálicos californianos Avenged Sevenfold, orgullosos votantes del partido Republicano; tomaron su nombre de un verso de La Biblia, presumen de tocar para las tropas estadounidenses y no tienen problemas a la hora de manifestarse en sus canciones; conocidas son sus camisetas en las que lucen la bandera de las barras y estrellas y la leyenda: ‘Ámala o muere’.

Alice Cooper se dice, ante todo “apolítico y cristiano”, aunque no pierde ocasión de sacudir a colegas que hacen campaña por los demócratas; dijo en su momento: “yo no era votante de Bush, pero al escuchar a Linda Ronstadt o Don Henley he encontrado razones para votarlo”. Insólitas e inesperadas son las actitudes y declaraciones de un tipo a veces conocido como Prince, quien a pesar de su trayectoria y aspecto extremos, grita sus convicciones religiosas (es testigo de Jeová) y su posición en contra de los matrimonio homosexuales y, lógicamente, que adopten.

Lynyrd Skynyrd, sureños hasta la médula, siempre fueron tachados de racistas y extremadamente conservadores. Gene ‘Kiss’ Simmons secundó la guerra en Irak y dice desconfiar de Obama. Bill Gibons, de ZZ Top, es de Texas. Mick Love, de Beach Boys, es un republicano convencido desde antaño; Reagan dijo que eran la banda de USA, han tocado en convenciones republicanas e incluso en privado para alguno de sus líderes; y un ‘beachboy’ gritó en su día “si Obama es reelegido, estaremos fucked”. Hank Williams Jr. (el hijo del genio) comparó a Obama con Hitler y no se cortó un pelo al describirlo: “Tenemos un presidente musulmán que odia el mundo rural, que odia el Ejército y que odia a Estados Unidos…, nosotros lo odiamos a él”. El veterano Charlie Daniels muestra en sus canciones orgullo patrio y pasión por las tradiciones de su país, detesta a Obama y es un héroe para unos y un villano para otros.  

De Metallica, James Hetfiel se declara conservador y contrario a los impuestos que sufre la clase media, y es firme partidario de la libertad individual y el pensamiento independiente. El histórico y singular Frank Zappa hablaba de sí mismo como “un conservador práctico”, sin embargo, exigía legalizar las drogas aunque él no consumía, se mofaba de los hippies y su cultura a pesar de que muchos lo sitúan en ese entorno, y su hijo afirmó haber sido educado de modo muy tradicional. 

En Inglaterra, Tony Hadley, cantante de Spandau Ballet, es un conservador educado y refinado desde siempre; no duda en afirmar que “necesitamos que Cameron se parezca más a Thatcher”, y vería con buenos ojos ocupar un sitio en el banco de los ‘toris’. El malogrado y legendario Ian Curtis apoyó abiertamente a Margaret Thatcher. Jagger y Richards hablaron públicamente a favor de Thatcher y Blair respectivamente.
Asimismo hay que recordar que Elvis, el rey, de cuya muerte se cumplen hoy (16-VIII-15) 38 años, también era conservador. Sin embargo, cuando se escuchan sus canciones y cuando se disfrutan las de todos los mencionados, ¿alguien tiene presente creencias políticas?


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 12 de agosto de 2015

HISTERIAS COLECTIVAS En el pasado no eran extrañas las muchedumbres enfurecidas que, antorchas y sogas en ristre, marchaban vociferantes en busca de una víctima o grupo de víctimas. Hoy se forman parecidos gentíos, igual de histéricos pero con ordenador en lugar de antorcha

La masa enfurecida, la histeria colectiva, ha cambiado la antorcha y la soga por el ordenador y las redes sociales
Las redes sociales propician la histeria colectiva. Las emociones y opiniones se retroalimentan de modo parecido a lo que ocurre cuando en un funeral hay personas que lloran desconsoladas a pesar de no haberse cruzado jamás con el difunto: se produce esa transmisión de emociones. Los ejemplos son abundantes.

El caso del león Cecil es muy descriptivo. El animal es cazado como muchos otros, pero la noticia se presenta con grandes dosis de dramatización (“no concebirá más cachorros y los que tiene ahora serán muertos por su sustituto”), de modo que la gente, desde el sentimiento más visceral, descarga su ira en la red (es curioso, pero a menudo el personal se deja llevar y expresa sus sentimientos más auténticos cuando escribe en foros). Entonces el señalado (en este caso el cazador, que se ha demostrado un necio con fusil) se convierte en blanco de miles y miles de personas, las cuales van alimentando su propia frustración por no poder echar mano al matón, hasta convertirse en una turbamulta histérica. Y como la masa no piensa, nadie tiene en cuenta que en Zimbabue (donde el animal fue abatido) manda desde hace décadas un sátrapa sanguinario (Robert Mugabe) que secuestra, tortura y asesina no a indefensos animales, sino a indefensos ciudadanos; pero esto no produce la reacción de cientos de miles de personas en todo el mundo, que saben de lo que ocurre allí pero lo ven más bien con indiferencia. En resumen, la muerte de un animal provoca enajenación colectiva, mientras que el asesinato de muchas personas en el mismo lugar pasa desapercibida, no interesa.

Estos caso se observan cuando median pobres bestezuelas; aun se recuerda el del perro Excalibur, sacrificado por posible contagio de ébola, o el de los indignantes abandonos de mascotas. La ira más furiosa incendia la red y, sin embargo, no se produce una reacción parecida cuando se da cuenta de la muerte de cincuenta personas en Siria.

Pero no sólo se llega a la histeria general cuando de bichos se trata, sino que la diana del tropel de rabiosos se coloca sobre los que son señalados como ‘malos’ por gran parte de la comunidad forera, que suele tener una visión simplista y poco informada de la realidad. Sucede además que hay muchos habitantes de este planeta que necesitan enemigos a los que odiar, sobre todo en Occidente; parecen no poder vivir sin unos malvados claramente identificables a los que señalar para así sentirse parte del bando de los buenos. Sea como sea, por regla general equivocan el objetivo. Por ejemplo, un mantero murió huyendo de la policía, y casi inmediatamente las redes empezaron a hervir, iracundas, contra los uniformados (que, dicho sea de paso, no le pusieron una mano encima), incluyendo músicos de los que claman por que se haga algo contra la piratería; y es que ¡qué mejor colectivo de malos que la policía! Otro ejemplo, hay griterío contra ese ricachón que tenía un Picasso fuera de España…, y a pesar de que el cuadro en cuestión no había estado jamás en este país (por lo que es imposible ‘devolverlo’), el personal ha enloquecido aunque la mayoría no haya pisado un museo ni haya mostrado jamás el menor interés por el arte. Merkel, Cameron, Berlusconi o Wert, toreros, banqueros, militares… forman parte de los malos tradicionales que serían linchados si cayeran en manos de la masa enloquecida. La prueba de la histeria colectiva que afecta a tantas personas se hace patente al observar el lenguaje utilizado: “había que cazarlo a él y a toda su familia” (con muchos ‘me gusta’) se ha leído por ahí. Como cabía esperar, los gobiernos occidentales también son acusados y culpabilizados de las tragedias que diariamente tienen a los inmigrantes como tristes protagonistas, sucesos desgraciados que conmueven (lógicamente) y provocan reacciones que crecen y alcanzan enormes grados de virulencia; lo curioso es que la mayoría de los que insultan y amenazan a través de estos tribunales populares formados desde dispositivos electrónicos, se sublevan al tener que esperar en el hospital cuya sala de espera está llena de ‘moros’, y ni se plantean acoger refugiados en sus casas.        

Claro que estas masas vociferantes deseosas de ajustar cuentas se disuelven rápido, justo cuando se divulga por la red otra noticia ‘viral’ que haga olvidar (instantáneamente) la anterior. Entonces el delirio generalizado cambia su objetivo. 


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 9 de agosto de 2015

CANCIONES CON DETALLES ESCONDIDOS A pesar de haber escuchado una canción cientos de veces, de repente un día se descubre en ella un pequeño detalle que hasta el momento había pasado desapercibido. Así, algunos músicos dejaron en cierta canción alguna curiosidad…

Si se presta atención se escuchará dos veces la voz de Jim Morrison
en 'Raiders on the storm'
Ocurre a veces que los compositores de piezas musicales no se conforman con materializar estribillos, estrofas, melodías, solos…, sino que quieren introducir en la obra final algún extra; en algunas ocasiones se trata de guiños a sus seguidores más avezados, mientras que en otras es un minúsculo recurso técnico en el que nadie debería reparar, aunque también puede ser una insinuación, una indirecta, un gesto de complicidad, una ocurrencia o un simple capricho momentáneo. El caso es que, a lo largo de la biografía del rock, hay algunas canciones que presentan detalles apenas perceptibles, pequeñas trazas, señales casi invisibles que sólo se desvelan tras infinitas y atentas escuchas o gracias a que alguien las descubre y las cuenta. No son mensajes ocultos en la letra o dobles intenciones en los versos, ni enigmáticas revelaciones que hay que leer entre líneas. Son curiosidades de escasa o nula trascendencia en la obra, leves anécdotas que los autores pusieron ahí para que las descubriera el oyente más observador.

Un ejemplo paradigmático se encuentra en la parte vocal de la eterna ‘Raiders n the storm’ de The Doors. Todo buen aficionado tendrá en mente la voz de Jim Morrison deslizándose por la tormenta que se escucha en segundo plano. Sin embargo, serán menos quienes se hayan dado cuenta de que, paralela a la principal, se aprecia una segunda voz que susurra exactamente lo mismo que la primera; prestando mucha atención se aprecia perfectamente este cuchicheo, este pequeño efecto en el que, sorprendentemente, algunos incondicionales del grupo californiano no habían reparado.

El seminal grupo británico Led Zeppelin (acusado con razón de haber plagiado, a veces con descaro, algunos de sus momentos memorables) ofrece también alguna muestra de estos disimulados tintineos. Así, en su poderosa ‘Black dog’ se produce un diálogo, una alternancia entre la voz desnuda de Robert Plant y el resto de la banda en tropel; entre una y otra hay una milésima de segundo en la que sólo se escucha el eco de la última sílaba del verso, seguido inmediatamente por un sutilísimo, etéreo y casi inaudible choque de baquetas con el que (probablemente) Bonham daba entrada a los demás instrumentos; el caso es que, una vez que se sabe de ese ligero repique, la pieza se escucha de un modo ligeramente diferente, pues eso tan escaso parece entonces mucho mayor. También llama la atención esa especie de eco previo que se atisba en su ‘Whole lotta love’ cuando, al quedarse solo Plant, grita “Way down inside…, woman…, you need…, love”; al parecer a alguno se le ocurrió meter en un evidente segundo plano esa reverberación anterior.  

También puede recordarse, aunque no hay fan de David Bowie que no lo haya descubierto por sí mismo, la cuenta atrás que acompaña a los primeros versos de su ‘Space oddity’ y que termina con el clásico ‘Lift off’ (despegue) con el que los controles de tierra saludan la partida de un cohete espacial.

 Y aunque en este caso no haya ninguna sutileza sónica, parece oportuno acordarse de la ausencia total de letra en la canción de Janis Joplin ‘Buried alive in the blues’, puesto que, como es sabido, la malograda cantante murió un par de días antes de que le tocara pasar por el estudio a registrar su voz; de hecho, era lo único que faltaba para terminar el disco, de modo que todos decidieron incluir en el mismo la música que debería haber sido el soporte para la voz desgarrada de Janis, algo así como un recuerdo permanente de la ausente (o sea, aquí sí hay mensaje). Lo mejor es que la pieza se vuelve una especie de rythm & blues con mucho carácter, aunque también da pie a imaginar y tratar de adivinar cómo hubiera coronado Janis esta pieza.

Seguramente todo fiel seguidor del rock que haya alcanzado edad suficiente podría acordarse de detalles similares, más o menos disimulados, en muchas otras canciones. Como en la indescifrable ‘Revolution 9’ de The Beatles, atestada de ecos, efectos, voces, gritos y materiales sonoros de todo pelaje. Y en muchos discos de vinilo, si se deja que sigan girando una vez terminada la última pieza de la cara, se puede uno encontrar con cantidad de sorpresas.    
  

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 5 de agosto de 2015

LO QUE EL PRESIDENT QUIERE QUE SE TRAGUEN LOS CATALANES A pesar de que organismos e instituciones subrayan que no aceptarían una Cataluña seccionada de España unilateral e ilegalmente, hay catalanes que creen que, a pesar de todo, todos conculcarían sus propias leyes para cumplir los deseos catalanistas.

Si un autor, ponente o historiador se presenta de esta guisa, es fácil deducir que su labor y conclusiones no van a ser objetivas ni rigurosas
Un pueblo de Cataluña, Montblanc, ha organizado un congreso cuya conclusión es que grandes protagonistas de la Historia como Colón, Teresa de Ávila, Hernán Cortés, Cervantes e incluso Leonardo da Vinci eran catalanes (es curioso que se sepa el lugar exacto al que llegar antes incluso de iniciarse una investigación, es decir, puede afirmarse sin temor al error que esa investigación está viciada desde su origen, puesto que sus conclusiones ya están escritas); más aún, sostienen que existe algo así como una confabulación internacional liderada por España para arrebatar a Cataluña su identidad histórica, y que por eso se ha ocultado la verdadera procedencia de aquellos grandes personajes. Se trata de una muestra más del intento de engaño y manipulación con que el gobierno de aquella comunidad autónoma, con la complicidad de distintas instituciones (gubernamentales o no), pretende embaucar a los catalanes; muchos de éstos ya se han tragado las mentiras y tergiversaciones en que se apoyan los secesionistas, aunque por fortuna también son muchos los que piensan por sí mismos y, por tanto, no permiten que sea el president y los ‘consellers los que piensen por ellos.

Pero el más claro ejemplo de embuste que ha calado en gran parte de la población de la esquina noreste de España se refiere a los organismos internacionales y sus leyes. Así, la Generalitat ha convencido a muchos de que, tras una declaración unilateral e ilegal de independencia, todos los organismos e instituciones del planeta acogerían a la nueva nación con alegría y los brazos abiertos, o lo que es lo mismo, que todas las organizaciones que regulan las relaciones internacionales van a saltarse sus propias leyes cuando estas afecten a Cataluña. Un ejemplo: para entrar en la Unión Europea es imprescindible el sí de todos sus integrantes, de manera que basta el veto de uno de ellos para que el pretendiente sea rechazado; como es lógico, España votaría en contra, Francia también (pues hay alucionaciones secesionistas en Bretaña, Córcega, región vasco-francesa o la quimérica Occitania), Italia (con el nacionalismo padano), Bélgica…, con lo que el ingreso de una Cataluña independiente en la UE se toparía con una negativa tras otra. Otro ejemplo: para jugar las ligas deportivas españolas es condición imprescindible que el lugar donde está radicado el club pertenezca a España (la excepción es Andorra, que al ser un territorio tan minúsculo y de población tan escasa se permite que sus equipos, dos o tres, jueguen en España, igual que ocurre con Mónaco y Francia), de modo que iría contra la ley tal situación.

Pues bien, hay presidents, consellers y governs que han conseguido persuadir a muchos catalanes de que, llegado el momento, la Unión Europea hará la vista gorda y aceptará el ingreso de un territorio desgajado por su cuenta y sin atender a la legalidad; e igualmente se han convencido a sí mismos de que las instituciones deportivas españolas echarán pelillos a la mar, olvidarán los insultos, mentiras y pitadas catalanistas y aceptarán incluir equipos de ‘otro país’ en sus calendarios en contra de su reglamento. Y es que, en su delirio romántico-ilusorio, llegan a creer y han hecho creer que Cataluña es tan importante que todo el mundo se pasará las leyes por el forro para someterse a sus deseos. En fin, existen catalanes seguros de que sus deseos son órdenes para los demás.

Lo más contradictorio del asunto es que, a la vez que piensan que el mundo mundial se ha conjurado contra Cataluña (intentando silenciar que Cervantes es catalán), están seguros de que todos los conjurados pasarán por encima de sus propias leyes para beneficio de Cataluña. Sorprende que gobernantes y población secesionistas asuman sin problemas argumentos tan enfrentados sin siquiera plantearse la cuestión.  

En la misma línea tergiversadora y distorsionadora de la realidad, los segregacionistas hablan de ‘los derechos de Cataluña’, sin darse cuenta de que son las personas, no los territorios, quienes tienen derechos. Y en la misma línea está el ‘derecho a decidir’ que se adjudican a sí mismos, ya que no pocos catalanes están erróneamente convencidos de que Cataluña es suya exclusivamente, cuando lo cierto es que pertenece tanto a ellos como a andaluces, gallegos, riojanos…, del mismo modo que Andalucía, Galicia o La Rioja también pertenecen a los catalanes; por ello, aquel ‘derecho a decidir’ corresponde a todos los españoles, catalanes incluidos.

De todos modos, las mentes que han sucumbido a la manipulación son inmunes al razonamiento, impermeables a la realidad.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 2 de agosto de 2015

¿ALGÚN GRUPO GRIEGO DE ROCK CON ÉXITO INTERNACIONAL? ¿Nombres griegos conocidos en el mundo del pop y el rock? La mayoría apenas podría mencionar a Vangelis y a Demis Roussos, que lograron éxito internacional. Sin embargo, hay más cosas de interés en la milenaria Hellas.

Vangelis y Demis Roussos, los dos griegos más conocidos en
 el mundo del pop y el rock
Por causas indeseables Grecia está en primera plana desde hace meses, años. Todo aquel que eche un vistazo a la prensa y escuche o vea informativos conocerá perfectamente a los actores de esta tragicomedia. Pero, ¿cuántos serían capaces de recordar un par de grupos griegos de rock? (no cantautores o similar), ¿y algún éxito de alcance internacional que tenga esa procedencia? Pues sí, los hubo.


Hay que tener cierta edad y buena memoria para acordarse de bandas helenas de rock que hayan aparecido en las crónicas o listas de éxito. Aun así, alguien habrá que tenga en su mente alguna melodía (al menos una) del grupo de rock progresivo Axis, que tuvo cierta repercusión en Europa en los primeros años setenta; más conocidos fueron Aphrodites Child, que se hicieron notar en las listas del viejo continente hace más de cuatro décadas. Lo curioso es que ambas, integradas exclusivamente por compatriotas de Platón, se formaron en Francia y cantaban en inglés.

Axis fue un grupo muy versátil que podía pasar del rock progresivo más potente al pop más comercial. Activos en la primera mitad de los setenta, publicaron sólo tres álbumes en los que se combinaban bonitas melodías, potentes guitarras y el típico sonido de órgano sicodélico que tanto gustaba entonces. De ellos quedará el gran éxito ‘Ela Ela’ (adaptación de una tradicional griega) o la pegadiza ‘Shine Lady shine’, la excelente ‘Someone’ o la rocosa ‘Waiting a long time’, canciones que pueden mostrarse en cualquier momento, en cualquier época, y escucharse con agrado y sin desmerecer en absoluto. Dos de sus integrantes pasaron a formar parte de la banda de acompañamiento de Demis Roussos cuando éste inició su carrera en solitario.   


Roussos había militado en Aphrodite´s Child junto al otro gran protagonista del rock helénico, su primo Vangelis Papathanassiou. El caso es que en aquellos últimos sesenta del siglo XX el centro del mundo del pop y el rock era Londres, así que hacia allí puso rumbo el ‘Niño de Afrodita’, pero no llegó, sino que se quedó en París, donde fue testigo del mitificado Mayo del 68. Desde la ciudad bajo cuyo asfalto estaba la playa (así gritaban los manifestantes de aquel mes) Aphrodite´s Child se lanzó a la conquista de Europa. Su propuesta sonora se basaba en la aterciopelada voz de Roussos (también bajista) y los teclados purísimos de Vangelis, que lograban una atmósfera suave, elegante y con buen gusto, un rock melódico atractivo y con ese toque casi místico tan en boga entonces; a ello se sumaban inspiradas melodías e impecable presentación. En primer lugar adaptaron el famoso ‘Canon’ de Pachelbel, que convirtieron en ‘Rain & tears’ y con el que llegaron a los puestos más altos de las listas en varios países europeos. Publicaron tres álbumes, el primero era mono (o sea, no estéreo), contenía temas de verdadero valor y solos de teclados y guitarras equiparables a los de los mejores grupos sicodélicos del momento; el segundo incluía otro de sus temas emblemáticos, ‘It´s five o´clock’, y la melodiosa y acaramelada ‘Annabella’; el tercero fue un proyecto ambicioso, atrevido y experimental de Vangelis que llevó al grupo a su desaparición, aunque antes habían lanzado otro single de éxito, ‘Spring, summer, winter & fall’, con el que volvieron a lograr más de un número uno europeo. Fueron, en fin, asiduos a las listas de éxito del 68 al 72 con su rock suave, armonioso, dulce.

Como todo interesado en esto sabe, Demis Roussos (que en realidad había nacido en Egipto) logró infinidad de éxitos a lo largo de una extensísima trayectoria (más de 30 álbumes), cantó en varios idiomas y fue uno de los más populares solistas de los setenta y parte de los ochenta, cuando era un asiduo a las televisiones de media Europa y su figura inmediatamente reconocida; muy a su pesar viajaba en aquel avión secuestrado en 1985. Su inolvidable y angelical voz se extinguió definitivamente en enero de 2015, aunque siempre se recordará ese tono finísimo y delicado en aquel entrañable corpachón.

Vangelis llegó aun más lejos. Sus obras brillaron tanto en el mundo del pop, el rock y las vanguardias como, sobre todo, en el terreno del cine; publicó docenas de discos de los más diversos géneros, algunos en colaboración con grandes del rock como Jon Anderson (de Yes); sin embargo siempre será más recordado por las bandas sonoras que creó para películas imperecederas, emblemáticas, así la impresionante partitura de ‘Blade Runner’ o la oscarizada de ‘Carros de fuego’, entre otras muchas. Su estilo tiende a lo solemne, a lo barroco y grandioso, pero como quiera que sus melodías son sencillas y tienen estructuras muy familiares para el espectador, cada una de sus obras se absorbe de modo fácil y permanente.   

Además, entre los históricos del rock griego (aunque también muy desconocidos lejos del Olimpo) cabe el malogrado Pavlos Sidiropoulos, quien como sólo cantaba en griego no logró despertar interés fuera de casa a pesar del talento que evidencian sus composiciones; posee temas de verdadero mérito, como el imprescindible ‘O Mpampis o Flou’, una pieza de blues-rock con muchos elementos de su tiempo (el solo de guitarra), pero con un algo que le da una atmósfera de clásico. También merece recordarse a Flowers of Romance, una banda de rock gótico y afterpunk (muy Sisters of Mercy y The Mission) de la que cabe destacar ‘Love means death’; y a Socrates Drank The Conium, y al más actual Rous y su ‘Eksaireseis’.

Sí, la milenaria y hoy alicaída Grecia también ha hecho su aportación a la causa del rock.


CARLOS DEL RIEGO