jueves, 31 de mayo de 2012

DECEPCIONANTES GRANDES PERSONAJES A veces la buena opinión que el ciudadano se forma de las personas célebres se derrumba cuando analiza su proceder y sus palabras


Kofi Annan no ha logrado jamás un resultado positivo
Ocurre muchas veces que uno deposita su confianza y desarrolla simpatía hacia ciertas personas a las que no conoce personalmente, sino que sólo sabe de ellas a través de los medios de comunicación, de modo que se hace una idea positiva y se forma opinión favorable en torno a ellas como para manifestar en público el tan español “me cae muy bien”. Y también ocurre que uno se lleva unas decepciones mayúsculas cuando tiene ocasión de hablar personalmente con aquellas personas o va conociéndolas mejor por lo que van haciendo y diciendo en el transcurso de los años. A pesar de que pueda parecer lo contrario, en realidad esto es mucho menos habitual si se trata de políticos, puesto que tal y como van las cosas pocos habrá que se fíen de un político hasta el punto de que llegue a decepcionarlos (el ex presidente Zapatero generó ilusión entre muchos españoles a los que luego decepcionó, pero no fue así con quienes saben de él desde hace 35 años, pues éstos siempre supieron de las aptitudes de este señor, no se ilusionaron y nunca fueron decepcionados).

Aquí van tres protagonistas de otros tantos campos que son habituales de los medios y que, por una u otra razón, en mayomenor medida, a uno o a muchos han defraudado: el que fuera Secretario General de la ONU Kofi Annan, el periodista y escritor Fernando Savater y el arqueólogo Juan Luis Arsuaga.


Fernando Savater odia a los curas
y desconfía de los padres
El caso de Annan está muy de actualidad. Nacido en Ghana en familia muy acomodada, estudió en Suiza y Estados Unidos y con sólo 24 años ya se colocó en cargo público, pues entró en la Organización Mundial de la Salud; es decir, nunca ha trabajado pie a tierra, sino que siempre lo ha hecho desde la esfera política, o sea, subido en el carro del privilegio y a muchos metros de la realidad del suelo. Además, pasó del pupitre al despacho oficial sin mediar actividad, sin solución de continuidad, por lo que jamás se ha enfrentado a los problemas cotidianos del hombre de la calle. A pesar de ello, su expresión bondadosa y su presencia como mediador en distintos conflictos hicieron que muchos se formaran sobre él una buena opinión, la cual se vino estrepitosamente abajo tras su reciente visita a España para ponerse justo en medio del gobierno legítimo y la banda mafiosa terrorista Eta. En ese momento, quien antes lo admiraba se lleva la desagradable sorpresa de comprobar que Annan no entiende de qué va el problema, no se ha informado de sus entresijos y desarrollo, no ha estudiado las raíces y las consecuencias, sino que ha venido a mediar desconociendo totalmente cosas como qué es, cómo actúa, qué pretende, qué apoyos tiene la organización nazi en cuestión, de modo que se sitúa incorrectamente en un punto equidistante. Entonces uno piensa que si Annan ha sido tan poco profesional en este caso también lo puede haber sido en sus anteriores intervenciones internacionales, y entonces uno, al ver la espeluznante lista de fracasos que presenta su currículo, puede llegar a la conclusión de que no ha logrado un éxito diplomático en su vida porque no ha sido profesional, porque no se ha estudiado los hechos, porque, como todo el que no ha hecho otra cosa más que política, ha pensado que con buenas palabras es suficiente aunque no se sepa nada del problema. Y es que Kofi Annan (que tiene un sueldo astronómico e infinitos complementos y que vino a España cobrando un dineral) no ha resuelto jamás un problema, no ha terminado nunca con un conflicto o puesto las bases para su fin, no ha dado jamás pie con bola, sus intervenciones han sido sonoros fracasos, decepciones calamitosas; sin embargo, ha ido pasando de cargo en cargo sin que jamás haya hecho el más mínimo mérito. Eso sí, él siempre ha sabido quedar como el bueno..., a cambio de asombrosos emolumentos. Es por todo esto que Kofi Annan, analizando su actuación, es un gran personaje decepcionante.

El científico Juan Luis Arsuaga
El filósofo y escritor vasco Fernando Savater siempre ha aparecido como alguien culto y razonable, defensor del diálogo por encima de todo y siempre dispuesto a emprender y tomar parte en iniciativas encaminadas a terminar con el problema de la violencia terrorista en España. Asimismo ha escrito contra el sectarismo, el nacionalismo y el segregacionismo. A diferencia del anterior, Savater sí que tiene mérito, y así lo reconocen los muchos premios que ha obtenido. En fin, es un hombre de paz y razón. Sin embargo, en una entrevista para el periódico La Crónica de León (hará unos cinco años, existe grabación), hablando sobre la asignatura Educación para la Ciudadanía, dijo de quienes estaban en contra que “es una conspiración de curas y oscurantistas contra la asignatura, y yo veo peligro en los curas y oscurantistas”. Más adelante, sobre el mismo tema, “el Psoe no hace ni promueve ninguna asignatura, esos son inventos de los curas”. Y más adelante aun hablando sobre educación dice tras mencionar la ilustración y la racionalidad, “hay que quitar la educación de manos de los padres, que normalmente son muy reaccionarios, y de manos de los curas, que son desviacionistas de todo tipo de razón humana”. Sorprende el evidente sectarismo que manifiesta contra los curas (nunca se refirió a la Iglesia), y más aun que pida arrebatar a los padres el derecho a educar a sus hijos, puesto que da la impresión de que sólo él y quienes él diga poseen la verdad absoluta, el único método de educación posible. Por último, también resultan desconcertantes su apoyo al diálogo con los asesinos terroristas, al aborto y la eutanasia (dando a entender que lo progresista es matar al no nacido y al viejo que estorba, y lo retrógrado salvar vidas). La decepción que causa Fernando Savater no es el terreno profesional, sino en el de sus posturas en torno a temas de tanta trascendencia.

Finalmente, el científico madrileño Juan Luis Arsuaga. Asistido por méritos incuestionables, el paleontólogo, arqueólogo y doctor alcanzó notoriedad mundial tras sus trabajos en la ya famosa Sierra de Atapuerca, donde han aparecido muchos fósiles con los que Arsuaga (y sus compañeros directores del yacimiento) ha aportado hallazgos imprescindibles para ir dibujando y completando el mapa de la evolución humana. Este científico es admirado por muchos motivos, sin embargo, en cierta ocasión respondió de modo totalmente contrario al que se espera de un científico: preguntado por si creía en la posibilidad de que hubiera otra vida después de esta, él contestó con total rotundidad, “no, no hay nada”, dando así la sensación de estar en posesión de una prueba concluyente, irrefutable, sin embargo, nadie ha ido y vuelto para contarlo, por lo que, desde un punto de vista empírico, no puedes afirmar ni en un sentido ni en otro. Lo científico hubiera sido decir algo así como no hay pruebas así que la respuesta es no lo sé, o simplemente, no creo que haya nada, pero en ningún caso afirmar. Sin embargo, si le preguntaran por la posibilidad de que exista vida inteligente fuera de la tierra él nunca contestaría “no, no hay”, sino que diría cosas como que es muy posible desde un punto de vista estadístico, o yo creo que sí pero hasta ahora no hay ninguna prueba..., o lo mismo pero en sentido contrario. El admirado (no sin motivo) Juan Luis Arsuaga se salió del terreno científico, y por eso y sólo por eso, causó cierta decepción, menor que el anterior e infinitamente menor que el primer personaje.

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 30 de mayo de 2012

USO DE LA TECNOLOGÍA EN EL DEPORTE: UNA NECESIDAD Ya hay deportes que utilizan la tecnología para resolver jugadas dudosas, sin embargo hay otros que se resisten incomprensiblemente a adoptar tan imprescindible ayuda


El 'ojo de halcón' en el tenis ha acabado con todas las dudas

En el Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010 se produjo uno de los momentos más bochornosos que han tenido lugar en una cancha deportiva en los últimos años. Se trata del gol anotado por Lampard para Inglaterra ante Alemania que fue calificado como ‘gol fantasma’, puesto que el balón dio en el travesaño y botó dentro de portería, pero debido al efecto se salió inmediatamente; no fue concedido por el árbitro, pues los jueces creyeron que había botado fuera de puerta. El problema es que, parece que involuntariamente, los enormes videomarcadores ofrecieron la repetición de la jugada, con lo que todo el estadio comprobó que el balón había entrado y se había cometido una gran injusticia.

El significado de esta situación es más importante de lo que parece, puesto que en la actualidad la tecnología permite que los espectadores puedan ver en el acto la repetición de la jugada (de hecho pueden ver una docena de repeticiones), y comprobar cuál ha sido la realidad de la acción dudosa. Es decir, si los árbitros no pueden recurrir a la tecnología, se producirá (ya se produce) la sorprendente y absoluta incoherencia de que el público tenga más elementos de juicio que el propio juez; es como si en un juicio el tribunal se niega a interrogar a testigos oculares que están entre el público.

Así, en los deportes de equipo más populares y que más pasiones levantan (fútbol, baloncesto, balonmano), cuando en el descanso los árbitros se retiran a vestuarios, desde el público podrían decirles: “han metido ustedes la pata, el gol que han anulado es clarísimamente legal, ya lo verán por televisión”. O incluso, a la salida de vestuarios, los propios jugadores podrían dirigirse al juez en términos parecidos. De cualquier modo, el encargado de impartir la justicia en el terreno de juego resultaría afectado, influido en mayor o menor medida tras convencerse de que ha cometido un grave error con el que ha perjudicado (involuntariamente, pero perjudicado) a uno de los contendientes, con las consecuencias que esto podría tener en jugadas sucesivas; y eso por no hablar de los ‘palos’ que va a recibir por parte de la prensa, la sanción que sin duda va a recibir o las dudas que sobre su capacidad (o incluso sobre su integridad) va a generar. Todo esto se evitaría con ayuda tecnológica, de hecho, seguro que el propio árbitro la agradecería más que el jugador.

Este gol, del Mundial de Sudáfrica, no fue válido,
 cometiéndose una gran injusticia fácilmente evitable
Y el caso es que ya hay deportes que están utilizando la tecnología para evitar bochornos e injusticias con excelentes resultados. El más notable es el tenis, donde antes del uso del ‘ojo del halcón’ no eran tan extrañas las discusiones entre jugadores y árbitro por el bote de una bola; hoy día en los torneos más importantes ya no hay conflictos de este tipo, se acata lo determinado por la máquina (en realidad son unas dos docenas de cámaras que registran con enorme precisión la trayectoria y aterrizaje de la bola) y todos se ciñen a la regla sin rechistar. Si ya era uno de los deportes más justos, pues siempre vence el que hace más puntos ganadores y menos errores, ahora los jugadores se van de la cancha sin la menor duda. Posiblemente, el gran McEnroe hubiera sido contrario al uso del ‘ojo de halcón’, pues no habría tenido ocasión de llevar a cabo sus sonoras protestas.

Otro deporte que también hace uso de la tecnología es el hockey hierba (al menos en algunas competiciones femeninas así se ha visto), pues en caso de duda se puede pedir revisión del vídeo, es decir, existe algo así como un juez de vídeo que dice por radio al árbitro principal qué ha ocurrido y éste actúa en consecuencia; y si las repeticiones no aclaran nada, será su criterio el que se imponga. También es la electrónica la que pone en claro los resultados en deportes como el atletismo, la natación, el ciclismo... 

Lógicamente, el abuso de revisiones en deportes de equipo sería contraproducente, pues conllevaría continuas interrupciones. Un buen sistema sería imitar el reglamente del tenis, es decir, cada contendiente tiene tres reclamaciones (o dos, o cuatro, según se vea qué es lo más indicado), con la salvedad de que si acierta en su petición de revisión no la habrá gastado y seguirá teniendo las mismas que hasta ese momento; en caso de que siga la duda, se impone el criterio del árbitro principal. Asimismo sólo podrían realizarse las reclamaciones en casos concretos y de máxima importancia: gol anulado, expulsión, agresión, canasta dentro de tiempo, balón que entra o que no..., todo sería cuestión de estudio, análisis y pruebas hasta dar con la mejor reglamentación.


Sea como sea se antoja más bien tonto cerrarse a las posibilidades que ofrece el momento, pues da pie a preguntarse ¿por qué no se quiere hacer más justo este o aquel deporte?

CARLOS DEL RIEGO

martes, 29 de mayo de 2012

ARTISTAS CONTRA LA RELIGIÓN, SIMPLE MALA EDUCACIÓN El veterano cantautor Javier Krahe fue absuelto de la acusación de “escarnio” por su participación en el vídeo ‘Como cocinar un Cristo para dos personas”


¿Qué derecho debe imponerse, el del que quiere escuchar o el del que impide escuchar

Hace unos años se montó un gran revuelo a escala internacional cuando un periódico danés publicó unas caricaturas satíricas sobre Mahoma para ilustrar un reportaje sobre la libertad de expresión; islamistas radicales profirieron amenazas de muerte contra dibujante, diario y editor e incluso hubo algún ataque. Se produjo un gran debate en el que hubo quien defendió la “libertad para blasfemar”, quien optó por exigir que esa libertad terminara cuando empezara la del que se siente ofendido, y quien opinó que sí, que hay que respetar la libertad de expresión, pero que hay un límite entre ésta y el insulto, la difamación, el ultraje..., y que, en todo caso, en ejercicio de la libertad no hay por qué molestar, mostrarse maleducado, injuriar.

Sorprendentemente, directores de dos diarios de tirada nacional que se creen de izquierdas se posicionaron a favor de los radicales islámicos, asegurando que ellos jamás hubieran publicado esos dibujos, lo que significa que los hubieran censurado. Pero más sorprendente aún es comprobar cómo sí han publicado fotografías y dibujos mucho más ofensivos, pero no contra el Islam, sino contra la religión católica.

Ataques de todo tipo contra ésta se producen casi constantemente y desde diversos frentes: un fotógrafo realizó una exposición con imágenes de una mujer que representaba a la Virgen María en actitudes obscenas; unos jóvenes irrumpieron en una misa, se desnudaron y se pusieron a bailar ante el altar; cantantes, cineastas y autores teatrales suelen recurrir a ofensas visuales o verbales contra símbolos católicos. La lista sería interminable, pero el denominador común de todo ello es la búsqueda de notoriedad, no tanto la venganza (todos aseguran tener motivos), sino tratar de llamar la atención con algo que, seguro, molestará a muchos y de este modo aparecerá en los medios de comunicación. En realidad, utilizar recursos de este tipo demuestra mediocridad, falta de talento e ingenio.

Y es que hay mucha gente que confunde Iglesia con jerarquías eclesiásticas, olvidándose que la Iglesia la forman millones de personas. Además, jamás se atreverían a ofender al Islam, como demuestra el escrúpulo de aquellos periodistas que se creen de izquierdas; tal vez se autocensuren por simple miedo a una respuesta violenta (algo comprensible), tal vez porque no quieren molestar a una religión que sigue anclada en el pasado y que considera a la mujer poco más que un animal, una religión que ejecuta a las adúlteras y a los blasfemos, o tal vez porque saben que, a falta de otros, el tema de la religión siempre funciona, y claro, como a estas alturas los católicos no van a poner una bomba...

En este mismo ámbito se pueden situar los silbidos y gritos contra la bandera, el himno y el Príncipe de España en la recientemente disputada Copa del Rey de fútbol. Se aduce que aquello fue libertad de expresión, cosa cierta, pero esa libertad se impuso a la libertad de escuchar el himno de muchos otros; es lo mismo que si en el transcurso de una conversación uno de los participantes se pone a silbar cada vez que otro va a hablar, de este modo estará haciendo el mismo uso de su libertad de expresión que aquellos que abuchearon el himno, resultando que no se escucharán sus palabras del mismo modo que no se escucharon las notas del himno. Llegados a este punto, ¿qué libertad debe imponerse, la del que quiere escuchar o la del que impide escuchar?, ¿qué merece más respeto, el derecho a silbar o el derecho a oír?

El vídeo protagonizado por Krahe demuestra,
sobre todo,  mediocridad
 
No se trata de delito ni nada por el estilo (sería tonto llegar a juicio por ello), se trata, por encima de todo, de mala educación, de no saber estar, de creerse en posesión de la verdad absoluta y por tanto legitimado para insultar (hecho asombrosamente abundante); claro que llegado el caso inverso las cosas serían de otro modo.

Y también caben en el mismo espacio los insultos y amenazas proferidos por los integrantes y simpatizantes de la banda mafiosa y terrorista ETA que en su día recibían las víctimas y sus familiares; no hay que olvidar que hasta hace unos años se increpaba e insultaba a la viuda del asesinado o que, ya en el cementerio, se hacía mofa de los muertos con munición etarra, o que los medios y políticos afines a los asesinos menospreciaban y cosificaban abiertamente al destripado por una bomba. Todo esto ¿es también libertad de expresión? 


Sea como sea, Javier Krahe ha logrado más publicidad y difusión en los últimos años con este asunto que con sus canciones, algo no muy positivo para un artista. Y por cierto, si la sentencia le hubiera sido contraria y hubiera cumplido su amenaza de exiliarse, habría fastidiado a sus seguidores y complacido y alegrado a sus detractores, consiguiendo así el efecto contrario al pretendido. 

CARLOS DEL RIEGO

lunes, 28 de mayo de 2012

HACE 10 AÑOS FALLECÍA DEE DEE RAMONE Su voz es la que hace el característico “uay, ay, iau, io” (o así) entre canción y canción de Ramones en vivo, y sus composiciones están entre las emblemáticas del grupo


dee dee.

El día 5 de junio se cumplen diez años de la muerte de Dee Dee Ramone, quien fuera compositor y bajista del legendario e irrepetible grupo neoyorquino Ramones. El año anterior se había ido el cantante, Joey, y dos años después se fue Jhonny. Una buena excusa para hablar de uno de los grupos más importantes e influyentes de la historia del rock y, por supuesto, para recordar la figura de uno de los artífices de la propuesta y aportaciones a la música del sensacional cuarteto.
El grupo ya había dejado de existir desde mediados de los 90 del siglo pasado, pero la significación, la influencia, la trascendencia y la importancia artística de la banda, curiosamente, no han dejado de crecer. Entraron en el Rock & Roll Hall of Fame, tienen un Grammy por toda su carrera, Joey tiene una plaza con su nombre en Nueva York y sus camisetas se venden mucho más hoy que cuando el grupo existía, de hecho, dicha prenda con el inconfundible logo aparece incluso en películas y series de televisión (incluyendo Los Simpsons) e, increíblemente, muchos adolescentes que la lucen creen que Ramones es una marca de ropa, y se llevan una sorpresa mayúscula cuando caen del caballo y descubren que se trata de un grupo de rock.

El mismo nombre del grupo, Ramones (que debuta en 1974 y lanza su asombroso ‘Blitzkrieg bop’ en el 75), fue idea de Dee Dee; en torno a este asunto circularon varias versiones, alguna muy chocante (como que habían conocido en México a una complaciente chica llamada Ramona), pero parece que fue su admiración por The Beatles la que le llevó al nombre, pues cuando estos eran conocidos como Silver Beatles, Paul McCartney se hacía llamar Paul Ramone. Y es que, en el fondo, en lo que es la esencia musical, los Beatles del principio y Ramones están muy muy cerca, con muchos puntos en común, como canciones de apenas dos minutos, las letras simples y directas, la instrumentación esquemática..., y por encima de todo, la supremacía de la melodía, pues ingleses y americanos siempre dieron la máxima importancia a la parte melódica. Además, en sus primeros discos ninguno de los ocho mostró maneras de virtuoso. Dee Dee supo asimilar ese concepto de canción y lo vertió, como un ingrediente más, en lo que terminaría siendo el origen del punk.

Dee Dee, por otro lado, siempre estuvo en medio de las interminables disputas entre Jhonny y Joey; aquel era conservador y éste progresista, y saltaban chispas entre ellos a la mínima. Además, el guitarrista le arrebató la novia al cantante, algo que los llevó a la ruptura total y a que estuvieran sin hablarse desde 1981 hasta el final del grupo y hasta la muerte de ambos; curioso es que Jhonny tocara sin problemas el tema ‘El Ku Klux Klan se llevó a my chica’, escrito por Joey y dedicado a Jhonny. Dee Dee tenía que aguantar las discusiones, tratar de mediar, convencerles de que había que seguir aunque no se dirigieran la palabra.   

Douglas Glen Colvin (1951-2002) pasó sus primeros años en Alemania, pues su padre (militar) estaba allí destinado. Fue uno de los fundadores de la banda y, posiblemente, tuviera mucho que ver en el aspecto con que irrumpieron en 1976 al editar el impactante (y sorprendentemente fresco a pesar del paso de los años) primer y legendario álbum de Ramones, puesto que era peluquero profesional; es fácil deducir que esos cortes de pelo fueron idea suya. En cuanto al sonido, Dee Dee también tuvo mucho que ver; su pasión por The Beatles se engarzó a la perfección con las influencias que traían Joey y Jhonny, más procedentes de los grupos vocales de chicas de los sesenta, del surf y de los atronadores MC 5. Dee Dee comenzó siendo guitarra y voz del grupo pero tras el primer concierto se pasó al bajo al comprobar que no era capaz de tocar y cantar a la vez. Pero el segundo, con todos en su sitio, ya fue en el legendario CBGB de Nueva York. Uno de los dueños del desaparecido local explicaba que Ramones fue un impacto desde el primer momento, antes de empezar a tocar, pues en aquellos años (1974) todos los grupos iban en plan “paz y amor hermano” y cosas por el estilo, de modo que cuando llegaron Ramones protestando por la suciedad del local o por lo deficiente del equipo de sonido, maldiciendo e insultando, quienes allí estaban quedaron perplejos, desconcertados..., como quien se encuentra por vez primera con algo totalmente nuevo: eso era punk, ellos, su estética, su posición ingenuamente hostil, su sonido. Pero Ramones no sólo ‘inventaron’ el punk-rock (su concierto de julio del 76 en Londres está considerado el pistoletazo de salida al nuevo género en todo el planeta), sino que con sus sucesivos álbumes marcaron el camino para bandas de metal, de hardcore, de speed-metal y de pop-punk; así, no es extraño que cuando a los integrantes de un grupo de estos géneros se les pregunta por sus influencias, el cuarteto de Forest Hills siempre aparece entre los primeros. Y eso por no profundizar en su aspecto, con esas cazadoras de cuero negro, rodilleras del vaquero desgarradas, zapatillas de deporte, pelo largo pero no tanto, ausencia total de barbas o bigote...

Dee Dee tuvo una vida difícil y lastrada por múltiples problemas, sobre todo por el trastorno bipolar que padecía y por su adicción a la heroína (de hecho, murió de sobredosis). La mayoría de los temas emblemáticos de la banda (en los primeros discos de Ramones éstas aparecieron firmadas por todos) son idea suya, e incluso cuando la abandonó siguió componiéndole canciones; también fue rapero (Dee Dee King) y publicó varios discos con unas y otras formaciones transitando así varios géneros musicales. Asimismo también hizo sus pinitos en la pintura y en la literatura.

Una de las anécdotas más recordadas se produjo en el estudio cuando grababan ‘End of the century’ con el genial e irascible Phil Spector como productor; no contento con el riff de bajo que hacía Dee Dee, Spector se lo hizo repetir una y otra vez hasta que después de más de 50 tomas, el bajista dijo que no haría más, que estaba harto; en esto, Spector, haciendo honor a su fama de hombre de armas, le puso una pistola a dos cuartas de la cara y le dijo algo así como “¡tocarás eso todas las veces que yo te diga!”..., el pobre Dee Dee se colgó el bajo y repitió la toma hasta que el iracundo productor quedó contento.   

Fue encontrado sin vida en su casa de Holliwood por su mujer. La heroína lo había desgastado hasta la muerte. Inolvidable el recuerdo de Dee Dee en aquella plaza de toros de Madrid (en 1980 y con Nacha Pop de teloneros), con el bajo a la altura de las rodillas y su encendido “one, two, thre, four” entre tema y tema que no dejaba tiempo ni para respirar’.

¡Hey ho, Let´s go!

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 27 de mayo de 2012

CUANDO EL REPRESENTANTE DE LA LEY VA CONTRA EL CIUDADANO Los agentes de policía son personas como las demás, y por tanto, entre ellos habrá buenos profesionales y perversos uniformados


La mayoría son gente honrada, pero como en todas partes,
 también hay desonestos uniformados


La mayoría de los encargados de hacer cumplir la ley trabajan de modo honesto y profesional, igual que casi todos los colectivos de la sociedad (la excepción se centra ante todo en los que se dedican a la política, donde la mayoría ni son honestos ni se conducen con profesionalidad), sin embargo, como en todas partes, como en todas las profesiones, como en todos los aspectos de la vida, siempre hay excepciones, igual que en el resto de colectivos de la sociedad. Por eso hay jueces, policías, abogados que han caído en la perversión de igual modo que los integrantes de otros grupos sociales o profesionales, es decir, es un error pensar que por el hecho de ser juez o policía se pasa a un estatus de bondad absoluta que imposibilita para el mal; nada de eso, el magistrado o el encargado de hacer cumplir la ley son tan personas como las demás, y por tanto, están tan amenazados de caer en la inmoralidad como cualquiera.

No hace mucho un hombre con total incapacidad auditiva (sordo de nacimiento) y con una incapacidad del 70 por cien para hablar (apenas sonidos guturales ininteligibles para oídos no acostumbrados) fue multado por dos motoristas de tráfico que le acusaron de ir hablando por el teléfono móvil; no escribieron en la denuncia que iba manipulando el teléfono, sino que especificaron que “lo llevaba sujeto con su mano derecha y pegado a su oído derecho”. Dio igual que los agentes comprobaran que esa persona no oye nada, que su coche tenía las adaptaciones que exige la ley para que alguien con esa discapacidad pueda conducir, nada, ellos pusieron la multa. Lógicamente, la DGT da la razón a los policías sin importarle lo más mínimo que la denuncia sea imposible, lo dice el agente y no hay más que hablar, normal teniendo en cuenta que es juez y parte. Y es que para la DGT (y otros organismos aterradoramente burocratizados) el ciudadano no es más que un número de referencia con obligación de pagar (por eso, cuando llamas, ni siquiera te contesta una persona, sino una máquina). Podría llegar a pensarse que en realidad es el Departamento de Grandes Timos.

En casos como este los burócratas te dicen que si no estás de acuerdo pongas una denuncia; o sea, la típica artimaña de políticos, jueces y oficinistas oficiales: presenta denuncia, contrata abogado y procurador, pásate un par de años pendiente de citaciones, vistas y juicios, recoge pruebas y testimonios, echa tiempo y más tiempo en el asunto..., ellos saben que pocas veces el ciudadano está dispuesto a gastar todo ese tiempo, energía y dinero, mientras que ellos (ellos son ellos, y el resto somos nosotros) no tienen otra cosa que hacer, tienen sus departamentos jurídicos y abogados que tampoco tienen otra cosa que hacer y que, para más inri, también pagamos nosotros: el denunciante paga a su abogado y también al de la DGT (o cualquiera que sea el organismo oficial) que irá contra él mismo.

Pero los casos en los que algunos encargados de hacer cumplir la ley (los diversos cuerpos policiales) caen en la perversión y en la inmoralidad con el ciudadano se prodigan mucho más de lo que aparece en los medios de comunicación.

El ciudadano se ha convertido en un número de referencia
Como el caso de la maestra embarazada de seis o siete meses que acude por la mañana a dar clase a un pueblo. Un motorista la para y empieza a pedirle permiso de conducir, documentación del coche, tarjeta ITV, recibo del seguro..., en un acto que el uniformado explica como rutinario, pues la conductora no ha infringido ninguna norma; ella le pide un poco de rapidez, pues tiene que llegar a dar sus clases, a lo que él responde que sus problemas son de ella y “no me cuente historias”. Todo está en regla excepto el seguro, que no aparece; tensos minutos buscando por la guantera pero nada. Finalmente, el agente pone la multa por no llevar el recibo del seguro. Al acabar la jornada, la indefensa maestra, que está convencida de que el recibo del seguro está donde tiene que estar, se propone encontrarlo, cosa que logra a los tres segundos de iniciada la búsqueda, pues el dichoso papelito está en la carpetita del permiso de circulación, de modo que al abrir ésta el seguro salta a la vista. Entonces ella se da cuenta de que cuando el policía revisó el permiso de circulación, por fuerza tuvo que ver el recibo en cuestión (no verlo era imposible, pues había que quitar el recibo y una hojita de publicidad de la propia compañía para comprobar los datos del mencionado permiso), es decir, el agente sabía donde estaba el seguro desde el primer momento, dejó que ella buscara y buscara sabiendo que no lo encontraría, permitió que perdiera tiempo y, en fin, en el colmo del cinismo y la perversión, en el extremo de la falta de profesionalidad y la incompetencia más perniciosa, el guardia civil de tráfico multó por no llevar el seguro (diez mil pesetas de 1999).

También se sabe de otros casos inconcebibles, como el del ciego de nacimiento a quien se multó por exceso de velocidad y costó años y cantidad de procesos y recursos poner todo en claro, el del madrileño multado en Sevilla a pesar de presentar pruebas irrefutables de que en el momento de la denuncia él y su coche estaban en Madrid, o el del conductor de un Citroen ‘Dos caballos’ multado por ir a 180 kilómetros por hora en un tramo llano. Cualquiera de estos dudosos guardianes de la ley (afortunadamente minoría) sería capaz de denunciar a Stephen Hawking por dar un tirón salir corriendo, y seguro que habría un juez que le daría toda la credibilidad.


Así que mucho cuidado, que a nadie se le ocurra rascarse la oreja cuando conduce, es más, cuando en la carretera se vean las motos o el coche con los distintivos, lo mejor es poner las manos claramente, visiblemente, sobre la parte superior del volante, para que no les quede duda. Lo malo es que, aun sí, alguno habrá dispuesto a mentir, pues han olvidado o nunca han aprendido eso de ‘El honor es mi divisa’, el lema de la Guardia Civil.   

CARLOS DEL RIEGO

viernes, 25 de mayo de 2012

NACIONALISMO SEPARATISTA: ESPÍRITU ADOLESCENTE Victimismo, inseguridad, búsqueda de confrontación, exigencia continua..., son muchos los lugares donde coinciden el nacionalismo y el adolescente


Algunas ramas creen que pueden vivir separadas

Si uno se fija bien, encontrará no pocos puntos en común entre el adolescente y el nacionalismo separatista (entendido como ente, como si fuera una persona), elementos que no suelen aparecer en el nacionalismo más clásico, es decir, en ese que se emociona (por ejemplo) con los triunfos nacionales, ya sean deportivos, culturales, sociales, conseguidos por cualquiera de sus naturales sea cual sea su procedencia. Cierto que ambos nacionalismos comparten bastantes factores, pero el nacionalismo cismático presenta una serie de caracteres muy específicos, los cuales, curiosamente, coinciden con los del adolescente.

Así, el adolescente piensa que todos o casi todos están en su contra, sobre todo sus superiores (padres, docentes, autoridad), contra los que tratará de rebelarse y llegará a increparles haciendo una tragedia de cualquier nimiedad. Del mismo modo, el espíritu nacionalista está convencido de que los que lo rodean están siempre acosando y urdiendo planes, y por tanto levantará la voz contra cualquier cosa que desde su perspectiva pueda interpretarse como un ataque a su ‘singularidad histórica’; y también echará pestes de los gobiernos superiores, amenazará y se movilizará. Los dos tienden a la generalización y demonización conjunta: “los ... son todos unos ...”.

El adolescente pide continuamente, de modo que cuando consigue una cosa inmediatamente pide otra y otra, midiendo hasta dónde puede llegar, tensando la cuerda para comprobar su aguante. Igualmente el nacionalismo exige siempre, y cuando es atendida su petición no deja pasar mucho tiempo antes de enunciar la siguiente, y así sucesivamente; ambos esgrimirán sus derechos, su madurez para decidir por sí mismos.

Del mismo modo comparten la inseguridad, pues aunque ambos creen tener muy clara su identidad, ni el nacionalismo ni el adolescente saben realmente qué es lo que quieren o dónde están. Los dos piensan que son perfectamente autónomos, pero la realidad dice, objetivamente, todo lo contrario. 

El adolescente está lleno de dudas e inseguridades
que le llevan a enfrentarse a la autoridad

Por eso el nacionalismo exige tener sus propias ‘selecciones deportivas nacionales’ para competir con las de las naciones ya establecidas, mientras el adolescente desea también competir de igual a igual con todos y exhibir sus propias señas de identidad. Por cierto, cuando el nacionalismo reivindica selección nacional propia para acudir a las grandes citas deportivas, en el fondo tampoco lo desea, ya que no da el primer paso, que no es otro que no inscribir a sus equipos deportivos en las ligas de la nación de la que quieren separarse, paso que sí pueden dar (al menos los equipos más potentes y representativos) y que en todo caso sería previo a la formación de su pretendida selección, pues no hay que olvidar que de cada liga deportiva sale una y sólo una selección. 
Asimismo, nacionalismo y adolescente son caprichosos, maleducados, volubles y siempre dispuestos a rasgarse las vestiduras. Pero en el fondo, unos y otros saben que es mejor seguir pidiendo que haber conseguido; primero porque ya no habrá a quien echar la culpa de sus males, segundo porque se vive bien protestando y exigiendo bajo el techo de papá, y tercero porque se les habría acabado el discurso victimista y tendrían que hacer todo por sí mismos..., sin dejar de echar pestes.

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 24 de mayo de 2012

ESA TOMADURA DE PELO LLAMADA ARTE CONTEMPORÁNEO Dentro de esa denominación cabe cualquier cosa que se le ocurra a cualquiera


Obra genial de Duchamp o gamberrada estilo caca, culo, pis

En general, cuando se habla de arte contemporáneo se piensa en esas disciplinas que sólo gustan a los grandes entendidos, a los directores de los museos correspondientes, a quienes idean tales ocurrencias, a los periodistas especializados..., pero no al gran público digan lo que digan. Además, cuando se dice arte contemporáneo se suele excluir a los pintores y escultores contemporáneos que representan aquello que el público identifica y, por tanto, puede llegar a apreciar.

La gran cantante Teresa Berganza explicaba en cierta ocasión que tras haber actuado en Bilbao, fue a visitar un afamado museo. Al entrar obsequiaron a la artista y sus acompañantes con un caramelo que ella desenvolvió y se metió en la boca; en esto (contaba la mezzosoprano) llegó corriendo un chico joven que le dijo con cierto tono airado: “No señora, el caramelo no es para comérselo, sino para arrojarlo a aquel montón de caramelos, que de ese modo cambiará de forma, y en eso consiste la obra de arte, en un cuerpo que varía constantemente y se interrelaciona con el espectador”. Anonadada, Berganza se dio media vuelta y huyó de aquel museo, del que se acordó días después mientras admiraba una iglesia románica.

Es un ejemplo elocuente del arte contemporáneo, de la repulsa que puede provocar en quien tiene verdadero sentido artístico. Seguro que el artista que había ideado y realizado la instalación, los directivos del museo y los especialistas tendentes al esnobismo podrían estar hablando dos horas de las propiedades artísticas de aquel cuerpo cambiante, lanzando una verborrea pedante y vacía, prácticamente incomprensible para los no iniciados en semejante jerga. Pero la mayoría de la gente no vería más allá de un montón de caramelos aunque muchos dijeran lo contrario para quedar bien. Y no es que esa mayoría sea analfabeta, pues seguro que se emociona, disfruta, siente algo cuando contempla obras de Velázquez, Goya o Picasso, que incomprensiblemente tienen el mismo estatus y consideración que el autor del montón de caramelos que cambia de forma a medida que se arrojan sobre él más caramelos; ciertamente hay veces que da la sensación de que lo que pretenden esos artistas es tomar el pelo al público, reírse del espectador, comprobar hasta qué punto éste está dispuesto a aceptar (y pagar, pues esos museos son costeados con dinero público) que aquello es arte.

La cosa del arte contemporáneo comienza con las vanguardias del siglo XX, pero no con el cubismo o surrealismo, sino con la abstracción, que permite hacer lo que sea y llamarlo obra de arte. La cantidad de artistas sólo comprensibles para las élites es casi infinita desde entonces, aunque si hay que escoger a un representante de la mamarrachada convertida en obra maestra bien podría ser Marcel Duchamp; éste se dedicó a realizar gamberradas de adolescente y tonterías de niño, como clavar una percha en el suelo o colocar una rueda de bici sobre un taburete y llamarla ‘Rueda de bicicleta sobre un taburete’ (1913), aunque la cumbre de su genialidad llegó cuando tomó ‘La Gioconda’ (una imagen, sólo faltaba) de Leonardo, le pintó bigote y perilla y remató con una iniciales que en francés suenan como ‘Ella tiene calor en el culo’ (lo dicho, como el niño que se divierte y cree escandalizar diciendo caca, culo pis).

En realidad, el tal Duchamp era un tipo listo cuyos productos han sido elogiados por perfectos lechuguinos, igual que los farsantes que engañaron al emperador a quien sus adláteres ponderaban su nuevo vestido. Alguien tendría que decirles que el emperador está desnudo.   

Las performances son muy apreciadas por
 el arte contemporáneo 
Dicen que lo importante es la idea, la decisión voluntaria del artista, o sea, cualquier ocurrencia, cualquier cosa que provoque cualquier idea chusca, cualquier vulgaridad. En realidad, la intención es llamar la atención, hacer lo más feo, asqueroso o repulsivo, presentar imágenes que pueden ser ofensivas, realizar propuestas incomprensibles y dotarlas de una explicación abundante en términos pedantes, provocar reacciones del espectador como lo pueden hacer los contorsionistas, los jueces o los carniceros, en contraposición con las emociones que logran los verdaderos artistas cuyas obras son admiradas por siempre. Y cuando se tiene la oportunidad de decirles que no ves nada más allá de un cubo de piedra pequeño sobre un cubo de piedra grande (por ejemplo, aunque seguro que ya existe tal cosa), para defender su postura suelen recurrir al no lo entiendes, no estás preparado, déjame que te explique, no tienes ni idea, no seas paleto...

Asimismo, en el mejor de los casos, podría afirmarse que serán muy escasas las manifestaciones artísticas o mínimamente relacionadas con el arte que sean tan intelectualmente elitistas como el arte contemporáneo.  


En fin, ¡cuántos artistas adscritos al arte contemporáneo vivirían de su talento si no hubiera dinero público!
Carlosdelriego.

miércoles, 23 de mayo de 2012

40 AÑOS DE ‘MADE IN JAPAN’, EL DISCO CON EL QUE EL HEAVY ALCANZA LA MADUREZ Dos ciudades japonesas acogieron la grabación en vivo del emblemático álbum de los británicos Deep Purple en 1972


Tras unos ligeros aplausos, una batería in crescendo y un evocador órgano Hammond, se escucha “A song for a highway star..., yeah’ (Canción para una estrella de la carretera), inmediatamente una guitarra enloquecida escribe casi todos los recursos del héroe heavy en apenas quince segundos para, finalmente, dar paso a uno de los momentos más gloriosos del heavy metal, una entrada brutal que siempre ha tenido (tiene) la capacidad de enloquecer a todo aquel que tiene química con este género, un comienzo apoteósico que en agosto de este año cumplirá nada menos que cuarenta años.

Seguro que no hay nadie con cierta edad que no haya reconocido el inicio de uno de los mejores discos de heavy-rock de toda la historia, el inmortal ‘Made in Japan’ de los británicos Deep Purple, registrado en riguroso directo en Osaka y Tokyo en 1972.
Pero es que, además, ese prodigio del rock con el que da comienzo el ya cuarentón álbum, será modelo para miles y miles de bandas en todo el mundo, miles de jóvenes cuyas neuronas vibran espasmódicamente con las exhibiciones vocales de Ian Gillan, la locomotora de ritmo que imponen Ian Paice y Roger Glover, la inconfundible ambientación y virtuosismo de John Lord y, por supuesto, la increíble guitarra de Ritchie Blackmore, rabiosa en ese solo al final de ‘Starway...’ que todo amante del heavy ha tocado en el aire incapaz de sujetar su cabeza y sus emociones. ¡Qué guitarra!, ¡Qué canción!


Deep Purple llevaba unos cinco años funcionando, buscando estilo, mezclando sinfónico, sicodélico, rock, pop, e incluso había grabado un álbum con una orquesta completa. El año anterior, en 1971, dieron en la diana y diseñaron la nueva modalidad del rock con unas formas que han sido imitadas hasta el infinito en cualquier cuartucho de cualquier parte del mundo donde hubiera un par de chavales con guitarras en la mano y el rock en la sangre; fue el excelente ‘In rock’.

Y en Agosto del 72 el quinteto hace una gira por Japón (a pesar de que Ian Gillan ya tenía pensado abandonar el grupo), de donde sale un doble que se ha convertido en sinónimo de heavy-metal.
Tras la agotadora ‘Starway...’ el disco presenta la cambiante ‘Child in time’ con sus arreones, con sus momentos de pausa, con los gritos y susurros de una voz clara, bien modulada, elegante incluso en el alarido.

Pero el gran momento llega en el inicio de la segunda cara del primer vinilo (es el formato vinilo el que cumple cuarenta años). ¿Habrá alguien que haya sostenido una guitarra eléctrica que no haya intentado hasta la saciedad esos doce acordes? ¿Habrá algún músico de rock, hard, heavy o cualquier otro subgénero que no haya soñado con ser el autor de ese emblemático ‘Smoke on the water´? La canción (cuya temática es de sobra conocida: vieron quemarse un hotel cerca de un lago e Suiza, y de ahí lo de ‘humor en el agua y fuego en el cielo’) tiene un inicio tremendamente eficaz para, sorprendentemente, detenerse, dar un par de golpes de guitarra e iniciar nuevamente los acordes; se decía en aquella época que Blackmore, el guitarrista, se había confundido y no tuvo más remedio que volver a empezar. El caso es que tras el evidente ‘allright’ entra la batería y, dando cuerpo y densidad infinita, un bajo estremecedor, irresistible... Es una canción redonda, cercana a la perfección, no extraña por tanto que las revistas especializadas la hayan señalado como la mejor canción de la historia del heavy-metal o que hace unos años se reunieran más de 6.000 guitarristas e Polonia para tocar ese ‘Smoke on the water’, cuya entrada es la que más han repetido las guitarras eléctricas en los últimos 40 años.

‘The mule’, ‘Strange kind of woman’, ‘Lazy’ y ‘Space Truckin’ completan de forma brillante un trabajo memorable, un disco que marcó una época, un camino, un doble vinilo que se sigue escuchando con rabia heavy aunque ya no haya melena que menear; o se descubre con asombro. ‘Made in Japan’, más de 200 millones de ejemplares después, sigue produciendo el mismo escalofrío. El heavy-metal alcanzó entonces su madurez. Ya había un antes y un después.
Carlosdelriego.

    

martes, 22 de mayo de 2012

MANIFESTACIONES Y HUELGAS: INÚTILES MÉTODOS DE OTROS TIEMPOS Decisiones y planes de los gobiernos echan a la calle a miles de personas, pero al final, el poder hará lo que quiera


Herkomer y su 'En huelga', de 1891.
 Tiempos pasados, soluciones pasadas
Se viven días de manifestación, de proclama y pancarta, y se prevén días de huelga y protesta airada. Sin embargo, lo cierto es que casi ninguna manifestación, casi ninguna huelga ha servido nunca para nada, es decir, los gobernantes de turno han seguido adelante con las intenciones por las que los sindicatos convocan a la población.

La manifestación y la huelga son modos de protesta que se antojan muy pasados, muy superados por la actualidad, muy de otro tiempo. Evidentemente el derecho asiste al manifestante y al huelguista, que pueden convocar cuando quieran siguiendo las reglas y cumpliendo sus obligaciones (todo derecho conlleva un deber). Se han manifestado contra esta y aquella guerra, contra gobiernos de todo tipo y condición, contra el terrorismo y contra  grupos terroristas concretos, contra el aborto y contra el maltrato en el ámbito familiar, contra esta o aquella ley..., se han producido caceroladas, encierros, sentadas, concentraciones, huelgas de hambre y, en fin, manifestaciones en el más amplio sentido de la palabra (también las hay a favor de). Pero el resultado casi siempre es el mismo, apenas existe noticia de que esta protesta callejera o aquella concentración hayan hecho cambiar los planes de un gobierno. Además, en las escasas ocasiones en las que el poder da marcha atrás a causa de este tipo de presión, lo que demuestra ante todo es una enorme debilidad, un total descontrol, una evidente indecisión. Y en general, el gobierno que cede a las presiones lo que hace es, en lenguaje coloquial, bajarse los pantalones, y esto es así ya sea ejercida la presión desde la calle, desde instancias políticas o directamente por delincuentes (terroristas, piratas, secuestradores...).

El italiano Pelliza da Volpedo pintó la manifestación
(El cuarto estado) hace más de un siglo
Por otro lado, también es muy propio que los convocantes (sobre todo si son sindicatos o se trata de asuntos políticos) tengan como principal objetivo el éxito de la convocatoria, reunir a cuantos manifestantes sea posible, hacer mucho ruido, demostrar que se trata de un grupo o institución con mucha fuerza de convocatoria, con mucho poder. Es decir, la causa de la protesta queda relegada, sigue siendo el motivo de la misma, pero quienes llaman a la reunión se presentan como triunfadores si han logrado la respuesta esperada aunque sus reivindicaciones no hayan sido atendidas. De hecho, si el éxito de público se produce, recordarán aquel día triunfal y será usado como arma de presión.

Sin embargo, las convocatorias jamás alcanzan cifras similares al número de votos obtenido por el gobierno, por lo que éste puede escudarse en el hecho de que los que se han quedado en casa son muchos más que los que han acudido a la manifestación. Y también pueden utilizar el argumento de que un gobierno tiene que gobernar, que tomar decisiones, que promulgar (o derogar) leyes porque está legitimado para ello; y si hay por qué, se le denuncia donde corresponda.

Tiene que haber otros modos de presionar, seguro. Tal vez a través de las infinitas posibilidades de Internet, sobre todo teniendo en cuenta que hay más comunicación a través de las redes sociales que en las calles, y además, a lo mejor participan más si no hay que salir de casa. Pero seguro que estas posibilidades no son del agrado de los sindicatos, que siguen pensando como hace cien años, que siguen creyendo que soluciones de antaño sirven contra problemas de hoy, y que están integrados por gente que no quiere renunciar a una situación de privilegio.

El objetivo de los convocantes suele ser
la manifestación en sí y su éxito de público
La primera huelga de la que se tiene conocimiento tuvo lugar en el siglo XII a. C. y la protagonizaron los obreros que construían la pirámide de Ramsés III (no eran esclavos, pues estos no podían tocar la tumba del faraón); el motivo era la falta de alimento y otras necesidades básicas incluso en aquella época. Hubo participación masiva con marcha y sentada incluidas, con conversaciones, mediaciones y negociaciones, pero parece que tras no pocas promesas y buenas palabras, los manifestantes no consiguieron gran cosa. Han pasado más de tres mil años, pero cambiando un par de nombres y la fecha, podría ser la crónica de cualquier manifa de hace un siglo y de hoy.   
Carlosdelriego.

lunes, 21 de mayo de 2012

LUTO EN LA PISTA DE BAILE. TRAS DONNA SUMMER, SE FUE ROBIN GIBB El cantante y compositor formó parte de Bee Gees, dejando excelentes melodías y una voz inconfundible


Las pistas de baile han perdido a dos de sus máximos animadores en los últimos días, la gran Donna Summer y Robin Gibb, de Bee Gees. Ella aportó, sobre todo, ese tránsito entre la música soul y la música disco, su voz deliciosa y un encanto irresistible. Robin deja bastante más, pues fue un excelente compositor. El cáncer pudo con ellos.

Con todo el respeto y cariño para Donna Summer, se antoja más importante en el devenir de la música del siglo XX la aportación de Robin Gibb. Con sus hermanos Barry, el mayor y único superviviente, y Maurice (gemelo y también fallecido), dio forma a uno de los grupos más importantes de la música pop del último medio siglo, y no sólo por sus éxitos en la pista de baile. Comenzaron en los últimos 50, se pasaron los sesenta buscando su estilo y dejando auténticas maravillas en el terreno de la melodía pop; en los setenta impulsaron la música disco hasta convertirla en moda global; luego dejaron los números uno pero no los focos, pues casi hasta ayer han estado publicando.

Antes de la explosión del sábado noche, Bee Gees ya habían regalado dos docenas de maravillas de la armonía. Y es que puede llegar a resultar difícil contener la emoción al escuchar la dulcísima y elegante voz de Robin en el inicio de la irresistible ‘Holiday; es imposible no asombrarse con la combinación de voces de ‘New York minning dissaster 1941’, sobre todo cuando dan paso a la de Robin, ahora provista de una carga de sentimiento que pone los pelos de punta; y qué decir de la potencia vocal que exhibe en ‘I can´t see nobody’ o en la preciosa ‘To love somebody’. En todas ellas, éxitos de siempre de Bee Gees, Robin es la voz principal, además de coautor. Y aun no habían terminado los sesenta.

Luego se produce un cambio de estilo en el grupo (de los varios que experimentaron en su larguísima trayectoria), girando ahora hacia un sonido más negro, más soul, funk e incluso gospel. Y así llegan a 1975 con su sensacional ‘Main course’, auténtico adelanto del bombazo que saldría tres años más tarde; matemáticamente bailables y muy recomendables resultan ‘Nights on brodway, ‘Jive talkin’ y ‘Wind of change’. Y al año siguiente publican el anticipo de la explosión, ‘Children of the world’, que incluye el ‘You sould be dancing’, que bien podría haber aparecido en el ‘Saturday night fever’, el tremendo superventas con el que revolucionaron la forma de entender la música pensada para las pistas de baile. Después, siguieron haciendo uso de enorme talento para la composición y para la armonía y siguieron cosechando éxitos, ya fuera como grupo o por separado; no hay que olvidar que Robin lanzó en solitario algunas canciones para el recuerdo, como la dinámica y evocadora ‘Julia’.

Posesor, al igual que sus hermanos, de unas aptitudes excepcionales para la música, es imposible escuchar una salida de tono en ninguno de sus discos en vivo (cosa que no se puede decir de muchos otros superventas), un desajuste en las voces, un arreglo que se salga de la armonía más delicada.

Quedan los discos, quedan las canciones inolvidables, pero a medida que van muriendo los que han puesto música a nuestra vida aumenta la leyenda y se fijan y se idealizan más los recuerdos que evocan esas canciones.

Carlosdelriego.

domingo, 20 de mayo de 2012

PELÍCULAS TRAMPOSAS: CUANDO LOS DIRECTORES NOS ENGAÑAN Algunos grandes títulos recurren a mentiras y trampas para resolver la trama


Cien polis lo vigilan cuando está así,
 pero sólo dos cuando está casi libre

A lo largo de la historia del cine los directores, productores, guionistas y en general todos los implicados en una producción cinematográfica se habrán encontrado miles de veces en un callejón sin salida cuando de escribir y filmar un final se trata. La mayoría de las veces el guión se respeta en su totalidad, y si hay talento, ya es tarea del director realizar un buen trabajo. Pero muchas otras veces el guión se va escribiendo casi cada día, con lo que se llega a situaciones en las que hay que improvisar, y rápido, pues cada día que pasa significa mayores costes. Algunos prefieren recurrir a soluciones sencillas y, por tanto, más previsibles, mientras otros optan por giros inesperados, y ha habido también quien ha preferido hacer trampas. Claro que peor es el caso de la película “con final abierto”, es decir, que no cierra el círculo y priva al espectador de un desenlace.

En las películas antiguas los fallos de guión son habituales, así como los de continuidad y de otro tipo, pero son errores fácilmente disculpables, casi entrañables, que se ven con benevolencia. Pero hay películas de época contemporánea, buenas películas, que resuelven situaciones mediante una trampa al espectador, por ejemplo, El silencio de los corderos y Seven.

En la primera de las dos (seguro que la ha visto la mayoría, pero aun así es mejor describir la situación), el asesino caníbal es transportado atado a una carretilla, amordazado y totalmente inmovilizado y escoltado por un centenar de policías. Durante el transporte, cuando hay que pernoctar, se le encierra en una jaula en una habitación, pero lo increíble es que a la hora de darle la comida (creo recordar), sólo hay dos policías, y tienen que entrar en la jaula y acercarse mucho al homicida, mientras en lo que parece el hall del hotel están el centenar de policías mano sobre mano. Es decir, en el momento de máximo peligro, el de acercarse al caníbal, la mayoría de sus guardianes están ociosos, y claro, el asesino aprovecha ese increíble fallo de sus vigilantes. Resulta verdaderamente incomprensible que si se precisan cien personas para vigilar a un preso, se relaje la vigilancia en el momento de máximo peligro. Es posible que todo esté ya en la novela (de Thomas Harris) que da origen a la película, pero la forma de resolver la fuga del malo es una auténtica trampa, un subterfugio engañoso, algo así como un fraude cinematográfico, pues se ha recurrido a un imposible: que sólo dos de cien escoltas estén presentes cuando hay que acercarse y correr peligro. Y un imposible en una película basada en la deducción lógica, en la racionalidad, en la tesis inteligente, es una película tramposa y desleal con el espectador.
Te dicen que habrá Seven (7),
 pero hay ocho

El otro filme, Seven (1995), también es muy reconocido dentro del cine de intriga-terror psicológico. Y al igual que la anterior se trata de una buena película, aunque lastrada por un par de mentiras. También en Seven se da gran importancia al valor de la inteligencia, a la deducción racional para perseguir al asesino sicópata, por lo que las trampas se antojan injustificables. Ya desde el primer asesinato queda clara la intención del criminal y así lo dice uno de los protagonistas: “prepárate para un total de siete asesinatos, uno por cada uno de los siete pecados capitales” (o algo muy parecido); es decir, el espectador ya sabe el por qué del título de la película y la importancia de la cifra. Sin embargo, se producen ocho muertes, no teniendo reparo director y guionistas en traicionarse así mismos y a lo que dijeron cuando al principio explicaron las reglas, y además, uno de esos asesinatos nada tiene que ver con pecado alguno, es más, es el de alguien totalmente inocente. Pero es que además, el último, el octavo, es la ejecución del policía, prevista por el asesino para completar la cifra; pero si se piensa detenidamente, ¿qué juez o jurado condenaría a muerte a un policía por matar a un asesino en serie que acaba de decapitar a la esposa de dicho policía?; cualquiera diría que es un caso de enajenación mental con evidente provocación con muchísimos atenuantes. Y por si fuera poco, ¿alguien sabría decir cuántos policías estadounidenses han sido condenados a muerte y ejecutados?

En películas donde se está continuamente aludiendo a la importancia de la inteligencia, en las que se recurre a la razón y la reflexión para resolver los problemas, resulta inadmisible que éstos se resuelvan haciendo trampas, engañando, manipulando y tomando por tonto al espectador.

Carlosdelriego