miércoles, 30 de abril de 2014

ENTRE LA ESTUPIDEZ Y EL FASCISMO Amparándose en el anonimato que proporciona la red, unos seres acéfalos se han dedicado a mofarse de víctimas del terrorismo, mostrando un pensamiento fascistoide y una imbecilidad infinita


Aunque resulte increíble, hay quien ha llegado a tal grado de degradación moral
 que aplaude al asesino y se ríe de la víctima.
Hay quien afirma que eso es sólo incorrección política, como cuando alguien se refiere a todos los españoles en sentido genérico sin añadir lo de ‘y españolas’, o como cuando se cuenta un chiste machista. Sin embargo, vejar, insultar, amenazar, acosar o agredir mediante mensajes en las redes sociales no es una simple incorrección política o, ni mucho menos, libertad de expresión, sino puro fanatismo sectario tendente al pensamiento faccioso. Así, unos bípedos con una sola neurona se han dedicado a tratar de hacer daño a familiares de asesinados o a las propias víctimas a través de Internet; y tales actos de cobardía y bajeza moral se producen desde los dos extremos, que por haberse alejado tanto, ahora están en el mismo sitio, se tocan, como los extremeños de Muñoz Seca. 

La pregunta es por qué hay gente que apoya a quien pone una bomba en un supermercado y, a la vez, desprecia, ofende y se burla de las víctimas. Seguramente este tipo de individuo vive en la insatisfacción permanente, en la envidia del mediocre enfadado con el mundo, sin embargo, en realidad, con quien está resentido es consigo mismo, y por eso está siempre buscando alguien a quien atacar, alguien a quien culpar de sus disgustos, alguien sobre quien descargar esa rabia que deriva del hecho de estar tan enfrentado a sí mismo. Esa desavenencia con el propio yo (que nunca se ve, como la viga en el ojo) se suele ocultar al propio yo con soberbia y engreimiento. Por otro lado, invariablemente, esta subespecie está convencida de ser ‘de izquierdas’ aunque no hagan absolutamente nada que lo demuestre, sólo agredir de un modo u otro a quienes ellos ven como enemigos: esto les hace sentirse ‘rojos’. Asimismo, también existe el ceporro con adoquín por cerebro que piensa (es un decir) y obra de igual modo pero desde la ideología contraria; uno es la imagen en el espejo del otro, son lo mismo, sólo los diferencia el hecho de que unos saben que son fachas y los otros no. En todo caso, unen su cólera a su supuesta ideología, con lo que no les produce ningún reparo moral, ningún problema de conciencia el hecho de aliarse con el cobarde asesino y despreciar al inocente.

Como dato curioso del asunto se puede apuntar que los ejemplares de este pelaje están en contra de la lidia de los toros (aunque no todos los que se oponen al toreo son de este jaez), claman al cielo y se manifiestan ruidosamente, insultantemente, contra ese espectáculo en el que ‘se mata a un pobre animal indefenso’ (verdaderamente, la plaza de toros es el único sitio donde un animal puede defenderse de un hombre y vencerlo). Es decir, se solidarizan con el morlaco y, a la vez, se ríen de la niña que escuchaba música en su cuarto cuando estalló una bomba etarra en la parada del autobús al lado de su ventana. ¿Quién está más indefenso? En la orilla contraria hay descerebrados de igual tamaño que cuidan amorosamente de su perro, pero están siempre dispuestos a insultar, denigrar o apalear inmigrantes.      
También entran en el saco de la estupidez fascistoide los raperos que se dicen orgullosos de ser equiparados a los asesinos terroristas o los que realizan actos y comentarios racistas. Da igual. Primero se es un imbécil integral, y luego cada uno se especializa en un tipo específico de imbecilidad.


CARLOS DEL RIEGO

lunes, 28 de abril de 2014

GRANDES MOMENTOS DEL ROCK AUSTRALIANO (AC DC APARTE) Los grupos ‘aussis’ siempre han sabido colarse en las listas y en las radios del mundo que consume pop y rock. Algunas de sus canciones están ya en la memoria de todos los interesados.

E
Peter Garret, cantante de Midnight Oil y ministro australiano; puede estar
en una actuación o dando un discurso en el parlamento.
n las antípodas siempre ha habido buenos grupos de pop y rock, de modo que ya en los sesenta del siglo XX algunos sacaron la cabeza (como la cría de canguro la saca de la bolsa marsupial) y presentaron la isla-continente en el planeta de las listas de éxitos. La nómina de grupos a recordar sería interminable, algunos con mayor éxito y otros de escaso alcance, con propuestas más estándar o con intención heterodoxa. Se pueden recordar a los austro-neozelandeses Crowded House, al siempre oscurantista Nick Cave, a los poderosos Rose Tatoo, a los malogrados Inxs, al fantástico Jo Jo Zep & The Falcons, los ecléctivos y variopintos Hoodo Gurus, los muy contundentes Radio Birdman (que ya estaban en los 70), los ‘electrónicos’ Flash & The Pan… Aparte de AC DC (que juegan una liga aparte), hay cinco bandas que aportaron talento y grandes canciones que tuvieron repercusión a escala mundial.

A los Easybeats se los consideró como ‘los Beatles australianos’, por el sonido de las guitarras y las armonías vocales, por lo encantador y perdurable de sus melodías; y además, también tienen en común con los de Liverpool que no salieron vivos de los sesenta. Están en la historia del pop gracias a su gran clásico ‘Fiday on my mind’ (de la que Bowie hizo una exquisita versión), una canción absolutamente representativa de aquellos momentos y que consiguió ventas en todo el mundo; de hecho, se tiene como el primer gran éxito internacional de un grupo australiano (aunque fue grabada y lanzada en Londres). Dos miembros del grupo, Vanda y Young, formaron luego Flash & the Pan, y el segundo de ellos enseñó a tocar la guitarra a sus mundialmente famosos hermanos…


Bastante desconocidos son Big Pig, una banda atípica que apenas duró un lustro pero  que consiguió darse a conocer en los ambientes más iniciados de mediados de los ochenta del veinte. Era su sonido primitivo, industrial, basado en percusiones. Su gran canción fue el ‘Hungry town’, contundente, esquemática, cargada de tambores pero con una excelente melodía con varias voces en forma de diálogo. El resultado es trepidante, rotundamente rítmico, muy interesante y atrevido, original y rompedor en un momento en que era muy difícil sorprender. Llegaron muy alto en las listas inglesas.

Una de las mejores bandas que jamás han salido de Australia es The Church. Con una larga carrera que arranca en 1980, el grupo de Canberra lleva editados dos docenas de álbumes, en los que ha transitado caminos diversos, desde el rock sicodélico al pop melódico, del punk a los ambientes góticos y melancólicos. Sus textos, atmósferas y texturas siempre tendieron a la nostalgia, pero sin sonar pretenciosos, sin que hubiera afectación. El momento álgido de una producción tan extensa llega en 1988 con esa belleza elegante y cargada de romanticismo, un tanto depresivo, que es ‘Under the Milky Way’; en un escenario ligero creado por la acústica (de 12 cuerdas en el disco original), la voz cavernosa de Steve Kilbey crea un entorno apasionado pero distante, como inalcanzable, como cuando se alza la vista hacia la Vía Láctea en una noche negra.   

Los Midnight Oil irrumpen a finales de los 70 con un sonido francamente duro, entre hard y punk, y con textos cargados de intención política y vomitados por el intimidante Peter Garret, un enorme calvorota que al dejar el grupo (2002) se dedicó a la política; activista, laborista y ecologista, estuvo en el Parlamento australiano hasta 2013 y fue Ministro de Medioambiente y de Educación. Con los Oil lanzó once álbumes, siendo su gran aportación a la historia del rock ‘aussi’ la efectista, robusta y vigorosa ‘Beds are burning’, una canción con sonido más civilizado y arreglado en la que el grandullón asegura que ‘lo justo es lo justo … la verdad es la verdad’, refiriéndose a la situación de los aborígenes del desierto occidental australiano.

En todo el mundo resonó la irresistible ‘Down under’ de Men at Work, una canción que habla de su tierra, allá abajo, Australia. Aunque la banda tuvo una segunda etapa, sus momentos de oro llegaron en la primera mitad de los ochenta. Entre sus méritos está un sonido curioso y sorprendente que combina melodía pop, ritmo reggae, sonido más o menos aderezado (con tintes ‘ochenteros’) y casi cualquier instrumento. Aquel ‘Down under’ llegó nada menos que al número uno en USA e Inglaterra, el primer grupo o solista de allá abajo (esto significa el título del tema, que es un modo familiar de referirse a Australia) que ha logrado tal proeza. La voz es cálida, el ritmo cadencioso, la melodía fácil, el arreglo tranquilo y sin estridencias…, todos los ingredientes precisos para ser ‘hit’ mundial.  
   
Allá abajo, en realidad como casi en cualquier parte, hay talento, personalidad, variedad.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 23 de abril de 2014

LA DEMOCRACIA NO LEGITIMA CUALQUIER LEY La dudosa moral que se está instalando en Holanda es de auténtico escándalo. Su última lección de vileza es el hecho de que su parlamento haya admitido a debate la propuesta de un ateneo de pederastas que pretende la legalización del sexo con mayores de 12 años.


Un parlamento democráticamente elegido no tiene poder
 para convertir en justa cualquier ley o disposición
Existe en este país una asociación que lleva años exigiendo la legalización de la pederastia. Asombrosamente, ¡su propuesta ha sido debatida en el parlamento holandés como si fuera la subida del iva!, ¡incluso un juez les llegó a dar la razón! De momento esta patulea, este ‘klan’ ha sido prohibido, pero ¿y si sus asquerosas iniciativas hubieran sido aprobadas? ¿Cuál sería la siguiente salvajada a debatir? Hay que tener en cuenta que, aunque parezca increíble, aquella asociación de pervertidos tiene sus publicaciones, con fotos deleznables, y el líder de la secta fue encarcelado por posesión de pornografía infantil y por abusar de un niño de 11 años. Es de locos pero esta manada de depravados no se esconde, tienen su lugar en la sociedad holandesa, que lo ve como algo normal…, ya que de otro modo reaccionaría escandalizada. Además, la asquerosa oferta añade que el sexo con los niños llegaría tras consensuarlo con sus padres…, o sea, que desean convertir a éstos en proxenetas (“¿Le parece bien que me lleve a su niño a mi casa un rato?”, preguntarían a los padres).

También viene de allí una ley que obliga a que los animales sean convenientemente sedados antes de ser sacrificados; cabría preguntar si los niños exterminados en el vientre de su madre son sedados o se les sacrifica sin anestesia (hay que tener claro el concepto de que la criatura dentro del vientre materno no es como el hígado o el corazón de la madre, sino que es un ser diferente, vive dentro de ella, a su costa, pero no es ella, no forma parte de ella, es otro ente, otra vida con un corazón que ya late a las seis semanas de embarazo). De este modo, puede colegirse que en aquella tierra una cabra de seis meses tiene más derechos que un no nacido de seis meses.

Y por si fuera poco, no sólo se permite la eutanasia, sino que casi se anima a ella. La última innovación es permitir la eutanasia a menores. Si hay que viajar a Países Bajos no sería exageración proveerse de un gran letrero que dijera “No eutanasia”, puesto que según la corriente actual si te rompes una pierna corres grave peligro de que te peguen un tiro, como a los caballos heridos en el Oeste, y además lo harán convencidos de que te están haciendo un gran favor… ¿Exageración?, puede ser, pero piénsese que quien acaba por matar a su mujer suele empezar con un insulto.

Todas estas disposiciones han surgido del parlamento holandés. Sin embargo, hay que tener presente que la democracia no legitima todo, la votación democrática de un parlamento legalmente constituido no tiene poder para convertir en justa cualquier idea, proposición o iniciativa. Por ejemplo, antes de la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861-65) los confederados (sudistas) tenían como legal la esclavitud, pues así se había decidido en los estamentos principales de cada estado; cuando desde el norte les conminaban a que terminaran con tan odiosa y antinatural práctica la Confederación contestó que no se metieran en sus asuntos, que eso era cosa interna, que todos los sudistas blancos estaban de acuerdo en mantener la esclavitud, que Lincoln y La Unión estaban atentando contra su derecho y contra su libertad, incluso que sus “negritos” eran felices así… Igualmente, también salieron de la cámara alemana (surgida de las urnas) las llamadas Leyes de Nurenberg (1935), que permitían todo tipo de agresiones contra los judíos; democráticamente fueron votadas por los representantes del pueblo y lograron el consenso preciso; paradójicamente, el III Reich también promulgó leyes que protegían a los animales, con durísimas sanciones contra quienes les hicieran daño. Evidentemente, moralmente, una votación democrática no es (no debería ser) instrumento para legitimar y justificar cualquier salvajada que se proponga a debate.

Lo que subyace en esas leyes holandesas que persiguen a los que viven en el vientre de su madre, a los menores y a los enfermos, es un auténtico acoso y derribo, una auténtica caza de los más débiles, de los más indefensos. Y todo ello con la apatía (cuando no con el aplauso) del pueblo holandés.

¡Qué mentalidades! Abominan de lo que hicieron allí los tercios y el Duque de Alba hace 500 años y ahora, hoy, ellos lo superan en ruindad, egoísmo, cobardía, vileza (y sin recordar cómo institucionalizaron el racismo, el apartheid, en Sudáfrica). Lo más chocante es que se piensan una de las sociedades más avanzadas, sin embargo, facilitar la muerte de los más desvalidos e inermes no es avance, es regresión, pura decadencia moral.

Aunque se consideren de otro modo, aunque sus leyes surjan democráticamente, estas sociedades están dando los primeros pasos por el camino que lleva a la animalidad. 


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 20 de abril de 2014

OTRA DE RAMONES. JOEY Y JOHNNY: AMOR Y ODIO Trece años sin el cantante y diez sin el guitarrista. Eran tan distintos que compartieron escenario durante más de tres décadas, dos de ellas sin darse ni los buenos días. Pero cuando uno murió el otro lo sintió como si hubiera perdido a su mejor amigo. Es la leyenda de los ‘locos de Forest Hills’

Johnny y Joey, inseparables antagonistas.
Hay personas que desarrollan incomprensibles obsesiones, irracionales manías por un artista, especialmente dentro del universo de la música pop y rock. No se trata del fenómeno fan en su sentido estricto, sino más bien eso que los estadounidenses llaman química; hay quien asimila con enorme facilidad, con emoción y regocijo todo aquello que produce un grupo musical, pero no experimenta tales sentimientos con otros de parecida propuesta e incluso con creaciones más inspiradas.


Por ejemplo, existe entre los amantes del pop y el rock la figura del fan de los Ramones, ese que está siempre dispuesto a escuchar cualquier pieza de los ‘locos de Forest Hills’ a pesar de que es innegable que casi todas están cortadas por los mismos tres o cuatro patrones; ese que disfruta con sus burdas interpretaciones aunque ninguno de sus integrantes se acerca ni de lejos al virtuosismo; ese que siente hervir la sangre pese a que el sonido no puede ser más esquemático, tosco, rudimentario. Pero así es, existen gentes con el pensamiento desordenado que, contra toda razón, experimentan gozo con estos mostrencos. Tiene que haber de todo.

Por ejemplo, el 15 de abril se cumplieron trece años de la muerte de Joey Ramone, y en septiembre del corriente habrán pasado diez de la de su ‘enemigo’ Johnny Ramone. Todo el que tenga algún interés por esta banda neoyorkina, cuyo principal mérito es, simplemente, haber cambiado el curso de la historia del rock al haber publicado el primer disco verdaderamente punk (en 1976), todo aquel que sepa de qué va esto sabrá que el cantante y el guitarrista no se llevaban bien, no hacían buenas migas, eran agua y aceite. Pero se necesitaban. Como todo iniciado conoce, estuvieron casi veinte años sin hablarse; el larguirucho Joey era muy izquierdoso, mientras que el guitarrista cafre tenía como mejores presidentes de USA a Regan, Nixon y Bush hijo; aquel era pacifista y éste seguidor de la Asociación Nacional del Rifle; al cantante le encantaba detenerse y disfrutar de los lugares por los que pasaban, pero el malhumorado Johnny iba a lo que iba y no miraba más (“En Inglaterra se empeñaron en parar a ver Stonehenge, pero yo ni bajé del autobús, cabreado de tener que esperar a que vieran un montón de piedras”, dijo en una entrevista recogida en el libro ‘Commando’); el vocalista con gafas padecía un trastorno obsesivo-compulsivo, de manera que a veces se ponía a cruzar una puerta una y otra vez, una y otra vez, o tocaba insistentemente cualquier objeto repitiendo el gesto durante media hora, o abría y cerraba puertas o ventanas sin ton ni son…, por su parte, el agresivo macarrilla debía mirarlo como a un majara. Y además, entre otros muchos motivos de discrepancia, está lo de la novia que Johnny le quitó a Joey; Marky Ramone (uno de los dos baterías que tuvo el grupo) explica que sí, que uno le birló la chica al otro, pero que éste tenía otras nenas a su alrededor, y que aunque le debió fastidiar, pronto se le pasó, es más, afirma que el tema ‘The KKK took my baby away’ (‘El Ku Klux Klan se llevó a mi chica’), que todo el mudo asegura que escribió Joey identificando a Johnny con el clan racista, no tiene tanta profundidad. Sea como sea, irreconciliables.

Cuando Joey fue ingresado a causa del linfoma que lo llevó a la tumba, Johnny ni siquiera fue a visitarlo al hospital (tampoco Dee Dee, el bajista, demasiado ocupado buscando la siguiente dosis). El obsesivo gafotas de dos metros murió el 15 de abril de 2001. Para entonces al Ramone pendenciero (Malcom McLaren podría contar la que Johnny le atizó en LA en 1978) ya le habían diagnosticado cáncer de próstata; siempre dijo que la semana posterior a la muerte de su imprescindible ‘enemigo’ Joey fue la peor de su vida, sumido en profunda depresión, sin hablar, aislado, y que el sentimiento de culpa le había agobiado desde entonces. El propio Johnny sucumbió al cáncer en septiembre de 2004. Asimismo, cuando, entre una y otra muerte, le propusieron hacer un último concierto, se negó tajantemente señalando que “sin Joey no hay Ramones a pesar de lo plasta que era”.

Los extremos se necesitan.  Uno y otro estaban destinados a ir siempre al lado, siempre juntos. Sólo ellos dos tocaron en todos los conciertos de Ramones, nada menos que 2.263, más de la mitad de los cuales sin dirigirse la palabra.

Contaba un crítico (que estaba en el lugar adecuado, Nueva York, en el momento justo, 1974) que un amigo le recomendó ir al CBGB a ver a un grupo nuevo; accedió y fue a ver a Ramones…, y salió hecho una furia. Se enfadó con el amigo que le aconsejó, y todo el día siguiente maldijo la hora en que conoció a aquel grupo que sonaba tan mal y que tocó menos de media hora, cuyos miembros discutían entre sí en pleno ‘show’ y se atrevían a encararse e insultar al público cuando los silbaba y abucheaba… A la noche siguiente, incomprensiblemente, volvió a ver a aquellos cuatro tíos raros. Luego, el periodista escribió que aquello que tanto le chocó, aquello que le provocó tan fuerte reacción de rechazo era un nuevo estilo dentro del rock, aquello era punk y nadie antes había hecho nada igual. Y nada sería igual desde aquel momento.      

¡Qué tendrá esta banda de mostrencos que consigue despertar tanta emoción! Es esa magia indescifrable que los hace reconocibles al segundo acorde. Claro que siempre será peor sentir todo eso con Miguel Nosé o Álex Lumbago que con Ramones.


CARLOS DEL RIEGO

jueves, 17 de abril de 2014

LO QUE UNE A CATALUÑA CON EL RESTO DE ESPAÑA Los más de dos milenios de convivencia entre todos los habitantes desde Finisterre a Creus, desde Ajo a Tarifa, han creado infinitos lazos entre ellos, nexos que no se pueden romper por más que se trate de retorcer la historia y la realidad


Esto también es Cataluña.
Parte de la sociedad catalana, esa que no quiere dejar de ser parte de España, empieza a moverse, a echarse a la calle, de modo que anuncia la formación de una asociación y una gran manifestación que demuestre que en Cataluña no sólo hay catalanistas, sino catalanes que también se sienten y quieren ser españoles.

Muchas veces, los catalanes catalanistas esgrimen que no hay nada que los una a España (en realidad lo correcto es “al resto de España”), pero están muy equivocados o simplemente manipulados por historiadores forofos y fanatizoides, tanto que afirman que “los que exigen educación bilingüe para sus hijos los están maltratando, están abusando de ellos”; y es que hay infinidad de lazos entre esta región y el resto, empezando por la historia de Hispania que iniciaron los romanos. Cataluña se benefició de la mano de obra andaluza, extremeña o castellana y ésta prosperó allí; por eso, hay miles y miles de catalanes que se apellidan García, Fernández, Pérez o Rodríguez, y también hay Gracia, Carbonell, Alba, Cervera, Rivelles o Roca en otras regiones españolas; los siglos en común han propiciado apellidos gallegos y extremeños en los antiguos condados catalanes, igual que a la inversa. ¿Puede haber algo que una más?  

Por ejemplo, siempre se ha tenido como uno de los principales vínculos las ligas y competiciones deportivas; así, ¿de verdad todo el barcelonismo podría pasarse sin enfrentamientos regulares con el madridismo? Las ligas españolas (de fútbol, baloncesto y balonmano sobre todo, pero no solo) perderían muchísimo sin los equipos catalanes, pero sin duda éstos perderían mucho más.

Otro de los nexos entre la esquina oriental y el resto está en la cultura; los grupos de pop y rock, de jazz o de clásica actúan en toda España sin atender a su procedencia, uno de Valladolid llena el Paláu y todo el público corea sus canciones, e igualmente el de Barcelona en Madrid. Ni que decir tiene que pintores o escritores exponen y presentan sin que se tenga en cuenta el lugar de nacimiento. ¿Y la gastronomía?, ¿y la historia?, ¿y el Arte?, ¿y Barcelona 92? Y por supuesto, el idioma castellano. Así en prácticamente todos los planos.

No se puede olvidar que hay muchísimos eminentes catalanes que se sienten heridos cuando contemplan cómo paisanos suyos silban y abuchean al Rey, al himno, a la bandera de su país; la relación sería interminable, pero se pueden mencionar a Montserrat Caballé y a Pau Gasol, a Loquillo, Arcadi Espada, Albert Boadella, Eduard Punset… Y cómo no acordarse de Tarradellas o de aquel directivo del Barça de entrañable recuerdo, Nicolau Casáus, dos de los verdaderos exponentes del ‘seny’ (sensatez, cordura). Se trata de personajes que no quieren que su tierra se vuelva más pequeña y encerrada en sí misma, que no desean una Cataluña provinciana y endogámica; es en estos grandes catalanes en quienes hay que pensar cuando los fanáticos insultan y ofenden.

Y, por si fuera poco, la abundancia y proliferación de políticos desvergonzados y trincones es tan común en Cataluña como en Andalucía o Madrid (no parece necesario recordar nombres y casos); se trata de otro factor de unión, de un denominador común entre los gobernantes y dirigentes de cualquiera de las diecisiete comunidades. No hay que ponerse en lo peor, pero es oportuno recordar que las mayores catástrofes del siglo XX fueron provocadas con el pretexto último del nacionalismo más populista y patriotero.  
    

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 13 de abril de 2014

EL ROCK & ROLL ES YA SEXAGENARIO Pues sí, hace sesenta años Bill Haley & His Comets grabaron el primer tema que es, sin duda, cien por cien rock & roll con todos sus elementos reconocibles; ‘Rock around the clock’ inauguró una larga lista de números 1 del nuevo género

Bill Haley & His Comets abrieron la puerta del rock & roll sin que le faltara nada
Como casi todo, es difícil determinar el momento exacto en que nace el rock & roll, es decir, cuándo se grabó la primera canción del género musical que trae de cabeza a millones de personas en todo el mundo desde hace seis décadas. Sí, el rock & roll es ya sexagenario, puesto que fue precisamente en abril de 1954 cuando se grabó el primer tema que contiene todos los ingredientes que se pueden exigir a una composición musical para considerarla rock & roll.


Varias melodías escritas e incluso grabadas con anterioridad a esa fecha presentan algunas características propias del r&r. Se puede apuntar que el ‘The fat man’ (1949) de Fats Domino se sitúa en los inicios de la prehistoria del r&r al mantener el piano esquemas y secuencias fácilmente encuadrables dentro del rock & roll, pero el total dista bastante de lo que será el género; tampoco es descabellado mencionar el ‘Rocket 88’ que hizo Ike Turner en 1951, pero tiene muchísimo más de rythm & blues que de rock, aunque hay partes que se acercan; del mismo modo el ‘Crazy man Crazy’ que Bill Halley escribió, grabó y publicó en abril de 1953, con estructura muy cercana al rock & roll, sin embargo, tiende evidentemente al rockabilly, con slide guitar e incluso un amago del himno sudista en la primera grabación; y así otros títulos que se editaron aun antes de 1955, como el ‘Shake rattle & roll’ o el ‘Rock this joint’ de los Comets de Bill Halley y el ‘That´s allright mama’ de Elvis.

Pero la primera composición que aúna todos los requisitos, recursos, sonido, ritmo e incluso algunos tópicos del rock & roll, que nunca faltarán desde ese momento hasta la actualidad, es el iniciático ‘Rock around the clock’ que Bill Haley & His Comets grabaron el 12 de abril de 1954. Dicen los historiadores que la canción fue escrita a finales del 52 por Freedman y Myers (éste bajo el seudónimo de Jimmy de Knight) basándose en un instrumental popular, aunque también tiene un aire a una del gran Hank Williams (‘Move it on over’, de 1947). La canción se ofreció al grupo de Haley, que la tocó en algún directo e incluso se dice que llegaron a grabarla en una maqueta, pero el productor (Dave Miller) dijo que no, que había que editar algo más parecido al anterior éxito de los Comets, el mencionado ‘Crazy man crazy’. Al poco cambiaron de discográfica, y así llegaron al estudio de grabación (Pythian Temple, de Nueva York) hace justo sesenta años. La primera toma no fue buena, y la segunda se hizo deprisa y a última hora, pues Sammy Davis Jr. esperaba turno a la puerta; se cuenta que la primera edición del single contenía una combinación de una y otra toma. La pieza apareció como cara b del single ‘Thirteen woman’. El rock & roll en su más estricto sentido hacía su aparición en escena… pero nadie se dio cuenta, pues las dos piezas del single, aparecido en mayo de 1954, pasaron totalmente desapercibidas. Paradójicamente el rock  había nacido casi en silencio, premonitoriamente casi en la clandestinidad.

Pero todo cambió gracias a una casualidad, a un capricho del destino. Resulta que por aquellas fechas se estaba filmando la película ‘Blackboard jungle’ (1955) de Richard Brooks (en España se tituló ‘Semilla de maldad’), que iba de un profe que se enfrenta a unos alumnos rebeldes y violentos. A la hora de escoger una música que reflejara los nuevos ambientes adolescentes y juveniles en aquella América de los cincuenta, aseguran que director y protagonista, Glenn Ford, echaron un vistazo a los discos del hijo de éste, Peter, de 10 años, y que les gustó el ‘rock’ de aquel tipo con ricito sobre la frente. La pieza sonaba al principio, en medio y al final de la película, y a pesar de que en los primeros pases muchos cines suprimían la música (“perjudicial para la juventud”, decían), cayó como una bomba entre los ‘teenagers’ estadounidenses, que en pocas semanas la llevaron al número 1 de las listas de éxitos, siendo el primero de su género en ese lugar. Ahora sí, ahora el rock & roll hacía su entrada con verdadero estruendo, algo que nunca más dejaría de hacer. Los jóvenes empezaron a demandar más y más rock & roll (término acuñado, aseguran, por el periodista Alan Freed), sobre todo porque molestaba a sus padres y a los mayores en general. Para entonces ya estaban allí Chuck, Jerry, Little Richard…

Y así, hace sesenta años, hizo el rock & roll su irrupción en el mundo. A partir de aquel momento, el nuevo estilo se convirtió en auténtica pandemia.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 9 de abril de 2014

PRESSING CATCH, UN MENTIRIJILLA CONSENTIDA Está en todos los periódicos: ha muerto James Hellwig, una gran estrella del ‘pressing catch’, del ‘wrestling’, de la lucha libre americana. En Europa no despierta grandes pasiones, pero en USA es una función, una farsa, un espectáculo (no un deporte) de masas


Hellwig, llamado 'El último guerrero', era una auténtica montaña
 de esteroides anabolizates.j
Por la vieja Europa no era tan conocido, pues esta actividad no tiene tanto tirón, pero en USA era una auténtica estrella. El ‘luchador’ James Hellwig acaba de morir de un ataque al corazón. La noticia trae a la actualidad este falso deporte que, sorprendentemente, llena en Estados Unidos cualquier recinto por grande que sea. Se trata de lo que allí se llama ‘wrestling’ y aquí lucha libre americana e incluso `pressing catch’.    

Resulta increíble que tanta gente acuda a contemplar esta especie de farsa, colorida y espectacular, pero farsa; incluso si quienes van a verlo saben que la cosa no es de verdad, la cosa no deja de ser farsa. Si un espectador objetivo se sienta a ver un ‘combate’ de esta disciplina pondrá caras de extrañeza para, finalmente, esbozar sonrisa de incredulidad y sorpresa ante tan trolero espectáculo. En realidad todos los movimientos que llevan a cabo los ‘luchadores’ son pura coreografía, es más, muchas veces el que es zarandeado pone de su parte para que la voltereta sea más espectacular; por otro lado, cuando parece que se dan golpes, no hay que fijarse mucho para asegurarse de que no son tales, sólo son imitaciones de puñetazos y patadas, puesto que apenas rozan al rival, haciendo que suene  la cosa dando una sonora patada al suelo a la vez que simulan el puñetazo. Y así sucesivamente con todas las llaves, mañas, inmovilizaciones y trucos. La prueba, además de la ocular, está en el rostro de los protagonistas, que jamás presenta huellas de los tortazos; se puede comparar cómo acaban un combate los boxeadores y cómo lo hacen los del ‘pressing catch’, aquellos con ojos, pómulos y rostros hinchados, marcados, amoratados y sangrantes, éstos tal y como entraron en el ring, sin una sola mácula en sus jetas.

Lo que resulta más increíble aún es que hay gente que se cree que se trata de una pelea verdadera, que es como el boxeo, deporte en el que se atizan de verdad, o como la lucha greco-romana, en la que los agarres y las llaves inmovilizan de verdad. El caso es que el público del ‘wrestling’ anima, vocea, responde a las provocaciones, abuchea y decide cuál es su favorito, cuál es el bueno y cuál el malo. Por su parte, los actores de la función, repletos de esteroides anabolizantes, llevan a cabo poses descaradas, realizan ostentosos desplantes, simulan actitudes amenazantes… Visto desde cierta distancia el show llega a provocar vergüenza ajena, puesto que la escena recuerda a aquellos guiñoles  infantiles que se instalaban en calles y parques para solaz de ingenuos y  asombrados niños (antes de Internet claro, pues con la red a su alcance ya casi no hay nada que asombre a los chavales); uno de los gags imprescindibles en todo teatrillo de marionetas consistía en que uno de los personajes, el malo, aparecía siempre por detrás y garrote en mano, provocando el griterío de los infantes que trataban de avisar al bueno; en otras escenas, éste preguntaba “¿dónde está el lobo?”, y todos los niños respondían “se fue por allí”. Todo esto y similares pantomimas se reproducen en los ‘combates’ de ‘pressing’, en los que los ‘enemigos’ se encaran con la audiencia para regocijo del respetable, y dan la espalda al ‘rival’ que, claro, se levanta y ataca a traición por más que grite el público avisando de la artera maniobra. Sea como sea, resulta tan evidente que no existe verdadera pelea que sorprende el hecho de que haya quien se trague a pies juntillas la realidad de las mañas y los golpes; sin embargo así es, gran parte de la concurrencia está convencida de que hay auténtica contienda, y por eso anima y se desgañita, abuchea e insulta desaforadamente, convencida de que el resultado lo deciden las artes luchísticas de los supuestos púgiles que suben al cuadrilátero.

De manera risoria también se suman a la función los ‘árbitros’, los cuales invariablemente tienen aspecto de ‘pringadillos’ que no se enteran; siempre están de espaldas cuando uno hace alguna marrullería, jamás intervienen, amonestan o descalifican aunque se usen ‘armas’ o se siga la ‘lucha’ entre el público; son figuras decorativas. E igualmente los comentaristas de televisión: en una cadena deportiva con nombre muy europeo se retransmitía una de estas falsas peleas cuando el locutor se dejó decir “le ha hecho polvo el pedúnculo del flóculo”…, y ello sin que se le escapara la risa ni le diera un poquito de vergüenza. Será que hay tomárselo así.

Finalmente hay que dejar claro que esto no es un deporte, algo que los propios dirigentes y practicantes no ocultan: en el siglo pasado unos agentes antidopaje se presentaron poco antes del inicio de uno de estos sainetes con intención de hacer los preceptivos análisis, sin embargo, los inofensivos gladiadores y los que viven a su alrededor se negaron a colaborar aduciendo que el ‘wrestling’ no es deporte sino espectáculo, y por tanto no hay lugar para vigilar a los practicantes. Como es evidente, los imitadores presentan un aspecto que no deja dudas: sus corpachones están moldeados a base de esteroides anabolizantes.

Si se disfruta con las artes escénicas ligeras, con el vodevil, con las coreografías de estos púgiles de opereta, bien está, aunque para ver teatro con ínfulas de realidad, ahí está la política.


CARLOS DEL RIEGO

domingo, 6 de abril de 2014

SEIS CANCIONES DE LOS SESENTA Aquellos años dieron forma a la música pop y rock y dejaron muchos nombres para la leyenda. De entonces podrían recordarse cantidad de melodías cargadas de carácter: todo aficionado podría recitar fácilmente dos docenas. Estas son sólo seis.

Pacific Gas & Electric, sensacional banda de blues-rock-soul de los sesenta.
Siempre recordados, reputados, reconocidos, influyentes años sesenta. Dieron mucho de sí en el terreno de la música pop y rock, por lo que se vuelve a ellos continuamente: en ellos se encuentran referencias, mitos, pioneros, inventores, exploradores…, sorprende la fascinación que siguen ejerciendo, y no sólo en el ámbito de la música. De entonces proceden Beatles y Rolling Stones, The Who y The Kinks, y así muchas otras bandas de referencia cuyas canciones siguen teniendo enorme atractivo medio siglo después. Por eso, si esos nombres ‘entran’ en una selección no dejan espacio a muchos otros que también hicieron mérito suficiente para traerlos a la actualidad. De todos modos, cada uno podría hacer su lista sin que desmereciera de otras. Aquí van media docena de títulos, algunos más populares y otros menos, aunque todos ellos tienen su algo.

Al final de la década, Fleetwood Mac era un grupo inglés con buena reputación en el terreno del blues-rock de la ‘línea Mayall’. Como es sabido, sufrió un par de mutaciones radicales que lo convirtieron, ya en USA, en uno de los nombres de mayor éxito de la siguiente década. Pero en 1969 editaron un tema, ‘Oh well’, que se salía no sólo de su estilo, sino también de la tendencia del momento; la canción tenía dos partes, siendo la primera la más dinámica y sorpresiva. Entra con un poderoso riff de guitarra a la que se unen otra y el bajo para dibujar unos punteos electrizantes que, cuando parece que van a estallar, se detienen y dejan paso a la voz, alternando, como en los blues más tradicionales, la guitarra y la voz, pero con un sonido agresivo y contundente. Luego un ‘crescendo’ demoledor y nuevamente la alternancia de calma con voz y fragor rock con guitarras (tres solistas), dando un resultado verdaderamente lírico y expresivo. Curiosamente, el éxito no gustó nada a sus seguidores más acérrimos.


The Searchers se formaron aun en los cincuenta, de modo que ya estaban allí cuando Beatles entraron en escena, y además, también eran de Liverpool. Típica banda de sonido merseybeat, lograron buenos puestos en las listas revisando títulos de otros, y eso hicieron con el ‘Needels & pins’, una pieza escrita por dos tipos que, generalmente desde un segundo plano, resultaron decisivos para el éxito de muchos: Sonny Bono (el de Sonny & Cher) y Jack Nitzsche (compositor, arreglista, músico de estudio y productor de cuyo genio se aprovecharon desde Neil Young a Rolling Stones). Es un tema de amor en el que ‘Agujas y alfileres’ pinchan el orgullo del enamorado que huye. La melodía es exquisita y el arreglo limpio, cristalino, de forma que se puede tararear casi desde la primera audición: es un tema adictivo, irresistible, precioso. Y así lo entendieron las múltiples bandas que, desde entonces, han elaborado distintas versiones (entre las que no se puede olvidar la de Ramones, emocionante).


Desde Los Ángeles, la hoy casi olvidada banda Pacific Gas & Electric lanzaba en 1970 su gran éxito ‘Are you ready?’. Es una composición tremenda, intensa, y una demostración palpable de lo bien que se combinaban el rock y el soul, blancos y negros, en aquellos momentos, con naturalidad, sin impostura ni afectación; su ritmo poderoso atrapa y sus voces y coros parecen invitar a sumarse a la fiesta. ¿Estás preparado?


The Zombies también estaban allí casi desde el minuto uno. Lo suyo era un pop más cargado de adornos, con arreglos vistosos y voces muy trabajadas, pero con resultados verdaderamente fabulosos. Fueron varias las canciones por las que esta banda será recordada, entre ellas esa maravilla titulada ‘Time of the season’, la cual supuso su gran éxito… póstumo, pues la banda ya se había disuelto cuando salió, en 1969 (luego ha habido varias reapariciones). El trabajo vocal es absolutamente excepcional, muy armónico, con mucho estilo, con una clase difícil de encontrar en cualquier época; los arreglos instrumentales van de la sicodelia al pop más desbordado. El tema es el típico de amor de verano con preguntas y respuestas.



Con influencia muy inglesa, John Sebastian formó en Nueva York Loving Spoonful a mediados de los sesenta. Muy dotado para la composición de melodías de fácil asimilación, Sebastian tomaba del folk y del rock, del blues y del country para decorar esas partituras que tan fácilmente entraban y que, con todo, terminaban siendo pop. Apenas estuvieron activos del 65 al 68 (luego hubo reuniones sin Sebastian), pero tuvieron tiempo para fabricar delicias como el siempre vital ‘Summer in the city’. La canción es fácil, simple, casi tópica, con estribillo, estrofa, coros, parte instrumental.., y ruiditos de ciudad, bocinas incluidas, pero su melodía hechiza, tiene magia. Eso sí, hubieron de emigrar a California para que su chocante combinación fuera reconocida.


The Turtles también estuvieron poco tiempo en escena (después hubo otras etapas), apenas la segunda mitad de los sesenta. Formado cerca de Los Ángeles, esta banda ofrecía un sonido optimista, jovial, despreocupado, ingenuo, un sonido limpio y brillante y con canciones tan pegadizas como su gran éxito ‘Hapy together’. Pop melódico y sin pretensiones, con influencia ‘beateliana’ pero sin perder su esencia americana, la pieza es de 1967 y es, claro, un tema de amor en el que casi lo único que se dice es ‘tú y yo, felices juntos’; pero con el tiempo se ha vuelto la perfecta banda sonora para escenas de amor juvenil, sincero y bienintencionado. Es, en fin, una canción que gusta a todo el mundo. Tiene ese don.   



Son sólo seis, pero saldrían seiscientas inolvidables de aquella década.


CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 2 de abril de 2014

BOUDICA, BALDOMERA LARRA Y MALINCHE, TRES MUJERES QUE DEJARON HUELLA EN LA HISTORIA Los protagonistas de la Historia han sido mayoritariamente masculinos, sin embargo, algunas mujeres evidenciaron tal fuerza, aplomo, decisión y personalidad que ocupan un lugar destacado en los libros. Una acaudilló el mayor levantamiento contra los romanos en Britania, otra ‘inventó’ la estafa piramidal, y la tercera se convirtió en el brazo de derecho de Hernán Cortés


Baldomera Larra, inventora de la estafa piramidal.

Si uno se pone a investigar encontrará en los libros, crónicas o anales muchos nombres de mujer, muchos más de los que se suele pensar, aunque muchos menos de los que debiera encontrarse. Hace casi dos milenios una pelirroja puso de rodillas a las legiones romanas; quinientos años atrás una india centroamericana resultó decisiva en la conquista de América; y poco más de un siglo ha pasado desde que la hija de un célebre escritor organizara el primer timo bancario piramidal de que se tiene noticia.

Malinche entre Moctezuma y Cortés (Códice florentino)
Boudica era hija del rey de los icenos (celtas), en el este de la Britania del año 60 después de Cristo. Al morir su padre, los romanos rompieron todos los pactos y atacaron, quemaron, masacraron y se llevaron a los supervivientes como esclavos; Boudica fue azotada y violadas sus hijas en su presencia…, pero los romanos cometieron el error de dejarla con vida. Alta y fuerte, con voz profunda, mirada encendida y una larga melena roja, dotada de gran inteligencia y personalidad (así la describen los historiadores romanos), la imponente guerrera céltica consiguió que su pueblo y otros vecinos la eligieran su jefe de guerra. Resulta absolutamente insólito que los feroces y belicosos celtas se sometieran a la obediencia de una mujer, pero ¡habría que ver a aquella dama inglesa! El caso es que al frente de las hordas celtas, Boudica tomó una ciudad (arrasando y matando a todo bicho viviente) y derrotó a las tropas que iban a en su auxilio; luego se dirigió a Londinium (Londres), no dejando piedra sobre piedra ni habitante vivo. Después de otras hazañas de este tipo, los celtas aceptaron batalla en campo abierto, donde fueron derrotados por las legiones romanas, mucho más disciplinadas y organizadas. Escriben los historiadores que los legionarios estuvieron horas y horas persiguiendo, acuchillando, rematando. Boudica prefirió envenenarse. Cayó, pero consiguió avergonzar a más de un general, derrotado por una ‘mulier’ y entró tanto en la Historia como en la leyenda.  

Estatua de la reina Boudica, que humilló a las legiones romanas hace dos milenios.
Baldomera Larra era hija de Fígaro, el Pobrecito Hablador, Mariano José de Larra. Se casó con el médico de Amadeo de Saboya, pero al renunciar éste, él se largó también, a Cuba, dejándola con sus hijos y sin recursos. Pero la señora era de las que saben ingeniárselas. Un día pidió a una vecina prometiendo devolver el doble un mes después, y lo cumplió, de modo que empezó a correrse la voz de que Baldomera era capaz de multiplicar panes y peces. Al poco hubo de abrir oficina con empleados. Su estrategia era toda una innovación: la gente le llevaba sus ahorros (o sus fortunas, pues picaron muchos pudientes) y al mes siguiente entregaba un interés del 30%; lógicamente, ella no aportaba nada, sino que con lo que imponían los nuevos incautos pagaba a los primeros primos. La cosa crecía y crecía, y ella, ‘la madre de los pobres’, la propietaria de la Caja de Imposiciones, pagaba religiosamente, era amable con sus clientes y tan simpática que la gente hacía cola para entregar sus dineros; muchos retiraban sólo los intereses, pero muchos otros ‘reinvertían’ hasta esos réditos. Todos se hacían lenguas de esta “excelentísima señora”. A primeros de diciembre de 1876, Baldomera fue al teatro con unas amigas, y a su casa al terminar la función; recogió los beneficios (unos ocho o diez millones de pesetas), hizo la maleta, tomó el tren, y ¡adiós Madrid! Los primos fueron a exigir el reintegro y se encontraron con las cajas vacías. A partir de aquí las versiones discrepan; hay quien afirma que se fue a Suiza y luego, pensando que nadie se acordaría de ella, se instaló en Francia, donde fue reconocida y extraditada a España; otros que fue ella, motu proprio, la que, empujada por los remordimientos, se entregó. Fue condenada e ingresó en prisión, pero se puso enferma, de modo que los que la adoraron primero y luego echaron pestes de ella, clamaron ahora por su liberación. Apenas pasó unos meses entre rejas. Al salir se fue a Cuba o a Argentina y no volvió…, o simplemente se quedó en casa de su hermano desapareciendo de escena. Ponzi, Banesto, Fórum Filatélico o Bernard Madoff fueron algunos de sus alumnos aventajados. Pero ella fue la pionera. 

Malintzin era una india de la zona de Tabasco, cerca de la península de Yucatán. Hija de un reyezuelo, al morir éste su madre volvió a casarse, y en cuanto nació otro hijo, vendieron a la niña a unos indios de Xicalango, los cuales la vendieron a otros de Tabasco, quienes la ofrecieron como presente a Hernán Cortés junto a otras mujeres. Era “una muy excelente mujer (…) de buen parecer, entremetida y desenvuelta”, según apunta uno de los pocos autores que la conocieron personalmente, Bernal Díaz del Castillo. Malintzin fue conocida como Malina y, al bautizarse, Marina. Cortés vio pronto que se trataba de una mujer excepcional, inteligente y con fuerte personalidad; además, sabía dos idiomas, por lo que el conquistador la tuvo a su lado durante casi toda la conquista; ella hablaba náhuatl y maya tras haber sido esclava en varios lugares, y un español que había sido prisionero de los mayas sabía maya, por lo que Hernán Cortés tenía ya modo de comunicarse. Sin embargo, doña Marina (así se refiere a ella Bernal) aprendió castellano en muy poco tiempo, con lo que casi nunca se separaba del extremeño, tanto que incluso le dio un hijo, Martín Cortés, el primer hispanoamericano conocido. Fue la intérprete entre Moctezuma y Cortés y facilitó enormemente los intercambios y diplomacias, y gracias a sus dotes se evitaron muchos enfrentamientos. Murió antes de cumplir los 30, pero el vencedor del imperio azteca siempre tuvo palabras de elogio para ella: “Después de Dios debemos la conquista de Nueva España a doña Marina”. Hoy, ‘malinche’ es en México sinónimo de traidor o de amante de lo extranjero; sin embargo, hay que recordar que México no existía, lo que había allí eran múltiples pueblos siempre en guerra, o sea, para ella, tan extranjeros eran los mexicas como los españoles; por otro lado, había sido repudiada por sus padres, vendida como esclava y utilizada como tal hasta que llegó a Cortés, que fue el único que la trató como ser humano y que ella vio como liberador. Así, ¿a quién debía más fidelidad Malintzin?

Sea como sea, ¡qué tías!


CARLOS DEL RIEGO